De Obama a Trump: Estados Unidos y el cambio en la correlación de fuerzas políticas en América Latina
Publicado el 19/09/18 a las 6:30 am
Por Yazmín Bárbara Vázquez Ortiz*
Según Michael Shifter, al concluir su mandato, Barack Obama podría señalar como una victoria en política exterior que Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil, uno a uno, los gobiernos de izquierda cayeron y Estados Unidos recuperó una porción importante de la influencia que ejercía en el pasado en la región(2). En enero del 2018 ha concluido el primer año de gobierno de Donald Trump al frente de la Casa Blanca, un gobernante que Rafael Correa dijo que era preferible por su actuar básico, y desde América Latina se concluye que “el gran garrote ha vuelto”. La continuidad o ruptura con las políticas de su predecesor Barack Obama ha sido uno de los puntos de debate. Se dice que la llegada de Trump a la Casa Blanca marcó el inicio de un diálogo sobre bases claramente diferentes: “mano dura y sanciones a Venezuela, retroceso en relaciones con Cuba, rigidez con México y América Central, amenazas sutiles pero claras a Colombia”(3) y hasta se concluye que su ofensiva contra los países de la región se expresa además en la eliminación de las políticas del “SoftPower”(4) .
Más allá de la tendencia belicista y de su discurso beligerante, lo cierto es que las acciones hacia Latinoamérica que se han desarrollado en el primer año de Trump muestran a otro representante del sistema, que en un contexto diferente, adecua modos de acción para salvar los desafíos que se le presentan a la nación: mejorar la economía doméstica y continuar con el proceso de recuperar, la hegemonía en la región. El panorama político de su primer año de gobierno fue diferente al que se encontró Obama hace ocho años cuando la izquierda controlaba toda la región y reivindicaba su independencia.
Entre los análisis sobre esta transición se destaca, desde el año 2016, el que realizó Atilio Borón sobre lo que denominó el fenómeno del cambio cultural que ocurrió en los países latinoamericanos en los últimos quince años modificando en gran medida el entramado de valores, actitudes y creencias de las clases y capas populares(5). En el mismo año, Marcos A. Gandásegui, hijo y Jaime Preciado, aludiendo al alcance de los cambios que tenían lugar señalaron: “(…) llegamos al tercer quinquenio del siglo XXI con un panorama aún difícil de identificar. Las políticas neoliberales han acallado los debates en las universidades, han neutralizado los enfrentamientos en los gremios sindicales y han prácticamente silenciado a los partidos políticos que encabezaron los movimientos sociales del siglo XX”(6). Entre los datos más alarmantes, haciendo alusión a resultados y medios, Beatriz Stolowicz afirmó que en América Latina la derecha ha fortalecido tanto material como simbólicamente al capital, la base de su poder, y “este fortalecimiento se llevó a cabo con discurso contra el neoliberalismo.”(7)
El contexto en el que se ha producido la incidencia de la derecha hemisférica en la diversidad de elementos culturales, de organización, movilización y representación de las sociedades latinoamericanas y desde los que opera su sistema político(8), se ha definido en el debate académico, como una situación de pugna, forcejeo(9) o guerra de posiciones(10), entre las fuerzas progresistas o de izquierda (en la gama de alcances que la misma representa hoy en el continente) y la derecha, en medio de su proyecto de reconfiguración neoliberal(11). El 2018 es un año electoral en América Latina y el Caribe(12), y las interrogantes pueden ser: ¿seguirá el avance de la derecha, de su proyecto de recomposición neoliberal, o la izquierda retomara el ciclo progresista desde la adecuación de sus estrategias? ¿A qué fenómenos tendrá que enfrentarse la izquierda en medio de la dinámica geopolítica actual en América Latina?
La posibilidad del cambio pasa, necesariamente, por la profundización en las causas del fenómeno ocurrido. Entre las hipótesis más manejadas para explicar el mismo se destaca aquella que combina la relación de los contrarios dialécticos que lo condicionan: ¿cambio histórico de la izquierda, necesidades de desarrollo de su acción o exitosa operación política del imperialismo? En este último aspecto, que es el que ocupa nuestro análisis, el proceso de cambio en la correlación de fuerzas políticas en América Latina ha sido relacionado por distintos autores con: la naturaleza contemporánea de la hegemonía estadounidense en la geopolítica latinoamericana(13), la recomposición de su sistema de dominación global(14), y la reestructuración de su proyecto de dominación(15).
Lo cierto es que, independientemente de las necesidades de perfeccionar la acción que puedan tener las fuerzas de la izquierda, los Estados Unidos han continuado desarrollando sus políticas, mecanismos e instrumentos para mantener a América Latina y el Caribe como su patio trasero. En las administraciones de Barack Obama se concretaron buena parte de los cambios que se propusieron en este sentido, especialmente como parte de sus Estrategias de Seguridad Nacional, y con Donald Trump la izquierda continúa perdiendo espacios.
Si bien el Golpe de Estado en Honduras (2009), la tentativa golpista en Ecuador (2010), la instalación de 7 bases militares estadounidenses en Colombia(2009); la instalación de 11 bases militares en Panamá (2010), entre otros hechos, constituyen una muestra de la permanencia de los instrumentos del hardpower en la política estadounidense, los medios por los que se llevaron a cabo el golpe legislativo en Paraguay (2012), la victoria de Macri en Argentina (2015), la destitución de Dilma Rousseff en Brasil(2016), la victoria de Sebastián Piñeira en Chile (2017), la pérdida de posición del Frente Amplio en Costa Rica (2018), del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador (2018), por los que hasta hoy se intenta que Lula no pueda ser reelegido como presidente de Brasil, y el resto de los procesos que han mostrado la pérdida de espacios políticos por las fuerzas de la izquierda latinoamericana constituyen la expresión de la efectividad de la aplicación de otros mecanismos que combinan el reforzamiento de la guerra económica con la mediática/psicológica y la político-institucional. En aras de contribuir al análisis de esta última línea de acción la reflexión que se ofrece versará sobre algunas de las políticas, mecanismos e instrumentos que se aplicaron durante el gobierno de Barack Obama hacia la sociedad civil y los gobiernos latinoamericanos en aras de incidir en el cambio de la correlación de fuerzas políticas en la región y la continuidad que han presentado los mismos durante el gobierno de Donald Trump.
De Obama a Trump: el trabajo por la recomposición de la hegemonía estadounidense en la geopolítica latinoamericana
La asunción de la presidencia de los Estados Unidos por Barack Obama en el año 2009, se produce en un contexto global en el que Estados Unidos comparte la triada de acumulación capitalista con Europa y el Este de Asia; en el que China, junto a Rusia e Irán, emerge como nueva potencia regional, y donde se plantea el desafío de las luchas por un nuevo reparto territorial del mundo. En América Latina, considerada históricamente como su “patio trasero”, Obama encuentra el auge de la influencia de China y una geopolítica signada por el liderazgo de las fuerzas políticas progresistas y de izquierda presentes en: los gobiernos de los Estados Nacionales, los movimientos sociales, políticos y populares de sus sociedades civiles, así como en sus mecanismos supranacionales de concertación política e integración, no afines a los intereses de la dominación estadounidense. Con una economía en crisis, un equilibrio interno afectado por ello y una imagen de país deteriorada por la política guerrerista de su predecesor, George W. Bush, la nueva administración asume importantes desafíos en aras de recuperar y consolidar su hegemonía en la región: ¿Cómo subvertir el auge de las fuerzas políticas adversas en América Latina? ¿Cómo recomponer la hegemonía sin continuar atentando contra la imagen del país? ¿Cómo utilizar sus tres pilares en función de ello, la fortaleza económica, el poder militar y la influencia cultural?
Los análisis que se realizaron sobre el tema en ese contexto destacaron que el elemento de mayor fuerza en la hegemonía imperial residía en el plano ideológico, en la fabricación y exportación hacia todo el mundo del llamado American way of life(16), sobre todo, considerando el debilitamiento que en términos económicos sufría la nación(17). La proyección de Barack Obama en aras de la recomposición de la hegemonía de los Estados Unidos y sus intereses afines en la geopolítica latinoamericana mostró la capacidad de combinar la acción de los tres pilares mencionados, según las posibilidades que ofrecían las diferentes realidades existentes en la región, con el objetivo de subvertir el protagonismo alcanzado por los actores de la izquierda en la geopolítica latinoamericana.
