Luis Puig en un diálogo con CLARIDAD donde no se guarda nada
Publicado el 02/01/24 a las 6:39 am
Por Eduardo Aparicio
Fuimos a buscar a Luis Puig dirigente del PVP, ex diputado, dirigente sindical del Sindicato del gas y del Pit-Cnt, referente de los DD.HH., para abordar diversos tópicos. La entrevista deja en claro que la militancia movida por un ideal de emancipación está en el centro de su vida.
¿Qué piensas de la propuesta de una Mesa por la Verdad, anunciada en ese evento?
Hasta el momento del anuncio de la Mesa de la verdad no estuvo acompañado de fundamentos ni de explicaciones claras de cuáles serían sus alcances y objetivos. Esto es una complicación a la hora de dar una opinión. De cualquier manera creemos que lo que tiene que hacer el Estado uruguayo en primerísimo lugar es cumplir con los compromisos internacionales que tiene asumidos con las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con asegurar la remoción de todos los medios que impiden el tema de la Verdad y la Justicia, aquellas reminiscencias de una cultura de impunidad que durante décadas se impuso en el país, deben ser eliminadas según los dictámenes de la Corte, y en realidad las experiencias anteriores , como la Comisión para la Paz fue una comisión que en realidad no estuvo basada en ningún dictamen jurídico, no podía hacer conducir por la fuerza pública aquellos que tenían información o que estaban imputados de delitos y se hablaba de la “verdad posible”. Nosotros creemos que en Uruguay el Estado que ha sido omiso durante décadas; debe establecer con absoluta claridad todos los mecanismos que posibiliten la Verdad y la Justicia, desterrando definitivamente la impunidad de nuestro país. Creemos que esa debe ser la forma de encarar el tema de la Verdad y la Justicia, que desde nuestro punto de vista son inseparables, porque en aquellos lugares donde se ha sacrificado la Justicia en aras de alcanzar la verdad, los fracasos han sido grandes, por tanto nosotros nos inclinamos por que el Estado uruguayo cumpla con sus obligaciones y pueda eliminar la impunidad de nuestro país.
¿Con lo resuelto queda “enterrada” la propuesta de dejar de hacer parte de las Misiones de Paz?
En primer lugar considero que el FA se debe una discusión más profunda sobre este tema. Debiéramos dejar de encarar el tema en base al eufemismo de que estaríamos ayudando a las poblaciones de los países en los cuales actúan las llamadas misiones de paz. El General Licandro que mucho intentó enseñarnos sobre fuerzas armadas y sus prácticas, y que ha sido muy poco escuchado en nuestro FA, decía que las misiones de paz no están pensadas para llevar bienestar a los pueblos de los países en los que se realizan sino que están en función de llevar una supuesta estabilidad para el mejor desempeño de las transnacionales y que ellas puedan operar y obtener mejores ganancias sin resistencias de los lugares donde actúan. Esto claramente nos dice que las misiones de paz son instrumentos al servicio de los poderosos a nivel internacional y que los distintos países se someten a una condición de peones en ese ajedrez internacional de las grandes potencias. ¿Qué beneficio le ha llevado al pueblo haitiano la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) y las ocupaciones militares anteriores que se dieron durante décadas? Podríamos decir que estas ocupaciones contribuyeron a deponer a un presidente electo constitucionalmente como Aristide, a reprimir al pueblo haitiano, a violar sus derechos humanos sistemáticamente, a imponerles una epidemia de cólera que fueron producto del accionar de una de las fuerzas de ocupación, que contaminaron uno de los ríos principales en Haití y ¿por qué se dio esa situación? ¿por qué esa preocupación por Haití? Por ayudar a su pueblo no. Porque en realidad el Caribe es un lugar estratégico desde el punto de vista del comercio internacional y los intereses de los países centrales como Estados Unidos Canadá o Francia han operado como factor decisivo para tomar esas decisiones. Por tanto creo que esta discusión no está cerrada ni enterrada, es una discusión fundamental sobre derecho internacional que nuestro FA debiera dar.
¿Cuáles serían las chances que en un Plenario se avanzara en la dirección de la eliminación de los liceos militares?
