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PAYSANDÚ. Presupuesto participativo: los gozos y las sombras
Por Guillermo Caraballo y Helena Heinzen.
Ponencia en Seminario DESARROLLO INSTITUCIONAL. Iniciativas para la mejora de gestión
Guillermo Caraballo
Quiero compartir lo que ha sido esta experiencia de presupuesto participativo que iniciamos en Paysandú en 2005.
Ustedes recordarán que los gobiernos municipales departamentales asumieron en julio, y a este proceso nosotros le dimos inicio en octubre, o sea al poco tiempo de estar instalados en el gobierno, había una fuerte voluntad del Intendente de que hubiera presupuesto participativo.
Una cuestión que no es menor: la Dirección de Descentralización es una creación de este gobierno. Antiguamente existía lo que se llamaba una Dirección del Interior que atendía el funcionamiento y la coordinación de las Juntas Locales. Y en otra parte del organigrama existía una secretaría de asuntos barriales. Eso en alguna medida se fusionó, fue una de las primeras medidas adoptadas por el Intendente. Se crea la Dirección de Descentralización con la atención hacia las juntas Locales, con la relación de las comisiones barriales y las coordinadoras de vecinos y también con el presupuesto participativo.
En la actualidad se le ha incorporado alguna temática, más que nada son derechos de tercera generación, son derechos de orden colectivo, el tema de la unidad de género. Se firmó un convenio con el Ministerio de Economía para que funcione la oficina de defensa de los derechos del consumidor, por tanto las políticas más innovadoras del gobierno departamental de Paysandú están radicadas en esta Dirección de Descentralización que depende directamente de la secretaría general y del Intendente.
El proceso participativo comenzó formalmente, el 31 de octubre y el 1º de noviembre con un seminario internacional en Casa de Cultura, donde participó mucha gente de Paysandú, pero los expositores fueron de Montevideo, de Rosario, de Buenos Aires, de Porto Alegre. A través de la secretaría general se señaló lo que se pretendía hacer en este proceso, que como ustedes comprenderán—hacía poco que estábamos en el gobierno—, pensábamos desarrollarlo en un mes. Lo cual en realidad fue muy bueno, tuvo mucho color y mucho calor, pero también mucho dolor de cabeza no sólo en ese momento sino en la posterior ejecución del presupuesto. En la Casa de Cultura participó mucha gente de las comisiones barriales, de las Juntas Locales que ya estaban constituidas, porque se constituyeron con mucha rapidez, a los 60 días de instalado el gobierno departamental.
Nosotros organizamos presupuesto participativo en la ciudad y hacia el interior. En el caso de la ciudad, lo que hicimos en primer lugar fue conformar un equipo de trabajo. Presupuesto participativo es una unidad de gestión.
Las unidades de gestión son estructuras en las cuales hay un responsable, en este caso la Dirección de Descentralización y quien habla, como Director y una compañera que se llama Beatriz Yardí, y después hay integrantes de diferentes departamentos de la Intendencia para tener una visión más transversal del desarrollo del proceso.
Se conformó un equipo de trabajo y lo primero que hicimos fue organizar el territorio en distritos. Distritos territoriales basándonos en cierta identidad barrial. Hubo algunos aportes técnicos, quizás no hayan sido todo lo técnico posible, capaz es un poco arbitrario, pero en definitiva era una variable que teníamos que empezar a trabajar en la organización de la ciudad en distritos.
Se crearon seis distritos, el norte, este, noreste, oeste, sur y centro, y en esos distritos, en cada uno de ellos se hicieron asambleas territoriales que consistían básicamente en la presencia del Intendente y su equipo de trabajo, en instancias vecinales con la gente.
En esas instancias se brindaba información del presupuesto en general, había algo de docencia en eso, y también del presupuesto participativo en particular, sin perjuicio de dejar instancias de apertura para la gente. Porque en definitiva se trataba de eso, de ser bastante permeable ante la concurrencia de la gente. Convengamos que si uno está sentado con 120 personas no solo se quiere hablar de presupuesto duro y de presupuesto participativo sino de otras cuestiones. Y muchas de esas propuestas que se hacían en esas instancias después fueron recogidas para el presupuesto participativo.
Luego de esa etapa —estoy relatando todo lo del primer ciclo 2005-2006, porque ahora estamos transitando el segundo ciclo 2006-2007— se fueron estudiando los proyectos, pero como teníamos muy poco tiempo, hicimos una división en tres grandes áreas.
Algunos eran proyectos realmente, los fuimos ajustando en diálogos con los vecinos y fueron puestos a consideración en la votación; otras eran sugerencias que eran cuestiones de gestión y no de presupuesto. Porque cuando uno habla de presupuesto está hablando de dinero invertido en alguna cosa puntual. Pero algunas de esas cosas eran simplemente sugerencias, por tanto no hacían cuerpo en una propuesta puntal para votarse. Otras propuestas estaban por fuera alcance de la Intendencia, fundamentalmente las que tienen que ver con obras de una estructura muy importante o vinculadas al saneamiento de todo un barrio.
