Acá lo que falta es política, política ideológica de izquierda con lucidez estratégica, coraje estratégico y salir a enfrentar a la derecha.
Publicado el 31/08/19 a las 6:30 am
Por Roberto Conde
Transcripción de las palabras de Roberto Conde en el Comité Zitarrosa de Parque del Plata el 25 de agosto, día del Comité de Base.
Compañeros y compañeras,
En 2016, cuando estuve aquí en la campaña interna, alguno de ustedes me preguntó qué pensaba qué iba a pasar con Lula, si podía ser candidato o no. Y recuerdo que les contesté que tenía la convicción que no iba a poder ser candidato y que la situación en Brasil estaba muy compleja. Lamento no haberme equivocado y haber sido portador de malas noticias.
Hoy quiero ser portador de buenas noticias. Quiero decirles –porque he visto en otros comités otros compañeros muy impactados por las encuestas–, ninguna batalla está perdida antes de darla. Nosotros podemos ganar si tenemos la energía y la decisión de dar esta pelea con toda la fuerza que la tenemos que dar.
Pero tenemos que mejorar algunas cosas. Estamos siendo demasiado blandos con el discurso de la derecha. La derecha nos está atacando de una manera soberbia, demagógica, muchas veces con mentiras y nosotros no estamos respondiendo con la lucidez y la energía necesarias.
La derecha nos ha echado encima la responsabilidad de la supuesta crisis que existe en Uruguay, estamos arrinconados contra las cuerdas por eso y no sabemos responder.
Allí hay dos cuestiones que me parecen centrales si queremos salir a dar esta batalla con probabilidad de éxito. La primera es que Uruguay no está vivienda ninguna crisis, sin embargo han instalado esa idea. La segunda es que la situación actual de crisis es responsabilidad de las potencias dominantes, del sistema capitalista y de la derecha que domina el mundo, no de la izquierda ni del Frente Amplio (FA). Sin embargo, no hemos sabido responder con energía a ninguno de los dos ataques.
El sistema capitalista está viviendo una crisis que comenzó en 2009, no voy a hacer un racconto pero estamos hablando de diez años, podríamos tomar alguno de los grandes componentes de la última década para tratar de comprender eso que se llama el sistema-mundo en que estamos viviendo, que también se le llama vulgarmente mundo globalizado. Tomar algunos elementos que nos permitan pararnos en la cancha para enfrentar a la derecha y no simplemente seguir recibiendo ataques con poca capacidad de respuesta. ¿Por qué? Nosotros acostumbramos responder –y tenemos razón–, contando lo que hemos hecho en estos 15 años que es mucho y es bueno, pero eso no alcanza porque cada vez que salimos y contamos lo logrado –es una cosa de la que nos sentimos orgullosos y está muy bien que lo hagamos y que tratemos que la gente comprenda– pero sigue siendo una actitud defensiva. Nos defendemos diciendo todo lo bueno que hicimos pero no contraatacamos, y la derecha sigue siendo responsable en el mundo de los peores crímenes contra la humanidad y no somos capaces de instalar este discurso. Dejamos que nos mantengan a la defensiva. Ellos así van ganando terreno con la complicidad además del apoyo masivo de los medios de comunicación.
En estos dos meses no alcanza con explicar todo lo bueno que hicimos, tenemos que salir a la contraofensiva y demostrar la amenaza que ellos representan para el país, la gente y el pueblo. Tenemos que cuestionar el sistema que ellos representan.
Esto naturalmente no lo puede hacer el candidato a presidente, porque está limitado, tiene que hacer un discurso de estadista. Pero los militantes tenemos que dar una batalla ideológica y si no la damos con energía no vamos a recuperar terreno. Incluso tenemos casi como servido en bandeja los ejemplos de Argentina y de Brasil que no los estamos utilizando.
También en 2016 cuando estuve aquí en una charla sobre política internacional, me preguntaron sobre Macri. Ustedes recordarán que dije que Macri era el príncipe del capitalismo y que el capitalismo le iba a dar todo lo que pidiera para sostenerlo. Lo que nunca me imaginé que le iban a dar 56.000 millones de dólares y se iba a hundir igual. Entonces, hay que hacerse la pregunta de ¿por qué? Porque preguntándonos por qué se hundió Macri uno encuentra muchas respuestas a la realidad actual. El hundimiento de Macri pese a que el Fondo Monetario le dio el préstamos más grande de la historia del FMI, es un síntoma claro de la crisis del capitalismo y de que la derecha no tiene respuesta para nuestros pueblos.