En primer lugar poder dar una discusión donde se pongan arriba de la mesa todos los elementos. Me parece fundamental si es atendible que jóvenes menores de 18 años realicen instrucción pre militar. Si no sería conveniente que esos jóvenes se formaran en liceos públicos junto a otros jóvenes, que recibieran otros aportes, que se generaran intercambios, que eso se desarrollara en un clima de integración y no en un lugar cerrado donde de alguna manera allí se está en función de un adoctrinamiento que no le hace bien a la democracia. ¿Tienen derecho los jóvenes que así lo elijan a seguir la carrera militar? Sí, por supuesto. Y ésta debiera construirse a partir de la Escuela Militar, la Escuela Aeronáutica, la Escuela Naval para mayores de 18 años pero que la formación previa se haga en los dos ciclos de Enseñanza Secundaria que permitan a los jóvenes formarse junto a otros jóvenes de su edad con otras inquietudes, aspiraciones desde el punto de vista profesional o de formación, y que de alguna manera, eso contribuya a evitar estigmatizar y ser estigmatizado. Nosotros creemos que esto es un aspecto fundamental para la formación de estos jóvenes y por tanto la existencia de las escuelas militares para mayores de 18 años debiera ser el vehículo, la herramienta en la cual se formaran quienes quieran abrazar la carrera militar. Creemos que los liceos militares son inconvenientes, es una discusión que cuesta dar en el FA pero que de alguna manera cada vez se está llegando a un nivel mayor de comprensión de que lo más adecuado para la formación de esos jóvenes es compartir con otros, con otras aspiraciones, con otros estratos sociales, con otras experiencias. Compartir con jóvenes de su misma edad en liceos públicos. Y después cada uno elegirá la carrera el lugar en que quiera desarrollar su capacitación profesional. Pero entendemos que ésta no puede ser previa a los 18 años.
Por momentos parece que en el seno del FA existe un bloqueo de posiciones, en lo que hace a los DD.HH. y FF.AA. A la luz de los 15 años de gobiernos progresistas y ahora de las bases programáticas aprobadas ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Analizar el tema del bloque de posiciones que puedan existir en el FA en relación al tema DD.HH., desde mi punto de vista está directamente relacionado con el tipo de transición a la democracia que se dio en Uruguay. Una transición pactada, donde se permitió el repliegue ordenado de las fuerzas de la dictadura donde de alguna manera quedó planteado el tema del no castigo a las violaciones de los DD.HH., que fue plasmado en la Ley de la Caducidad de la pretensión punitiva del Estado el 22 de diciembre de 1986, pero que a la vez construyó toda una cultura de impunidad. Esa transición impidió -porque las FF.AA. así lo impusieron- un proceso de depuración de los violadores de los DD.HH. lo cual hubiera sido imprescindible en un proceso de liberar a las FF.AA. de sus elementos más nocivos.
Pero fue más grave que eso. A lo largo de los años, los distintos Comandantes en jefe en todos los gobiernos -también en los del FA- hicieron y reivindicaron la actuación de las FF.AA. durante la dictadura. Esto implica que no se fue a fondo en el FA, en un proceso en el cual las FF.AA. estén subordinadas al poder civil. Licandro decía también con mucha claridad que el poder constituido constitucionalmente no debe negociar con las FF.AA. éstas deben subordinarse al poder político que haya emergido en forma democrática. Eso no es lo que ha pasado en Uruguay. Al FA le hace falta una discusión profunda en materia de política militar. Creo que la propia existencia de un partido militar y que su líder haya sido Comandante en jefe del Ejército en los gobiernos del FA, refleja claramente un fracaso en la política militar del FA, y esto debe ser analizado en profundidad y a cabalidad. Acá no vale la política del avestruz. No vale esconder la cabeza para no ver la realidad. Y la realidad es que es necesario un análisis profundo de las FF.AA. en la dictadura y al mismo tiempo no se puede concebir que al día de hoy se sigan reivindicando esas actuaciones. Y esto tiene directa relación con los DD.HH. En la medida que no se profundice sobre esos aspectos, el FA no podrá desarrollar una política pública de DD.HH. que es imprescindible. Desarrollar una política pública de DD.HH. que asegure la plena vigencia de los mismos, implica definiciones claras. Y muchas veces en el FA tenemos dificultades para que se establezcan con absoluta claridad esas definiciones. Creemos que la sociedad, las organizaciones sociales, la lucha de Familiares, ha hecho avanzar también al FA en esa materia. Y creo que es sumamente importante lo que se logra cada año en torno a los 20 de mayo. Ahora, esa permeabilidad hacia las organizaciones sociales, requiere que el FA reconozca con claridad que ante las carencias que ha tenido el Estado en esta materia a lo largo de los años, las organizaciones sociales han sido fundamentales en ir creando una conciencia de DD.HH.