Se había dispuesto el año pasado la suma de 6oo.ooo dólares para presupuesto participativo que es un 3% de todo el presupuesto de la Intendencia, pero que del rubro de las inversiones casi llega a un 15%. ¿Y cómo se distribuye eso? Se distribuye en el año pasado 70.000 por cada uno de los seis distritos, y se le asigna a cada Junta Local la suma de 20.000 dólares para que sean los ediles locales en el ámbito de sus sesiones y en coordinación con la gente, quienes definan esas inversiones.
Hicimos una jornada de votación que fue el 30 de noviembre, y este año queremos repetirla. Votaron 2.200 personas —ese día fue un día de semana— y se aprobaron 36 proyectos que en estos momentos estamos ejecutándolos y vamos cerca del 60 o 70% de la ejecución.
Hay tres tipos de proyectos en esto. Unas cuestiones puntuales, relativas al mobiliario, la computadora y demás eso ingresa por el sistema y es fácil ejecutarlo. Después existen muchas cuestiones de equipos multidisciplinarios que también cuesta al principio, pero tiene ejecución anual y se hace con alguna dificultad, pero se hace. Pero el asunto está en las obras que en definitiva tienen todo un proceso de licitación y demás y que muchas veces se demora y nosotros con la aprobación de nuestro presupuesto quinquenal recién a mitad de año, que no es un tema menor, nos habilitó a empezar a ejecutar presupuesto partícipativo y tenemos entonces un atraso, que no es tal, en la medida en que vamos a llegar a fin de año con el 8o% ejecutado.
El ejemplo que poníamos es un equipo multidisciplinario de un centro CAIF ‘Enanitos Verdes”, para nosotros esto es una bandera, porque en realidad es un grupo de una fonoaudióloga —una maestra— y ahora unos profesores de educación física que trabajaban en un CAIF con muchos chiquilines, en un barrio muy popular de Paysandú y estaba financiado por el Fondo de las Américas por un par de años. Ese contrato había cesado y estaban viendo la canalización por promoción social de la Intendencia pero en definitiva implicaba todo un estudio, y una mamá de una niña que va al CAIF lo presenta en una de las asambleas territoriales, hace campaña entre sus vecinos —en definitiva son los papás de los niños que se benefician con el funcionamiento del CAIF—, y termina siendo la propuesta más votada de ese distrito que funcionó realmente de forma impresionante.
Se realizaron diferentes asambleas en los barrios, en el Teatro Florencio Sánchez, en una escuela, enfrente a una canchita en otro barrio. La gente iba apareciendo con algunos carteles reclamando algunas cosas puntuales que después salieron votadas. También estaba el mejoramiento de viviendas. La jornada de votación se llevó a cabo en policlínicas, en la Intendencia, participaron funcionarios, frente a comercios, supermercados. En definitiva mucha concurrencia de gente, y eso habilita a que la gente hasta por curiosidad termina acercándose, preguntando y votando y viendo la lista de esas propuestas. Luego se contabilizaron los votos, se hizo el escrutinio con funcionarios y en presencia de vecinos que estaban integrando las comisiones barriales o coordinadoras.
En Paysandú hay comisiones barriales, después ellas se juntan y forman coordinadoras vecinales que es un proceso bastante importante. En el ámbito rural se trabajó con las Juntas Locales que estaban constituidas a los 60 días de instalado el gobierno, con una fuerte línea de jerarquización de las Juntas Locales en sí, de los ediles en particular y también de los coordinadores o secretarios. Y los que hicieron los ediles fue interactuar con los vecinos. Claro, tenían 20.000 dólares en los bolsillos, entonces había que gastarlo bien, no era cuestión de sentarse y definir entre ellos en una mesa sino realmente ver qué necesidades había en la comunidad. Y lo hicieron muy bien, con experiencias que superan a la ciudad.
Encontrar —por ejemplo— una balanza en la policlínica en Araújo, solo lo podían establecer los ediles locales y no nosotros desde Paysandú, eso está claro. Los ediles locales definen las propuestas a presentar al Intendente. Es un tipo de gestión, se organizan dos regionales —en Paysandú hay 8 Juntas Locales, una en Guichón y otra en Quebracho—y se aprueban 132 proyectos. Hubo etapas en las cuales recorríamos el interior con el Intendente, la Secretaria General y el equipo, y los ediles presentaban al Intendente sus propuestas que en definitiva fueron aprobadas en el marco de una sesión normal de Junta, con un orden de prioridad.
Un CAIF, una escuela a la cual se entregó un DVD, una policlínica en Constancia se equipó casi completamente, la pintura para el salón comunal, todo provino del presupuesto participativo. La Junta Local de Piedras Coloradas con computadoras para las escuelas, los liceos, UTU, calles, el mejoramiento de las viviendas en el barrio Susaca que es un barrio muy carenciado en Paysandú, también salió del presupuesto participativo. Hubo un proyecto que se llamó Punto Joven, que en realidad eran maestras que trabajaban con chiquilines donde descubrieron que los chiquilines de un barrio determinado —también con muchas carencias— se motivaban mucho con la música. Entonces en Paysandú se hizo una experiencia de murga joven y los gurises se acercaron. Claro, pero fue en el verano, y comenzaron a trabajar este año con ellos y realmente el sustento del funcionamiento de ese proyecto es la murga. Murga que por otra parte actúa en diferentes actividades durante todo el tiempo en Paysandú.
