El Plebiscito de la gente
Publicado el 07/10/24 a las 6:53 am
Por Luis Puig
Nada nuevo en la línea argumental de quienes se oponen al plebiscito por la seguridad social. A lo largo de la historia cada vez que los sectores populares se movilizan en pos de objetivos que mejoren la calidad de vida de aquellos que son diariamente vulnerados, aparecen los augurios de catástrofe.
Ocurrió cuando a principio del siglo anterior, se discutía la ley de 8 horas que impulsaban los gremios y que Batlle y Ordoñez remitió como proyecto de ley en 1906. Sectores del propio Partido Colorado y nacionalistas lo trancaron durante casi una década en el parlamento y ocurrió cada vez que se impulsaron reformas a favor de las mayorías trabajadoras.
¿Acaso no hablaron de intento de destruir la matriz productiva del Uruguay agroexportador, cuando se discutía el salario mínimo rural, que hiciera un poco menos indecente la brutal explotación al peón de campo? Esto se repitió hasta el hartazgo, en la ley de Consejos de salarios en 1943 y más acá en el tiempo, con las leyes de Negociación colectiva y de Responsabilidad penal del empleador.
La privatización de la Seguridad Social en Uruguay
Uruguay ingresó a la privatización de la seguridad social con la aprobación en 1995 de la ley 16713 que introduce el sistema mixto, con la incorporación de las AFAP. Sus impulsores sostenían en una machacante operación mediática que eran portadores de la llave de la felicidad para los uruguayos. Tan bueno sería el nuevo sistema que los jubilados recibirían dos jubilaciones.
A 28 años de esa aventura privatizadora la realidad es muy otra, 6 de cada 10 personas que reciben la renta de las AFAP cobran un promedio de 1.800 pesos, cuando el promedio de las jubilaciones por BPS está en el entorno de los 30.000 pesos.
¿Cuáles son los tres aspectos que propone este plebiscito?:
• Primero llevar a los 60 años la edad mínima para poder jubilarse.
• También que aquellos jubilados y pensionistas que cobran menos de un salario mínimo nacional (22.268 pesos) pasen a cobrar ese valor.
• Además se plantea eliminar el lucro de la seguridad social, eliminando las AFAP.
Los 5 mejores años de tu vida te los agregaron a la jubilación
Nos dicen quienes se oponen a estos avances que el país entrará prácticamente en quiebra si se aprueba el plebiscito. En la campaña electoral del 2019 el actual presidente de la República dijo que no se aumentaría la edad para jubilarse a quienes ya estaban trabajando, y que los uruguayos vivirían los mejores 5 años de sus vidas. Bueno, nos mintió y los mejores 5 años de tu vida te los agregó a la jubilación. Además, te bajaron la tasa de reemplazo, en resumen, trabajarás más para cobrar menos.
Dicen que este aumento de la cantidad de años es porque ahora la gente vive más. Lo que no te dicen es que es distinta la expectativa de vida para quienes han tenido una vida más dura y con trabajos que deterioran la salud. Sobre todo, no te dicen que la expectativa de vida de los pobres es menor que la de los ricos.
Tener la opción de jubilarte a los 60 años y que seas vos quien decidas si seguís trabajando más años, es sustancialmente distinto a que te obliguen a trabajar hasta los 65.
Seguridad Social más justa y sin lucro
Dicen también que si jubilados y pensionistas que cobran prestaciones de miseria pasan a cobrar como el salario mínimo (22.268 pesos) el país se funde, te lo dicen aquellos que ganan más de 300.000 mil y que defienden a capa y espada que todos los años se le exoneren 2.500 millones de dólares a los ricos en Uruguay.
Queremos eliminar las AFAP porque es un sistema caro e ineficiente, que se queda entre comisiones y seguros con más de la quinta parte de tus ahorros. No queremos que se siga lucrando con la seguridad social.
Estas son las medidas que propone el plebiscito por la seguridad social. Son elementos básicos para consagrar un Derecho Humano fundamental como la seguridad social. El PVP-FA está comprometido con la victoria popular del Frente Amplio en octubre y con el triunfo del plebiscito. Te convocamos a luchar juntos por estos dos objetivos imprescindibles para la pública felicidad.