En función de cumplir este objetivo, la proyección de la acción hacia los gobiernos y la sociedad civil latinoamericana, con sus pilares en el Smart Power, la política de Guerra Irregular y un sistema de política exterior diseñado para incidir en todos los niveles de acción social – territorial, nacional y regional – incluyó importantes adecuaciones como: “invertir en el bien común”, lo que significaría actuar en las cinco áreas siguientes: Alianzas e instituciones, Desarrollo Global, Diplomacia Pública, Integración Económica, Innovación y Tecnología(18); la ubicación de la Agenda de Desarrollo, junto a la Seguridad y la Diplomacia, como objetivos estratégicos presentes en importantes documentos como el Quadrienal de Desarrollo y Diplomacia (2010/2015) (entre cuyas prioridades estratégicas se ubicaban: promover sociedades abiertas y democráticas y el crecimiento económico incluyente); hacer de las agencias, y de la Agencia Internacional para el Desarrollo (en lo adelante USAID) en particular, las puntas de lanza de la acción, incorporando por primera vez en la historia de los Estados Unidos a su Administrador al Consejo de Seguridad Nacional como miembro permanente, según lo dispuesto en la Directiva Presidencial de Política para el Desarrollo Global (PPD-1)(19).
Obama fortaleció el esquema de la subversión con un sistema de política exterior que actuó de manera integrada en el mundo, y en especial en América Latina y el Caribe, para promover el conocimiento, la identificación y el compromiso con la sociedad latinoamericana. La política presidencial de Desarrollo Global se encaminó a intervenir solapadamente en todos los países de interés para los Estados Unidos a través de fines tan nobles como la asistencia para el desarrollo(20). Como señaló Hugo Moldiz al analizar como parte de la misma la acción de la USAID: “abrir letrinas, construir puentes, prestar servicios odontológicos y de salud en general y desarrollar otros programas sociales. ¿Qué de subversivo pueden tener esas acciones? En la realidad aparente nada, pero como señalara bien el General Summers se trata de “conquistar el corazón y la mente de las gentes” para dejar sin base social a las fuerzas anti-sistémicas»(21). La política de Comunicación Estratégica, dirigida a informar, influir y persuadir en función de objetivos previamente definidos, se propuso la promoción de una relación de compromiso con las sociedades y el debilitamiento, en caso de que no se pudieran derrocar, de los gobiernos de izquierda o de aquellos que no se correspondían con su visión de América Latina. Esta política, orientada haciaAmérica Latina y el Caribe especialmente a través de la Estrategia de Comunicación para el Desarrollo, derivó en el despliegue de la comunicación para el cambio social: la promoción de los recursos de conectividad mediante programas con el objetivo manifiesto de desarrollar infraestructura y fortalecer las sociedades a través del empoderamiento de las comunidades, así como el incremento de la capacidad de los ciudadanos para provocar cambios (22). La Diplomacia Pública fue otra política orientada a iguales fines. Desde la redefinición del lugar de los diplomáticos en sus destinos, priorizando el vínculo con las comunidades locales, potenció la utilización de las nuevas tecnologías de la información para que los diplomáticos tomaran contacto con los jóvenes y sus inquietudes, para establecer nuevas vías de influencia social(23).
La política de la Guerra Irregular, una doctrina que se planteó reducir la presencia de militares, pero ampliar la influencia sobre la sociedad civil y los Estados a través de otros mecanismos, como sombrilla de la aplicación del sistema de política exterior, condicionó la utilización de los instrumentos, mecanismos y actores de la Guerra No Convencional(24), para promover el cambio político en América Latina. El ataque y la degradación de la moral del adversario (en este caso de los líderes, partidos y gobiernos progresistas y de izquierda), su cohesión organizacional, efectividad operacional y el trabajo por lograr su distanciamiento de la población(25), se instituyeron en objetivos a alcanzar, en muchos casos aplicando como esquema general del desarrollo de las acciones las 5 etapas jerarquizadas o simultáneas del “Golpe Suave”(26). Etapas que han supuesto en la experiencia latinoamericana: durante el Ablandamiento, el desarrollo de matrices de opinión que promueven el malestar y el descontento de la población desde el trabajo con la racionalidad y los valores de la gente; la Deslegitimación, que resulta de la fractura ético política entre gobierno y sociedad civil; el Calentamiento de calle, que supone el paso en el pueblo del cambio de ideas a la acción, a la movilización; la Combinación de diversas formas de lucha, que se concreta en el despliegue operativo de las fuerzas que ya son de oposición y la Fractura Institucional, que supone la toma del poder ejecutivo o el cambio del mismo.
En este enfoque el trabajo hacia los valores, la organización y la movilización se ubican como centros de atención de la Guerra No convencional. A través de mecanismos o medios como la guerra psicológica, ideológica, cultural, mediática, económica y la político-institucional, son utilizados como instrumentos políticos: las ideas, modelos, formas de pensar y actuar, la cultura en general(27). Como elementos medulares para ganar la mente de los hombres se recuperan los señalados por Allen Dulles, en fecha tan distante como 1953, en su libro El Arte de la Inteligencia, cuando destacó como objetivo final de la estrategia derrotar en el terreno de las ideas las alternativas al dominio imperial mediante una ciencia que permitiera, en el nuevo escenario: el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y literarias. Y como producto final: que las víctimas llegaran a comprender y compartir la lógica de sus verdugos a tal punto que: “Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso a comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarles, desacreditarles y señalarles como desechos de la sociedad (…)”(28).
La acción por el descrédito de las fuerzas políticas de izquierda y de sus gobiernos, así como la de influencia sobre la sociedad civil en función de ello, ha sido apoyada por la diplomacia estadounidense de manera activa. En articulación con agencias estadounidenses, como la USAID, o instituciones como el Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE por sus siglas en inglés), las embajadas de ese país han concretado las directrices de la política de Diplomacia Pública, facilitando la conexión entre las distintas organizaciones y espacios social/político y económicos con los respectivos actores encargados de la dominación/subversión.
La USAID ha sido reconocida en el siglo XXI como uno de los actores/instrumentos principales de la contrainsurgencia bajo la nueva doctrina de Guerra Irregular de Washington. Como el actor financiero principal de la desestabilización y la penetración en la sociedad civil en países estratégicamente importantes para los intereses estadounidenses. En el año 2010 se incrementó el presupuesto del Departamento de Estado y la USAID en un 12% respecto al año 2009, último de la administración de George W. Bush(29). En la Estrategia de Seguridad Nacional 2010 aparecían tareas precisas para la USAID como: propiciar la participación del Poder Civil junto al Poder Militar en la defensa de la seguridad de la nación, impulsar el crecimiento económico, fortalecer los Estados débiles, y Fortalecer las instituciones de la gobernabilidad democrática, entre otras. La acción alrededor de estos mismos temas y con iguales objetivos es promovida en América Latina y el Caribe desde los Estados Unidos por otro ente/instrumento de especial interés: el CIPE.
El CIPE, uno de los cuatro institutos principales de la NationalEndowmentforDemocracy (Fundación Nacional para la Democracia), fundado en 1983 para apoyar al sector privado como el principal defensor de las reformas orientadas al mercado y de la gobernanza democrática;con los líderes empresariales, políticos y periodistas como objetos de trabajo y/o influencia; trabaja a través de una red de socios que apoyan a instituciones en países en vías de desarrollo mediante programas de capacitación y asistencia técnica a través de sus sucursales en el país(30). Con una acción enmarcada en la “Ideología del emprendimiento: estimular el surgimiento de asociaciones empresariales y ThinkTanks es parte vital de la promoción de la cultura democrática e impulso para la reforma económica”(31), el CIPE establece alianzas con asociaciones empresariales, centros de investigación y otras organizaciones del sector privado, en pro de las reformas institucionales con un enfoque que destaca que los cambios no se producen de la noche a la mañana y que por ende se necesita un compromiso a largo plazo para su éxito(32).
En esta última línea de acción, los medios de comunicación se insertan de manera activa en el desarrollo de matrices de opinión pública como instrumentos para desacreditar moralmente a líderes y a gobiernos calificándolos de ineficaces, aún y cuando sus desempeños posibles son obstaculizados continuamente a través de la guerra económica, como parte de las instrucciones para el despliegue de la subversión desde el gobierno de los Estados Unidos que incluye en su doctrina militar la importancia de socavar el poder de un gobierno o del elemento de ocupación, al divulgar que es incapaz de gobernar con efectividad”(33). En tal sentido, estudiosos de la comunicación y la ideología como Ignacio Ramonet y Noam Chomsky han destacado que la batalla se libra hoy en el campo de los sentidos y los símbolos, y que la “guerra mediática” contra los procesos de cambio son el preludio de planes de desestabilización mayor(34).
