LOS CAMBIOS EN EL PROGRAMA DEL FRENTE AMPLIO (IV)
Publicado el 17/07/08 a las 12:14 am
Por Alberto Couriel
El Proyecto Nacional que el Congreso del Frente Amplio deberá encarar en sus próximas deliberaciones incluye en el campo económico la necesidad de conformar una estructura productiva abierta y flexible, con cadenas productivas que maximicen el valor agregado y el contenido tecnológico, que aseguren una dinámica inserción económica internacional con rubros que incorporen mediana y alta tecnología, y homogénea para garantizar empleo productivo y decente al conjunto de la población. En el plano social uno de los elementos centrales que el Proyecto Nacional debe enfrentar y superar es el de la fragmentación social. Este es un tema político central porque abarca aspectos estrictamente económicos como el tema del empleo, aspectos sociales como la nutrición, la educación, la salud, la vivienda y la seguridad social y aspectos culturales que requerirán tiempos generacionales para su definitiva resolución. Se requiere de una estrategia global para enfrentar el problema de la fragmentación, articulado a la propia estructura productiva y por lo tanto dentro del Proyecto Nacional.
La resolución de los problemas del empleo, como la desocupación abierta, el subempleo, la precariedad y la informalidad, es uno de los factores centrales para enfrentar la fragmentación social, la pobreza y la indigencia, para mejorar significativamente los problemas de salud y educación e inclusive puede permitir una mejora de la relación activos/pasivos que facilite los problemas financieros de la seguridad social. El mercado de trabajo presenta problemas tanto desde el ángulo de la oferta de fuerza de trabajo como de la demanda de trabajo. Desde el ángulo de la oferta, la meta sería que el conjunto de la población que se ofrece en el mercado de trabajo tenga los niveles de capacitación necesarios que el modelo de desarrollo requiera. La tarea central está a cargo del sistema educativo para obtener la formación adecuada. Pero para ello es imprescindible que el conjunto de la población alcance los 12 años obligatorios de enseñanza, lo que requiere acciones específicas en las familias pobres e indigentes, en los sectores que viven en guetos de pobres con cultura de pobres, que también son parte de la estrategia para erradicar los problemas de la fragmentación social. Se requieren acciones específicas para la elevada proporción de jóvenes que hoy no estudian, ni trabajan ni buscan trabajo, de recalificación de adultos de cierta edad con largos períodos de desocupación abierta e inclusive de cursos específicos que faciliten la incorporación al mercado de trabajo de determinados sectores sociales. Los avances tecnológicos obligan a una educación permanente de la fuerza de trabajo, pero se necesitan acciones concretas para ubicar y calificar adecuadamente a quienes se ubican como subempleados, a los precarios, a los informales y a las distintas categorías de desocupados abiertos. Si no se atiende el problema de la calificación de la fuerza de trabajo no se resuelven los distintos problemas vinculados al empleo. Y estos deben atacarse con acciones simultáneas para resolver los problemas de la pobreza e indigencia en el marco de una estrategia para atender la fragmentación social.
Desde el ángulo de la demanda de la fuerza de trabajo el ritmo de crecimiento del PBI es condición necesaria pero no suficiente para la resolución de los distintos problemas del empleo. En la actualidad, el elevado crecimiento del 7% acumulativo anual de los últimos tres años ha sido el factor central del descenso del desempleo abierto. Pero junto al crecimiento es muy relevante el contenido de dicho crecimiento, que necesariamente pasa por la conformación de la estructura productiva, elemento central del propio Proyecto Nacional. Esto significa elegir rubros más generadores directos e indirectos de empleo productivo y decente en los distintos sectores de la actividad económica. Por ejemplo en el sector agropecuario esto requiere de estímulos a la lechería o a la producción de azúcar, dentro de ciertos límites de viabilidad económica, por su capacidad de generación de empleo productivo. Lo mismo ocurre con el sector textil y de vestimenta en la industria manufacturera. De la misma manera se necesitan estímulos a las pequeñas y medianas empresas por su capacidad de generación de empleo. Una política de empleo requiere ubicar a empresas informales con potencialidad de modernizarse para darles los apoyos tecnológicos, crediticios y fiscales imprescindibles. Significa también ubicar a pequeñas empresas en las cadenas productivas e inclusive fomentar y apoyar acuerdos para acciones complementarias entre grandes y pequeñas empresas al estilo de los acuerdos en algunas economías del Sudeste asiático.
La adecuada estructura productiva no la resuelve el libre juego del mercado. La fragmentación social, la pobreza y la indigencia tampoco las resuelve el libre juego del mercado, así como tampoco resuelve los problemas de la nutrición, la salud, la vivienda y la educación. El libre juego del mercado tampoco resuelve la calificación de la oferta de la fuerza de trabajo, ni la elección de rubros y de tamaños de empresas generadoras de empleo. Para todo ello es indispensable la acción y regulación estatal, con participación de los distintos actores sociales, con políticas activas, selectivas y sectoriales para atender estos diversos problemas de la sociedad. Para la demanda de empleo, además de la conformación de la estructura productiva, es imprescindible el uso de políticas crediticias y fiscales para atender rubros y tamaños, así como de políticas tecnológicas que aseguren niveles adecuados de gestión de las empresas. Uno de los instrumentos vitales para atender la demanda de empleo lo constituyen las compras gubernamentales, donde se pueden seleccionar empresas nacionales y por tamaño como estímulo básico de generación de empleo productivo y decente. Es indispensable resaltar que no habrá políticas activas sectoriales y selectivas con políticas monetarias y cambiarias que atienden en exclusividad la estabilización de precios, como está ocurriendo en la actualidad uruguaya. El uso de la política cambiaria con fines exclusivos antiinflacionarios, con una brutal caída del tipo de cambio nominal, impide la conformación de una adecuada estructura productiva.
La República, 16/7/08
martin
Jul 27th, 2008
un ejemplo más que nos demuestra que el capital se acumula y no se distribuye. ¿anticapitalismo? ¿para qué?
los verdaderos cambios no se harán con esta fuerza política en el gobierno, menos aún con las anteriores.
de izquierda combativa hemos cedido a ser una izquierda «domesticada»