Hacia el congreso. Los viejos temas de la izquierda
Publicado el 20/11/13 a las 9:04 pm
Este fin de semana estuve acompañando a Constanza Moreira en su gira al Interior. Por sus exposiciones o por las ricas intervenciones de los asistentes surgen viejos temas de la izquierda como las relaciones de poder, la propiedad, el socialismo o la necesidad de que las grandes empresas privadas paguen más impuestos.
Por eso y en la medida que el próximo fin de semana se realizará el congreso del FA, donde se resolverá el futuro programa de la fuerza política, repasaremos someramente algunos de estos temas.
Las relaciones de poder son naturales en todo tipo de sociedad. Los sueños de la izquierda siempre pasaron por la necesidad de transformaciones en tales relaciones. En estos nueve años de gobierno frentista se han dado algunas modificaciones en la estructura de poder. El poder militar se ha debilitado en los últimos años, aunque en materia presupuestal a veces se mantienen algunos privilegios.
En la cúpula del poder siempre hemos ubicado a las instituciones financieras como los grandes bancos privados, especialmente extranjeros, y los propietarios de los grandes medios de comunicación. Vivimos una etapa de capitalismo financiero, por el poderío de las grandes instituciones bancarias y de lo financiero sobre lo productivo y lo social. Pese a la profunda crisis financiera que se vive en la actualidad en Europa, la estabilidad financiera se ha mantenido en Uruguay y en la región. Se han mejorado los mecanismos de regulación y de control del sistema financiero, lo que ayuda a limitar el peso de las grandes instituciones financieras.
Los grandes medios de comunicación mantienen un enorme poder y cumplen el papel central de oposición a los gobiernos frenteamplistas. Influyen sobre los valores, la cultura y la opinión pública. Marcan la agenda y utilizan a los líderes políticos de la oposición para criticar, en función de su ideología, las acciones gubernamentales. La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en discusión en el ámbito parlamentario, puede ser el inicio de la necesaria democratización de los grandes medios de comunicación. Por ello la critican con virulencia. Por supuesto que no estamos en contra de la necesaria libertad de expresión, pero sentimos la necesidad de que se puedan expresar las más diversas opiniones sobre el acontecer nacional e internacional.
Las organizaciones empresariales de las distintas ramas de la actividad económica, que se han visto favorecidas por la bonanza económica, mantienen sus viejos rasgos tradicionales en el campo ideológico, contra la intervención del Estado, demandando la baja del gasto público y, por consiguiente, de los impuestos. Realizan permanentes declaraciones críticas a los logros del gobierno, aunque compartimos sus preocupaciones sobre la política cambiaria y sus efectos negativos sobre la competitividad.
Con los gobiernos del FA ha habido cambios en las relaciones capital-trabajo, ya que se ha buscado una mayor equidad entre las mismas. Los trabajadores sindicalizados se han triplicado en los últimos años y han ganado poder de negociación. Por último, han perdido espacios los intelectuales con una menor contribución en el campo de las ideas que permitan avanzar en el proceso de los cambios y transformaciones que requiere el futuro desarrollo del país.
El tema de las relaciones de poder en la interna del Frente Amplio surgió como debate. Los asistentes contaban sus experiencias de enfrentamiento entre los distintos sectores del FA en instituciones de gobierno, donde parecería que los sectores son más importantes que el FA. Es una autocrítica relevante que deberá ser considerada con la mayor objetividad posible y con el mayor frenteamplismo posible en un tercer gobierno de nuestra fuerza política.
En algún caso surge una posición prácticamente exclusiva, como por ejemplo el pensamiento del Ministerio de Economía y Finanzas. Por ejemplo, no comparto la interpretación del crecimiento que surge del número 4 de los Cuadernos de la Realidad del Frente Amplio, sobre la influencia de los precios internacionales de nuestros productos de exportación ni de la implementación de la política cambiaria.
Vinculado al tema de las relaciones de poder se encuentra el tema de la propiedad de los medios de producción, que hace a las características del modelo de desarrollo y la propia distribución de la riqueza y del ingreso. Se ha buscado alentar nuevas formas de propiedad social, como las cooperativas y las empresas de autogestión de los trabajadores, pero el dinamismo económico y las grandes inversiones se mantienen a cargo de grandes empresas privadas, especialmente extranjeras.
Entendemos que estas inversiones deberían adecuarse a la estrategia de desarrollo y el Estado tendría que negociar la necesidad de que en sus cadenas de valor haya la mayor participación posible de insumos nacionales, que sus exportaciones tengan el mayor valor agregado y contenido tecnológico, que paguen impuestos y que garanticen las mejores relaciones laborales. Es relevante limitar la concentración de la propiedad por diversos mecanismos, inclusive los impositivos. Son imprescindibles las empresas del Estado en los sectores estratégicos.
Existe un debate sobre si deben cobrarse impuestos a las grandes inversiones, y también si hay que cobrar impuestos a las empresas o a las personas. Nosotros entendemos que hay que cobrarles a ambos y, por lo tanto, a las grandes inversiones y empresas. No se puede otorgar régimen de zona franca a todo el territorio del país ni a todas las grandes inversiones. En el marco de la estrategia de desarrollo queremos que lleguen estas nuevas inversiones. En los últimos años, casi se han multiplicado por 10 las inversiones extranjeras directas.
Ello es fruto de la generación de nuevas rentabilidades derivadas de los aumentos de los precios internacionales de los principales productos de exportación que, en promedio, se incrementaron en 80%. Vienen también por la excelente imagen internacional que ostenta el Uruguay. Si es seguro que van a realizar la inversión por la alta rentabilidad, hay que negociar para cobrar impuestos como se está haciendo en la minería de gran porte. Tenemos el problema, en algunos casos, de la competencia de los países vecinos sobre la localización de dichas inversiones.
Aquí es donde se juega la necesidad de los estímulos fiscales y de las exoneraciones impositivas, ya que lamentablemente no hemos podido realizar acuerdos sobre estos temas en el ámbito de la integración. Hay que encontrar el necesario equilibrio para que la inversión se concrete y paguen impuestos para la necesaria redistribución que sigue requiriendo el país.
Otro tema que surge en el ámbito programático es el de incorporar la expresión socialismo. En la etapa de creación del FA, la expresión socialismo se vinculaba directamente al socialismo real de la URSS. En la izquierda había críticas y, sobre todo, un acuerdo con la Democracia Cristiana era determinante para que el FA no tuviera definiciones socialistas. En la actualidad no hay un paradigma socialista. No lo es China ni Cuba. Somos críticos del régimen capitalista, pero no tenemos claro el rumbo hacia el socialismo. Podemos explicitar la intervención y regulación del Estado.
Pero el gran tema pendiente es el de la propiedad, para poder avanzar hacia una sociedad sin explotados ni explotadores, hacia el hombre nuevo más solidario, hacia una sociedad más justa. Habrá que crear un socialismo a la uruguaya, con nuestros principios democráticos, con nuestras tradiciones más positivas, con los necesarios cambios en nuestros valores y cultura en el marco de la integración y cooperación regional.
TOMADO DE LA PREPÚBLICA, 20/11/2013, http://www.republica.com.uy/los-viejos-temas-de-la-izquierda/