lunes 17 de febrero, 2025

Dossier. Rebelión en Ecuador

Publicado el 06/10/19 a las 4:34 am

Ante la implementación del ajuste fondomonetarista el pueblo ecuatoriano comenzó duras e indefinidas jornadas de protesta, movilizaciones sindicales, indígenas y estudiantiles. El resultado fue la implantación del estado de excepción. Las fuerzas de seguridad produjeron cientos de detenidos, incontables heridos con lesiones de gravedad y agresiones a periodistas. Por otra parte decenas de militares fueron retenidos por comunidades indígenas. A su vez la CONAIE declaró estado de excepción en los territorios indígenas del país. Advierten que policías y militares que se acerquen a sus tierra serán retenidos y sometidos a la justicia indígena. Presentamos un vasto informe con videos incluídos.

El FMI gobierna hoy en el Ecuador

Por Edgar Isch L.

No ganaron las elecciones, el pueblo no los convocó, pero los técnicos del Fondo Monetario Internacional ordenan hoy el Ecuador en plena alianza con el gobierno de los empresarios. Pocos días antes del paquetazo de medidas económicas y laborales anunciadas por el presidente Lenin Moreno, ya la prensa comercial anunció que el FMI no daría el nuevo desembolso del crédito contratado si no se hacían las reformas desde el gobierno.

Y, una vez tomada la decisión, el FMI salió a dar su “apoyo” a la decisión gubernamental, como si la bendición del organismo multilateral la santificara.

Pero las medidas tienen el carácter de las recetas neoliberales: debilitar el Estado y fortalecer las grandes empresas; obligar a los pobres a pagar la crisis que causaron los poderosos y los benefició; hambrear a un pueblo entero para garantizar el pago de la deuda externa.

Ello se enmascara en discursos de transparentar las finanzas, de “poner la casa en orden” y, por supuesto, de sacrificarnos “todos” para lograr días mejores. Los gobiernos neoliberales en el momento de tomar medidas de este tipo dicen que hay que apretarse los cinturones por un tiempo, pero que a la vuelta está el paraíso. Este, pretende que no hay que apretarse los cinturones, que el incremento del precio de gasolinas y del transporte de alimentos y personas, no afectará a la población.

Que las medidas tengan relación directa con imposiciones colocadas sobre el país a cambio de deuda externa es uno de las causales de su ilegitimidad. Las condicionalidades que vienen con los desembolsos, que ponen obligaciones al Estado que se califica de soberano, los registros de avances en el que se entrega al FMI información que se mantiene oculta al pueblo, destruye cualquier sentido de la democracia.

Añádale las expresiones de Lenin Moreno en la ONU, llamando a la intervención contra el pueblo de Venezuela, la entrega de una base aérea en Galápagos para uso de naves de inteligencia de Estados Unidos (que el gobierno niega que sea una base, como si el imperialismo no hubiera ampliado su definición de las mismas), las salidas del Ecuador de Unasur y la OPEP, centros de integración Sur-Sur, y se tendrá el cuadro completo de un gobierno sumiso a intereses extranjeros, que pisotea la independencia del Ecuador.

Su alianza con la gran burguesía es natural pues este pequeño sector de la sociedad ecuatoriana se encuentra integrada, en relaciones constantes y permanentes, con las transnacionales y los intereses foráneos.

El paquete de medidas impuestas supuestamente traerá trabajo. Este fue el ofrecimiento del plan de gobierno de Alianza País, que se ha cumplido al revés. Según el ministro del Trabajo, Andrés Madero, en una comparecencia en la Asamblea Nacional señaló que solo desde diciembre de 2018 hasta febrero de 2019 se habían despedido a 11.820 trabajadores del sector público. Ahora se anuncia 10 mil despidos más.

Desde el sector privado la reducción de trabajadores también ha sido una constante, de manera grave en el sector de la construcción que es uno de los que más obreros contrata, pero cuya situación nada tiene que ver con las medidas económicas.

En Ecuador hay una contracción económica general, el PIB crece en un punto o menos, el consumo de las familias ha decrecido, el manejo económico lleva a muchos a buscar productos de primera necesidad en Colombia (por eso el paro reciente de la pauperizada provincia fronteriza de Carchi), de manera que no hay condición de crecimiento de empresas para consumo interno. De hecho, se habla de miles enfocadas en servicios y comercio que han quebrado, aumentando el desempleo.

