domingo 13 de octubre, 2024

Leon Duarte, obrero de la unidad

Publicado el 22/05/20 a las 6:43 am

Por Raul Olivera Alfaro

1.-

El pasado 25 de abril, León Duarte hubiera cumplido 92 años, si la coordinación represiva de las dictaduras del cono sur no lo hubieran secuestrado y desaparecido el 13 de julio de 1976, cuando contaba con 48 años.

Es muy difícil saber qué tiempo nos permite la biología permanecer vivos y seguir aportando en las potencialidades que cada ser humano posee. Dicho de otra manera, no es fácil calcular una suerte de “lucro cesante” que la acción criminal de la dictadura produjo en el movimiento sindical con el secuestro y la desaparición de León Duarte. Eso sí lo sabían las fuerzas armadas, cuando en su caso y en la de cientos de militantes sociales y políticos los desaparecían, los asesinaban o los privaban ilegítimamente de la libertad.

John Lennon fue asesinado a los 40 años y Frederic Chopin murió a los 39. A partir de la valiosa producción musical que nos dejaron, estamos en condiciones de apreciar lo que pudieron haber seguido creando, si a Lennon no lo hubieran asesinado, y Chopin no se hubiera muerto tan joven.

Por esa razón, es muy importante conocer y valorar los aportes que compañeros como Duarte realizaron en vida, para ser consecuentes con la gran deuda que deben saldar los terroristas de estado, no solo con su familia, sino con las organizaciones a las que pertenecían y a las que entregaron sus esfuerzos.

 2.-

Es una obligación política y ética reclamar VERDAD Y JUSTICIA por todas las víctimas del terrorismo de Estado, independientemente del tipo de conducta criminal del que fueron objeto, y es también una obligación realizar una revaloración de ellos – como en este caso de Duarte – a partir del rol que tuvieron en la construcción de los cimientos de las actuales herramientas políticas y sociales de lucha.

Aquel 13 de julio de 1976, cuando Duarte fue secuestrado en un bar de la calle San Juan de la ciudad de buenos Aires, estaba preocupado por el secuestro de su compañero Gerardo Gatti un mes antes. Con Gatti había compartido muchos años de militancia en las filas de las corrientes libertarias organizadas en torno a la FAU; habían sido protagonistas de primera línea en el proceso de unificación sindical que culminó con la fundación de la CNT; habían sido creadores y animadores de la acción de la Resistencia Obrero Estudiantil, y ya en el exilio, ambos eran las principales figuras del Partido por la Victoria del Pueblo fundado el año anterior.

Automotores Orletti, el centro clandestino de la coordinación represiva de las dictaduras de Uruguay y Argentina, fue el lugar obligado de sus ultimas luchas.

3.-

Cuenta Sara Méndez: “Estando prisionero en Orletti, ya habiendo sufrido golpes y más golpes en el momento de su secuestro, es subido al piso superior del garaje, lugar donde se aplicaba la tortura más dura.

A mí me acababan de bajar del «gancho» y reconozco la voz de Duarte, que iba a ocupar mi lugar. 

Habla tratando de convencer a los torturadores. Recuerdo sus palabras, inolvidables, que pedían: ¡¡No, otra vez no!!

Él como ninguno, de los que habíamos sido secuestrado esa noche del 13 de julio, sabía lo que era la tortura. Había sido detenido varias veces en Uruguay y recibido, golpes, picana, submarino…en casi todas sus detenciones.

El tono de su voz, su decir, es imposible de reproducir, como de olvidar. 

No era súplica, no era la de un ser quebrado en la resistencia, era la voz del experimente que quiere lograr que el otro comprenda. ¿Comprenda qué?

Con venda en los ojos, no pude ver su cuerpo desnudo y con cicatrices, tampoco las caras de los muchos de sus torturadores, pero sí concebí y guardé en mi memoria esa escena que registraban mis oídos como la representación de la dignidad y la vileza humana”.

4.-

El papel que desempeño la ROE a partir de su creación en 1968, contó con el aporte de la vasta experiencia de Duarte, siendo éste decisivo en la forja de cientos de militantes obreros y estudiantiles que influenciados por la revolución cubana y el mayo francés enfrentaban al pachequismo.