Frente a los escenarios que dejarán la elecciones del 2024, ¿Cómo se parará el FA si es gobierno, o si continúa en la oposición, en lo que hace a los DD.HH., al combate contra la impunidad, y a la lucha por VERDAD, MEMORIA y JUSTICIA?
Es claro que para Uruguay resulta absolutamente necesario el triunfo del FA en las próximas elecciones, que creemos que de hecho lo vamos a lograr. Sin embargo, una fuerza política llamada a transformar el país y su sociedad debe tener claro que tanto en el gobierno como en la oposición el combate a la impunidad y la lucha por la Verdad, la Memoria y la Justicia son aspectos constitutivos, esenciales, y que en ambas situaciones, estando en el gobierno o en la oposición, el tema de los DD.HH., de los del pasado y los actuales, que están directamente relacionados, son una forma imprescindible de construir democracia. En ese marco creemos que el FA debe asegurar desde el gobierno, dirigiendo el Estado, cumplir con todos los compromisos internacionales en materia de DD.HH. Y eso debe ser una premisa fundamental. Fortalecer nuestra participación en los organismos de DD.HH., cumplir con los dictámenes que se han establecido sobre los mismos, eliminar todo resabio que puedan impedir la acción de la Verdad y la Justicia.
¿Cómo caracterizas la relación, en el presente, entre el FA y el movimiento social de los DD.HH.?
Creo que el movimiento social de DD.HH. ha ido varios pasos al frente de la posición sostenida por el FA durante mucho tiempo y que de alguna manera el FA fuera asumiendo esos compromisos. A veces en forma tardía. Creo que el FA debe reconocer el papel de las organizaciones de DD.HH. e integrar sus postulados fundamentales porque el respeto y la plena vigencia de los DD.HH. deben ser característicos de una fuerza de izquierda. Debe ser característico de una forma de gobernar. Estar siempre atento a enfrentar el autoritarismo que surja desde el Estado es un aspecto fundamental. Muchas veces no se actúa para mejorar esas relaciones, a tratar de entender la esencia de los planteos en materia de DD.HH. y creo que al FA le hace bien ese vínculo permanente y debe estrecharlo y profundizarlo. Debe hacer un esfuerzo grande por comprender en definitiva que el estricto cumplimiento de los DD.HH. es un aspecto fundamental. La relación con las organizaciones sociales en materia de DD.HH. es un aspecto fundamental para una fuerza política de izquierda.
El PVP tiene una reconocida trayectoria, y parte de su identidad está ligada a la lucha sin tregua, ni concesiones contra el Terrorismo de Estado, ¿Cómo vierte y articula ese rico acervo en el espacio político y de principios que están construyendo junto al PS, Casa Grande, Mov. Cambio Frenteamplista?
Creo que este es un tema de aprendizaje mutuo, de tratar de compatibilizar las experiencias que nosotros tenemos con las experiencias de otras organizaciones, pero definir con absoluta claridad que las luchas contra las consecuencias del terrorismo de Estado son fundamentales para una sociedad más justa y fraterna como la que intentamos construir. El PVP forma parte de esta corriente en todos los aspectos de sus definiciones políticas y también en el plano de la lucha contra el terrorismo de Estado, una lucha que debe ser siempre consecuente y que no debe ser mirada como algo del pasado sino que muchas de las realidades que hoy vemos y sufrimos en nuestro país son consecuencia de no haber podido desarrollar una política más clara en materia de lucha contra el terrorismo de Estado. O sea, que para nosotros es indispensable ese intercambio, nunca nos consideramos dueños de la verdad ni poseedores absolutos de ninguna de las banderas fundamentales de nuestra izquierda. Sí queremos intercambiar y compartir y en la medida que haya coincidencias, luchar juntos sobre aspectos que para nosotros son constitutivos de la democracia hoy. No tienen que ver únicamente con una mirada hacia el pasado. Ese pasado y sus consecuencias y la forma en que lo resolvemos tiene efectos directos sobre la realidad presente y futura de nuestro país.
Izquierda y Libertad ¿qué papel está llamado a desempeñar en materia de la lucha por los DD.HH.?