El análisis de los procesos de incidencia de los instrumentos antes referidos en la sociedad civil y los gobiernos latinoamericanos apunta a que continúa vigente y en desarrollo, como mecanismo de articulación para garantizar la acción concertada de la derecha hemisférica, la red intervencionista que identificó Willian Robinson cuando estudió de la acción de los Estados Unidos en Centroamérica en los años 80 del siglo XX(35). En el primer nivel de la misma, encargado del de diseño más general y de montaje de programas, ubicó las esferas más altas del aparato del Estado norteamericano – la Casa Blanca, el Departamento de Estado, El Pentágono, la CIA y otras instancias. En el segundo nivel, el de asignación de recursos, financiamiento y otros, identificó una compleja red norteamericana de intervención política integrada por organismos y actores como la USAID y la NED. En el tercer nivel: el «operativo», significó la presencia de grupos afines en el país intervenido a los que la red intervencionista proporciona “subvenciones”(36). En el entorno de las administraciones de Obama, habría que valorar: hasta qué punto la inclusión de la USAID en el Consejo de Seguridad Nacional implicó pasar esta Agencia del segundo al primer nivel de acción; la significación de la incorporación de instituciones financieras regionales e internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (en adelante BID) y el Fondo Japonés como financistas, hecho que puede tener una tendencia a potenciarse durante el gobierno de Donald Trump; y en el mismo sentido, la inserción de las corporaciones transnacionales como parte de la red de intervención, así como la promoción de fundaciones con función de centros de pensamiento en el tercer nivel, aportando también, desde el conocimiento de los entornos nacionales y locales, a la efectividad de la aplicación de políticas y programas ajustados a la medida de la necesidad política de influencia y subversión.
La acción en el ámbito territorial: promoviendo el “fortalecimiento comunitario”, el “empoderamiento productivo” y en el ámbito nacional, la “lucha contra la corrupción”, el “fortalecimiento institucional” y la gobernanza corporativa, han mostrado los alcances y la efectividad del trabajo de esta red para incidir en el cambio que se ha producido en el mapa político latinoamericano. Un trabajo muy ajustado ala agenda establecida desde el gobierno estadounidense a través de sus Estrategias de Seguridad Nacional y en buena medida desde lo mejor de la tradición de continuidad de las ideas de Allen Dulles proponiéndose como objetivos: el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias.
“Desarrollo local”, “fortalecimiento comunitario”, “empoderamiento productivo” y cambio político
Los procesos de gestión del desarrollo local se han promovido como importantes espacios de acción de la red intervencionista en tanto mecanismo para incidir en gobiernos locales y en la sociedad civil desde el ámbito de acción territorial. Parte de su efectividad ha estado dada por la capacidad de atraer e integrar a las comunidades, y especialmente a sus organizaciones de gestión, en los modelos que han desarrollado para promover la conexión local-global en interés del capital transnacional, así como la comunitario-local, para capitalizar políticamente las acciones de supuesto beneficio social a favor de la derecha electoral. La utilización manipulada de técnicas como la planificación participativa, y términos refuncionalizados como fortalecimiento comunitario y empoderamiento productivo, han estado en el centro de la táctica aplicada por la misma para lograr la identificación, el compromiso y la participación activa del pueblo en los procesos de los que se trata.
Un ejemplo paradigmático en este sentido es el Modelo de Integración de Esfuerzos (en lo adelante MIE)(37), creado por el Programa FORTAS de la Fundación para el Desarrollo Económico y Social de El Salvador(38) (en lo adelante FUSADES). Aplicado en estrecha cooperación con la USAID, el BID y Waltmart(39) para incidir en gobiernos locales y comunidades integrando a organizaciones comunitarias como las Asociaciones de Desarrollo Comunal(40) (ADESCOS) y comunidades en un esfuerzo que privilegia la acción de influencia sobre mujeres y jóvenes, el MIE es proclamado como una forma de gestión o programa de empoderamiento comunitario para el desarrollo rural y postula como su objetivo: “(…) promover la integración de actores locales y externos en un mismo plan de desarrollo local que es construido participativamente por las comunidades y su gobierno local, con el fin de concentrar esfuerzos y lograr cambios sustanciales en los índices de desarrollo de un municipio”(41). Sin embargo, el desarrollo de procesos de planificación participativa que promueve persigue en realidad la adecuación y articulación de la producción local a las necesidades de la reproducción y expansión del capital transnacional, y coherente con elloel “fortalecimiento comunitario” solo incluye como líneas de acción: el fortalecimiento de las capacidades de los miembros de la comunidad para insertarse como fuerza de trabajo en los procesos orientados al mercado(42). Una proyección muy a tono con la que se promueve a través de los medios de comunicación cuando se afirma que el empoderamiento debe potenciarse a través de: “la capacitación, el fortalecimiento de las capacidades de mujeres y jóvenes para acceder al mercado laboral, emprender un negocio e influir en políticas e instituciones públicas que priorizan la erradicación de la pobreza por medio del crecimiento económico”(43).
La reducción del empoderamiento a los espacios y problemas de la vida cotidiana de las personas (salud, economía familiar, seguridad) busca romper con la cultura del poder popular que ha formado parte de las tradiciones de lucha y gobierno que en diversos ámbitos se han generado desde las fuerzas políticas de izquierda. Revela, además, el estudio y adecuación de la misma para revertir sus avances desde la instrumentalización de la participación social. La utilización de los espacios y organizaciones propias de las comunidades como entorno y medio de movilización en aras de construir proyectos y seleccionar a los “beneficiarios” del financiamiento; del desarrollo de capacitaciones que, con el pretexto de enseñar a hacer economía de forma eficiente mediante cursos de competitividad y liderazgo, promueven el desarrollo de valores para fragmentar toda colaboración posible en el trabajo comunitario; constituyen ejemplos de lo antes referido con el resultado final de la filiación política de los miembros de las comunidades a favor de la derecha, para supuestamente garantizar la defensa de sus oportunidades y del “nuevo estatus” obtenido. En El Salvador la aplicación del MIE ha coincidido con la pérdida gradual de los espacios políticos de dirección local por el FMLN. Las alcaldías han sido ganadas crecientemente por las fuerzas de la derecha, que en las elecciones del 2015 ganaron 177 de un total de 262, 119 quedaron especialmente en manos de ARENA(44). Una tendencia que se mantuvo en las recientes elecciones municipales de 2018 y que se extendió, además, al ámbito de las elecciones Legislativas.
La integración de esfuerzos para apoyar la construcción del desarrollo por las comunidades se ha traducido en la alianza de los diferentes sectores oligárquicos para refuncionalizar la acción-papel del pueblo organizado y colonizar la lógica del desarrollo comunitario y su tributo a lo local. Constituye un caso más de la promoción de los espacios de gestión comunitaria, especialmente en el ámbito económico, como escenarios de disputa directa por el poder político a nivel territorial.
FUSADES promueve este modelo presentándolo como un ejemplo eficiente de desarrollo rural, que fomenta en las comunidades sentimientos de apropiación y empoderamiento, permitiéndoles ser artífices de su propio desarrollo(45). Muy conveniente, sobre todo, si se tiene en cuenta que en un contexto en el que el control de los recursos y la posibilidad de su explotación pasa por el control de las comunidades que se han reapropiado de los mismos en medio de los procesos de liberación que han permeado el continente (la promoción de las concepciones de la Pacha mama, el buen vivir, la importancia que se le da a la tierra, como parte de la revitalización de las concepciones ancestrales en aquellos países en los que las fuerzas de izquierda llegan al poder ejecutivo) controlar los imaginarios, transformar las visiones y las expectativas se ubica entre las urgencias del proyecto de dominación para garantizar el cumplimiento de los propósitos de la dominación del capital y los objetivos del proyecto imperial.
La acción hacia el “fortalecimiento comunitario”, muy a tono con la política estadounidense de Comunicación Estratégica, y su propuesta en América Latina y el Caribe para el cambio social, ha estado respaldada desde el gobierno de Obama por la aprobación de nueve iniciativas por el Congreso de esa nación en torno al impulso a las oportunidades económicas y sociales. Sus verdaderas intenciones: potenciar la capacidad de injerencia de los Estados Unidos sobre la sociedad latinoamericana y caribeña desde la promoción del “empoderamiento productivo”, cooptando la acción social y la articulación de la sociedad civil al reducir su papel al de consumidores o fuerza de trabajo a través de la redes de la promoción de pequeños negocios y del fomento de emprendimientos económicos dirigidos a mujeres(46). Brasil ha sido uno de los objetivos más importantes en esta acción. Según Danay Portal, los Estados Unidos para lograr sus objetivos de política exterior durante el primer mandato presidencial de Dilma Rousseff se enfocaron en los planes de fortalecimiento comunitario, desarrollo de infraestructura e implementación de programas de entrenamiento tecnológico”(47), mientras que en Bolivia se destacan los programas de empoderamiento en salud reproductiva, entre otros, con iguales fines.
DawnPaley ha señalado que la asistencia para el desarrollo de Estados Unidos en América Latina tuvo repercusiones más claras en el ámbito político y de seguridad (procesos de injerencia y desestabilización), así como en sus negocios con empresas y fundaciones, que en la reconstrucción del tejido social y la mejoría en las condiciones de vida de la población. Agregando, que los programas de asistencia al desarrollo, la articulación y movilización de los esfuerzos de la gente a favor del capital, junto a la utilización de otros métodos: la violencia y el desplazamiento de comunidades producto de la “guerra contra el narcotráfico”, apoyada por Estados Unidos, ayudaron a abrir territorios ricos en recursos, previamente inaccesibles a las empresas transnacionales.