Estamos ahora en la rendición de cuentas del año pasado y viviendo y transitando este nuevo proceso del 2007. Esta fue un poco la presentación, ya en esto se nota un cambio de un año a otro. Por que ese juntate, pensalo, decilo, la campaña que se hace es una campaña, en definitiva, de invitación y de convocatoria. Un convite que se hace a la gente para que participe. Esto es un poco lo que se encuentra en la ciudad de Paysandú, las casas y de más. Instalamos una casa de presupuesto participativo para que la gente concurriera a presentar propuestas. Este año se presentaron 300 propuestas. Y lo puede presentar toda persona mayor de 16 años, organizaciones barriales, comisiones, y ahí funciona entonces la estructura de presupuesto participativo.
La innovación que hicimos este año, en mi consideración una de las cuestiones más importantes, es la llegada masiva a los centros educativos, los liceos, UTU, instituto de formación docente. Fue una experiencia notable, hicimos 5 asambleas en los liceos y ahora hay propuestas presentadas por los gurises en el marco de la formación ciudadana, que arranca, y lo cuenta, cuando cuenta esto, cuenta las de color rosa pero también la cantidad de espinas que tiene esto. En realidad los dolores de cabeza que hay son impresionantes porque la estructura municipal no estaba preparada para esta sacudida desde el punto de vista del desarrollo de una política estratégica en el relacionamiento con la comunidad. Esta es un poco la nueva convocatoria para la jornada del 30 de noviembre que van a hacer las elecciones de las propuestas. Estamos trabajando ahora en esta etapa para ver si podemos repetir el éxito que fue el año pasado.
HELENA HEINZEN
Trataremos ahora de transmitir lo que ha sido para nosotros un proceso muy rico que tiene una cantidad de cosas buenas y una serie de dificultades, de sinsabores, de percances, que han sido todos básicamente tomados con un espíritu constructivo de aprendizaje. Este proceso es un proceso que a nosotros cuando nos preguntaron el nombre de la ponencia, la nombramos “los gozos y las sombras” en alusión a aquella telenovela española que fue tan famosa y que precisamente mostraba, nos imponía, el lado positivo pero también asumir precisamente desde las sombras los crecimientos. Entonces vamos a tratar un poco de desarrollar, contar un poquito dónde estuvieron las dificulta des y a su vez sacar las cosas en positivo.
Esta definición del presupuesto participativo es un proceso en el cual los vecinos intervienen directamente en el gasto de los dineros públicos, lo que permite un intercambio entre el gobierno departamental y las necesidades de la gente.
Es una definición que elaboramos en el segundo periodo. Nosotros al primer periodo que relató Guillermo Caraballo con lujo de detalles, le llamamos una experiencia piloto. Fue eso precisamente y así se lo planteamos a la población.
Estamos poniendo en práctica determinadas herramientas y probando esas herramientas. Y de ahí íbamos a aprender para poder instrumentar en este segundo periodo de presupuesto participativo las mejoras y las definiciones que eran necesarias. Entonces estas definiciones, con las que empezábamos las asambleas del segundo presupuesto particípativo, que ya las hicimos todas, asambleas en las que rendíamos cuentas de lo que se había hecho con la ejecución de los proyectos —en esa instancia estábamos en el 40% de la ejecución de los proyectos— y avanzábamos en determinadas cosas que hacen a la rigurosidad del proceso, que nosotros entendemos que debe ser un proceso riguroso y que aún no lo es lo suficiente.
Riguroso en cuanto al método, en cuanto a los procesos, pero lo estamos construyendo. Entonces esta definición la armamos a partir de eso, de saber que era un intercambio. Para nosotros es de las cosas más enriquecedoras.
Cuando planteamos el presupuesto participativo y conversamos con los compañeros de Rosario, Porto Alegre, Buenos Aires y Montevideo, lo hacíamos a partir de una premisa que era que el presupuesto participativo es una transferencia de poder. Eso implica muchísimas cosas, y solamente en la práctica uno se da cuenta de cuánto implica. Y básicamente también no es sólo la transferencia sino el intercambio, por eso la definición de que es el intercambio entre el gobierno departamental y los vecinos.
Es un fenómeno muy complejo y debemos asumirlo así, no es un fenómeno lineal, lo tomamos como lineal en el caso de la experiencia de 2005 en tanto era una experiencia piloto pero luego se abre en una cantidad de dimensiones, y a todas hay que atenderlas. Con algunas hemos sido más exitosos, con otras no, con otras estamos en proceso.
La primera de las variables que implica ese fenómeno complejo es la transparencia de la información. Implica un cambio hacia el relacionamiento con los vecinos pero también un cambio a la interna de la estructura municipal. Por que la estructura municipal no estaba acostumbrada a tener que rendir cuentas ni a explicar cómo son los dineros ni cómo son las cosas a la población.
