Cambios Culturales IV: Las preguntas de nuestro Presidente Mujica
Publicado el 07/03/10 a las 12:00 am
Escribe Ignacio Martínez
El compañero Presidente se formuló hace algunas semanas, diez preguntas sobre la reforma del Estado. Entre otras: ¿Necesitamos políticas de formación permanente o seguimos a la que te criaste? ¿Necesitamos que la población se dé cuenta que el funcionamiento del Estado también es cosa suya? ¿Cómo deberían ser los ingresos y ascensos?
Parecen claras algunas respuestas de que es imprescindible la formación permanente, que nosotros nos daremos cuenta cuando el sentido de la pertenencia abarque también al Estado y su funcionamiento, y que el concurso cristalino y controlado debe ser la principal vía de ingresos y ascensos buscando, también, incentivar al trabajador en procura de la optimización de su labor. Sin embargo, quisiera detenerme en una pregunta que formuló Pepe ¿Será cierto que el subdesarrollo está en nuestra cabeza? Veamos. Una de las estrategias de dominación ha sido convencernos de que estamos siempre en vías de desarrollo. Esa quimera de oro ha sido una constante candileja que quiso ocultar nuestro subdesarrollo, nuestro atraso y la determinación del sistema capitalista voraz de condenarnos a vivir resignadamente en la pobreza y la sumisión. La cultura del individualismo reposa en la ideología que sostiene que las sociedades no están conformadas por clases y sectores sociales sino por individuos. El aliento al racismo, la xenofobia y los nacionalismos neofascistas son algunas de las consecuencias que vemos en el mundo hoy, léase algunos países de Europa. La “viveza criolla”, el “hacé la tuya”, el “no te metás”, también. Margaret Thatcher dijo una vez: No conozco a nadie que haya llegado a la cima sin trabajo duro. Esa es la receta. Señora, defíname la palabra “cima” y “trabajo duro” porque ahí está el punto neurálgico del sentido de la vida en estos tiempos y la contradicción principal entre administrar más o menos bien el sistema capitalista y la globalización, donde el pez grande se come al chico, o echarnos a andar por la senda de los cambios que nos conduzcan a la construcción de un mundo nuevo. Las bondades de un sistema capitalista más o menos próspero son absolutamente pasajeras y cada vez más coyunturales (¿Cómo anda la recesión en España?). Creo que no hay recetas mágicas ni modelos a copiar. El compañero Mujica también lo señaló: “Mucho menos debiéramos proponernos trasplantar, así como así, modelos que pudieron haber dado resultado en otras partes”. En Uruguay se imponen medidas urgentes y determinantes para la vivienda, por ejemplo, con participación principal de los trabajadores organizados y de los beneficiados. Se impone una política audaz de generación de empleo y la redistribución de las ganancias a través de la inversión pública. La descentralización es clave para que nos permita participar cada vez más en las decisiones, las ejecuciones, los controles y las eventuales rectificaciones de los planes de trabajo que definamos; es una cuestión política, de gestión y de cultura de gobierno fundamental, es decir que le da fundamento a nuevas formas de construcción de poder popular. Debemos reconocer la diversidad de personas y estructuras en la sociedad, la nuestra, y construir en conjunto la combinación de unos y otros en torno al objetivo común que es el bien de los más desposeídos o lo que Artigas llamó la pública felicidad. Por eso lo del título. Está muy bien que nuestro Presidente pregunte, lejos de toda soberbia de la única razón o el pensamiento único. Las respuestas están en nosotros con el Programa como nuestro Sur.
Fuente original: El Popular.
Tomado del Boletín Interno N° 572.