En estas condiciones, el anuncio del gobierno no es más que demagogia y el pretexto para eliminar derechos laborales, incrementando la precarización laboral. Entre las medidas de este tipo, que empiezan con los nuevos contratos, están:

  • Los contratos ocasionales se renovarán con un 20% menos de remuneración. Se violan principios constitucionales que protegen los derechos adquiridos, se viola el principio de a igual trabajo igual remuneración y se permite la sobre explotación.
  • Los funcionarios públicos pasarán de tener 30 días de vacaciones a 15, como el sector privado, pero desconociendo que esos días eran una suerte de compensación porque el empleado público no recibe reparto de un reducido pedazo de las utilidades empresariales.
  • Trabajadores de empresas públicas aportarán mensualmente, como mínimo, un día de su salario. Más los 15 días anteriores y doce aquí, estamos hablando de un mes entero al año que se afecta y que, podría decirse trabajaran sin cobro (en los 15 días de vacaciones se recibía pago por vacaciones pagadas, no por días laborados).

A cambio, estas son las medidas para el sector empresarial:

  • Eliminación del anticipo del impuesto a la renta, que venían exigiendo al gobierno.
  • Eliminación o reducción de aranceles para equipo, maquinaria y materia prima, tanto agrícola como industrial, para que tengan “mayor competitividad”.
  • Eliminación de aranceles a la importación de teléfonos celulares, tabletas y computadoras.
  • Reducción y simplificación del Impuesto a la Renta al sector bananero.
  • Devolución de tributos a los exportadores para “dinamizar la economía”.
  • Reducción a la mitad del Impuesto de Salida de Divisas (ISD) para materias primas, insumos y bienes de capital.
  • Las empresas que perciben anualmente más de 10 millones de dólares “Pagarán por tres años una contribución especial, que totaliza más de 300 millones, que se destinarán exclusivamente para seguridad, educación y salud”, según anunció Moreno. Una mínima cantidad frente a los impuestos, intereses y multas que ya les perdonó con la remisión tributaria, con la que los Grupos Económicos se acogieron al pago de USD 801 millones, pero dejaron de pagar USD 987 millones (Jonathan Báez, ISIP, 2019), aunque hay estimaciones que sería mucho más, llegando a señalarse la cantidad total estaría por encina de los 2.000 millones de dólares.

Como se ve, la balanza de las decisiones del FMI y el gobierno tiene una clara identidad de clase. A ello se añade la liberación de los precios de las gasolinas y diésel, hasta hoy subsidiados. El inmediato aumento del transporte de carga y pasajeros implica otro golpe a la economía de los sectores populares y medios, pero no afecta a los industriales que pasan esos costos a los precios del consumidor.

En estas condiciones, se justifica la pronta reacción de la población para protestar. Principalmente convocados por sectores perseguidos por el anterior gobierno como el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) que agrupa a las mayores centrales sindicales y a la Unión Nacional de Educadores, la Confederación de Nacionales Indígenas del Ecuador (CONAIE), el Frente Popular, la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUE), y otras, que han logrado gran respaldo social.

Junto a un paro de los gremios del transporte que inició a media noche del 2 de octubre, apenas a un día de anunciadas las medidas, dificultan el asalto a los intereses populares y conducen a que incluso sectores de derecha pretendan ser “comprensivos” con la respuesta popular que va en aumento. La lucha social apenas está iniciando.

“Se acabó el miedo, retomamos la lucha”, ha sido una expresión repetida en las calles y las redes sociales. Hoy el miedo pasó a las filas del gobierno que a primeras horas de la tarde del 3 de octubre dispuso el estado de excepción en todo el territorio nacional.

El decreto presidencial 884 tiene 10 artículos que, entre otras cosas, moviliza a las Fuerzas Armadas y la Policía para mantener el orden, suspende en todo el territorio nacional el ejercicio del derecho a la libertad de asociación y reunión, para impedir la conformación de aglomeraciones en espacios públicos durante las 24 horas del día, limita el derecho a la libertad de tránsito en todo el país “en los casos en que se atente contra los derechos y garantías del resto de ciudadanos” y se autoriza la requisición de bienes y de servicios.

La medida, altamente represiva y antidemocrática, es condición normal de las medidas impuestas por el FMI y los sectores empresariales de mayor poder. La injusticia de las decisiones gubernamentales se apoya en la reducción de derechos.

En las marchas y calles, se observa una gran agresividad de las fuerzas represivas del Estado, se arresta a personas que están amenazadas de juicios penales y se pretende amedrentar a la población. La paz social buscada por los gobiernos se ha roto en el Ecuador, ahora reinicia el tiempo de la lucha directa. “Se acabó el miedo, retomamos la lucha”.