La estructura municipal viene de una práctica que está acostumbrada a dar las cosas dadas, y a asumir que los dineros que nosotros al presupuesto municipal lo llamamos el “presupuesto duro” es una cifra final pero que no se abre en renglones. El desafío es en cuanto a la transparencia de la información es ver qué información se brinda a la población, y a su vez tener aliados. Yo les digo aliados porque todavía falta el proceso de involucrarse más desde algunos funcionarios municipales.
Después, tener reglas claras conocidas por todos también, es algo muy trabajoso, implica armar reglamentos, estatutos, formas de trabajo, saber que las cosas son así y no de otra manera, poder decirlas. También, en una práctica municipal que no estaba acostumbrada a eso.
Porque ¿a qué estaban acostumbrados? Un poco a la voluntad del Intendente o de determinadas jerarquías que sabíamos que era un poco a la voluntad individual que estaban ligados determinados procesos. En cambio acá estamos diciendo que no es la voluntad de nosotros, de lo que queremos, de lo que nos gustaría, sino que hay determinadas reglas que hay que cumplir. Esas reglas no están dichas todavía en su totalidad, las estamos construyendo a partir de la experiencia y de estos aprendizajes.
La rigurosidad en los procesos, esto es, ser rigurosos en el tema de qué se dice en las asambleas, cómo se dice, cómo se da la participación, cómo se da la palabra a los vecinos, cómo se sistematiza la información, todo eso es muy importante. Porque por un lado el ser sistemáticos sienta precedentes y nos permite crecer para la próxima experiencia, pero también el tema de manejar la información, tenerla sistematizada y saber que las cosas deben hacerse siempre de una misma manera nos da seguridad en el proceso.
Lo último es ceder poder y tomar poder. Por ejemplo, en las primeras asambleas nosotros salimos a decir que esta era la distribución de ingresos en el presupuesto departamental. Esto fue una bomba que saliéramos a decir a los vecinos, porque esta es una cosa, un saber encriptado que manejaban los ediles y el director de administración. Porque ni siquiera los directores de otras áreas las solían manejar. Entonces que alguien sepa cómo se distribuye la plata, desde dónde viene la plata, fue realmente una movida. Nosotros notábamos en las asambleas que había una movida y al final de las asambleas nos pedían más información. Eso es transparencia en la información.
El presupuesto participativo en todo el presupuesto departamental les mostrábamos que era un 3%, es el 15% de las inversiones. Esto implica también desmitificar un poco qué es presupuesto participativo, porque uno piensa que se va al presupuesto departamental y que todos van a votar todo. No, es una porción nomás. Porque hay otras cosas que son los roles específicos de las intendencias que son las competencias y las obligaciones que tienen, que tienen un gasto determinado y eso lo debe manejar el administrador principal que es el intendente. O sea, lo que estamos diciendo es que hay una determinada porción de los dineros municipales, que en este caso es el 3%, y que además en la práctica y viendo las experiencias de otras ciudades, más o menos siempre es en ese entorno, del 5 al 2.
Nosotros elegimos el 3, una elección totalmente arbitraria, debemos decirlo. Porque dijimos, de esta bolsa de dinero cuánta plata dejamos que decidan los vecinos sobre en qué se va a usar. Eso es presupuesto participativo, no hay que pensar que está todo el presupuesto municipal puesto a votación. Porque también es una cosa a explicarle a los ediles, los ediles temblaban porque pensaban ¿qué es lo que van a hacer? Una cosa que nos toca decidir a nosotros van a ponerlo en consideración de toda la población. No, es solamente un renglón del presupuesto o un programa del presupuesto municipal que se pasa a llamar presupuesto participativo y que es el 3% del total de presupuesto municipal.
Esto es un ejemplo también en cuanto a transparencia de la información. Para nosotros fue muy importante todo este proceso de formación hacia el presupuesto participativo, la experiencia del 2005 en sí todavía no podía ser llamada de presupuesto participativo.
Hicimos una experiencia de juntar las distintas direcciones de la intendencia para saber el estado de los servicios municipales en la ciudad. Entonces les presentábamos a cada uno de los barrios planos en donde les poníamos el estado de las cosas. ¿Para qué? Para saber como gobierno municipal departa mental entrante el estado de la ciudad, en cuanto a los servicios y prestaciones varias, pero también les sirvió a los vecinos para darse cuenta cómo estaba la ciudad y si algunas cosas que demandaban correspondían o no. Yo tomé un mapa cualquiera, por ejemplo del estado de conservación de los pavimentos. Es bueno, regular bueno, regular, malo. Hay que ver un poco los verdes oscuros qué implicaban. En general los pavimentos estaban buenos, en general. ¿Dónde están los pavimentos malos, dónde están realmente deteriorados? ¿A partir de qué? De una información veraz. Porque si no la tendencia es decir que las calles son un desastre. ¿Las calles son un desastre? No, las calles son esto. Nuestra sensación de que son un desastre, bueno, eso es otra cosa, pero es una sensación subjetiva. ¿Eso qué hace? El hecho de que le brindemos información a los vecinos hace que el vecino se tenga que parar de otra manera y entienda que ya no sólo es emitir anhelos, deseos o cuestionamientos sino que, real mente decir, vamos a hablar de que esto es así. Donde decís que las calles son un desastre está en rojo, y está en rojo acá y acá. O sea que por acá no pasa nada.