La continuidad de la acción presupuestaria para Centroamérica y Colombia para el año en curso parece indicar que en el mismo sentido, las prácticas de asistencia humanitaria y para el desarrollo se mantendrán como eje de las acciones de control social político y subversión durante el gobierno de Donald Trump. La USAID, a pesar de la reducción de su presupuesto para el 2018, sigue presente en El Salvador, y en Centroamérica en general, países que se ponen al nivel de la ayuda recibida en la última década por quienes fueron los mayores receptores: México y Colombia(48). Además, aunque las prioridades de USAID ahora sean política exterior y geoestrategia, dejando a un lado la asistencia para el desarrollo (a menos que esté orientada a la política de seguridad nacional estadounidense) por ejemplo, en El Salvador 6.9 millones de dólares están asignados para desarrollo económico, a lo que se suman 5.43 millones para Educación y Servicios Sociales, 14.7 para Democracia, Derechos Humanos y Gobernabilidad y 18.45 millones para algo denominado Multisector. Igual sucede en Guatemala y Honduras. Tal y como destacan Aníbal García y Silvina Romano(49) es importante conocer las instituciones locales, empresas y organismos del tercer sector por medio de los cuales se implementará este presupuesto, para estar atentos a qué es lo que el gobierno estadounidense y la gestión Trump entienden como Democracia, Derechos Humanos y Gobernabilidad, además de aproximarnos a qué/quiénes están incorporados en el “multisector”, en tanto el recorte a la asistencia bilateral, más que el desinterés o la retirada de Estados Unidos de América Latina, podría indicar que los recursos seguirán fluyendo, pero con mayor protagonismo del sector privado (empresas, fundaciones, corporaciones empresariales e incluso ONGs) así como a través de instituciones financieras internacionales y regionales (tercerización de la asistencia). Lo cual tampoco implica la ausencia del gobierno estadounidense, que seguirá mediando, pues es el Estado el que opera como “garante” de los negocios de sus privados en el exterior(50).
En las estrategias aplicadas por la derecha en América Latina en el siglo XXI, este modo de acción, caracterizado por promover el protagonismo del sector privado en el ejercicio directo de la política, ha tenido entre sus antecedentes la acción de la red intervencionista en el ámbito nacional a través de centros de pensamiento asociados al CIPE, la USAID y la NED para potenciar la acción de los empresarios como actores políticos y la articulación de la sociedad civil alrededor de los mismos en función de apoyar y concretar el control político del Estado, y en caso de ser necesario, la acción para el cambio social.
Gobernanza corporativa, “fortalecimiento institucional”, “lucha contra la corrupción” y control político
El control político del Estado, y por ende, del desempeño de las fuerzas políticas que ocupan el gobierno central, ha sido potenciado, en el contexto de la disputa de sentidos y la guerra cultural, a través de la promoción de paradigmas de racionalidad para la formulación de políticas públicas, el “fortalecimiento” de la acción institucional, y los modos de garantizar la correcta utilización de los bienes y fondos públicos desde la auditoría social y la lucha contra la corrupción. En función de ello, la preparación de los gremios empresariales para asumir de forma directa el ejercicio de la política incidiendo en: la formulación de políticas públicas orientadas al mercado, en la generación de matrices de opinión pública que apoyaran las mismas contribuyendo a su legitimación, así como en la construcción de propuestas económicas para los programas de los partidos políticos que debían generar las expectativas del cambio en las sociedades, se insertó durante el gobierno de Barack Obama en la estrategia estadounidense hacia la región.
Esta línea de acción, con sus antecedentes en la utilización de la gobernanza corporativa como importante base teórica para las transformaciones políticas y económicas promovidas por el gobierno y las corporaciones estadounidenses en países del centro y este europeo en su transición hacia una economía capitalista a partir de 1992; la adecuación de la visión de la gobernanza corporativa, a raíz de los resultados de tal experiencia, ampliando su foco al accionar sobre las instituciones, leyes y reglamentos con vistas a garantizar la base institucional del cambio; y la adecuación programática para su aplicación en América Latina ante el auge de fuerzas de izquierda en la región, que se reflejó en los Lineamientos Estratégicos 2007/2012 del CIPE, su principal promotor, ampliando su área de incidencia a partidos, políticas públicas e instituciones, además de los empresarios y la sociedad civil(51), ha sido concretada por el CIPE, la NED, la USAID y las embajadas de los Estados Unidos en los países de América Latina y el Caribe articulando en los mismos a tanques de pensamiento, gremios empresariales, movimientos ciudadanos y medios de comunicación como parte de la red de intervención de la derecha hemisférica para atentar contra los gobiernos progresistas y de izquierda en la región.
La capacitación y difusión alrededor de temas como: desarrollo, democratización, formulación de políticas públicas, anticorrupción, reformas jurídicas y regulatorias, asociaciones empresariales, gobernanza corporativa, gobernanza democrática, acceso a la información, sector informal y derechos de propiedad(52), se ha realizado con el objetivo de incidir en la formación de opinión pública y en la praxis política para movilizar sectores importantes de la sociedad civil como mujeres y jóvenesen función del cambio social. Con estos presupuestos se ha identificado un proceso de construcción de hegemonía de relativo éxito basado en la creación de consenso alrededor de políticas públicas apalancado por la acción del gobierno y las corporaciones de Estados Unidos. Los resultados electorales de Argentina en el año 2015 constituyen una muestra de la eficacia de la proyección articulada de esta institución hacia la sociedad civil, los partidos y los gremios empresariales por el control político de los gobiernos y la sociedad(53).
Los medios de comunicación hegemónicos, asociados a los bancos, fabricantes de armas y corporaciones, que buscan destruir la pluralidad de voces e instalar el discurso único del neoliberalismo(54), han fungido como importantes instrumentos para complementar los esfuerzos antes señalados. En El Salvador, por ejemplo, a través de los medios de comunicación se aprecia el trabajo de la derecha en las bases culturales y cognoscitivas para el entendimiento del desarrollo como fenómeno y la valoración de la eficacia e idoneidad de las políticas públicas para su gestión(55). La noción de desarrollo que se plantea como base programática del proyecto del FMLN, resulta uno de los principales blancos de ataque. La crítica hacia las políticas que promueven la integralidad del desarrollo hacia el buen vivir(56), para poner los problemas del hombre al mismo nivel que los problemas que afectan a la economía, y para tratar de recuperar a la economía del país de los embates del capital transnacional, se realiza desde espacios articulados. La diversidad de mensajes, que se persigue ubicar como opinión pública en este sentido, se traslada a través de diversas vías. La Asociación Nacional de Empresas Privadas (ANEP) dirige sus informaciones a pequeños, medianos y grandes empresarios; la Fundación para el Desarrollo Social de El Salvador (FUSADES), publica análisis de matriz académica y de gestión técnica para escenarios de educación y sector público(57); y la prensa: El Diario de Hoy, El Mundo, la Prensa Gráfica, se dirige esencialmente al sector popular. En el sistema en el que se inserta la información y se pretende hacer llegar los mensajes a la población también se incluyen las “clasificadoras internacionales”, las Instituciones Internacionales, como avales de racionalidad y paradigmas de una verdad científica, que se equipara con el poder cultural(58).
La exigencia de una orientación “técnicamente eficaz” en la acción de los gobiernos hacia el progreso económico social absteniéndose de la representación de intereses políticos, es una muestra del subterfugio que se pretende imponer desde estos paradigmas teóricos en función de promover la acción del Estado en la satisfacción de las necesidades de expansión y dominación del capital. En nombre del bien social general se persigue, al tratar de homogeneizar la opinión sobre la vía correcta y efectiva para lograrlo, eliminar culturalmente la visión sobre la necesidad de luchar, los mecanismos existentes para ello y el ideal del socialismo, desde su deslegitimación como proyecto político alternativo en el plano racional. El debate alrededor de la pertinencia de las políticas y programas que se han intentado aplicar en Venezuela, Ecuador, El Salvador respecto a la economía, los medios de comunicación, la seguridad, y otros, forman parte de esta línea de acción.
La intervención en el supuesto “fortalecimiento de las instituciones”, la incidencia en la formulación de las políticas públicas, en la flexibilización de las legislaciones, unido a la “ayuda” en la lucha contra la corrupción, cimentan el camino idóneo para obstaculizar cualquier proceso de cambio que se intente desde la utilización del aparato gubernamental y ajustar las prácticas del mismo a las necesidades de expansión de la clase capitalista transnacional, sacando/eliminando a los líderes que, en funciones de gobierno, tratan de encausar el camino de la transformación económica y social desde proyectos políticos progresistas o de izquierda.