Edgar Isch L.: Académico y exministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico . Tomado de Estrategia.la

https://youtu.be/TA8tGRNb2yo

Ecuador. La hora de la insurrección popular

Por Carlos Aznárez

No es igual al Caracazo venezolano de 1989 pero se le parece bastante. En esa ocasión también el mandatario Carlos Andrés Pérez, atado de pies y manos a las imposiciones del FMI decidió subir los precios de los pasajes del transporte público y estalló la rebelión popular que con el tiempo sirvió de antecedente para parir la actual Venezuela Bolivariana, Hugo Chávez mediante.

Lo de Ecuador es la puesta en práctica del manual coercitivo del Fondo Monetario, llevado a la práctica por un sujeto que fingió ser una cosa y de buenas a primeras se convirtió en otra. Desde hace tiempo, el mandamás Moreno dejó de ser digno del nombre que tiene, ya que como se preveía, en su fase final de caída en picada a nivel popularidad, no solo se jacta de haber traicionado a la Revolución Bolivariana sino que, sumiso y cobarde, se arrodilla ante la banca internacional.

El endeudamiento y la falta de liquidez en una economía que ni siquiera Rafael Correa pudo despegar del dólar, hizo que Moreno pactara un millonario programa de créditos con el FMI y en ese paquete se incluía la quita de subsidios a los combustibles que demandaban 1300 millones de dólares al año. La respuesta inmediata del mercado provocó la suba de la nafta y el consiguiente traslado a los viajes del transporte por tierra y otros similares. De allí que los primeros en reaccionar hayan sido los choferes de taxis, camiones y otros vehículos de uso comercial, que se dieron cuenta que para sus bolsillos muy empobrecidos, lo que ahora se les venía encima los iba a poner al borde del precipicio. La memoria de lo que era Ecuador en tiempos de Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez ha sumado un nombre más al terceto neoliberal. Con la toma de conciencia de un oscuro devenir, todo siguió el rumbo habitual que se genera cuando el capitalismo aprieta la soga al cuello de las clases más golpeadas por la crisis: del paro general del transporte se derivaron los cortes de carretera, las barricadas y las grandes movilizaciones interclasistas, en que obreros, estudiantes, campesinos e indígenas decidieron ganar las calles para intentar sacudir de sus vidas a un muy mal gobierno.

A partir de ese momento es que se pudo demostrar en la práctica la famoso frase de Bertold Brecht: “No hay nada peor que un burgués asustado”. Acorralado, Moreno calculó mal el nivel de su fortaleza y ahora intenta huir hacia adelante, descargando una brutal represión contra el pueblo, tras la aplicación de un estado de excepción que le permite sacar a los militares a la calle. Pero por las venas de los ecuatorianos y ecuatorianas corre sangre mayoritariamente indígena y este factor se va a convertir en un bastión para que el autoritarismo no se lo lleve por delante. De allí, que el paro general contra el «paquetazo» crezca con el correr de las horas y a pesar de los ya 350 detenidos.
«La pulseada es difícil pero no hay otra alternativa que seguir empujando para intentar que Moreno caiga”, señaló un dirigente obrero en Cuenca, porque si bien el primer reclamo sostenía que era imperioso que el gobierno retrocediera en las medidas económicas impuestas, ahora ya son muchos los que están reclamando la inmediata renuncia del presidente. En el plano de la política institucional, la bravía diputada correísta Gabriela Rivadeneira acotó: “Se hace imperioso adelantar las elecciones y una sesión extraordinaria en la Asamblea Nacional para exigir la destitución del mandatario”. Sobre todo, porque ha puesto en marcha (con el estado de excepción) una maquinaria represiva propia de cualquiera de las dictaduras que asolaron el continente.
¿Qué resto le queda a Moreno en estas circunstancias? Su patética figura se parece bastante a la del repudiado Luis Almagro o la del presidente haitiano Jovenal Moise. Los tres son engranajes de la maquinaria desplegada por Donald Trump en el continente, ya que cada uno de ellos abreva en en Washington y están dispuestos a arrodillarse todo lo que haga falta. El uruguayo, por más que patalee y quiera meter su nariz en Venezuela, ya ha fracasado. No lo quieren ni en lo que fue su coalición política. Moise está ahora mismo tratando de apagar (como un bombero con la manguera agujereada en varios tramos) los mil fuegos encendidos por la protesta popular. Moreno, quien en su afán de hacer buena letra ha ido demoliendo todas las instituciones y medidas positivas para los de abajo, que en su momento pusiera en marcha el gobierno de Rafael Correa, dice que no está dispuesta retroceder y se dispone a gobernar con los uniformados a su lado. Algo parecido a lo que en su momento imaginó un tal Lucio Gutiérrez, cuyo fracaso fue estruendoso.
En esta Latinoamérica en la que las insurrecciones populares van de país en país, como se viera recientemente en las calles de Puerto Rico, Haití y Perú, o en las urnas primarias de Argentina, es posible pensar que lo que ocurre por estas horas en Ecuador significará en un futuro muy cercano el derrumbe de una estrategia nefasta de apoderarse de un gobierno con engaños y luego convertirse en alfombra de la oligarquía local y el imperialismo estadounidense.