Ese es el debate que tenemos que instalar, no solo todo lo que hicimos nosotros de bueno. Sino que ellos no tienen respuesta. Se basan en criticar nuestra gestión y están unidos todos contra el FA. Con eso logran disimular la amenaza que representan, porque son una amenaza.
En esta última década, la derecha es la que gobierna el mundo, porque el mundo está ampliamente dominado por la derecha, por lo menos lo que conocemos nosotros como mundo occidental y cristiano, casi no hay gobiernos de izquierda. Con alguna excepción como Portugal porque se unieron los comunistas, los socialistas, los liberales, la unidad nos salva la vida aunque cueste tanto trabajo comprenderlo. Fíjense lo que les pasa a los españoles, no pueden ponerse de acuerdo para formar un gobierno. Pero casi no hay gobiernos de izquierda y sin embargo ese mundo está en crisis. El mundo gobernado hoy por la derecha está en crisis.
Y acá en Uruguay se da la paradoja que han instalado el discurso al revés, “hay crisis porque gobierna el FA”. ¿Esto qué significa? Que no hemos sabido responder al debate ideológico que nos plantearon. Porque lo que la vida y el mundo demuestran es que lo que conduce a la crisis son las políticas de derecha no las políticas de izquierda. Ese es el debate que no hemos logrado instalar.
Pero ahora gracias a Macri y a Bolsonaro esto queda demostrado empíricamente, no necesitamos leer muchos tratados. La Argentina lleva cuatro años sin crecer. Brasil va a crecer a menos del 1%, un país cuya población crece a más del 1%, quiere decir que si los recursos crecen menos que la población, cada año que pasa ese pueblo va a ser más pobre. Además de la redistribución regresiva que se da dentro del país, no solo porque hay menos masa para toda la población, sino que la masa que hay se está distribuyendo regresivamente gracias a la reforma laboral, la reforma jubilatoria que acaban de aprobar, las privatizaciones, los despidos masivos de funcionarios públicos, la desregulación de la protección del derecho laboral, etcétera.
En Argentina no van a poder implementar una política de esta naturaleza como está implementando el gobierno brasileño porque la tradición de lucha sindical y clasista en Argentina no se lo va a permitir a Macri. Por eso van a una radicalización de la lucha muy fuerte que esperan resolver en octubre. Pero si no la resuelven por la vía electoral en octubre, Argentina va a una crisis política de tamañas proporciones.
Esos ejemplos nosotros los podríamos utilizar. Pero todavía tenemos el marco internacional general, –ustedes saben que yo tengo una tentación de irme por ese lado, pero no voy a profundizar ahora–, hay algunos elementos que nos demuestran la gravedad de esta crisis. Alemania, el corazón del capitalismo en Europa, está creciendo al 1%. Estados Unidos para poder crecer al 3% tuvo que declarar una guerra comercial mundial. Obligó a México y a Canadá a renegociar el TLC con términos muchísimo más pesados para Canadá y México, y se los impuso. No pudo firmar el Tratado Transpacífico, no pudo firmar el acuerdo con Europa porque están tratando de chuparle la sangre a Europa todo lo que puedan y no pueden ni siquiera permitir un libre acceso a Estados Unidos de la industria automotriz europea porque no resisten la competencia. Ha roto los acuerdos mínimos que tenía con China y ha instalado una amenaza de guerra militar permanente en varias partes del mundo para alimentar su industria militar y evitar la consolidación de otros estados y el progreso de otras naciones.
Se diría en términos relativos –es un tema que en la izquierda uruguaya tendremos que discutir– que estamos en uno de los momentos más graves del capitalismo de posguerra. Cuando digo posguerra me refiero a guerra mundial del siglo XX, década del cuarenta.