Las pretensiones y el trabajo por imponer los paradigmas de la democracia corporativa, y como parte de la misma, el fortalecimiento de las instituciones del aparato judicial en los gobiernos de fuerzas progresistas y de izquierda, han condicionado en realidad procesos como los de judicialización de la política del que han sido víctimas líderes y lideresas de la izquierda como Dilma Rousseff, y a través de los que hoy se intenta obstaculizar que Lula se postule para la presidencia de Brasil. En este sentido, un ejemplo de la diversidad de implicaciones, incluyendo las subversivas, que persiguen los mecanismos que desde Estados Unidos se proyectan hacia la región se puede apreciar en la propuesta dela Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte. Tal Alianza ha incluido entre sus propuestas de acuerdos: el combate a la corrupción, incluyendo la investigación y persecución penal de funcionarios públicos sobre los que pesan acusaciones verificables; la implementación de reformas, políticas y programas para mejorar la transparencia y fortalecer las instituciones públicas, incluyendo la capacidad e independencia de las fiscalías y los sistemas judiciales. Es evidente que desde este mecanismo también se persigue incidir en los países miembros (como El Salvador) en aras de crear y desarrollar las condiciones para la aplicación de instrumentos a través de los cuales se han llevado a cabo acciones de judicialización de la política en función de neutralizar a las fuerzas progresistas y de izquierda en el gobierno y en las instituciones estatales, boicotear la concreción de sus programas políticos, así como la aplicación de medidas para la transformación económica y social.
El “desarrollo institucional” y el fortalecimiento del Estado de Derecho, entre otras iniciativas aparentemente benignas han sido reveladas en una perspectiva contrapuesta por los cables del Departamento de Estado, filtrados por WikiLeaks en 2010 y 2011, que muestran que los diplomáticos estadounidenses implementaron métodos consolidados de intervención interna “suave”, a través del potenciamiento de los programas de asistencia de Estados Unidos, los préstamos multilaterales y las subvenciones para la “promoción de la democracia”. Todo lo cual ha sido posible en un contexto en el que tres de los cuatro pilares de la política exterior estadounidense(59) se orientaron a garantizar el control social-político sobre la sociedad civil y los gobiernos: el impulso a las oportunidades económicas y sociales, la seguridad ciudadana y el fortalecimiento efectivo de las instituciones de gobernanza democrática.
Las iniciativas de seguridad engloban mecanismos y acciones que tienden a imponer un concepto de seguridad regional en virtud del cual el control militar y policiaco se hace cargo del conflicto social(60). Las implicaciones posibles han sido reveladas ya en Chile con la aprobación de la Ley Antiterrorista 18.314, que ha servido para judicializar las demandas sociales, criminalizando la protesta social y como escudo para los intereses que practican el saqueo de recursos de pueblos originarios. En Centroamérica, tenemos los ejemplos del asesinato de Berta Cáceres y de la protección a Monsanto, indistintamente. El asesinato y la desaparición de líderes de la izquierda, amparados en estos procesos, como se ha denunciado en países como Colombia, Honduras, Argentina, México y Brasil, entre otros, dejan espacios en la dirección de los procesos de lucha política en la región, muy funcionales para que las grandes transnacionales se abran paso a toda costa, amparadas en las iniciativas para la Seguridad que aplica el gobierno de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.
Con Obama se comenzaron a establecer estrategias de seguridad diferenciadas para cada país de América Latina(61) y con Donald Trump el control y la eliminación de las fuerzas sociales y políticas que se oponen al sistema continúa por los cauces establecidos desde el gobierno que lo precedió. El Plan Colombia y la acción de las fuerzas preparadas por el mismo en la eliminación de líderes de izquierda en el propio país, especialmente a raíz de la firma de los acuerdos de Paz; la represión de las protestas en México, con la reciente militarización de la seguridad ciudadana; se unen a la continuidad en la acción del CIPE y los programas de la USAID, especialmente en Centroamérica como área de intervención.
En Nicaragua, país de gran importancia en la región, por el ejemplo que significa en la capacidad de resistir en momentos en que las fuerzas del FMLN menguan su presencia política en El salvador, o cuando a LIBRE en Honduras le roban la posibilidad de asumir el poder ejecutivo, la acción del gremio empresarial articulado al CIPE, en torno a la Agenda Nacional Empresarial, incide en el segmento de los pequeños y medianos empresarios, con una importante efecto hacia las mujeres al lograr que el Gobierno de Nicaragua reconociera la necesidad de revisar la ley para la promoción de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME), la creación de un puesto de viceministro dentro del Ministerio de Economía enfocado en promover MIPYMES y exenciones de impuestos para ciertos productos necesarios para hacer pan artesanal, un segmento comercial que es 60 por ciento propiedad de mujeres. En México se desarrolla un trabajo importante con las PYMES, que colectivamente constituyen la mayoría de las empresas registradas en el país y emplean aproximadamente el 80 por ciento de la fuerza laboral(62).
De otra parte, en países como Ecuador existe una amplia presencia de instituciones aliadas al CIPE(63), y sería importante investigar su posible incidencia en la situación actual que vive el proyecto de la Revolución Ciudadana; mientras que en Bolivia, país donde existe hoy la mayor presencia de entidades articuladas al mimo, coincidentemente, se han estado produciendo protestas contra los ministerios de Salud, Seguridad y Educación.
Consideraciones finales
Los cambios que tuvieron lugar en el escenario político latinoamericano desde el año 1999, especialmente en la primera década y media del siglo XXI, impactaron notablemente en el despliegue de los procesos de dominación de Estados Unidos hacia la región, pudiéndose definir estos años como contexto de amenaza, o de crisis(64) para la sobrevivencia de la hegemonía norteamericana en la misma.
En el proceso para revertir esta situación durante el gobierno de Barack Obama los principios que han caracterizado la dinámica de las relaciones internacionales de los Estados Unidos a través de su historia y la acción combinada de los tres pilares bases de su hegemonía se han mantenido vigentes(65) en el cumplimiento del histórico principio: “América para los americanos”, sin embargo, la influencia cultural, asociada a mecanismos e instrumentos de sutil actuación ganó terreno demostrando la efectividad de su acción. Como alegó William Robinson: «los estrategas norteamericanos se han convertido en buenos Gramscianos – saben que para vencer a sus adversarios y para efectuar la dominación, necesitan conquistar la hegemonía en la sociedad civil (…) »(66), y como fórmula ineludible para garantizar la inserción de América Latina en el capitalismo global no han pasado por alto, sino todo lo contrario que la “(…) Hegemonía es entonces gobernada por consentimientos, o liderazgo cultural e intelectual alcanzado por una clase en particular, fracción de clase o estrato o grupo social como parte de un proyecto mayor de gobierno de clase o dominación de clase. Esto implica la internalización, por parte de las clases subordinadas, de los valores morales y culturales, los códigos de comportamiento y el punto de vista de las clases o los grupos dominantes, la internalización de la lógica social del sistema de dominación en sí mismo”(67).
Con fórmulas renovadas el gobierno de Obama participó en la disputa de sentidos en América Latina y el Caribe, logrando ganar posiciones a la izquierda en los territorios y los Estados-nación. En particular, las encaminadas a mostrar: la incapacidad de los gobiernos progresistas y de izquierda para gobernar, para generar progreso; su condición de “Estados Fallidos”(pretexto para acciones encubiertas o de intervención abiertas) donde existe ingobernabilidad, inseguridad ciudadana y una democracia cuestionable; la necesidad de acogerse a las concepciones teóricas de“desarrollo”, “gobernanza”, “fortalecimiento institucional”, “fortalecimiento comunitario” y “empoderamiento”, que conorientación al mercado consolidan la gestión del capital transnacional, como única salida viable para tales contextos; la colonización y rearticulación de las sociedades en función de los procesos económicos y políticos en los que se promueveal sector privado como base estructural del cambio necesario y a los empresarios como los líderes capaces de dirigir adecuadamente el desarrollo de la nación.
La acción de mecanismos como lasguerras: psicológica, ideológica, cultural, mediática, económica y la político-institucional y la red de intervención, así como de sus instrumentos: USAID, CIPE, medios de comunicación y embajadas fueron vitales en estos empeños propiciando el fortalecimiento de la “nueva derecha” latinoamericana, con base hemisférica, desde el fomento de intereses económicos y valores compartidos con los Estados Unidos como paradigma racional.
Amparadas en el sistema de política exterior estadounidense, en el que se destacan las políticas de Desarrollo Global, Comunicación Estratégica y Diplomacia Pública, con la de Guerra Irregular como arco general de concreción, la acción de la USAID, el CIPE, las embajadas y los medios de comunicación, como instrumentos de boicot hacia los gobiernos y de influencia política hacia la sociedad civil, han logrado articular de manera activa a instituciones financieras, corporaciones transnacionales, así como acentros de pensamiento y gremios empresariales a nivel nacional, como parte de la red de intervención que se constituye en uno de los principales mecanismos para el cambio en la correlación de fuerzas a escala regional.
