Profundización democrática y las vacas sagradas en Uruguay
Publicado el 10/04/24 a las 6:33 am
Por Luis Puig
Existen lugares por donde la democracia no transita. Sin embargo, desde esos lugares permanentemente la democracia es presionada, cuestionada y hasta vaciada de contenido.
¿Cuáles son esos espacios, en los cuales los y las ciudadanas de a pie nunca eligen a sus dirigentes? Son poderes fácticos: los grandes medios de comunicación, el poder financiero, las fuerzas armadas o las grandes cámaras empresariales, por nombrar los de mayor peso.
En las últimas semanas, han arreciado declaraciones, descalificaciones y agravios por parte de jerarcas militares en actividad o retiro. Estas son emitidas desde logias de retirados, nostálgicos de la dictadura, hasta el mismísimo comandante en jefe del ejército, sin olvidarnos de senador Manini, líder del partido militar y ex comandante de la fuerza de tierra. El general Stevenazzi comandante actual de ejército ha expresado que seguirá atentamente lo que diga el Frente Amplio en la campaña electoral en relación a las fuerzas armadas y saldrá a responder.
Como si fuera poco la amenaza de un jerarca militar, a quien le está vedado por la Constitución toda expresión política salvo el voto, sus palabras fueron aprobadas por el ministro de Defensa (actual senador), el denunciador contumaz y perseguidor de la libertad de expresión, Javier García.
Pero la palma de oro se la lleva el líder de Cabildo Abierto, Manini Ríos. El general y actual senador, se despachó con una acusación de antidemocráticos al PIT-CNT y afirmando que allí están las fuerzas armadas para evitar sus desbordes. Unió en una sola frase, una grotesca falsedad histórica y una amenaza abierta que raya en una incitación al golpismo.
La dirección del movimiento sindical no dejó pasar esas declaraciones y reivindicó el papel fundamental de los trabajadores en la lucha por la democracia enfrentando al Terrorismo de Estado.
¿Cómo es posible expresar abiertamente tamaña falsedad histórica? Las razones se pueden encontrar en la cultura de impunidad que durante décadas se desarrolló en nuestro país. Impunidad lograda no solo a través de los mandos militares, sino también en base a omisiones y complicidades políticas de la derecha política a lo largo de décadas. Basada en una larga saga de ocultamientos y complicidades por parte de blancos y colorados, y más recientemente también por cabildantes.
Pero surge una pregunta ineludible… ¿Por casa cómo andamos? Los gobiernos del Frente Amplio desarrollaron avances innegables en materia de derechos humanos, pero tuvieron gusto a poco y no se implementó una política pública que implicara a la sociedad e hiciera carne en las nuevas generaciones. Esto sin duda es materia pendiente para una fuerza política que pretende ser gobierno nuevamente.
Mucho se ha hablado de autocríticas, eso es bueno si da insumos para corregir y desarrollar políticas que profundicen y llenen de contenido a la democracia. Debiéramos comenzar por reconocer las grandes falencias que nuestros gobiernos frenteamplistas han tenido en materia de política hacia las fuerzas armadas. Analizar y poner en práctica las enseñanzas de nuestro gran compañero y referente Víctor Licandro es un debe que tenemos como fuerza política.
Licandro nos decía ‘’No se trata de negociar con las fuerzas armadas, sino de llevar adelante el precepto constitucional de que ellas deben estar subordinadas al mando civil que surge de la soberanía popular de las urnas’’. De que seamos capaces de abrevar en sus enseñanzas, dependerá la calidad de la democracia.