Exequias de Impunidad
Publicado el 20/12/16 a las 6:00 am
Por Roger Rodriguez
Las Fuerzas Armadas y el sistema político de Uruguay se encontrarán ante una insólita coyuntura cuando se confirme la muerte del dictador que, según ha trascendido, agoniza en el Hospital Militar: sucede que al ex comandante en jefe del Ejército, teniente general retirado Gregorio Conrado Álvarez Armelino, le corresponden los honores fúnebres previstos para el Personal Superior del arma, los mismos que se dieron el 31 de julio de 2004 al general Líber Seregni, cuyo centenario se acaba de recordar.
El protocolo vigente para este tipo de situaciones fue establecido por el entonces presidente Jorge Batlle, en acuerdo con su ministro de Defensa, Yamandú Fau, a través del Decreto 339/003 (*) del 19 de agosto de 2003, con el que se aprobó el Reglamento de Ceremonial y Protocolo del Ejército en cuyo Capítulo V se fijan las categorías de honores fúnebres previstos para las autoridades civiles y militares, y los actos ceremoniales que corresponden a cada una de ellas.
El Goyo Álvarez, condenado por reiterados delitos de desaparición forzada mientras ejercía el cargo de Comandante en Jefe del Ejército (01/02/1978- 01/02/1979), nunca fue degradado por un Tribunal Militar de Honor, como correspondía desde su procesamiento por parte de la Justicia Militar. Incluso, cuando finalmente se dio la orden de someterlo al enjuiciamiento ético y moral establecido por la normativa castrense, ningún oficial superior aceptó juzgarlo. Por eso, aunque se le retiró su jubilación de “Presidente”, nunca perdió su rango y pensión militar.
En el Capítulo V, numeral 5.3.1.6 del Reglamento de Ceremonial y Protocolo del Ejército se indica el tipo de honores que corresponden al Personal Superior del Ejército en actividad y retiro, que debe ser dispuesto por el señor Comandante en Jefe del arma (actualmente el General Guido Manini Ríos) o, en su ausencia, por el Encargado de Despacho . Como mínimo se le debe otorgar la guardia de dos Blandengues desarmados, quienes tienen que cargar y colocar una ofrenda floral.
Las exequias de un general tienen previsto la utilización de: cureña hipomóvil o motorizada, féretro cubierto con el Pabellón Nacional, presencia de delegación de un Jefe de todas las Reparticiones del Ejército, Guardia de Honor integrada por dos soldados con uniforme de tradición histórica del arma de origen, una subunidad con banderas, escolta y banda de músicos, banderas y escoltas de las Unidades de la Guarnición y, finalmente, una “salva de cañón” compuesta por quince (15) disparos.
El insólito protocolo y ceremonial que debería darse al dictador Álvarez, fue confirmado por el presidente del Supremo Tribunal Militar, general (r) Julio Halty (quien fuera secretario del general Líber Seregni y también estuvo preso por la dictadura). “Efectivamente, es lo que establece el reglamento”, corroboró. Otras fuentes políticas recordaron que, pese a la oposición que entonces existía en la interna militar, el Ejército no pudo negarle ese ceremonial a Seregni antes de que el Frente Amplio llegara al gobierno. Actos similares se otorgaron al general Hugo Medina y, recientemente, al suicida general Pedro Barneix.
El tema, ya sería motivo de discusión dentro de las propias Fuerzas Armadas, particularmente en círculos de militares retirados donde, aunque no existe mayor aprecio por el Goyo Álvarez, se ve una oportunidad de reivindicar el proceso militar durante actos fúnebres en los que diferentes personalidades de la sociedad llegarían a dar su pésame a la viuda, María del Rosario Flores. En esferas políticas y de gobierno, en cambio, el eventual debate no ha trascendido, pero al ser consultados para esta nota nadie aceptó dar su opinión públicamente. La muerte del Goyo Álvarez puede derivar en unas exequias de impunidad, en las que solo el cuerpo del dictador será enterrado.
Roger Rodríguez
(Periodista)
TOMADO DE https://www.facebook.com/notes/roger-rodriguez/exequias-de-impunidad/1288633491188033