Impuesto al 1% más rico. Que paguen más los que tienen más
Publicado el 03/09/25 a las 11:38 pm
Por Cecilia Vercellino y Gabriel Portillo
Qué importante estar discutiendo estos temas a la medida de los desafíos del presente. Qué importante a su vez, que quien coloca la discusión y obliga a profundizarla y posicionarse sea el movimiento sindical, el Pit-Cnt, a la altura del papel que históricamente ha tenido. La discusión avanza y la expectativa está colocada en la única propuesta concreta de obtener recursos para construir políticas sociales que permitan, no solo contener el deterioro social, sino revertir la situación en la que estamos.
En ese sentido, la discusión de fondo tiene que ver con qué modelo de Estado y de sociedad queremos construir. También qué niveles de desigualdad estamos dispuestos a soportar. Para nosotros, el centro de la discusión está en si es razonable o no, tener más de un 30% de Niños y Niñas menores de 6 años en situación de pobreza.
En el marco del crecimiento económico de los años previos, lo que hubo fue concentración de la riqueza y aumento de la infantilización y feminización de la pobreza. El 5% más pobre perdió cerca del 6% de su ingreso, mientras el 5% más rico de la sociedad aumentó cerca del 4%. Los depósitos e inversiones de uruguayos en el exterior aumentaron 127% entre 2019 y 2023, alcanzaron en el último año U$S 61.862 millones (es el 70% del PBI de Uruguay).
En estos momentos de discusión presupuestal y de pautas salariales que van a determinar las condiciones de vida y de derechos de miles de trabajadores, nos parece fundamental poner sobre la mesa que hay un 1% de la sociedad residente en Uruguay que concentra el 40% de la riqueza del país, con el agravante de que esa enorme riqueza acumulada tiene una escasa incidencia en desarrollo con generación de empleo.
Cuando surgen propuestas tendientes a desarrollar recursos a favor de los que menos tienen, aparecen las voces defensoras del estatus quo con anuncios catastrofistas, que sin decirlo justifican la desigualdad o promueven la resignación. En este contexto, donde la realidad se modifica a una velocidad inusitada, sostener que es inviable resolver la pobreza infantil en un país de tan pocas personas, o que es inadecuado poner un mínimo impuesto a un grupo mínimo de milmillonarios, es propio de un pensamiento conservador con el que no nos identificamos. De haber tomado ese camino ninguno de los avances en derechos se hubiera producido a lo largo de la historia.
La propuesta del impuesto a los más ricos de Uruguay (cuyo patrimonio supera el millón de dólares y en algunos casos llega a los mil millones) es una necesidad esencialmente ética, implica avanzar en términos de justicia, lo que confluye con los principios históricos del Frente Amplio. Si, además, según la propuesta presentada por el Pit-Cnt, estos recursos extra serán volcados para resolver el problema de la pobreza infantil, es una propuesta con una mirada al futuro.
El programa del Frente Amplio va en este sentido. El Pit-Cnt está elaborando junto a un gran equipo compuesto por economistas, tributaritas y otros profesionales, un informe técnico para bajar a tierra la propuesta.
Va a ser casi imposible resolver los problemas que arrastramos, que se profundizaron en el período pasado, sin recursos suficientes. Generar la expectativa de que es posible avanzar es también muy importante para la credibilidad de la izquierda. El gravamen del 1% al 1% más rico, sea creando un nuevo impuesto o a través de los impuestos existentes, no va a solucionar todo, ni lo va a hacer de un día para el otro, pero se hace difícil pensar en el Uruguay de 2030 sin avances sustantivos en estos aspectos de la vida del país.
Se necesita un proyecto de vida en una sociedad integrada e igualitaria, y para eso debemos pensar en un desarrollo propio, soberano y en condiciones materiales que alcancen a todo el pueblo.