martes 21 de enero, 2025

GILBERTO “TRENCITO” COGHLAN

Publicado el 23/12/24 a las 12:04 am

Intervención de Brenda Bogliaccini en la Junta Departamental de Montevideo  en homenaje a Gilberto “Trencito” Coghlan, 12 de diciembre de 2024.

Voy a compartir con ustedes, en este ámbito de la ciudad de Montevideo que es la Junta Departamental, el homenaje a la figura del trabajador ferroviario y dirigente sindical Gilberto “Trencito” Coghlan asesinado por la dictadura. 

Quiero comenzar agradeciéndole al edil Diego Revetria por su generosidad, el estímulo a que esté hoy aquí, y sobre todo a la iniciativa e impulso desde la Comisión de Nomenclatura, para que una plaza de Peñarol lleve el nombre de Gilberto Trencito Coghlan.  Esta decisión de la Junta Departamental de Montevideo genera emoción y en un cierto sentido reparación para su familia, para las y los compañeros de la Unión Ferroviaria (que algunos de ellos están hoy aquí acompañando), para compañeras y compañeros de militancia de aquellos años en que el fue protagonista de las causas populares y del ferrocarril en particular.

En Peñarol se designó como Plazoleta Gilberto Trencito Coghlan1 al espacio libre al lado de las escuelas N°34 y N°166. La plaza está ubicada en un barrio ferroviario, enmarcada entre el centro artesano (donde los ingleses formaban a los trabajadores en carpintería, herrería, etc.), hoy es la biblioteca de los trabajadores ferroviarios y un centro cultural barrial de la IM. Enfrente están los talleres ferroviarios de AFE, donde se realizaba toda la parte mecánica de los vagones y locomotoras. Y por Estrella del Sur están las viviendas que habían construido los ingleses para el personal obrero. Está a pocas cuadras de la Estación Peñarol. La plaza está en el corazón de lo que es el desarrollo ferroviario en Peñarol. Por eso tiene un valor simbólico muy importante. Y nos alegramos mucho que haya concretado esta iniciativa.

¿QUIÉN ERA GILBERTO “TRENCITO” COGHLAN?

 Gilberto “Trencito” Coghlan nació en Fray Bentos, departamento de Río Negro, el 15 de febrero de 1937. Tenía 37 años cuando muere asesinado por la dictadura el 14 de diciembre de 1973. Era padre de dos hijos.

Como cuenta su compañero Raúl Olivera: “Gilberto Coghlan, más conocido entre sus compañeros como Trencito, fue un obrero carpintero que abrazó la causa de los trabajadores. Desde su Fray Bentos natal, emigró a Montevideo para desempeñarse como obrero carpintero en los Talleres de Peñarol de AFE”.

Era dirigente sindical, integrante y dirigente de la Federación Ferroviaria del Uruguay, que formaba parte de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT). Integró el Consejo directivo de la Federación Ferroviaria, en la que militaba desde hacía más de 15 años. Había sido elegido en las listas de la agrupación Dignidad Obrera de la Resistencia Obrero Estudiantil.

Era también militante político integrante de la FAU-OPR 33. En el transcurso de su vida Gilberto fue tejiendo los vínculos de todas sus experiencias como obrero carpintero, trabajador ferroviario, como dirigente sindical, y eligió también la militancia política y los ideales de una sociedad diferente, socialista y libertaria.

Fue detenido el 30 de julio de 1973 en el local del Sindicato de la Unión Ferroviaria, junto a cerca de 40 trabajadores ferroviarios, entre los cuales se encontraban la casi totalidad de la dirección de la Unión Ferroviaria, en un procedimiento enmarcado en una acción del Ejército para impedir un paro general que estaba fijado para el 2 de agosto de 1973, luego de finalizada la Huelga General, para continuar la lucha contra la dictadura. 

