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Partido por la Victoria del Pueblo ANULAR LA LEY DE IMPUNIDAD

 

El tema de la tierra en Uruguay

“Ladran Sancho, señal que cabalgamos…”

Escribe: William Yohai, integrante de Red de Economistas de Izquierda

Hasta hace poco más de un año el tema de la tierra estaba absolutamente ausente del debate nacional.

En enero de 2006 un grupo de trabajadores miembros de tres sindicatos ocuparon 32 hectáreas del Instituto Nacional de  Colonización (I NC) en Bella Unión.

En enero de este año cuatro familias pequeñas productoras lecheras ocuparon 400 Ha. También del INC,  en la misma zona.

Hace un mes y medio un grupo de pequeños ganaderos sin tierra se movilizaron en Tacuarembó bloqueando algunas horas el ingreso a las oficinas del INC.

Súbitamente, todas las autoridades del MGAP hablan de la tierra. El Ministro de Ganadería le dedica una de sus audiciones diarias radiales de “M24” a detallar las hectáreas que INC ha adquirido y las que va a adquirir.

El subsecretario Ing. Agr. Ernesto Agazzi también se dedica al tema.. El 5 de abril corriente, “La República”  anunciaba que el actual MGAP tiene preparados 12 proyectos de  ley, la mitad de los cuales tiene relación con el “reordenamiento de la tierra”.

En el semanario BRECHA, edición 5 de abril, el ex decano de la Facultad de Agronomía y funcionario de confianza política del MGAP, Ing. Agr. MSc. Gonzalo Pereira habla del tema. Y le contesta, supuestamente a la murga “Falta y Resto”: No nos convence, a quien le está contestando es a los asalariados y pequeños productores ganaderos agrícolas que reclaman tierra, y a los que, desde la ciudad los estamos apoyando. Lo que ha comenzado a preocupar a las autoridades, al punto de reconsiderar, por ejemplo, la adjudicación en noviembre del año pasado de 600 hectáreas en Artigas a un señor adinerado, y de prometer revisar la adjudicación fraudulenta hace 15 años de dos estancias en Tacuarembó es la movilización popular. La última respuesta, la más dura, la represiva, es la modificación legal aprobada por unanimidad en el Parlamento, endureciendo penas y aumentando las vías posibles para penalizar las ocupaciones de “predios y fincas”.

Es que las ocupaciones, las que se hicieron y las que sin duda van a venir, si esto no cambia; afectan la política de “buena gobernanza”, “reglas de juego claras”, “garantías para la inversión” y otras por el estilo, base de la política económica de los gobiernos anteriores, pero también del actual. Planteos estos que no se discuten. Se los ha elevado a la categoría de axiomas. Sin ver que toda la evidencia empírica indica que en los países en que se han aplicado los resultados han sido desastrosos.

¿Qué ha hecho el Gobierno en dos años en relación con la tierra?, esto, aparte de lo de siempre, combatir la aftosa, la “vaca loca”, la “trazabilidad” que recién comienza y crear las condiciones, con mayor o menor fortuna para que siga el modelo agroexportador.

Sintetizamos: NADA, O CASI NADA.

Como dijo recientemente el Ministro, el INC ha conseguido unas 17 mil hectáreas nuevas, gran parte pertenecientes anteriormente a entes del Estado,  de las cuales aún no tiene completa posesión.  Hasta ahora, el Instituto administra unas 500 mil Ha O sea, para duplicar esta área, a este ritmo necesitaría unos 60 años.

Pero, es verdad que se ha instalado un impuesto del 5% a la compraventa de tierra. Éste recauda unos 5 millones de dólares anuales*. A valores de hoy, se podrían comprar unas 2500 Ha. anuales. A este ritmo se necesitarían 200 años para duplicar el área colonizada. “Ministro que supo tener visión de largo plazo, aura que dice…el Mujica!”

Pero esta engañapichanga se repite una y otra vez…al final, mucha gente, que no necesariamente maneja información, lo cree. Gonzalo Pereira intenta una defensa de esta política “progresista”. Podríamos sintetizar su planteo, hace unos 20 años que el FA sacó de su programa el tema de la reforma agraria. Lo habría hecho porque el cambio de las circunstancias del país no harían necesario un cambio de la estructura de la propiedad de la tierra.

El Ingeniero no se molesta en hablar de ésta…….y por lo tanto, no dice que, por ejemplo, en 2000 (último censo agropecuario), 8.000 predios controlaban el 75% de la superficie productiva del país. Y tampoco dice que en esos predios trabaja aproximadamente un trabajador cada 300 hectáreas. Y que, por el contrario, en los predios de menos de 50 hectáreas lo hace un trabajador cada 6 hectáreas. Y que, por aritmética simple, si en el país trabajara en el campo la gente que lo hace en estos últimos predios, el campo necesitaría 2 millones de trabajadores. Por supuesto, esto es un cálculo simplemente a modo de ejemplo con el fin de dar una idea de las magnitudes. Y que la concentración sigue, de la mano de los monocultivos (forestales-Eucaliptos-Soja), con empresas trasnacionales. Que europeos, yanquis, argentinos, brasileros, etc. siguen comprando grandes extensiones de tierra, desplazando gradualmente a los oligarcas vernáculos y expulsando a miles y miles de pequeños y medianos productores agropecuarios, sus familias y asalariados rurales. Para comparar, hay hoy 150 mil desocupados y 500 mil personas con problemas de empleo y ni que hablar del crecimiento exponencial de los llamados “Asentamientos Irregulares Urbanos”.