Desde su acción la disputa de sentidos atraviesa todos los escenarios de lucha: por el control de los gobiernosde la región, por el control de las bases sociales y de su movilización, así como por el control del estado de opinión. La derecha se apropia de los símbolos, del discurso y de los espacios de lucha desarrollados por la izquierda para enriquecer su propio juego geopolítico. El control social, como parte del proyecto político neoliberal, también se enriquece, sobre todo en cuanto a cómo movilizar los esfuerzos de la sociedad civil en los espacios territoriales y sectoriales de lucha por el poder político. La vulnerabilidad de las fuerzas de izquierda ante el despliegue de este sistema que por sus alcances ha sido calificado como de dominación múltiple(68), o de espectro completo(69) ha estado dada, entre otros elementos, por pensar que podían lograr sus objetivos desde dentro del sistema capitalista, y limitarse a la lucha por ser reconocidas por el mismo para poder aspirar al poder ejecutivo a través del mecanismo de la democracia representativa, dejando muchas veces de lado el trabajo con las bases sociales en su desesperada lucha aún solo por existir como entidades institucionales partidistas.
Donald Trump ha mantenido en acción las proyecciones de política exterior, los mecanismos e instrumentos que se aplicaron durante el gobierno de Barack Obama, y en algunos aspectos, como el referido a la presencia del sector privado como instrumento de colonización y subversión, así como la utilización de los espacios e instrumentos de gestión económica en la disputa geopolítica, parece que aumentará su inserción.Su proyección es más agresiva y promueve el enfoque de acción a escala regional.
Respecto a Cuba las medidas anunciadas en noviembre de 2017, dirigidas contra el sector estatal de la economía cubana(70), y la convocatoria de un Grupo Operativo en Internet para el paíscon el objetivo de promover el libre flujo de información en Cuba, desde el examen de los retos y oportunidades para expandir el acceso a internet en el país y los medios de comunicación independientes”, según refiere el comunicado publicado en la página oficial del Departamento de Estado, constituyen una muestra de la continuidad entre las acciones de este presidente en relación a la anterior administración.
HaciaVenezuela, se destaca la utilización de los Tratados de Libre Comercio como mecanismo de presión política por el aislamiento del país en la región. Más allá de que la trayectoria del gobierno de Trump en Venezuela continúa con el intervencionismo propiciado por la administración Obama y que se ajustan a los pasos establecidos en Operation Freedom II(71), la aprobación, por iniciativa de Washington, de la “Declaración de Lima”, un documento orientado a aislar al gobierno de Caracas, y la exclusión del mismo de la Cumbre de las Américas a celebrarse este año en Lima, Perú, constituye una muestra de la efectividad de este modo de acción y, a la vez, un importante retroceso respecto a lo que significó la fortaleza de la unidad latinoamericana cuando se logró que incluyeran a Cuba en la misma en el año 2015.
Acciones como esta indican queTrump, aprovechando los avances obtenidos en el ámbito geopolítico latinoamericano durante el gobierno de Barack Obama y continuando su labor, se enfocará en el fortalecimiento del bloque de la derecha latinoamericana y hemisférica para ir contra los mecanismos de concertación política e integración alternativos en la región. Un camino que Obama avanzó cuando luego de acceder Macri a la presidencia de Brasil impulsó al nuevo gobierno argentino como líder regional con una agenda claramente pro-estadounidense, pro-neoliberal y anti-izquierdista, dirigida al rediseño y reorientación del bloque del Mercosur, que había incorporado recientemente a Venezuela, para abrir el mismo hacia un tratado de comercio con EEUU(72).
Un capítulo clave en el cumplimiento de ese objetivo ha sido la retórica de Trump sobre la renegociación del TLCAN, que según Michael Shifter, ha preocupado a otros 10 gobiernos latinoamericanos que tienen acuerdos comerciales con Estados Unidos y ha consternado a países como Argentina que buscan abrir sus economías después de años de proteccionismo(73). El respaldo a la intención estadounidense de aislar al gobierno venezolano constituye una muestra de ello. En marzo de 2017, el gobierno de México declaró que en Venezuela se lleva a cabo una “violación sistemática a la democracia”; el presidente Juan Manuel Santos sentenció que la Revolución Bolivariana fracasó e hizo un llamado a Maduro para “desmontar” la Constituyente; el presidente argentino, Mauricio Macri, en continuidad con su lobby permanente anti-gobierno de Maduro, procuró hacer referencia a Venezuela en la reunión del G20, apoyado por el gobierno español; el gobierno de Temer se sumó al llamado de otros mandatarios para pedir la suspensión de la Constituyente. En agosto del mismo año el eje central de las vistitas de Mike Pence a Colombia, Panamá, Argentina y Chile consistió en difundir la exigencia de aislar al gobierno chavista y apoyar a la oposición venezolana congregada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), en una clara iniciativa injerencista, que el analista Alexander Main, del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR) describió como un “intento más por dividir la región (…) al ofrecer un apoyo más profundo a los gobiernos de derecha del continente”(74). Y en el año 2018 la operación fue repetida, en este caso cuando hizo su gira Red Tillerson.
La situación actual de la geopolítica Latinoamericana, y de la correlación de fuerzas políticas derivada de la misma, muestra que como ha destacado Roberto Regalado(75), el sistema transnacional de dominación imperialista está concebido para reducir a su mínima expresión la autodeterminación, la independencia y la soberanía de las naciones del Sur, y este sistema busca cercar, bloquear, imponer una camisa de fuerza e intervenir en los asuntos internos de las naciones latinoamericanas y caribeñas. Las derechas, aunque hayan perdido en las elecciones conservan su poderío económico, su red de articulaciones y auspicios internacionales, el control de los grandes medios de comunicación y su influencia cultural, con los que luego de los reveses realinean sus recursos y medios: invierten en renovar su imagen y eficacia y comienzan a procesar, metódicamente la erosión política y moral de la izquierda que accedió al gobierno(76). Trascender la situación actual de la izquierda en América Latina y el Caribe, definida por Hugo Moldiz como fase del equilibrio estratégico, según explica el autor porque se pasó de un momento en el que se lograron grandes conquistas a otro en el que se hace necesario defender lo conquistado(77), implicaría ampliar los objetivos estratégicos de la lucha: llegar al poder ejecutivo y transformar el sistema político y económico desde la construcción de poder popular y no de una simple fuerza electoral.
Notas y referencias:
* Profesora e investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de la Habana.
2- Ver Michael Shifter: “Donald Trump y los desafíos latinoamericanos”. En: https://www.nytimes.com/es/2017/01/19/donald-trump-y-los-desafios-latinoamericanos/Consultado el 3 de enero de 2018.
3- Aldo Gamboa: “Un año de Trump: América Latina se acomoda a un diálogo nuevo y difícil”, 06 de noviembre de 2017, Washington. En: http://www.elnuevoherald.com/noticias/estados-unidos/article182974701.htmlConsultado el 3 de enero de 2018.
4- Ver “Trump y América latina”, 19 Agosto 2017 – 9:00 PM En: https://www.elespectador.com/opinion/trump-y-america-latina-columna-708897Consultado el 3 de enero de 2018.
5- Entre cuyas ideas se han promovido: “(…) la alternancia de los gobernantes como el test ácido de cualquier régimen democrático (…) las bondades del cambio (…) en Bolivia y Venezuela, la clase media como grupo de referencia, que no de pertenencia, irrumpió con fuerza en el imaginario popular” Ver Atilio Borón. ¿Estancamiento, retroceso, involución en América Latina?; 2 marzo 2016. En:https://www.telesurtv.net/bloggers/Estancamiento-retroceso-involucion-en-America-Latina–20160302-0002.html Consultado el 22 noviembre de 2017.
6- Marcos GandáseguiJr y Jaime Preciado Coronado: Introducción. La sociología latinoamericana y las ciencias sociales: hegemonía, debate democrático y neoconservadurismo. EnMarcos GandáseguiJr y Jaime Preciado Coronado (coordinadores): Hegemonía y Democracia en Disputa. Trump y la geopolítica del neoconservadurismo. Universidad de Guadalajara, México, 2017, Pág. 21.
7- Beatriz Stolowicz: “El “posneoliberalismo”para una reforzada hegemonía del capital” en Revista Cuadernos de Nuestra América; Vol. XXVI N 49, Enero-junio 2017, Pág. 25.
8- Nos adscribimos a la definición de Sistema Político como: la estructura u organización política de la sociedadque comprende el conjunto de organizaciones, organismos e instituciones políticas; las relaciones políticas(relaciones dentro de la organización política y de ésta con la sociedad en su conjunto); los elementos reguladores del sistema: normas políticas y jurídicas, especialmente la Constitución y las leyes de un país; y la cultura e ideología políticas orientadas al afianzamiento, desarrollo y mantenimiento de un determinado régimen social. Ver: Duarte, Emilio: “Sistema político cubano: particularidades de su formación y desarrollo”, en Teoría Sociopolítica. Selección de Temas, tomo II, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2002 (Colectivo de autores, Compilación y edición científica del propio autor de este artículo). Ver del mismo autor: “Los sistemas políticos: Algunas reflexiones teóricas y comparadas”, en Revista Política Internacional, ISRIMINREX, # 3, 2004.