Gilberto es objeto de un tratamiento especialmente salvaje en las torturas por su carácter de dirigente sindical y por sus antecedentes dado que había sido detenido en 1971 en el marco de una reunión de la Resistencia Obrero Estudiantil en el sindicato de Panaderos, y luego fuera acusado y procesado por integrar la OPR33.

Conocida la muerte de Gilberto en manos de la dictadura, sus compañeros de la ROE, denuncian el hecho mediante un volante:

«El compañero asesinado era integrante del Consejo directivo de la Federación Ferroviaria. Había sido elegido en las listas de la agrupación Dignidad Obrera de la ROE. Coghlan tenía 36 años. El compañero era un hombre de la clase obrera, que peleó tenazmente por su clase. En el año 1971 estuvo preso en el Penal de Punta Carretas, acusado de pertenecer a la OPR 33. En el año 1972 fue dirigente de la gran huelga Ferroviaria, un jalón del ‘setiembre de combate’ que libró el pueblo uruguayo. Estuvo al frente, además, del gremio Ferroviario durante la Huelga general con que la clase obrera enfrentó al golpe gorila y probrasilero del 27 de junio en nuestra patria. Gilberto Coghlan, muerto de horrorosos sufrimientos y abandonado sin atención médica en un calabozo de la dictadura, es un símbolo de nuestra patria oprimida y combatiente. Símbolo de un pueblo que no se entrega y de seguir luchando por la patria socialista y libre».

Logo de los 80 años de la Unión Ferroviaria.

Quiero detenerme en algunos aspectos de sus opciones, de sus prioridades, que le dan sentido a su vida y sus luchas. También para hacer memoria de un modo más integral de este protagonista del movimiento obrero. Su asesinato es un crimen de lesa humanidad, y su recuerdo debe reforzar nuestra conciencia democrática profunda y nuestro compromiso por memoria, verdad, justicia y NUNCA MAS.

Pero también es necesario recuperar el legado de este luchador, hacer memoria, aprender de su vida en ese contexto, no para imitar sino para aprender y reflexionar críticamente. Los años 50, 60 y 70 del siglo XX en Uruguay, fueron años de cambios, de debates, de crisis y luchas, de ascenso autoritario, del golpe cívico-militar y de Huelga general de los trabajadores. Gilberto Trencito Coghlan fue un protagonista de esos años. Algunos aspectos que los identifican:

LUCHADOR EN DEFENSA DE AFE

Gilberto Trencito Coghlan fue un organizador infatigable desde la Secretaría del Interior de la Unión Ferroviaria, tanto de las luchas reivindicativas, como de la defensa del ferrocarril. Protagonista de luchas por los derechos de los trabajadores, del fortalecimiento de la organización sindical, por la búsqueda de nuevos caminos para las luchas obreras, y en particular para las luchas en defensa de AFE que lograran el objetivo de la recuperación del ferrocarril como medio de transporte para la gente y nuestro país.  En una investigación realizada por Sabrina Álvarez de la Universidad de la República (Revista Contemporánea, “Trabajadores y sindicalismo ante la crisis y reestructuración (Uruguay, 1967-1972). Apuntes a partir del caso ferroviario”, Año 12, Vol. 15, agosto-diciembre de 2021), aborda la gran huelga ferroviaria de 1972 donde Trencito Coghlan fue un dirigente destacado. En esa huelga se hace evidente que la perspectiva que lo guiaba a él y a sus compañeros no era solamente la mejora de sus condiciones económica y laborales, sino que también eran poseedores de una visión de proyecto de país y dentro de ello de la necesidad del transporte ferroviario. Así como también se planteaban la búsqueda de nuevos caminos y metodologías que les posibilitaran lograr los objetivos que se planteaban.