De esa misma manera hablábamos de, por ejemplo, una demanda que ya sabíamos que estaba prevista: los salones comunales. Todo el mundo quiere un salón comunal en la esquina de su casa, es así. Pero cuando ven un mapa donde empiezan a aparecer los redondelitos de cuántos salones comunales hay, bueno, ¿es necesario que los dineros públicos se usen una vez más en un salón comunal que va a tener muy poco uso? Razonemos entre todos, ¿dónde son necesarios los salones comunales, qué uso le damos a los salones comunales, cuántas veces al día, a la semana se usa el salón comunal, con qué estructura municipal se debe contar para eso, cuánta plata ponemos de la Intendencia para eso? Entonces ahí empieza una cuestión muy fermental de que los propios vecinos se cuestionan determinadas demandas, o se replantean las demandas. Para nosotros eso es una instancia clara de formar ciudadanía, porque una de las cosas que tiene, uno de los objetivos que tiene la Dirección de Descentralización es precisamente eso: formar ciudadanía. Y en un momento en el que notamos precisamente que estaban muy devaluados determinadas instancias de participación y determinados roles de compromiso ciudadano, este tipo de asambleas para nosotros fueron fundamentales.
Lo de las reglas claras conocidas por todos. El tema de difundir en qué consiste el presupuesto departamental, que también fue un aprendizaje para nosotros, no se olviden que nosotros teníamos cuatro meses de gobernantes, o sea que el tema de entender un presupuesto por programa y lo que implica cada renglón en los programas, lo aprendimos nosotros y tuvimos que explicárselo a los vecinos.
Y a su vez, el tema de prever las acciones de los años pero también de este corrimiento que hay con respecto a que los dineros de los que podíamos disponer, decididos por nosotros, no los íbamos a tener habilitados hasta el año siguiente. Porque esto del corrimiento, o sea, nosotros trabajamos todo el año con el presupuesto de la administración anterior. Entonces ese desajuste también había que planteárselo a los vecinos, porque a veces las urgencias de los vecinos hacen que uno votó a un gobierno, el gobierno prometió tal cosa, ya hay que ponérselo a hacer. Pero hay determinadas cuestiones que son procesos, que tienen que cumplirse, que tienen que ver con los aprendizajes, que tienen que ver con el situarse en el lugar pero también tienen que ver con cuestiones netamente constitucionales y que son un debe en la cuestión de este país.
El tema de explicar qué es una asamblea territorial, y situarla sin que todavía estuviera en la estructura municipal, situarla en su rol de cogestión del territorio. Eso es algo bien interesante porque no era ni una asamblea partidaria ni una asamblea de una comisión vecinal, era un lugar donde había muchas voluntades diferentes que confluían y realmente el tema de poder entender qué es una asamblea territorial tutelada, guiada por la Intendencia le da otro cariz al tema de la participación.
Implicó hacer, aprender muchas cosas con respecto al periodo ese de la experiencia piloto, y ese aprendizaje también hay que poder decirlo, también hay que poder transmitirlo. Una de las cosas que nos pasó en el periodo anterior, era que teníamos 6 distritos, uno de los cuales —los distritos los habíamos definido a partir de ese estudio del territorio y la prestación de servicios de la Intendencia—, el distrito sur era enorme, en Paysandú, en la ciudad. El distrito sur resultó una exageración para el tema de la gestión. Primero por la cantidad de población. Estábamos hablando de que solo en ese distrito teníamos un tercio de toda la población que se distribuía en los otros distritos. Entonces ¿qué fue lo que hicimos para este periodo que empezaba? Indudablemente dividirlo, porque además hubo demandas de los vecinos. El Río Uruguay es este, el centro y toda su zona portuaria, la gente del sur nos decía —antes también tomaba el puerto— o sea que ellos se sentían parte del centro y no del sur. Entonces implicó ajustar. Y siempre el tema es la corrección a partir de poder hablarlo con los vecinos, explicar porqué, y esto hizo que redistribuyéramos los rubros para usar en el presupuesto participativo, entonces lo que hicimos fue que a cada uno le sacamos 10.000 dólares y entonces este año cada distrito tiene 60.000 dólares para utilizar en proyectos de presupuesto participativo. Lo que les hablaba de la rigurosidad de los procesos, primero que nada tener claro que a pesar de que uno quiere ser riguroso, está construyendo. En la medida que está construyendo hay cosas que se mueven, por eso hay que ser positivo, ser estricto pero a su vez ser flexible.
Una de las cosas fundamentales es la coordinación interna. Eso de lo que señalan respecto en general a todas las estructuras municipales, en particular en la unidad de presupuesto participativo es donde más hemos tenido que trabajar por el tema de coordinación interna. Porque los proyectos son de los más variados tipos, entonces deben intervenir todos los servicios municipales según el tipo de proyecto. El tema que les hablaba, para poder ser más o menos riguroso hay una cantidad de cosas.