Pero claro, hay que defender al latifundio a capa y espada. Hoy, éste es más rentable que nunca. Aclaramos, nunca dejó de serlo. Pero el precio de los “commodities” que producimos se ha estabilizado los últimos años y el valor de la tierra ha aumentado a valores históricamente altos. Entonces razona el ex decano de la Facultad de Agronomía, haciendo coro a los neoliberales, estancieros, dueños de frigoríficos ( varios de los cuales ya están en manos de extranjeros), etc. ¿para qué arreglar lo que no está roto?    ¿Que importa que un PBI agropecuario que ronda los 2000 millones de dólares se lo apropien unos poquitos miles de estancieros y empresas trasnacionales?

Total, la población rural ha descendido a la mitad en los últimos 30 años, casualmente cifra que se aproxima a la suma del aumento del desempleo. Ojo, esto son, diría el Ingeniero meras coincidencias. Hoy, nadie se quiere ir al campo…….

Parece que los ocupantes de Bella Unión, los demandantes de tierra de Tacuarembó, los 3000 inscritos como aspirantes a colonos en el INC, etc. no existieran. Cuando estuvimos en Tacuarembó para apoyar y conversar con los miembros del grupo, en su mayoría, pequeños ganaderos sin tierra “10 de septiembre de 1815”, nos contaban que la mayoría no estaban inscritos como aspirantes a colonos. ¿Quién se va a inscribir si las probabilidades de conseguir tierra, con el apoyo imprescindible para empezar a trabajar son, optimistamente, ínfimas? Y sin embargo hay varios miles.

El mismo Ministro reconoce que “hay mucha gente en campaña con ganado y sin tierra”, lo hace en una entrevista publicada en internet por María Urruzola.

Ningún país se ha desarrollado, dentro del capitalismo, sin una reforma agraria radical. Y por algo será que los países desarrollados cuidan celosamente su matriz agraria y campesina.

Y se pregunta Pereira ¿está el pueblo uruguayo dispuesto a pagar los impuestos necesarios para comprar la tierra mayor de 2500 hectáreas?

La respuesta es obvia. No es el pueblo quien deberá pagar esos impuestos. Es, sin duda, el propio latifundio. A pesar del avance neoliberal, el Estado conserva la facultad de poner impuestos. Y la reciente reforma tributaria es prueba de ello. Hace ya tiempo que estamos proponiendo la imposición de un tributo progresivo a la propiedad de la tierra. El país ya lo conoce, lo impuso nada más ni nada menos que Jorge Pacheco Areco. Ya que el Gobierno hace suyo el proyecto de reparación de asesinos y torturadores del viejo pachequista García Pintos, no vemos que problema habría en volver a instalar el viejo IMPROME (Impuesto a la Producción Mínima Exigible) que estuvo vigente desde 1967 hasta 1976. Calculándolo de forma que recaudara unos 250 millones de dólares anuales, cifra totalmente razonable, dado un PBI agropecuario ocho veces mayor, gravando pesadamente las explotaciones mayores de 2500 hectáreas, comenzando por las mayores de 500, se podrían destinar esos fondos al INC. Éste podría comprar unas 62 mil hectáreas anuales** (2000 dólares cada una) y destinar el resto, 125 millones de dólares para financiar la infraestructura necesaria, la formación técnica, la maquinaria, alambrados, salud, educación, transporte, etc de los nuevos y viejos colonos. Y que no nos hable el Ing. Pereira del estado crítico de muchos actuales colonos***. Más allá de situaciones puntuales, la causa hay que buscarla en el abandono por parte de un INC desfinanciado y sometido a la más ramplona politiquería a las “fuerzas ciegas del  mercado”, que por cierto, de ciegas no tienen nada. Se ha librado a los chicos a la voracidad de los tiburones. Y a partir de ello se concluye que son inviables.

Un plan de esta magnitud permitiría asentar 6 mil familias anualmente en el campo. No es mucho, pero implicaría el comienzo de un cambio de las condiciones de vida y empleo en el campo y en la ciudad.

Y que conste, no estamos pidiendo la luna. Cualquier emisión de deuda pública estos días ronda los 500 millones de dólares.

Por último al Sr. ex decano de la Facultad de Agronomía no le preocupa que una empresa multinacional llamada “ENCE” manifieste públicamente que ya ha comprado 120.000 ha de tierras en Uruguay y que seguirá comprando, tal como aparece en la página WEB de la DINAMA y que las también forestales BOTNIA, STORA ENSO Y WEYERHAUSER adquieran superficies de ese orden.

Como en toda valoración política se debe evaluar quien se favorece y quien se perjudica. En este caso concreto (vinculado al tema de la tierra): ¿Es el pueblo uruguayo trabajador el beneficiado por este tipo de “Inversiones” o es un pequeño grupo de familias aliadas a estos grandes grupos económicos multinacionales cuya única razón de ser es el lucro y poco les importa la vida de los miles y miles de seres humanos (en su mayoría niños y niñas) que se verán cada vez más sometidos a niveles crecientes de marginalidad y pobreza.

El país necesita un debate franco y directo sobre el tema de la tierra. En ese debate estaremos de un lado los que seguimos pensando como hace 30 años que nuestro campo necesita un cambio estructural (por cierto, mucho más radical que el aquí planteado) y del otro los que consideran que “ahora está todo bien”. Pero no debemos olvidar que de ningún debate sobre temas sociales y económicos quedan afuera los intereses que defiende cado uno de los participantes. Acá, lo único que no hay es “inocentes”.

Que cada cual asuma su responsabilidad.

Tomado de Brecha, 27/4/07.

**Cifra similar a la que se aumenta cada año la destinada a la siembra de monocultivos forestales, con todas las sabidas consecuencias ambientales negativas  sobre la degradación de los atributos de los suelos y los desequilibrios en el normal funcionamiento de las microcuencas hidrográficas.

*** Es lamentable constatar las deplorables condiciones de vida de muchos colonos.

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