Sabrina Álvarez relata que «a principios de marzo de 1972 la Federación Ferroviaria anunciaba que AFE iba en camino “hacia la crisis total”. Los problemas acarreados desde años atrás, se profundizaban por la escasez de locomotoras en funcionamiento. Esta lucha fue anunciada por la FF como “la lucha por la recuperación del ferrocarril”. En un volante que repartieron en los días de la huelga afirman que: “el Ferrocarril es del Pueblo, del más modesto trabajador igual que nosotros”, motivo por el que lo convocaban a sumarse a pelear “por lo que es suyo”. Asimismo, presentaban su interpretación de las causas de la crisis ferroviaria. Decían que “… mientras que se construyen autopistas por todo el País que benefician directamente a los grandes capitales nacionales y extranjeros también a las Empresas de automotores, se ha negado toda ayuda al Ferrocarril. Hemos señalado que solamente con los intereses que se están pagando por los préstamos para las rutas 5 y 26 se podría instalar en el Uruguay un Ferrocarril totalmente nuevo y moderno”.

Así, en “asamblea abierta” realizada el 22 de marzo en el local de la UF, se resolvió que aplicarían la medida de “no expedir ni marcar pasajes” en el radio de Estación Central, Florida, San José, Sudriers y San Ramón en una primera etapa. Sostenían que era una medida, por sobre todas las cosas, “solidaria” y de “desagravio público” con el “usuario”. Implicaba, de hecho, que no cobrarían pasajes, bajo responsabilidad sindical, y contra las normas de la empresa. Cabe resaltar que, si bien había reclamos específicos vinculados con los salarios de los funcionarios ferroviarios, desde el sindicato se enfatizaba en la imperiosa necesidad de recuperar AFE principalmente por los problemas que ocasionaba a los usuarios. […]

El conflicto quedó luego solucionado cuando “los obreros lograron arrancar al Poder Ejecutivo un formal compromiso” de que serían atendidas las “lógicas exigencias” que demandaba la “caótica situación…”.» 

UN PROTAGONISTA DE LA HUELGA GENERAL

La Huelga general de 1973 es un legado trascendental de la clase obrera organizada a nuestro país, es un legado con perspectivas de futuro. Es importante traerla al presente, hacer memoria: durante 15 días el movimiento sindical, con el apoyo de la población, ocupó los lugares de trabajo para resistir el golpe de Estado.

Esa capacidad de acción es el resultado de un proceso de construcción de esa decisión de defensa de la libertad y de la democracia, de las libertades públicas y los derechos sociales y políticos. La Huelga general fue posible porque el movimiento sindical participaba de la realidad del país, fue un actor fundamental en los años previos al golpe de Estado de lucha por mejoras salariales, defensa de las libertades públicas, de denuncia de los atropellos. Así como estaban presentes los procesos autoritarios en la región y América Latina, en 1964 había sido el golpe de Estado en Brasil y en Argentina desde 1966 estaba la dictadura de Onganía. El movimiento sindical era un actor central en la resistencia frente al ascenso autoritario que sucedía en nuestro país en esos años y que preanunciaba el golpe cívico militar. Es por ello que la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) había ratificado por unanimidad en sus congresos ordinarios de 1969 y 1971 la decisión de responder al Golpe de Estado con la huelga general y la ocupación de los lugares de trabajo decidida cuando su fundación en 1964.

Como decía Hugo Cores “ese papel jugado por el movimiento sindical, es un hecho que hasta hoy tiene sus consecuencias, por la legitimidad que le dio al movimiento obrero su papel cardinal, su sacrificio, su osadía política y hasta física, porque los huelguistas se expusieron a lo que nadie se quiso exponer, ni los senadores ni los jefes de partido […] esa huelga es mérito de la mayoría del movimiento sindical y no de una minoría”.

Aquí estamos haciendo visible a Gilberto “Trencito” Coghlan, que fue uno de estos protagonistas de la Huelga General. De quienes estuvieron dispuestos a asumir riesgos, a poner la piel y la vida en juego por razones que consideraban que las merecían. Fue la mayoría del movimiento sindical, también estudiantes que ocuparon centros de estudios, vecinos y vecinas que apoyaron las ocupaciones con alimentos y solidaridad, una parte importante de la población que buscó diferentes modos de apoyar esta voluntad de resistencia a la dictadura que se concretó el 27 de junio de 1973.