Tener una metodología, que también está en construcción, pero compartida. O sea, saber qué es lo que estamos haciendo y poder ir corrigiéndola. Ser transversales, en la Intendencia poder hablar que la Dirección de Obra, la Dirección de Servicios, la Dirección Social estén siempre juntas cuando se va a tratar un tema. Eso es muy importante. Por que si no luego se dan las cosas por entendido, las direcciones resuelven sin tener todas las variables, y se dan una serie de instancias donde no se usan bien los recursos, que son los recursos humanos, el recurso del tiempo y al final el recurso del dinero. La sistematización, yo insisto siempre en que todo lo que hagamos lo escribamos en un cuadernito.
Cuando nosotros empezamos este segundo periodo tuvimos la casa del presupuesto participativo, hicimos la campaña publicitaria que fue para nosotros todo un logro desde el punto de vista de la imagen visual y del impacto en la ciudad, y además creamos el 0800 0728 para que la gente llamara e hiciera las propuestas o hiciera las consultas necesarias. La casa, como son estas cosas cuando uno empieza, tenía el cartel, un escritorio, una funcionaria, el teléfono, no tenía muchas más cosas. A la semana nos dimos una vuelta para ver cómo estaba yendo y me dice que el teléfono en realidad lo están usando para hacernos cachadas. Bueno ¿pero hay alguien que pregunta algo en serio? Alguno... y ¿cuántos son? ... ah, no sabemos.. ¿y cuántas son las cachadas? ... ah, no sabemos. Entonces no, un cuadernito. Cada llamada se anota y así sabemos, porque ese 0800 lo paga la Intendencia. Entonces sepamos si ese 0800, para la instancia que viene nos sirve, o si simplemente estuvimos pagando cachadas durante todo el tiempo. Esa instancia que es como elemental, de decir anotemos las cosas, y luego evaluemos las cosas, es muy importante. Sin duda, podemos saber además el tipo de preguntas que se hacían. Al final, además, en estas cosas la percepción subjetiva distorsiona un poco, entonces seguramente a la funcionaria el hecho de que la llamaran a hacer cachadas, le parecía que el universo de llamadas eran solo cachadas, porque claro, es molesto estar atendiendo solo cachadas telefónicas.
Si uno registra los procesos empieza a ver las partes buenas de la cosa. Y fue realmente así. El tema de la sistematización. La comunicación fue esto, de cambiar la forma de comunicarnos, apostar mucho a cartelería urbana, en lugares importantes, apostar a la televisión, al 0800 como una forma de comunicación y no sé si hubo algún otro... bueno, los volantes y todo eso que ya lo habíamos usado la vez anterior. Pero en este caso la innovación más grande fue esto, y tener en el centro de Paysandú una casa con un gran cartel que dice “presupuesto participativo” que creo que por ahí pasa el 8o% de la población de Paysandú y sin duda está presente en la cabeza de todos.
El ajuste de la experiencia 2005-2006 fue fundamental en cuanto a precisamente la forma de presentar los proyectos, el tema este del ajuste en el territorio, realmente y la consolidación de la unidad de presupuesto participativo como una de las cuestiones que estamos construyendo. Yo ya tengo un equipo de cuatro que están al firme y que saben que es duro construir una unidad transversal en una Intendencia con una estructura muy vertical y sin existencia de procesos. Entonces hacemos el esfuerzo de reunirnos transversalmente. Los que están directamente en la ejecución de los proyectos y en la validación de los proyectos, todas las semanas, pero transversalmente a nivel de la dirección tratamos de tener cada 15 días una reunión de evaluación y de intercambio, que a veces son muy ricas, porque realmente nos imponen cosas novedosas.
Otro de los ajustes, nos dimos cuenta que el año pasado habíamos levantado propuestas en las asambleas y habíamos dejado que los vecinos vinieran con una hojita escrita “quiero hacer tal cosa, quiero hacer tal otra”. Luego nos dio un trabajo impresionante decir bueno, ¿qué era lo que quería? ¿Está clara la propuesta? ¿Esto es un proyecto? ¿Esto corresponde? Lo que hicimos fue instrumentar un periodo de aceptación, después de las asambleas territoriales en las que rendimos cuentas del periodo 2005-2006, los invitábamos a volver a participar en el 2007, abrimos un periodo de presentación de propuestas con un formulario, en donde esté el nombre del proyecto, el distrito, el referente, o sea a quién le podíamos ir a preguntar qué era lo que habían querido decir, y una serie de cuestiones más como para poder ubicarlos, una pequeña descripción, y la ubicación específica, porque muchas veces decían “yo quiero cordón cuneta en el distrito tal”. Sí, pero en ¿cuál calle, en qué esquina, cuántos tramos, cuántas cuadras? Porque para poder usar bien los dineros tenemos que saber de metrajes, de salarios, tenemos que poder cuantificar las cosas y entonces poner los dineros. Y eso es muy difícil de hacer.
Realmente es armar presupuesto durante todo el año, y contar con recursos humanos que, nos estén por un lado armando proyectos y por el otro poniéndole plata al lado. Eso aún nos cuesta mucho hacerlo. Sin duda tenemos la experiencia del año pasado, pero nos cuesta mucho. De las experiencias de mejoramiento de la experiencia del 2006 hacia el 2007, es que hemos estado trabajando precisamente en esto, en registrar los proyectos de otra manera, en poder clasificar los proyectos.