Pero además: crisis de migraciones masivas, crisis humanitarias, caída continua en todo el sistema capitalista del ingreso de los hogares, incluido los Estados Unidos que desde el gobierno de Clinton para acá, de 1998 para acá, llevan 20 años consecutivos de disminución del ingreso real de los hogares. En Uruguay llevamos 15 años de aumento del ingreso de los hogares. Hemos crecido más que los Estados Unidos y hemos distribuido mejor. Sin embargo, los partidos que representan ese sistema nos tienen acorralados contra las cuerdas sin que nosotros podamos dar esta pelea. Yo sé que es muy difícil pararse en la equina de la feria y decir estas cosas. Yo no lo digo para que lo repitamos en la feria, lo digo para que cada uno de los que estamos aquí sepa que tenemos razón, que hay que enfrentar a la derecha con más decisión, más coraje y firmeza ideológica porque esa es la forma de pararlos. No hay otra. Y es el único lenguaje que reconocen porque ellos están acostumbrados a dominar.
Tenemos dos meses para advertir al pueblo uruguayo lo que representan. Usemos los ejemplos de Brasil y Argentina.
Hay otro ejemplo al revés que podríamos usar. Las dos economías que están creciendo más son Paraguay y Bolivia. Bolivia ya sabemos por qué. Paraguay porque era prácticamente un desierto que lo están colonizando, cuando uno parte casi de cero, cualquier crecimiento es extraordinariamente importante. Están colonizando el Chaco, transformando la economía agropecuaria, en un país que además no tiene derechos sindicales, ni ley de ocho horas para el trabajador rural, ni horas extras, de modo que están haciendo la gran fortuna. Entonces Paraguay crece, pero lo hace salvajemente y de la peor manera. Pero Bolivia crece civilizadamente y redistribuyendo. Bolivia crece más que Chile que es la joya del capitalismo de América Latina.
Tenemos elementos para enfrentarlos, nos está faltando ese enfrentamiento. Porque además la derecha ha tenido otra habilidad para esconderse, habla de la gestión y nos dicen “subieron 10% las rapiñas, bajaron un 2% los homicidios, subieron… un 4,5% y se fugaron dos presos, y por el otro lado tienen un déficit de 4,2% en vez de 3,8%…” y caemos en esa red de discutir la cosa particular, pequeña, quedamos enredados en la gestión, cuando ellos nos quieren hundir con la gran política. Acá lo que falta es política, política ideológica de izquierda con lucidez estratégica, coraje estratégico y salirlos a enfrentar. Porque si quedamos enredados en el debate particular de cada punto y cada coma, eso nos impide cultivar la fuerza de la conciencia del pueblo. Además es por donde nos desgastan porque cualquier gobierno tiene fallas de gestión. Las nuestras han sido pequeñas comparadas con el desastre que fue la derecha durante cincuenta años.
No nos olvidemos que la crisis empezó en Uruguay en 1957, estadísticamente está registrado, luego la famosa reforma cambiaria y monetaria de Azzini y el primer préstamos del FMI y terminó en 2004. Son 50 años. Si habrán cometido errores de gestión, nosotros también los aprovechamos para acorralarlos.
Pero el debate es político y tenemos que tratar de salir del detalle. Yo sé que la gente sufre por la violencia, aclaro que no hablo desde la insensibilidad –en mi casa nos robaron cinco veces– pero yo no salgo por eso a votar el referéndum de Larrañaga o a votar por Manini. No hay cosa más peligrosa para la estabilidad democrática de una sociedad que el miedo en las clases medias. Cuando las clases medias se asustan es el mejor caldo de cultivo para el fascismo, esto está estudiado profundamente. Entonces hay que hacer un discurso integral. No permitir que el tema de la seguridad se transforme en un tema militar –eso jamás–, o exclusivamente policial, aunque tiene que serlo porque la policía es el cuerpo técnico para darle seguridad a la sociedad pero además tiene que seguir siendo social. El planteo que hizo Martínez en la Convención del FA sobre seguridad es esencialmente correcto, porque así como hizo un planteo insuficiente en otras cosas como educación o vivienda –aunque tampoco era el lugar para hacer una gran exposición–, el planteo que ha hecho sobre seguridad es bueno, y allí está la síntesis: ejercer la autoridad sin complejos pero tener una política integral, no solo de prevención, disuasión, represión y luego rehabilitación, sino educación y enmarcar la política de seguridad en una visión mucho más compleja e integral. Que es el plan “Mi barrio” donde hay que llevar el Estado al territorio y crear una nueva síntesis entre Estado y sociedad en ese territorio.
