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Partido por la Victoria del Pueblo ANULAR LA LEY DE IMPUNIDAD

 

 

Una retaguardia caliente. Uruguay y la guerra civil.

Escribe: Rodolfo Porrini*

 

Aquel país que miraba siempre hacia afuera no pudo mantenerse al margen de un conflicto de este tipo. Pero a las decenas de comités de apoyo y actividades propagandísticas desarrolladas hay que agregar una treintena de luchadores sociales uruguayos que participaron directamente en la guerra reivindicando la solidaridad internacional y la revolución social.

 

Con una importante colonia de españoles y varias organizaciones aglutinadas en torno a su origen étnico y regional, era lógico que lo que sucedía en la “madre patria” repercutiera intensamente en Uruguay. La guerra generó posiciones a favor y en contra en la colonia española y en otros sectores de la sociedad uruguaya. Hubo sintonía entre los partidarios del régimen de Gabriel Terra y los pro franquistas, así como entre la oposición antidictatorial y los pro republicanos. Incluso el gobierno de Terra suspendió las relaciones diplomáticas con la República española el 22 de setiembre de 1936 (poco antes lo había hecho con la URSS).

 

EL URUGUAY REPUBLICANO.

 

Varias organizaciones políticas, culturales, sociales y sus adherentes realizaron tareas organizativas y de propaganda a favor del bando republicano.1 Durante esos años aparecieron casi 300 comités de apoyo a la República en barrios de Montevideo y localidades del interior del país. El 3 de agosto de 1936 se constituyó el Comité Nacional pro Defensa de la República Democrática Española, que tuvo la misión de concertar “toda la campaña de ayuda moral y material a la República leal”, al que inicialmente adhirieron 62 organizaciones,2 entre las que destacan el Partido Colorado Batllista, la Agrupación Nacionalista Demócrata Social, los partidos Socialista y Comunista, la FEUU, los sindicatos ligados a la Confederación General del Trabajo del Uruguay (CGTU) y el Comité Central de Españoles.3
También se constituyó la Comisión de Damas de Ayuda al Pueblo Español, y las tareas de solidaridad con la República contribuyeron a generar un clima de acercamiento entre las fuerzas antidictatoriales –como fue el caso del impulso de muchos comités de Frente Popular en Montevideo y el Interior– aunque hubo episodios como los de mayo de 1937 en Barcelona que opusieron a los respectivos partidarios en Uruguay.4
Entre las iniciativas desarrolladas se destaca la recolección de alimentos (a comienzos de 1938 el comité había fletado un barco a España que transportaba 12 toneladas de carne),5 ropas y dinero, en el marco de intensas campañas de propaganda sobre la situación en los frentes de batalla y en las ciudades. También contribuyó a la campaña de difusión la organización de actividades como la exposición de afiches españoles –“pertenecientes la mayoría de ellos a la CNT y la FAI”– realizada en los salones del Ateneo de Montevideo en diciembre de 1937.6
La prensa también tuvo un papel destacado en la difusión.
En agosto de 1936, el comité nacional comenzó a editar España Democrática, mientras que desde tiendas anarquistas la revista Esfuerzo (publicada desde febrero de 1936) ofreció un espacio cultural de información y reflexión sobre la situación española, al igual que el órgano comunista Justicia, el socialista El Sol, el batllista Avanzar y el nacionalista Acción, de Carlos Quijano.


SOLIDARIDAD SINDICAL.

 

