Preocupaciones sobre algunas tareas y discusiones dentro del progresismo
Publicado el 12/04/23 a las 11:47 am
Por Gabriel Portillo
Mucha gente se pregunta en esos días “por qué no explota todo” y cómo es que la izquierda no convoca a movilizarse frente a la crisis inédita de corrupción que atraviesa el gobierno herrerista con el tema de Astesiano como epicentro, pero con muchos otros sucesos y jerarcas involucrados en esa causa o en la de Marset, o la intendencia de Artigas, entre otras; más el deterioro de lo social y la carestía.
Para comenzar a desarrollar algunas ideas sobre la “pasividad social” aunque más no sea una reflexión, se deben considerar los impactos y contradicciones que tuvo el Frente en el gobierno conviviendo con las organizaciones sociales, y promoviendo sistemáticamente la contención de todo conflicto, estableciendo que lo que se hacía era todo lo que se podía hacer y más nada, por tanto, no había reclamo válido.
En el marco de un ascenso de la derecha aparecen con nuevas formas de incidencia, donde ya no solo ocupa lugares en la institucionalidad, llegan a acuerdos con los oligopolios mediáticos y obtienen financiamiento de grupos empresariales, sino que el ascenso incluye disputas en los habituales lugares donde la izquierda era hegemónica. Comenta García Linera“es una derecha más ´gramsciana´ que aprendió de lo sucedido en las últimas décadas lo cual genera una situación más complicada.” Aun así, es probable que estemos ante una disputa por el inconformismo social que se expresa en las variaciones en materia electoral más que ante una reacción conservadora (al menos de parte del conjunto del pueblo). Pero hay que salir a dialogar e intercambiar con la gente con propuestas evitando la reiteración de explicar lo bien que hicimos durante nuestros gobiernos. Para construir triunfos populares hay que exponer con claridad las limitaciones y los cuestionamientos que tuvimos en los gobiernos pasados.
Si bien la pandemia, más la crisis económica que arrastrábamos desde el período anterior, produjo un pánico disciplinante y una baja de las expectativas sociales funcional al ajuste, lo sustantivo es la ausencia de propuestas políticas para canalizar el descontento y la indignación. La inacción política de la izquierda frente a la magnitud o gravedad de los temas, sin generar propuestas disruptivas que no sea una interpelación en el parlamento (donde la gente participe de la acción política y no sea simplemente espectadora), el desconcierto social y el apremio por sobrevivir, hacen cada vez más lejana la posibilidad de salir de un gobierno de derechas hacia una propuesta progresista superadora de lo que ya se hizo. Cuando las esperanzas de detener el ajuste y de mejorar la situación existente, se trasladan al terreno exclusivamente electoral donde todo parece resolverse “votando bien” en el 2024, se refuerza la dinámica desmovilizadora que ya está instalada, debilitando la posibilidad de las transformaciones de fondo.
Se orienta y se adapta toda la política hacia la captura del “centro” como lo necesario para ganar las elecciones, y se deja fuera la disputa por la posibilidad de crear una conciencia de izquierda transformadora e inconforme con la realidad, que a su vez, permita generar los avances necesarios e ir más allá de algunas reformas, tratando de lograr concretar las rupturas pendientes con el neoliberalismo, superando la administración de las recurrentes crisis económicas.
Creemos que el punto de partida para la construcción de un nuevo programa debería tener como objetivo la ética política de profundización democrática, construyendo nuevos anhelos que superen la individualidad, que aspiren a la felicidad y a la dignidad colectiva. ¿O se está asumiendo, sin decirlo, como única realidad posible la alternancia en el gobierno y por tanto se resigna la disputa y el generar transformaciones de fondo? Esta es una definición política muy importante que no se está colocando en el escenario político para su discusión, y muchos parecen incorporarlo como si fuera un destino manifiesto. Para generar transformaciones de fondo es necesario promover la movilización social y disputar ideológicamente la sociedad que queremos construir.