El plebiscito es el camino
Publicado el 05/10/23 a las 6:30 am
Por Daniel Gerhard
Sin duda que lograr un sistema de seguridad social que no nos obligue a trabajar más allá de los 60 años, que garantice jubilaciones y pensiones mínimas más dignas, y que no admita el lucro y la matriz individualista de las AFAP, sería dar un paso largo en materia de justicia social.
Pero sabemos que hay compañeras y compañeros que no están de acuerdo con ir a un plebiscito para hacerlo posible. En algunos casos no comparten los contenidos, en otros plantean diferencias de tipo táctico. Respetamos las diferencias, y juntaremos firmas convencidos pero sin atacar ni agraviar a los que no lo hacen, intentando sí aportar fundamentos para un debate democrático y argumentado.
¿Por qué para nosotros el plebiscito es el mejor camino para comenzar una transformación profunda de nuestra seguridad social? Creemos que una instancia de democracia directa es la forma más participativa para dar los debates de fondo, y que estos sean definitorios, es decir que tengan el poder real de parir algo nuevo. Hay quienes entienden que no es bueno combinar un plebiscito con una elección nacional, pero la Constitución vigente establece que todas las consultas plebiscitarias de iniciativa popular (no así los referéndum contra leyes, recurso no aplicable en este caso) se deben realizar junto a las elecciones más cercanas, y nosotros no compartimos desechar una herramienta tan valiosa de democracia directa, que le permite a la ciudadanía proponer alternativas concretas y convertirse en legisladora, por una razón de calendario.
Los y las frenteamplistas tenemos un compromiso asumido: en caso de ganar las elecciones convocaremos a un gran diálogo, en el que intervendrán diversos actores, para discutir sobre seguridad social. ¡Y qué necesario que resulta concretarlo! De este diálogo saldrían acuerdos que luego podrían materializarse en una nueva ley para una reforma integral de la seguridad social. Desde el PVP entendemos que ese diálogo será más profundo y transformador si democráticamente establecemos, con el rango de garantías constitucionales, los tres principios que señalamos al principio. ¿Esto sustituye el diálogo? De ninguna manera, alienta el debate y marca el camino. Dicho de otro modo, a través de un procedimiento todavía más amplio y participativo, que le dará voz a todas y todos los ciudadanos, sienta las bases para el diálogo posterior que, en caso de triunfar el plebiscito, deberá ubicarse dentro de esos parámetros generales. El diálogo será necesario para instrumentar muchos aspectos, uno de ellos es buscar nuevas y justas fuentes de financiamiento para el sistema, otro generar nuevas y mejores prestaciones.
Durante el reciente debate parlamentario repetimos hasta el cansancio: los sectores del capital deben aportar al sistema de seguridad social cuando incorporan tecnologías que sustituyen mano de obra, a su vez es posible establecer criterios más justos para la fijación de los aportes patronales y revisar las exoneraciones existentes, en caso de sectores con elevada capacidad contributiva. Hay alternativas justas, y hay otras que rechazamos, como subir la edad jubilatoria, en un país que además tiene su mayor tasa de desempleo en los menores de 35 años.
Las alternativas mencionadas más arriba son ejemplos de propuestas que podrían incorporarse en el futuro diálogo social, y que tendrían mayores posibilidades de avanzar si el plebiscito se concreta y la papeleta se aprueba.
El plebiscito es la forma de dar un paso largo, sus contenidos son justos y la forma de hacerlos posibles es esta: entre todos y todas.
¡A firmar!
Nota: La fotografía que acompaña esta entrada fue tomada de la página de FACEBOOK del PIT-CNT el día de entrega de la papeleta a la Corte Electoral.