Desde la CGTU, orientada por los comunistas, se constituyó a mediados de 1938 el Comité Central Sindical de Ayuda a España Democrática. A través de una carta enviada por José Guillén, secretario general de la Unión de Obreros en Calzado de Uruguay a Pascual Tomás, secretario de la UGT de España, tenemos noticias de la ayuda enviada: “la confección de calzado para los hijos de los milicianos que (en) el frente se baten por la libertad”.7
Por su parte, la anarco-sindicalista Unión Sindical Uruguaya (USU) había creado por ese año el Comité Sindical pro Ayuda al Proletariado Español.
En un boletín del comité se destacaba el aporte material realizado por gremios de la USU a las centrales obreras españolas CNT y UGT: “hacer llegar su pan, su grito, su dinero, su caricia (...) directamente a los obreros que libran en el suelo ibérico la gran batalla contra el fascismo internacional”.8
Pero, ¿por qué decenas de personas se integraron a uno de los bandos? ¿Estaba relacionado con la lucha contra un enemigo internacional en expansión, el fascismo? ¿Era la posibilidad de hacer la revolución social?
Desde Uruguay partieron por lo menos una treintena de militantes: comunistas, anarquistas y pro republicanos sin filiación conocida. Eugenio Gómez señala que “en la lucha del pueblo español participaron también militantes de nuestro partido que fueron a cumplir su honroso deber solidario”.9
En un artículo de 1996 Jorge Barreiro proporciona datos de varios de ellos. El tacuaremboense López Silveira en la guerra de España desempeñó un “papel destacadísimo” en la 46 Brigada Motorizada.10 El melense Felipe Torres Pereira –cabo en 1935 cuando el alzamiento contra Terra– y el comunista José Facal –obrero de la construcción– murieron en la batalla del Ebro en setiembre de 1938. Los comunistas Antonio Pereyra y Julio Calachik fallecieron en la defensa de Madrid. Entre los “desconocidos” estaban el salteño Ramón Tajes (que no pertenecía a “ninguna colectividad política influyente”) y el capitán Ernesto Bauer. Al fin de la guerra terminaron en campos de concentración franceses unos 27 uruguayos o nacionalizados.
La enorme fuerza de ideologías en las que el internacionalismo y la solidaridad eran más que simples palabras se conjugó con la decisión personal de combatir las “fuerzas oscuras de la reacción y el fascismo” o la de participar en la “revolución social” libertaria. La guerra civil y la revolución española contaron con militantes –también uruguayos– que creyeron que allí se jugaba un mejor destino para la humanidad.

* Magíster, docente e investigador en el Departamento de Historia del Uruguay, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Universidad de la República).

NOTAS
1. Rodolfo Porrini, Inmigrantes españoles y sindicalismo en Montevideo (1905-1942), agosto 1993, inédito.
2. Esther Ruiz, Juana Paris, El Frente en los años 30, Montevideo, Proyección, 1987, pág 120.
3. Leopoldo Sala, Vivencias de un militante, México, 1982, inédito, págs 176-177.
4.
En mayo de 1937 se enfrentaron las fuerzas del gobierno de Cataluña y los comunistas, por un lado, contra anarquistas y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), hecho registrado en el filme Tierra y libertad, de Ken Loach (1995).
5. Justicia, Montevideo, 6-I-38, pág 2: “Continúan los envíos de carne para España del comité nacional”.
6. El Obrero Gráfico, Montevideo, enero 1938, pág 1: “La exposición de los afiches españoles”. CNT era la sigla de la Confederación Nacional del Trabajo (orientada por anarquistas), y FAI la de la Federación Anarquista Ibérica.
7. Carta de José Guillén a Pascual Tomás, enviada desde Montevideo y fechada el 10-IV-37. Archivo de la Fundación Pablo Iglesias, Madrid. Agradezco al doctor
Carlos Zubillaga haberme facilitado copia de este y otros documentos. El 14 de mayo de 1937, en carta desde Valencia, Pascual Tomás contestaba que “con verdadera emoción di conocimiento a la Comisión Ejecutiva de la Unión General de Trabajadores de vuestra carta”.
8. Boletín del Comité Sindical pro Ayuda al Proletariado Español, Montevideo, abril 1938, en El Obrero Gráfico, Montevideo, mayo de 1938.
9. Eugenio Gómez, Historia del Partido Comunista del Uruguay hasta el año 1951, Montevideo, Editorial Eco, 1990, pág114.
10. Jorge Barreiro, “Uruguayos en la guerra civil española. Los últimos quijotes”, en revista Tres, Montevideo, 7-VI-96, págs 36-39.

Tomado de Brecha, 28 de julio de 2006

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