Durante la Huelga general compañeros ferroviarios dan testimonio que Trencito Coghlan recorría las estaciones y los barrios donde estaban los obreros ferroviarios, compartiendo información, convocando y organizando la resistencia.

Diego Revetría comparte una anécdota de Trencito «que da cuenta de la grandeza de esa generación que dio cátedra de solidaridad obrera. Dice que Beto Arilla un obrero ferroviario de Paysandú –que hoy está fallecido– le contó a Francisco Coghlan, hijo de Trencito, que: “teníamos escondido a tu papá para sacarlo del país, y cuando lo teníamos pronto para sacarlo a Trencito del país, es que cae preso otro compañero de la Unión Ferroviaria, el compañero Raymundo. Y la compañera quedó sola con 5 hijos. Es en ese contexto que Trencito decide no irse del país y quedarse para ayudar a la familia de Raymundo”. También el compañero Raymundo cuando Trencito Coghlan había caído en 1971 había ayudado a la familia de Trencito, a la compañera que en ese momento tenía a los dos gurises chicos para parar la olla, como sostén económico”» (programa radial La Cigarra, 25.12.2024). 

Fue detenido el 30 de julio de 1973 en ese contexto, por un lado, en el de una asamblea que discutía cómo seguir resistiendo el golpe de Estado luego de los 15 días de Huelga general, y también luego de que había elegido no irse del país por solidaridad. Decidió quedarse sabiendo lo que podía suceder, a lo que se enfrentaba. Decidió quedarse para seguir impulsando la lucha contra la dictadura.

LUCHA POR MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA 

Trencito Coghlan fue detenido el 31 de julio de 1973 junto a Dinora Sosa, Raúl Olivera Alfaro y Roberto Pérez Fernández, y otros integrantes del sindicato de AFE, cuando estaban organizando un paro general para el 2 de agosto de ese año. Todos fueron llevados a Transmisiones 1, donde fueron torturados y, a fines de agosto, trasladados al Regimiento 4 de Caballería Mecanizada.2

Raúl Olivera narra que “nos llevan a los cuarteles de Peñarol y ahí somos masacrados… No me acuerdo cuántos días somos torturados, donde participaban activamente el Turco [Antranig Ohannessian] y un sargento [al] que le decían ‘el criminal’. En determinado momento, en el mismo mes de agosto, nos trasladan al Batallón de Caballería Motorizada. Somos nuevamente víctimas de torturas en ese nuevo lugar y sé que Coghlan está sentado mientras nosotros estábamos de plantón”.

Cuando son llevados al 4to de Caballería, a su llegada y en momento en que descendía encapuchado del vehículo, Coghlan recibe un golpe por parte de un capitán de nombre Ferro Ramos que le provoca la rotura del caballete nasal y la pérdida de conocimiento. Desde ese momento se ve impedido de caminar y debe permanecer siempre sentado. A pesar de su estado físico y de las graves heridas producidas por la tortura es sometido nuevamente a torturas, no recibe en ningún momento atención médica, y su condición física se vio severamente afectada.

Óscar Ojeda, otro de los trabajadores de AFE que fue detenido, recordó haber visto a Coghlan: “La primera noche la pasé de plantón. Estuve cinco días en ese lugar, bajo tortura, en el 4º de Caballería lo veo a Coghlan y estaba en condiciones desastrosas. En un momento, mientras me estaban torturando, cesan, siento que prenden unos focos muy potentes de luz, me sacan la capucha y veo a Coghlan, que tenía la cara toda hinchada, la nariz destrozada, sangrada, lo veo a él y él me ve a mí”.