Tomado de Telesur, 4 octubre 2019.

Ecuador. Moreno decreta estado de excepción ante gran protesta popular

El mandatario ecuatoriano anunció en cadena nacional la medida que busca frenar las protestas generadas tras sus reformas económicas. 

El presidente Lenín Moreno decretó este jueves un estado de excepción en Ecuador, para contener las protestas que desató las reformas económicas anunciadas la víspera. 

Ecuador amaneció con fuertes manifestaciones y un paro nacional de transporte en rechazo a las reformas económicas, que implican la eliminación de subsidios para el consumo de combustibles fósiles y la liberación de los precios del diesel y las gasolinas. 

«Con el fin de precautelar la seguridad ciudadana y evitar el caos, he dispuesto el estado de excepción a escala nacional”, argumentó Moreno. 

Con esta decisión, el gobierno puede sacar a las calles a los militares para evitar desmanes. Moreno reiteró que hay apertura al diálogo, pero que no permitirá caos, porque los grupos que crean focos de violencia están perfectamente identificados  ya que pretenden desestabilizar al gobierno.

Las medidas siguen en firme. No existe la más mínima posibilidad de cambiar aquellas medidas relacionada con ese subsidio perverso que causaba daño al pais. No es posible permanecer en esta distorsión que causaba un serio deterioro a la economía nacional, señaló el presidente.

Moreno dijo que es preciso mantener esa decisión para controlar a quienes pretenden imponer el caos para conseguir algo. «Ese tiempo ya se acabó, debemos abandonar esa costumbre que es tratar de imponer criterios con actos vandálicos», expresó el mandatario en breves declaraciones una vez que concluyó el gabinete con los ministros del régimen.

Dijo que a las personas que lo critican de no tomar decisiones, eso pudiera ser una impresión, pero explicó que él sí tiene la valentía para tomar decisiones ante los problemas que afronta el país que ama tanto. «Una cosa es que sea prudente y otra que tenga valentía, y me sobra para tomar decisiones respecto a este país», dijo Moreno.

8 claves tiene el decreto de Estado de Excepción

El Gobierno hizo público el contenido del Decreto Ejecutivo 884, mediante el cual se declara el Estado de Excepción en todo el país por los próximos 60 días. La decisión se adoptó como respuesta al paro protagonizado este día por todos los sectores del transporte ante la eliminación de los subsidios a la gasolina extra y al diésel.

Ochos puntos clave tiene el documento, firmado por el presidente, Lenín Moreno. Principalmente, la suspensión de la libertad de reunión y asociación, la limitación de la libertad de tránsito y disponer los decomisos necesarios para evitar desmanes y controlar el orden público. 

Los puntos importantes:

1. Decretar el Estado de Excepción en todo el país
2. Disponer movilización nacional de entidades públicas, Policía Nacional y Fuerzas Armadas para controlar el orden público. 
3. Suspender el derecho a la libertad de asociación y reunión, observando principios de proporcionalidad. Consiste en limitar la conformación de aglomeraciones en espacios públicos durante las 24 horas del día.
4.- Limitar el derecho a la libertad de tránsito. Se exceptúan el transporte estatal y de los sectores: salud, riesgos, emergencias, seguridad y transporte policial y militar. 
5. Disponer los retiros o decomisos a los que haya lugar en caso de extrema necesidad y en apego a la Ley.
6. Establecer todo el país como zona de seguridad.
7. El Ministerio de Finanzas podrá destinar todos los fondos necesarios para sustentar la Excepción, menos los dirigidos a salud y educación. 
8. El Estado de Excepción regirá durante 60 días.

Los ecuatorianos reclaman derogar lo que consideran un «paquetazo económico», que solo afectará a los más vulnerables. Sin embargo, el ministro de Finanzas, Richard Martínez, descartó que el Gobierno de Moreno vaya a retroceder en su decisión «porque es lo correcto», y evita seguir favoreciendo «a las mafias que se llevan el dinero a Colombia y Perú».

Tomado de Resumen Latinoamericano, 2/10/19

LA CONAIE declaró estado de excepción en territorios indígenas

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