Creo que debe cumplir un papel muy importante. Un papel de desarrollar iniciativas permanentemente en este aspecto, sabiendo que no somos los únicos depositarios de la lucha por Verdad y Justicia, que hay otros sectores de la izquierda que también la están impulsando y sobre todo asumir el compromiso de un trabajo conjunto y permanente con las organizaciones DD.HH., con las que podemos tener matices o diferencias pero que deben ser discutidas e impulsadas en conjunto por todos aquellos que entendemos que la plena vigencia de los DD.HH. es una aspecto fundamental de la democracia, tal como apuntábamos antes.
Uds. han lanzado la iniciativa de recuperar el apartamento de Elena Quinteros, hoy ocupado por el Ejército, para que sea un sitio, un lugar de Memoria, ¿cuéntanos algo de esta iniciativa?
El apartamento de la calle Massini en el que vivió Elena Quinteros -y también Alma Rodríguez- fue un centro de resistencia contra la dictadura. Allí se elaboraban y articulaban políticas de propaganda y difusión contra la dictadura cívico-militar. Un apartamento que fue adquirido por el PVP en la década del 70 en las condiciones de clandestinidad que la propia situación exigía y que se convirtió en un centro de lucha y que, producto de un decreto ley de la dictadura del año 75 donde decía que los bienes incautados a la subversión quedaban en manos de la fuerza que lo hubiera realizado el procedimiento, quedó en manos del Ejército. Este engendro de la dictadura fue derogado en 1985 entendiendo que era una falacia destinada a generar condiciones de privilegio para determinados estamentos de las FF.AA. y por tanto no hay razón legal para que ese apartamento siga hoy en manos del Ejército. Nosotros consideramos que esto debe constituirse en un sitio de Memoria y Resistencia que la gente pueda visitarlo, pueda saber que allí se resistió a la dictadura. Que allí fue un sitio de resistencia. En ese marco hemos iniciado una campaña. Presentamos en la Comisión, en el eje Democracia del FA en el Congreso, una moción en ese sentido que fue recibida con aplausos por toda la Comisión y después por razones reglamentarias pasaría a Iniciativas y Propuestas. Esperemos que en pocas semanas pueda formar parte de las resoluciones del Congreso del FA. Para nosotros esta iniciativa tiene que ver con la construcción de un sitio de memoria, fundamental en una política general de reivindicar la memoria.
¿Te parece que puede y debe ser penalizado el “negacionismo al Terrorismo de Estado”, como se plantea en algunos proyectos de ley que circulan a nivel del FA?
Nosotros creemos que no pasa por ahí el trabajo que se debe realizar. Se debe dar un profundo debate sobre la existencia del terrorismo de Estado en su momento, y los efectos que sigue teniendo hoy. Avanzar en el convencimiento, sobre todo de las nuevas generaciones, implica trabajar permanentemente en el tema Verdad, Memoria y Justicia. Plantearse penalizar una opinión me parece que es desacertado. Porque habilita concesiones autoritarias y que aquellos que tengan mayorías circunstanciales en algún momento puedan definir qué se puede decir y qué no se puede decir. Una cosa es el negacionismo del terrorismo de Estado, que estamos convencidos que no se debe penalizar, no compartimos los proyectos de algunos sectores que han tomado iniciativa. Creemos que en cuanto a la apología de los crímenes de la dictadura ya existe en el Código Penal una figura que es la apología del delito que claramente se puede aplicar a aquellos que reivindican los crímenes, pero el manifestar una opinión sobre la no existencia del terrorismo de Estado no puede ser respondido con una causa penal. Nos parece profundamente equivocado, y que es contrario a la libertad de expresión. Como PVP lo hemos discutido y no lo compartimos. Porque no no adherimos a ninguna práctica autoritaria del Estado sobre los habitantes de un país. Creemos que es un error; que sí se debe penalizar la apología del delito, de la tortura, de los crímenes. Sobre eso no nos caben dudas y hemos presentado denuncias penales contra quienes han realizado apología del delito. Pero penalizar una opinión nos parece profundamente inconveniente y contrario a una visión de la sociedad que nosotros tenemos, donde no se puede amparar la acción autoritaria del Estado sobre sus habitantes.
¿Cuáles son las principales violaciones actuales a los DD.HH. que se viven en nuestra sociedad?