9- Ver Jorge Hernández Martínez, “Obama, América Latina y el nuevo ropaje del imperio”, en Revista Cuba Socialista, No. 2, 4ta. Época, CCPCC, mayo-agosto, La Habana, 2016.
10- Ver Roberto Regalado, “La guerra de posiciones y la contraofensiva imperialista”, en Los retos actuales de la izquierda en América Latina, Ediciones del Senado de la República, México, 2014 y Arkonada, Katu: “¿Fin del ciclo progresista o reflujo del cambio de época en América Latina? Siete tesis para el debate.” En Rebelión, 8 de septiembre de 2015.
11- Ver Mayra Bárzaga: “Complejidades actuales en América Latina para enfrentar el proyecto de reconfiguración neoliberal”. En Revista Nuestra América. 2017.
12- Ver “2018: Año de elecciones en América Latina”, En: https://www.nodal.am/2017/12/2018-ano-elecciones-america-latina/Consultado el 3 de enero de 2018.
13- Mayra Bárzaga. Complejidades actuales …op. cit.
14- Luis Suárez Salazar: “Crisis y recomposición del Sistema de dominación “global” de Estados Unidos: el nuevo orden panamericano”, en http://www.nodo50.org/cubasigloXXI/congreso06/conf3_suares_salazar.pdfConsultado el 3 de enero de 2018
15- Ver Jorge Hernández Martínez y Roberto Regalado Álvarez op. cit.
16- Emir Sader. “Presentación” en Marco A. Gandásegui y Dídimo Castillo (Coordinadores) Estados Unidos. La crisis sistémica y las nuevas condiciones de legitimación; México, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Editores Siglo XXI, 2010, Pág. 8.
17- Ver Dídimo Castillo y Marco A. Gandásegui. “De la Introducción” en Estados Unidos. Dominación sin hegemonía” por Marco A. Gandásegui y Dídimo Castillo (Coordinadores): Estados Unidos. La crisis sistémica y las nuevas condiciones de legitimación. México. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Editores Siglo XXI. 2010.
18- Ver: “Del poder blando al inteligente: crónica de un concepto”, Revista Contraste, enwww.contraste.comConsultado el 7 de enero de 2018.
19- “El 27 de marzo del 2009 Sheila Herrling, analista principal de Política del Presidente Obama le enviaba un memorándum al General James Jones, Asesor de Seguridad Nacional, en el que informaba la incorporación del Administrador de USAID al Consejo de Seguridad Nacional como miembro permanente, cumpliendo lo dispuesto en la Directiva Presidencial de Política para el Desarrollo Global (PPD-1).” Ver Mayra Bárzaga, “Misión de la USAID en la aplicación de las políticas de dominación estadounidenses”, Informe de Investigación. Centro de Investigaciones de Política Internacional. Inédito. 2016.
20- El condicionamiento legal para este tipo de acciones se estableció en el marco de iniciativas presidenciales que complementan esta política como: Iniciativa de Salud Global establecida en 2004 por G. W. Bush; Iniciativa para el Cambio Climático, 2009; Iniciativa para la Seguridad Alimentaria lanzada por el presidente Obama en la Cumbre del G20 en Londres en 2010.Estas iniciativas junto a la estrategia para el logro de las metas del Milenio sustentaron las orientaciones para el programa de ayuda enfocadas en: Crecimiento económico sustentable, Democracia y Gobernabilidad, Seguridad alimentaria, Salud Global, Cambio Climático, Ayuda Humanitaria. Ver Mayra Bárzaga, Misión de la USAID… op. cit.
21- Hugo Moldiz Mercado (2013): “La historia “inocente” de USAID”. 13 de mayo de 2013 En: http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/05/13/la-historia-inocente-de-usaid/#.WrqUqH8pDIUConsultado en octubre 2013
22- Ver Olga Rosa González Martín: “La comunicación estratégica de los EE.UU hacia América Latina durante el gobierno de Barack Obama: un balance necesario”. Ponencia presentada a la XII Conferencia de Estudios AmericanosAmérica Latina y el Caribe: un balance necesario, retos, desafíos y perspectivas a mediano plazo. la CentrodeInvestigacionesdePolítica Internacional. Del 22 al 24 Octubre del 2012. La Habana. Cuba.
23-Leandro Pavón: “Diplomacia pública en los Estados Unidos. Análisis de la vinculación entre política y comunicación internacional”Jun 05, 2008. En: http://www.slideshare.net/podcastpolaris/diplomacia-pblica-de-los-estados-unidosConsultado el 29 de enero de 2014.
24- La Circular de Entrenamiento No. 18-01 “Fuerzas Especiales. La Guerra no Convencional” del Departamento del Ejercito de los Estados Unidos que se publica en el año 2008, se incrementa y puntualiza el 30 de noviembre de 2010.Ver Antonio Ramón Barreiro Vázquez: La Guerra cultural y la subversión político ideológica en tiempos de guerra no convencional. Academia de las FAR. La Habana. 2014.
25- TC 18-01, SpecialForcesUnconventionalWarfare, Generalidades USA, November 2010. Disponible en Http://www.us.army.mil/pub/tc/tc18.011.html,
26- GeneSharp: De la Dictadura a la Democracia. Un sistema conceptual para la liberación. Albert EinstenInstitution. 1993. EEUU.
27- Fabián Escalante: “La guerra sicológica y la lucha ideológica”. 7 junio 2016 |
38http://www.cubadebate.cu/noticias/2016/06/07/la-guerra-sicologica-y-la-lucha-ideologica/#.WrqYyn8pDIU Consultado en febrero de 2018.
28- Allen Dulles: The Craft of Intelligence, New York, Harper and Row, 1963. Citado por Antonio Ramón Barreiro Vázquez: Subversión político ideológica y guerra cultural en tiempos de Guerra No Convencional (Segunda parte y final). En: http://www.cubadefensa.cu/?q=node/2527Consultado en marzo de 2018.
29- Jean GuyAllard y Eva Golinger: USAID, NED y CIA La agresión permanente. 2009. En www.minci.gob.veConsultado en diciembre de 2017.
30- Ver Ary Cesar Minelia: “Reformas políticas y económicas. La actuación del Center for International Privateinterprise en América Latina”. En Marco A. Gandásegui (coord.), Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional. México, DF, EditoresSiglo XXI, CLACSO. 2017.
31- John Bohn: “CIPE at 15 years: lessons learned”; en Geoffrey Geurts, Steven Rogers, John D. Sullivan (org), Impact and results of CIPE’s global programs, 1984-1999, Washington, DC. 2001.
32- Ver http://www.cipe.org/language-intro/spanishConsultado en diciembre de 2017.
33- TC 18-01, Special Forces Unconventional Warfare, USA, November 2010. Disponible en Http://www.us.army.mil/pub/tc/tc18.011.html, Introducción, 1-2
34- Hugo Moldiz Mercado: “La USAID, la NED y el GALI en la subversión contra América Latina”. 15 abril 2014 http://www.cubadebate.cu/especiales/2014/04/15/la-usaid-la-ned-y-el-gali-en-la-subversion-contra-america-latina/#.WnodAnquaswConsultado en febrero de 2018.
35- Cuando la Revolución Sandinista y la propia guerrilla salvadoreña se constituyeron en eminentes peligros para la hegemonía imperial en la región.
36- Ver William I. Robinson: La Promoción de la Anti-Democracia: Proyecto de la Élite Transnacional. Presentación en Conferencia Internacional “Revolución e Intervención en América Latina, ”Caracas, 14-15 Noviembre. 2008, Auspiciada por Telesur, Patria Grande, y Ministerio de Poder Popular para la Comunicación e Información (MINCI).2008.
37- Ver “El Modelo de Integración de Esfuerzos (MIE). Fortalecimiento y Acción Social.” FUSADES. 2014. En: http://fusades.org/sites/default/files/investigaciones/Folleto-Modelo%20Integraci%C3%B3n-FORTAS_final%20%281%29.pdfConsultado en abril de 2016.
38- La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social, una fundación creada en 1983 en pleno conflicto bélico por la oligarquía salvadoreñade la mano de la USAID, define entre sus roles los de ser: formulador de políticas públicas, auditor social, facilitador de diálogo y generador de opinión. Solamente entre 1983-1993 la USAID le otorgó contratos con un valor total de $150 millones. Ver D. Brent Edwards Jr (2013): El Desarrollo de una Política Educativa Global: Los Principios y la Evolución del Programa EDUCO en El Salvador. Conferencia del 15 Mayo, 2013, Universidad Centroamericana, José Simeón Cañas. San Salvador, El Salvador y Ver http://www.fusades.com.sv/index.php?option=com_k2&view=item&id=121:quienes-somos&Itemid=97
39- Cadena de supermercados con presencia en casi todos los países de Centroamérica, Estados Unidos y Canadá.