Según testimonio de Raúl Olivera: “El 13 de diciembre de 1973, a las 20 horas aproximadamente, Gilberto Coghlan sufre un desmayo, pese a llamarse al médico no acude nadie, es conducido por nosotros a una cama, notamos que tiene dificultades motrices en la mitad del cuerpo, luego de prolongado tiempo sin que acuda nadie, entran dos oficiales, lo cargan y lo sacan del barracón, esto era el 9° de Caballería.”  

El 13 de diciembre ingresó en coma al Hospital Militar, donde falleció al día siguiente. La médica María Elena Curbelo, que estaba en el hospital en calidad de detenida, recordó el ingreso de Coghlan. “Supe cuando lo trajeron… nos avisaron que estaba mal, que tenía hematomas y heridas, lo que vieron los compañeros cuando lo acuestan […] vino la doctora que estaba de guardia, la cual se preocupó mucho por él y dio la orden de que fuera trasladado al CTI, ya que por su estado de gravedad no podría permanecer en la sala, pero como en la sala de los detenidos la orden no la daba el médico sino los militares, ellos decidieron no trasladarlo. Ya en la mañana del otro día, cerca del mediodía, el enfermero llamó al médico de guardia y él vino solamente a firmar la defunción, en virtud de que ya estaba muerto”.

El doctor Roberto Scarabino certificó fallecimiento por “accidente vascular encefálico”. El informe de la Cátedra de Medicina Legal plantea que la atención médica brindada no condijo con “la gravedad del cuadro” aunque reconoce que al momento del arribo al hospital el hombre de 36 años de edad “tenía un pronóstico vital ominoso”.

Desde el momento que muere Trencito Coghlan comienza la larga lucha por memoria, verdad y justicia. 

Un hecho a destacar es la firmeza de los compañeros del sindicato detenidos con él, que no tienen noticias de Trencito hasta que son conducidos a la Región Militar N° 1, cuando se entrevistan con la doctora María Elena Martínez Salgueiro, abogada de todo el grupo, quien les comunica la muerte de Trencito. La doctora María Elena Martínez, les advirtió que había sido detenida y presionada para que no denunciara la muerte. Les solicita, por lo tanto, que decidan si formulan la denuncia sabiendo que, en ese caso, lo más probable era que existieran represalias. Esto fue una consulta individual a cada uno, y todos aceptaron que se formulara la denuncia. 

A los familiares nunca se les informó la causa de la muerte. Se inician denuncias y gestiones, y según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Gilberto Coghlan muere a consecuencia de una hemorragia interna provocada por las torturas recibidas. 

El 30 de diciembre de 1985 se realiza la primera denuncia por el asesinato de Gilberto Coghlan ante el Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 1° Turno. Denuncia presentada por Adrián Manera. 

Una segunda denuncia fue presentada en setiembre de 2011 por parte del Observatorio Luz Ibarburu.

En noviembre de este año, la jueza penal Isaura Tórtora, procesó con prisión al militar retirado Walter Díaz Tito en la causa que investiga el asesinato de Gilberto CoghlanDíaz Tito, que oficiaba de enlace de inteligencia en el Regimiento 4 de Caballería Mecanizada, fue señalado por varios testigos como uno de los torturadores de la unidad militar.

Francisco Coghlan, hijo de Trencito tenía 10 años la última vez que vio a su padre. Considera que el procesamiento de Walter Díaz “no es venganza, es justicia… esperamos casi 51 años, es mucha espera, es mucha lucha” (MVD Noticias, 8.12.2024).


  1. Puede verse el acto de inauguración en https://www.facebook.com/watch/?v=583762350921565 ↩︎
  2. La información de este apartado se basa en la investigación de la Universidad de la República. “Investigación histórica sobre la Dictadura y el Terrorismo de Estado en el Uruguay (1973-1985)”, Montevideo, FHCE-CSIC, Tomo I, 2008. ↩︎

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