A fines de los años 60, en el marco en que importantes sectores obreros y estudiantiles se oponían en las calles con matices y diferencias profundas en sus estrategias, a los planes reaccionarios instrumentados por Pacheco y su flamante “dictadura constitucional”, Duarte fue un factor fundamental en el proceso de coordinación de fuerzas sindicales y políticas que se conocerá como la “Tendencia”. Para la corriente que representaba Duarte, concretar esa experiencia de resistencia unificada, era un importante paso en una dirección que se consideraba imprescindible para los tiempos que se avecinaban. A partir del papel que jugaron dos sindicatos, la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTA) y el Sindicato Autónomo de Obreros y Supervisores de FUNSA, se empezó a levantar a partir del 1° de mayo del 68, la consigna, ”UTAA en el campo, FUNSA en la ciudad”. Atrás de las actividades, principalmente de esos dos sindicatos, existió un punto de referencia para miles de militantes e importantes contingentes de trabajadores que comenzaron a movilizarse en forma combativa ante la profundidad de la crisis que azotaba al país. Desde aquel conglomerado de fuerzas Duarte se destacó impulsando la aplicación de un plan de lucha de conjunto de todo el movimiento sindical para procurar imponer la aplicación del programa del Congreso de Pueblo de 1965.

Eran tiempos de debates y polémicas en fábricas y centros de estudio, y que, al fragor de ellos, se intensificaban la creación de agrupaciones de militantes que promovían la resistencia radical a los planes reaccionarios del autoritarismo de la derecha. A pesar de que era un planteo que confrontaba con lo que sostenía la mayoría de la CNT, Duarte tenía claro quién era el enemigo. Era clara su prédica: no se trataba de un intento divisionista y anti unitario.  Era un esfuerzo serio, sobre la base de la defensa de la CNT como organismo unitario de los trabajadores, y en abierta confrontación con el amarillismo y el divisionismo. Aún, en una franca lucha ideológica con la orientación mayoritaria de la CNT.

Duarte y la acción que desarrollaba por su sindicato organizando a los trabajadores de TEM, de SERAL o apoyando los distintos conflictos, no propiciaba la creación de nuevos organismos sindicales, y menos aún, pretender sustituir la actividad específica de la organización de los trabajadores en torno a la CNT.

Tanto en la lucha contra el pachequismo y posteriormente contra la dictadura, Duarte nunca dejo de representar un compromiso indoblegable de solidaridad con los oprimidos, desempeñando un rol destacado en la huelga general de junio de 1973 contra el golpe de Estado. Más allá de los errores políticos cometidos, la historia de la R.O.E y el rol de León Duarte es parte de la historia de las mejores tradiciones de lucha de los trabajadores uruguayos.

A partir del 1° de mayo de 1971, hasta su prohibición por la dictadura, Duarte fue redactor responsable del semanario “Compañero”.

5.-

Capítulo aparte merece el rol de Duarte en la unificación sindical en las que tuvo una participación activa en todas las instancias que realizaban distintas tendencias políticas y sindicales. Eso culmino en 1964 con la fundación de la CNT. Ese paso que dio él y la corriente libertaria a la que pertenecía, fue muy cuestionado por la ortodoxia anarquista que considero que la unidad con los comunistas era una traición al pensamiento anarquista.

Para Duarte, los sindicatos, el programa en común por el que se lucharía y la posibilidad de realización de planes de lucha para el conjunto del movimiento obrero, era una de las claves sustanciales de una estrategia revolucionaria. De ahí, su constante actuación en el seno de las organizaciones sindicales impulsando una determinada línea de acción, siendo un agrupamiento más dentro de una cierta diversidad existente entre las fuerzas sindicales que existían en el Uruguay.

Su aporte junto con el de Gerardo Gatti a la construcción de la unidad sindical fue significativo y a la vez simbólico. No era un hecho de no tenerse en cuenta, que luchadores libertarios experimentados y resueltos como Duarte y Gatti, que representaban a una práctica sindical y política combativa, con una concepción ideológica densa y elaborada, apoyaran e impulsaran un proceso de unificación sindical con gremios orientados por comunistas. Eso, fue clave para la consolidación de los esfuerzos tendientes a la unificación sindical en torno a la CNT.

No es un casual, que un instituto del movimiento sindical uruguayo con los objetivos de la formación sindical, lleve su nombre conjuntamente con el de Gerardo Cuesta. Ambos jugaron un rol fundamental en la construcción de esta particular y duradera unidad de los trabajadores uruguayos en una única convención de carácter nacional.

Tomado de Resistencia, 17/5/2020

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