40- Asociación de Desarrollo Comunal. Es una agrupación de vecinos de una comunidad, que se legalizan para velar por el bienestar de su localidad. Ver Nuria Cunill Grau y Carlos Sojo: Participación Ciudadana y desarrollo Local en Centro América. Editorial FUNDAUNGO. Primera Edición Octubre, 2003.
41- FUSADES, El Modelo de Integración de Esfuerzos op. cit.
42- Ver Yazmín Bárbara Vázquez Ortiz: Desarrollo y Participación: colonialidad y desafíos para la izquierda en El Salvador. En proceso de edición Revista Cuadernos de Nuestra América N. 51. Centro de Investigaciones de Política Internacional. La Habana. 2018.
43- LPG: Reconozcamos los avances y también los retrasos y despistes ocurridos en el último cuarto de siglo, Vía de solución
44- Ver http://www.tse.gob.sv/laip_tse/documentos/estadisticos/2015/NombreAcaldiasdeptoymuni2015.pdf
45- Ver: http://www.fusades.com.sv/index.php?option=com_k2&view=item&id=121:quienes-somos&Itemid=97
46- Ver Casandra Castorena. “Los cuatro pilares de la política exterior de Estados Unidos hacia el Hemisferio Occidental en el siglo XXI”, en Marco A. Gandásegui (coord.) Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional, México, DF, EditoresSiglo XXI, CLACSO, 2017.
47- Ver Danay Portal Vigoa: La comunicación estratégica en la política exterior de los Estados Unidos hacia Brasil durante el primer mandato presidencial de Dilma Rousseff. Tesis en opción al grado de Master en Cienciasde la Comunicación. La Habana, Enero de 2015.
48- Ver http://www.cia.bo/2017/03/01/hegemonia-territorial-fallida/
49- Ver Aníbal García Fernández y Silvina Romano: “Recortes a la USAID ¿se retira EEUU de América Latina?”, 4 octubre 2017, enhttps://www.amuyshondt.com/2017/10/recortes-a-la-usaid-se-retira-eeuu-de-america-latina-anibal-garcia-fernandez-silvina-romano/Consultado el 5 de enero 2018.
50- Ver https://revistas.unal.edu.co/index.php/anpol/article/view/43502
51- Ver Ary Cesar Minelia, Reformas políticas y económicas…op. cit.
52- Ver http://www.cipe.org/language-intro/spanish
53- Ver Ary Cesar Minelia, Reformas políticas y económicas…op. cit.
54- Ver reflexiones de Fernando Buen Abad, Pascual Serrano, Ramón Reig y Fernando Casado, Publicado por Omar Montilla, en el Blog Gramscimanía,14:15 07.01.2017 (actualizada a las 14:36 10.01.2017)
55- Ver La fábula de la República del Buen Vivir, La desideologización de la gestión económica es fundamental para generar mejorías en función de la realidad, En nuestro país tenemos que entender y asumir que los problemas reales están por encima de las ideologías, Recomiendan analizar conveniencia de avalar la minería en El Salvador, Sin Marxismo, ARENA dice ataques a la Sala ahuyentan inversión, Eugenio Chicas: “Las ocho sentencias de la Sala han drenado los fondos públicos”, Consumidores y comerciantes de gas se quejan por falta de subsidio, MINSAL se reúne para decir que no hay dinero para el escalafón
56- Aquel definido por el presidente de la República, Sánchez Cerén cuando señala: “(…) criterio estratégico de que lo social y lo económico forman una ecuación indisoluble, (…) En este nuevo modelo, lo económico está en función del desarrollo humano, mientras que el desarrollo social es una condición fundamental para el dinamismo económico sostenible. Ambos son interdependientes y se hallan interpenetrados, dentro de una correlación positiva entre lo social y lo económico, en donde la felicidad y el bienestar social requieren del desarrollo económico equitativo e incluyente de la sociedad entera.” Ver Salvador Sánchez Cerén y Oscar Ortiz: El Salvador adelante. Programa de gobierno para la profundización de los cambios. 2014-2019. San Salvador, 5 de noviembre de 2013. Pág.17.
57- Ver FUSADES cuestiona programa para jóvenes sin empleo ni estudio, Fusades demanda eficiencia en uso de fondos en lo social, Fusades advierte que Gobierno continúa en encrucijada fiscal
58- Ver ONU: Gobierno debe respetar los derechos humanos, 300,000 salvadoreños en riesgo de recaer en pobreza: PNUD, FMI recomienda reducir límite para emitir Letes, El Salvador y la Carta Democrática Interamericana
59- Casandra Castorena. “Los cuatro pilares …op. cit.
60- Ver Darío Salinas: “Cambios en la ecuación del poder, constantes estratégicas estadounidenses y procesos políticos en América Latina”. En Marco A. Gandásegui (coord.) Estados Unidos y la nueva correlación de fuerzas internacional, México, DF, Editores Siglo XXI, CLACSO, 2017.
61- Ver Santiago Espinosa: “Debate: La ofensiva imperialista en América Latina. ¿Qué hacer?”, Revista Cuba Socialista 4ta época N. 2. Mayo- Agosto 2016.
62- Ver Programs in LatinAmerica&theCaribbeanhttp://www.cipe.org/publications/detail/programs-latin-america-caribbeanConsultado el 13 de febrero de 2018.
63- Ver ImpactonreformLatinAmerica&theCaribbean, Center for International PrivateInterprise, en http://www.cipe.org/publications/detail/programs-latin-america-caribbean Consultado el 13 de febrero de 2018.
64- Ver Luis Maira: Aprendizajes del estudio de Estados Unidos. México. DF. Centro de Investigación y Docencia Económica. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. 2014.
65- Ver Charles W. KegleyJr and Eugene R. Wittkopf: “The International PoliticalSystem in Transition: Power and Principle in a New World”. CHAPTER 6: American Foreing Policy: Pattern and Process, 5th ed. (New York: St. Martin´s Press. 1996.
66- Ver William I. Robinson,La Promoción de la …op. cit.Pág. 14-15.
67- William I. Robinson:América Latina y el Capitalismo Global, Una perspectiva crítica de la globalización. Grupo Editorial Siglo XXI. México, 2015, Págs 176-177.
68- Ver Gilberto Valdez: “Hacia un nuevo paradigma de articulación (no tramposo)de las demandas emancipatorias” En Revista Utopía y Praxis Latinoamericana, Año 6. Nº 14 (Septiembre, 2001). En https://www.google.com.cu/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwj8zPuin43aAhUFyVMKHWTtAkwQFggxMAI&url=https%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F2731292.pdf&usg=AOvVaw0pvv3eXcv53lhXHIXyw7le Consultado el 23 de marzo de 2018.
69- Ver Ana Esther Ceceña, Rodrigo Yedra y David Barrios: El águila despliega sus alas de nuevo. Un continente bajo amenaza. Serie geopolítica de la Dominación y la Emancipación. FEDAEPS. Observatorio Latinoamericano de Geopolítica. Quito. Ecuador. 2009.
70- Ver “Estados Unidos anuncia nuevas restricciones para los viajes y el comercio con Cuba”, 8 noviembre 2017 En: http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/11/08/estados-unidos-anuncia-nuevas-restricciones-para-los-viajes-y-el-comercio-con-cuba/#.WgNMTrRbfLBConsultado en febrero 2018.
71- Ver Silvina Romano y Aníbal García: “Trump en Venezuela: dichos y hechos” 24 Jul, 2017 En http://www.celag.org/trump-en-venezuela-dichos-y-hechos/Consultado en enero 2018.
72- Ver Silvina M. Romano, Entrevista a Alexander Main, analista de Política Internacional delCentro para la Investigación Económica y Política (Washington DC)19 Abr, 2016, enhttp://www.celag.org/entrevista-a-alexander-main-por-silvina-romano/Consultado en enero 2018.
73- Michael Shifter: Donald Trump y… op. cit.
74- Ver Silvina M. Romano, Entrevista a Alexander Main …op. cit.
75- Ver Roberto Regalado: “Los retos actuales de la izquierda en América Latina, la “guerra de posiciones” y la contraofensiva imperialista”. En Los retos actuales de la izquierda en América Latina y el proyecto de dominación de los Estados Unidos. Senado de la República de México. 2014
76- Ver Nils Castro: “Reinventar nuestra América con un proyecto abarcador” en En Debate: La ofensiva imperialista en América Latina. ¿Qué hacer? Revista Cuba Socialista 4ta época N. 2. Mayo- Agosto 2016.
77- Ver Hugo Moldiz Mercado. “Espacialidad y temporalidad en la lucha por la emancipación en América Latina. Desafíos y amenazas” en Revista Cuadernos de Nuestra América, Vol. XXVI N 49, Enero-junio, 2017.
TOMADO DE CUBA SOCIALISTA, http://www.cubasocialista.cu/2018/08/08/de-obama-a-trump-estados-unidos-y-el-cambio-en-la-correlacion-de-fuerzas-politicas-en-america-latina/