Las principales violaciones actuales, de los DDHH tienen que ver con las profundas desigualdades que existen en nuestra sociedad, donde hay gente que se le niegan los derechos fundamentales incluso aquellos que están claramente establecidos en la Constitución, como el derecho a la vivienda, a una vida digna y esa profunda desigualdad que se sigue desarrollando en nuestra sociedad es de las principales violaciones a los DD.HH. que hoy se realizan. La transformación profunda de esta sociedad, el luchar por una sociedad más igualitaria, más fraterna, más con derechos para todos y todas es una de las luchas fundamentales en materia de DD.HH. Y no olvidar que los privilegios de aquellos que promueven la desigualdad, la acumulación de riqueza por un lado y la miseria por otro siempre están defendidos por los aparatos coercitivos del Estado, entonces las libertades civiles están directamente ligadas a ello. Por tanto creo que la desigualdad y las formas en que se imponen, las que posibilitan la pobreza, -no sólo la pobreza extrema, la pobreza en general- la marginación, el que haya seres humanos que desde antes de nacer ya estén condenados a no ser parte del sistema educativo, a no encontrar trabajo, y a estar presos, es una profunda violación de los DD.HH. y que está inserta en el capitalismo como tal.
Telegráficamente, dime : ¿cómo vinculas lucha de clase y DD.HH.?
La lucha de clases por una sociedad sin explotados ni explotadores está directamente relacionada con la vigencia plena de los DD.HH. A la izquierda le ha costado incorporar estos aspectos. En algún momento se pensaron y se manifestaron en forma contradictoria. Se pensaba que avanzar en un modelo de transformación de la sociedad podía hacerse a expensas de determinados derechos. Nosotros creemos que los medios identifican el fin y la vinculación creciente, real, existente entre la lucha por transformar la sociedad -esa lucha de clases que debe ser permanente- y a su vez la reivindicación plena de los DD.HH., están directamente relacionados, son parte de una misma lucha y nunca pueden ser vistos como antagónicos o contradictorios.
Finalmente te vamos a ser algunas preguntas sobre tu vida.
¿Cuál es tu fecha de nacimiento?
Nací el 5 de Noviembre del 55 en Piedras Blancas en una familia de trabajadores textiles.
¿Cómo fueron tus inicios militantes?
Mis inicios militantes fueron en el Liceo 13, cuando tenía 13 años. Comencé a militar a nivel estudiantil y poco tiempo después estaba militando a nivel político. En el 71 integro la ROE y desde Montevideo acompaño el proceso de fundación del PVP, organización en la que milita desde entonces en forma interrumpida.
¿Qué estás leyendo en estos días?
Estoy leyendo varios libros. “Historia de los conservadores y la derecho en Uruguay” de Magdalena Broquetas y Gerardo Caetano. Estoy releyendo “Los padres de Mariana. La pasión militante” un libro de François Graña que ahora sacó otra edición ampliada y leyendo una novela, releyendo en realidad, de María Dueñas “El tiempo entre costuras”.
¿Cuándo entraste a trabajar en la Compañía del Gas?
Yo entré a trabajar en la Compañía del gas en 1974 a partir de la bolsa de trabajo que era la forma que había adoptado el Sindicato para evitar que los puestos fueran ocupados exclusivamente por aquellos que ingresaba la dictadura. Se formó una bolsa de trabajo con compañeros del sindicato que dio la oportunidad al muchísima gente en Barrio sur, Palermo, había gente de Piedras Blancas, donde a veces se entraba por tres o cuatro días para un pedido para rasquetear un buque en el dique Mauá que pertenecía a la Compañía del gas o trabajos más pesados en los purificadores y bueno, por una forma de acumulación de entradas y de días trabajados ibas de alguna manera teniendo changas más largas. A mí, por ejemplo, me llevó un año quedar efectivo y a otros compañeros períodos más largos. Ero fue una herramienta muy importante del Sindicato, una forma de resistencia durante la dictadura.
¿Tienes hijos?
Tengo tres hijas y cuatro nietos de los cuales estoy orgulloso. De todos y todas ellas.
¿Te gusta el fútbol, de quién eres hincha?
Me gusta el fútbol, soy un apasionado del fútbol en el barrio, en el campito. Soy hincha de Peñarol.
¿Te das maña para cocinar? De ser así ¿cuáles son tus especialidades?
Me quedan bien los asados, la parrilla. Alguna pasta gratinada. Cocino diariamente.