Brasil: el pos-Lula es Dilma.
Publicado el 08/11/10 a las 1:03 am
Por Emir Sader.
Los brasileños decidieron que después de Lula quieren la continuación y la profundización de su gobierno. Prefirieron a Dila – la coordinadora y responsable central por el desempeño ascendente de los últimos cinco años de gobierno, que termina con el récord del 83 por ciento de apoyo y el 3 por ciento de rechazo – para sucederlo.
El dilema planteado por las elecciones brasileñas era la definición sobre sí el gobierno de Lula sería un paréntesis en la larga historia de dominación de las élites en el país o se constituye en un puente para salir definitivamente del modelo heredado y construir un Brasil solidario, justo y soberano.
Triunfó esta vía, por el voto mayoritario de los brasileños, prioritariamente por los beneficiarios de las políticas sociales que caracterizan el gobierno de Lula: los más pobres, los que viven en las regiones tradicionalmente más pobres – el Norte y el Nordeste del Brasil.
Fue un voto claramente direccionado por la prioridad social que caracterizó centralmente el gobierno de Lula. En el país más desigual del continente más desigual, la mayor transformación que el Brasil vivió en estos ocho años fue la disminución de la desigualdad, de la injusticia, como resultado de las políticas sociales del gobierno. Nunca había ocurrido, sea en democracia o en dictadura, en ciclos expansivos o recesivos de la economía. Ocurrió ahora en forma contundente, transfiriendo para el centro de la pirámide de grupos en la distribución de la renta, a la mayoría de los brasileños.
Ese fue el factor decisivo para que, aunque tuvieron prácticamente a toda la prensa, en bloque, militantemente, contra su gobierno y su candidata, Lula y Dilma salieron vencedores.
La oposición, derrotada en la comparación de los dos gobiernos, buscó un atajo para llegar por otra vía a los sectores de la población: la cuestión del aborto, valiéndose de los prejuicios reinantes y de la acción de los religiosos.
Consiguieron un éxito efímero, que llevó a la elección del segundo turno, pero una vez que la política volvió al centro de la campaña, la comparación entre los dos gobiernos y la condena a las privatizaciones impulsaron a la victoria de Dilma.
Lo que representa no sólo la elección de la primera mujer presidenta de la república, sino también de una militante de la resistencia contra la dictadura, presa y torturada por el régimen militar. Que representa el primer presidente que consiguió elegir a su sucesor.
Después de la reelección de Evo Morales, y la elección de Pepe Mujica sucediendo a Tabaré Vázquez, Brasil se suma al grupo de países que reafirman el camino de la integración regional y no del TLC (Tratado de Libre Comercio) con los Estados Unidos, de la prioridad de las políticas sociales en relación al ajuste fiscal, con Dilma sucediendo a Lula.
El pueblo brasileño decidió, en medio de fuertes presiones del monopolio privado de los medios y de las fuerzas oscurantistas, que en el pos-Lula fuera a la presidencia de Brasil aquella que Lula escogió para sucederlo, para continuar y profundizar las transformaciones que han hecho a Brasil un país más justo, solidario y soberano.
Tomado de http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3692
Fuente original: Carta Maior, 2/11/10.
