Luchar para resistir / parte 2

Publicado el 01/05/22 a las 6:35 am

Por Daniel Gerhard

Hace unos días, analizando la forma de legislar las relaciones laborales (tanto en el ejemplo de la Ley de Teletrabajo como en las innovaciones que realiza la LUC en cuanto a las formas de cobro del salario) escribíamos que este gobierno mostraba un claro sesgo anti trabajador/a y sobre todo anti trabajador/a sindicalizado/a. Esto queda de manifiesto al privilegiar el acuerdo directo patrón-empleado/a, incluso antes de firmar contrato alguno (lo que vuelve ridícula cualquier pretensión de denominar esa instancia «negociación»).

También afirmamos que la coalición de derechas va minando las posibilidades materiales y el sentido mismo de la sindicalización, además de coartar las medidas de lucha. En esta carta ahondaremos en eso.

El 21 de diciembre del año pasado, de manera intempestiva, se votó en la mañana en Comisión de Legislación del Trabajo y Seguridad Social (que integro) y en la tarde en Cámara de Representantes un proyecto de personería jurídica de agrupaciones de trabajadores y empleadores. Para decirlo de forma breve y directa se trata de un proyecto de regulación de los sindicatos. La norma ofrece una personería jurídica específica para estas organizaciones, que hoy la obtienen -de desearlo- en el Ministerio de Educación y Cultura. Sin duda, es una vía más sencilla que la actual, pero hoy no tener personería jurídica, por dificultades para tramitarla o por decisión del sindicato, no tiene consecuencias. Con esta norma, que espera su segunda sanción en Cámara de Senadores, no contar con personería jurídica (obtenida a través del MEC o con el nuevo formato en el MTSS) implicaría perder el derecho al descuento por planilla (art. 7), o sea, que los sindicatos que no la posean deberán volver a la alcancía cobrando la cuota artesanalmente.

En nuestro país 9 de cada 1O sindicatos tiene ya personería jurídica, quién no la tiene es por su extrema debilidad o por decisión. ¿Que busca entonces esta norma? Busca desplegar un concepto, el mismo que en estos días se reproduce y expande a través de la insólita denuncia a FENAPES: que los sindicatos son organizaciones turbias y hay que regularlos y controlarlos mediante comisiones parlamentarias y otros mecanismos para que no se salgan con la suya. La estrategia es clara: primero desprestigiarlos, luego quitarles su rol mediante la bilateralización en detrimento de la negociación como colectivo, y en última instancia, si la clase obrera insiste en agruparse y luchar, mediante la limitación o ilegalización de sus medios históricos.

La limitación o ilegalización de los medios históricos de lucha que lamentablemente quedaron vigentes al no alcanzar la papeleta rosada la mitad más uno de los votos, se expresa con crudeza en los artículos 392, 468 y 469 de la LUC. En tan solo 3 artículos se limita (y viola) el artículo 57 de la Constitución en cuanto al pleno derecho a huelga. Pero además se declara ilegítimo todo tipo de piquete u obstrucción de la movilidad, sea organizado por los sindicatos, como por otras organizaciones sociales, así como por reacción espontánea de la gente. Esta ilegitimidad abarca tanto el espacio público como el privado de uso público. Con esta forma general y de amplio espectro los trabajadores de los supermercados (tan exigidos y tan mal pagos) no solo no podrán ocupar el comercio, además no podrán manifestarse ni en el estacionamiento.

Son malos tiempos para el que vive de un salario, y más aún para los que osan organizarse. La uberización, las tercerizaciones, los que facturan» (que antes tenían una clara dependencia a los que ahora le venden servicios), son nuevas formas de dejamos aislados y más vulnerables. Y a quienes aún mantienen un trabajo dependiente se le acota el margen de acción. Estas dificultades deben mirarse e integrarse al diagnóstico, no paralizarnos. La clase trabajadora es quien genera la riqueza y un actor fundamental en la disputa por su reparto. Su lucha podrá adoptar distintas formas pero su rol ha sido y continuará siendo crucial en la historia de la humanidad.

Este 1°de Mayo debe seguir siendo de lucha. Tal vez no será para nuevas conquistas, pero sí para resistir.

¡Arriba las y los que Luchan!