Es establecer qué es. ¿Es un proyecto social, es un proyecto de obras, un proyecto de cultura, un proyecto deportivo? Si lo podemos clasificar se lo podemos dar a alguien responsable, y hacer que ese responsable sea lo que nosotros llamamos el dueño del proyecto. Es el que va a tener que rendir cuentas si ese proyecto se hizo o si no se hizo. Eso es algo muy innovador en la Intendencia. Porque si hay algo que en las Intendencias pasaba, era que se perdía, nadie es responsable de nada, las cosas se debían hacer, y si se hacían, bárbaro. Pero ahora estamos hablando que por disciplina o por áreas temáticas hay dueños de proyectos que son los que tienen que seguir el proyecto y que tienen que poder rendir cuentas.
Con respecto al proyecto y al formulario en sí, es tratar de definir el nivel de definición de la idea, porque muchas veces pasa que los vecinos lo que tienen es una expresión de deseo, “tendrían que hacer tal cosa”, “tendrían que tener huertas para que trabajen los de la tercera edad”. Vamos a hablar con la referente que presentó el proyecto, y en realidad a ella le gustaría que los de la tercera edad trabajaran de determinada manera e hiciera determinado tipo de cosa. Ahora ¿quién lo hace, cómo se hace, con cuántas personas, en qué instancia, en qué momento del año? Son todas cuestiones que hacen a definir una idea en concreto y poderle poner plata al lado, porque estamos hablando de plata-
El tema de poder tener bien claro cuál es la idea, nos define entonces si el proyecto es viable o no. En ese periodo que para el 2007 ya terminó, que se presentaron 300 proyectos para la ciudad, en el interior todavía están trabajando los ediles y los dejamos para la instancia de después del 30 de noviembre porque entre otras cosas aprendimos que las dos cosas a la vez es muy difícil llevarlas adelante, sobre todo para un equipo de gestión chico como es el nuestro. Trescientos proyectos no quiere decir que los 300 proyectos los vamos a poner a consideración de la ciudadanía en la jornada de votación del 30 de noviembre. Vamos a poner aquellos que para nosotros son viables, y esa fue de las cosas que explicamos en las asambleas de este año del presupuesto participativo. Nos encontramos con muchos proyectos que no eran viables. Y no eran viables porque por ejemplo la propiedad del suelo no era municipal, entonces poder encarar cualquier obra sobre un suelo que no es municipal nos llevaba mucho tiempo. Hemos asumido compromisos que nos van a llevar más de un año de trabajo. O no es viable porque hay determinadas incompetencias dentro de la contratación de un profesor que ya tiene un contrato público y no puede tener otro. O sea, no es viable por una cantidad de cosas que nosotros no lo vimos en la experiencia del 2006 y este año sí estamos definiendo la viabilidad. Y después antes de la jornada de votación tener elaborado el pre-proyecto.
Saber en qué consiste, saber cuáles son las acciones que tendremos que hacer para que ese proyecto presentado por el vecino se cumpla. Hablo del tipo de obra, los funcionarios que estén involucrados, los materiales, es decir, un nivel de definición bastante avanzado para poder decir que el proyecto está armado y se puede poner a votación.
Los tipos de proyectos que estamos manejando en este momento, además de estar clasificados en distritos, en distritos son básicamente con estas temáticas: obras, proyectos del tipo social, cultural, deportivo, de paseos públicos, de limpieza, de higiene, de tránsito, pedidos concretos de computación y de alumbrado. Esos son los tipos de proyectos que hoy tenemos clasificados. La viabilidad ¿cómo hacemos que nuestros proyectos sean viables? Por un lado nos pusimos un tope de que cada proyecto llegue a unos 10.000 dólares, pueden ser menores, porque nos pasó el año pasado que hubo un proyecto que se llevó todo el rubro de uno de los distritos y nos pareció un poco desigual. De todas maneras nosotros estamos en plena etapa de elaboración de los pre proyectos y nos damos cuenta que el límite de los 10.000 dólares puede haber sido un poco estricto. Evidentemente proyectos de 12, 13 6 15 sin duda que se pueden incorporar.
El tema de la viabilidad jurídica que nos ha dado muchísimo dolor de cabeza con respecto a los proyectos del año pasado, el plazo de ejecución que no sea un proyecto in eternum, en realidad son proyectos de ejecución de un año, de un ejercicio, y después los propios criterios conceptuales: si ya está en el presupuesto municipal, si responde a los lineamientos programáticos del gobierno, si es inclusivo o no. Cosas que se nos presentan que un barrio de viviendas nos pide este año que le cerquemos con una reja todo el barrio. Eso para nosotros es una cosa que vamos a hablarlo con la comisión, vamos a ver qué hablan, pero sabemos que están pidiendo rejas, quieren encerrarse con respecto al resto del barrio. Eso nosotros no lo podemos llevar adelante. No se lo vamos a bajar de la lista de proyectos así nomás, lo vamos a conversar con el barrio, pero eso no tiene que ver con los lineamientos programáticos de nuestro gobierno. Ese tipo de cosa, esto es, el tema de la seguridad ciudadana lo hablamos desde otro ámbito y con otras connotaciones y no poniendo rejas.
