jueves 22 de mayo, 2025

La prohibición de Monsanto en Europa.

Publicado el 22/04/13 a las 5:49 pm

WMignoloPor Walter Mignolo.

Polonia recientemente se ha unido a otros países Europeos (Bélgica, Gran Bretaña, Bulgaria, Francia, Alemania, Irlanda y Eslovaquia) que prohibieron el maíz Mon810, de Monsanto. La empresa es conocida globalmente como proveedora de productos de agricultura y por producir también el glisofato y el Roundup. También es productora de semillas genéticamente modificadas. Todo ello hace que las semillas genéticamente modificadas no sean alteradas por los herbicidas como el Roundup. Así, la producción de cosechas indemnes a las variedades del clima contribuye al desarrollo económico y al deterioro de la salud de los consumidores y de las personas que habitan áreas de agricultura afectadas por el crecimiento económico y el decrecimiento de la salud.

Las prohibiciones en estos países se debe tanto a la protesta de los agricultores afectados económicamente por las semillas genéticamente modificadas que las obliga a comprar semillas de Monsanto y a no poder usar las semillas guardadas de cosechas anteriores, tanto como de los informes sobre el deterioro de la salud pública.  El Ministro de agricultura de Polonia, Marek Sawicki, destacó que además de los efectos sobre la saludo humana, el polen que procede de la sepa GM afectaría también la apicultura, con todas las consecuencias que ya sabemos esto tiene.

En Estados Unidos la sociedad civil politizada y la sociedad política están llevando adelante una campaña feroz, frente al estado y la corporación Monsando,  para conseguir los mismos resultados que en Europa. Todavía no se ha llegado a ese nivel, pero se está cerca. El 6 de noviembre del 2012, seis millones de votantes alarmados por los procedimientos de Monsanto y de Big Food Inc., no pudieron todavía lograr que se aprobara una ley contra los organismos (semillas entre ellos) genéticamente modificados.  La iniciativa ciudadana, de haber sido aprobada, hubiera requerido la declaración pública de la alimentación genéticamente modificada y hubiera puesto fin a la industrialización fraudulenta de productos alimenticios que atentan contra la saludo pública y benefician el crecimiento de las ganancias económicas de las corporaciones y del estado.

Monsanto no es el único caso y ejemplo en el cual las ganancias económicas deterioran al mismo tiempo la salud pública y el medio ambiente.  Demás está decir que ambas son interdependientes: al ser organismos vivientes como cualquier otro organismo viviente, la salud de las personas, de las plantas, de los vegetales, y de todo organismo vivo, no son solo son interdependientes sino que son una y la misma cosa. Es decir, hay sólo una salud: la salud de los organismos vivientes. La paradoja es que el crecimiento económico de las corporaciones y de los estados atenta contra la salud de las naciones y de los ciudadanos.

El asunto es entonces que casos como los de Monsanto (y otros semejantes como la explotación minera a cielo abierto, la extracción de crudo, la agricultura de negocios (agribusiness)), no son solamente una cuestión económica que atañe a los Ministerios de Economía, sino que son a la vez un asunto que atañe a los Ministerios de Ciencia y Tecnología, de Salud Publica y de Defensa Nacional. La repartición de las experticias desconecta y separa tanto los organismos del estado como la organización del conocimiento y de los saberes. Así economistas por un lado, expertos en la salud global por el otro, notables en ciencia y tecnología y lumbreras en información y defensa, cada en su rincón, no pueden evitar que el delantero de la derecha les pase por el costado y logre el gol.

Si en verdad estamos comprometidos con la vida plena de los individuos y la armonía social y no en el crecimiento económico con la esperanza o con la excusa de que al final el crecimiento será bien para todos, continuaremos poniendo el carro delante de los bueyes. Sepamos, reconozcamos, que por ese camino no se solucionan los problemas fundamentales de nuestra época. La visión y la ilusión de que el crecimiento y el desarrollo económico conducen al bienestar de todos y no de unos pocos, o bien es ingenuidad o bien hipocresía.

Si creemos que el bienestar de la humanidad es prioritario con respecto al PNB y el primero no dependen del segundo, entonces lo que necesitamos es una visión no economicista de sociedad y de humanidad. La trampa está en con-fundir desarrollo y crecimiento con la acumulación de riquezas en vez de concebir el crecimiento y el desarrollo para el bien comunal. Ni el bien común liberal ni tampoco el común socialista, sino el bien comunal: formas de vida y de sociedad que ya no estén atrapadas en las dos únicos opciones que nos ofreció el siglo XVIII Europeo.

Si la acumulación y la concentración de riquezas es el horizonte, entonces no habrá solución ni para la corrupción ni para el comercio de drogas, de mujeres, de niños y de órganos. Si todos es mercancía y la mercancía, tanto en la producción como en el consumo, asegura la riqueza y este es el horizonte y la visión de sociedad, pues no habría ni estado, ni constitución ni políticas públicas que puedan detener el desarrollo del deterioro tanto de la vida como de la dignidad.

TOMADO DEL BLOG DEL AUTOR, 14/4/13, http://waltermignolo.com/la-prohibicion-de-monsanto-en-europa/

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