Si nosotros permitimos que el debate se quede en eso, cuando Lacalle dice “si yo gano se va a terminar el recreo a la delincuencia”, lo repite en no sé cuantos informativos, tenemos que salir a enfrentar esa tontería. Pero si no la enfrentamos eso gana la conciencia de la sociedad. Es una tontería primero porque la delincuencia no está de recreo, nosotros tenemos la tasa de prisionización, de presos más alta de América Latina, o sea no estamos mirando el techo. Lo que pasa es que las sociedades han estallado, ha estallado la violencia hasta en la vida familiar, no quiero desbordarme por la filosofía porque no podríamos desplegar el pensamiento en una campaña tan corta de dos meses, pero la violencia no es violencia individual, es violencia social. Una sociedad sufre la violencia social cuando es una sociedad que se ha desintegrado, cuando es una sociedad sin esperanza, cuando es una sociedad sin utopía, sin educación, sin seguridades en el futuro y en las posibilidades de vida. Cuando es una sociedad sometida al reino de la necesidad, como gustaban escribir Marx o Engels en los textos clásicos. Y esas sociedades no las hizo la izquierda. Esas son las sociedades de la derecha de modo que en última instancia estamos enfrentando la descomposición social que una sociedad irracional e inmoral como el capitalismo está logrando implantar en la humanidad.
Nosotros nacimos para cuestionar eso, para enfrentarlo, combatirlo y transformarlo. Por tanto la razón moral está de nuestro lado, no del lado de la derecha. Que no hayamos tenido la posibilidad real de cambiarlo, no quiere decir que nosotros no tengamos la razón, fundamentalmente la razón moral, porque nosotros fuimos paridos por la historia para enfrentar esto que ellos crearon.
Pero como tenemos baja capacidad de respuesta ellos dan vuelta las cosas y la culpa de los males los tienen los 15 años de gobierno del FA. Cuando estos 15 años han enfrentado la devastación del capitalismo contemporáneo. Y sino hubiese sido por nosotros no sabemos lo que sería este país. Sería otro Brasil o Argentina.
Muchos compañeros me dicen “¿cómo es que la gente no se da cuenta todo lo que hemos hecho?”. Porque nos ha faltado capacidad ideológica de combate, no es solamente explicando lo que hemos hecho, es enfrentando a la derecha. Si dejas de cuestionar el sistema que ha generado estas atrocidades, si dejas de enfrentarlo y responsabilizarlo, ¿qué ocurre? Estamos haciendo política sin análisis del capitalismo en el que vivimos, estamos haciendo política sin analizar el mundo, estamos haciendo política de gestión pero sin sustancia que permita afirmarnos. Y ese ha sido siempre el cimiento y el basamento ideológico con el cual los pueblos enteros de izquierda han sabido cambiar el mundo. Sin esa base nosotros no podemos mover el mundo.
Eso es lo que nos está faltando, porque muchas veces quedamos prisioneros, no logramos consensos internos en el FA porque es un mundo plural que se ha tornado muy disperso, hay más de treinta grupos hoy. Ese es un problema, han habido desviaciones de aburguesamiento, de burocratismo. Hay compañeros que fundan grupos para obtener cargos. Tenemos que ser sinceros porque antes de nosotros millones de compañeros y compañeras dieron su vida por esto.
Nosotros no nos podemos dar el lujo de cometer errores y no ser autocríticos porque eso es inmoral. Saquemos fuerzas, tengamos decisión, tenemos razón, no somos mejores que nadie pero la moral de la historia nos pertenece. Salgamos a enfrentarlos. Podemos ganar todavía y si nos toca perder, que perdamos en condiciones en las cuales nosotros podamos seguir combatiéndolos durante cinco años, diez años, el tiempo que sea necesario para volver las cosas del pueblo a su lugar.
Miguel machado
Sep 1st, 2019
Claridad meridiana del honesto ,claro,probado en mil combates! Te seguiremos en el 567
Impecable! Y brillante compañero!
Arriba los y las que luchan!!