Me quería detener en este tema porque es en el que me parece que hemos aprendido más los que estamos dentro del presupuesto participativo y los vecinos. Creo que los vecinos aún no han tomado del todo conciencia. Los que estamos realmente en un periodo muy explosivo de crecimiento en esto de ceder poder somos los que estamos en la unidad de presupuesto participativo. Porque lo que teníamos claro era ceder poder presupuestal, o sea, que alguien decida sobre cómo usa ese 3% el presupuesto municipal. Eso lo tuvimos claro desde un principio, lo decía el Intendente en las primeras asambleas, no hay problema. Pero después resulta que puede haber algo que sea un ceder poder programático, en la medida que no comprometa nuestros principios, puede ser que desde la ciudadanía se estén proponiendo cosas que enriquezcan lo programático del gobierno municipal, o que simplemente toquen áreas que lo programático no lo tenía para nada en cuenta. Porque hay algo que queda claro, ¿quién decide esto? En las jornadas de votación, en las urnas, las ideas que se proponen si se votan, se hacen. Y eso, al gobierno municipal le resulta doloroso, porque puede ser que haya cosas que no las quiera hacer, o que entienda que no es el momento, que no es lo prioritario. Ejemplos pequeños, sin duda, no estamos hablando de contravenir los grandes lineamientos programáticos, pero un semáforo en una esquina, por ejemplo. El director de tránsito puede decir que ahí no quiere poner un semáforo, no es el momento, pero si los vecinos te votan un semáforo, y si no fuiste capaz de convencer a los vecinos de que esa no era la solución, esa es la solución porque ¿quién lo decide? La ciudadanía. Y eso es doloroso en el sentido de decir qué hay que hacer, hay que ceder poder en serio.
Hay un 3% en dinero y un no sé cuánto por ciento en otros temas que uno tiene que poder hacer un pasito al costado y darle lugar a los votos de la ciudadanía. Por eso, entonces es formar ciudadanía y ahí es donde yo les digo que creo que los vecinos todavía no se han dado cuenta. Porque los vecinos aún siguen en la etapa esa de las demandas, quiero que hagan esto, quiero que hagan lo otro. Pero implica, si ustedes deciden, si ustedes piden una cosa, la ciudadanía la vota, o ustedes quieren que se haga esa cosa, primero tienen que hacer campaña electoral para que la idea de ustedes salga, y después si la idea de ustedes sale, deben controlar esa idea, deben cogobernar esa idea. La idea de poner el semáforo en la esquina debe ser controlada por los vecinos. Y eso es cogobernar, y eso resulta también muy novedoso para los vecinos, porque los vecinos estaban en muchos casos acostumbrados a pedir y esperar. Si se cumplía, bárbaro si no se cumplía seguían pidiendo. Y ahora estamos diciendo que nos comprometemos a esto, tres, cuatro ideas por distrito. Esas tres, cuatro ideas las tenemos que ejecutar pero ustedes como vecinos las deben controlar. Y entonces en esa instancia de control y gestión también hay un aprendizaje muy grande para nosotros como gobernantes sentir que el control es directo, ya no es ese control indirecto de las urnas cada 5 años.
El control es directo. Ya no es el control indirecto de los ediles que son representantes de la población. Eso hace que nos tengamos que parar de otra manera en la calle. Por eso hablaba de formar gobernantes. La última reunión de la semana pasada, viernes de tarde, hicimos la reunión para tratar todos los proyectos problemáticos en cuanto a la viabilidad. En los 300 proyectos teníamos una lista de 13-14 proyectos que van a ser votados el 30 de noviembre que no sabíamos si eran viables, que no sabíamos si con respecto a nuestros principios programáticos correspondían. Fue una reunión dura en la que nos dijimos muchas cosas de qué es gobernar, cómo se gobierna, qué es ceder poder, por eso digo aquello de “los gozos y las sombras”, era el gozo de la gran discusión, de decir vamos a ver qué aprendemos de esto. Lo sacamos en limpio, salió en limpio qué pasaba. Los proyectos eran por ejemplo desde cercar un barrio hasta enseñar Tai Chi Chuan, que nos pone en un ¿qué es Tai Chi Chuan? ¿Y nosotros queremos enseñarlo? Ah no, porque es una disciplina oriental. ¿Y por qué no vamos a enseñar una disciplina oriental en un centro de la tercera edad?, ¿cuál es el problema si se enseña cestería?, ¿cuál es la diferencia? Pero cada una de esas posiciones fueron defendidas con mucha vehemencia y cada uno con mucha convicción. Hubo por ejemplo proyectos de seguridad ciudadana que para nosotros son inviables porque, entre otras cosas, no es competencia municipal la seguridad ciudadana, pero hay una directora de un liceo que pide que los propios chiquilines hagan de guardia de seguridad alrededor del liceo. Una cosa muy dura que nos impone una gran discusión.
Hace tiempo me contaron que Rousseau, por allá por la Revolución Francesa, dijo que la democracia es un plato suculento de difícil digestión, y yo creo que ese es el mejor corolario para decir cómo es nuestra experiencia en presupuesto participativo, la estamos digiriendo pero la estamos comiendo con muchas ganas.
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