La inquebrantable voluntad de lucha de los trabajadores del gas
Publicado el 31/07/19 a las 6:30 am
Por Gabriel Portillo
Luego de la privatización de la Compañía del Gas en enero de 1995, los trabajadores del gas iniciaron una larga lucha en defensa del servicio público y los puestos de trabajo. Estas luchas se vienen dando en distintas situaciones, todas ellas vinculadas al fracaso de la privatización, ya sea a causa de la ausencia de inversión por parte de los concesionarios del servicio público, como también debido a prácticas antisindicales que llevaron a los trabajadores a enfrentar en cada una de esas circunstancias la ofensiva patronal primero de Gaz de France y luego de Petrobras.
En los últimos tiempos, a partir de la situación vinculada a las políticas del gobierno electo en Brasil, Petrobras decide abandonar áreas del mercado energético y, por tanto, el retiro de las actividades tanto en Uruguay, como en Argentina y Perú. A su vez, se venía desarrollando una reestructura que perjudicaba el servicio público, disminuía los puestos de trabajo y bajo esta cobertura de “reestructura” impulsaba la ofensiva contra el sindicato: empezando por envíos al seguro de paro y luego despidos. La intención era frenar las denuncias del sindicato vinculadas al deterioro de la prestación del servicio, el cual fue de tal magnitud que implicó la caída en un 15% de la cantidad de usuarios del servicio de gas.
También queremos analizar este proceso de resistencia y de lucha de los trabajadores del gas teniendo en cuenta elementos del contexto de la región y Uruguay. Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que se está dando un aumento de la ofensiva patronal con énfasis en algunos sectores de la industria. Nos referimos a varios casos de cierre de empresas, despidos y envíos al seguro de paro. Las cámaras empresariales insisten en el tema competitividad –no solo en discursos sino también en sus revistas de divulgación empresarial–, que se resume en la necesidad de la baja de salarios y la disminución de derechos conquistados. Esta ofensiva tiene también, como es de esperar, su expresión política en los partidos tradicionales donde parece que todos los males de la falta de inversión y el aumento de la desocupación se explicaran por el exceso de derechos obtenidos por las y los trabajadores en el marco de sus luchas por derechos y en los consejos de salarios y por el desarrollo de leyes laborales promovidas desde el gobierno del FA.
Hay un problema cierto de generación de empleo y una situación preocupante en sectores de la industria nacional que entran en competencia con las importaciones. Ese es un problema que nada tiene que ver con la llamada competitividad a la que se refieren los empresarios, es probable que la mayoría de los productos importados contengan oculto un dumping social referido a los salarios y condiciones de trabajo más que a la incorporación de una competitividad asociada a tecnología y gestión. En nombre de la mentada competitividad se han puesto en marcha planes de reestructuración y racionalización productiva que han terminado en despidos, cierres de plantas e incremento de las tasas de desempleo alrededor del mundo. (Si bien no es objetivo de esta nota, nos parecía importante abordarlo ya que se vincula con el tema central y está presente dada la permanente cantinela de las patronales).
En este contexto es que queremos analizar la reciente situación de lucha de las y los trabajadores del gas (UAOEGAS), el papel de una transnacional como Petrobras en un escenario político complejo como Brasil y el papel del gobierno en defensa de este servicio público.
El enfrentamiento sin claudicaciones a Petrobras implicó para las y los trabajadores en dos años: tres huelgas de hambre, paros, movilizaciones, control obrero y una huelga general de 36 días donde a través de las guardias gremiales se mantuvo el servicio sin que ningún usuario se viera afectado. Todo esto articulado con la población, con denuncias al Poder Ejecutivo y al Legislativo, estrechando el vínculo con el conjunto del movimiento sindical que generó una profunda solidaridad en todos los terrenos, con participación también de sindicatos de la energía del Mercosur: Paraguay, Argentina y de Brasil la FUP (Federación Unitaria de Petroleros). Lo más visible fueron los dos paros generales parciales del PIT-CNT con movilización y un paro general de 24 horas. Todo este formidable tejido social creó un colchón para ayudar a la culminación de una victoria.
Toda esta agitación permitió concretar una entrevista con el Presidente de la República Tabaré Vázquez, quien se comprometió a resolver el tema de los despidos y la situación de la empresa. Este hecho se materializó en julio de 2019 en Argentina (Santa Fe), en el marco de una reunión del Mercosur. El acuerdo significa que el Estado uruguayo no hace valer la cláusula sobre el vencimiento de la concesión que sería en 2024, y la empresa retira el litigio planteado en tribunales internacionales por valor de 120 millones de dólares. Todos los bienes de Petrobras quedan en manos del Estado uruguayo, y por lo tanto es quien deberá asegurar el suministro de gas a la población, cumpliendo con un servicio público muy importante. A su vez se retiran los despidos y las sanciones impuestas a los trabajadores después del control obrero.
Este es el logro de años de denuncia de las y los trabajadores sobre la situación del servicio de gas por cañería en Uruguay. Una batalla librada en defensa de la soberanía nacional por un sindicato de pequeñas dimensiones, pero con una clara estrategia de defensa de la fuente de trabajo, de los usuarios y del servicio público lo que le valió el reconocimiento del conjunto de la población.
El diseño de una táctica sindical donde la inquebrantable voluntad de lucha y la convicción de tener razón, a partir de una correcta lectura de la correlación de fuerzas existente lo transforman en un ejemplo para el conjunto de la clase obrera. El no haber aceptado los envíos al seguro de paro (ya que estos encerraban una estrategia empresarial de no retorno de las y los compañeros), ni los despidos que vinieron luego (donde había voces que decían “bueno, algo siempre hay que dejar en el camino en función de evitar males mayores”), ni el haber acordado con los compañeros que tenían causal jubilatoria como una salida al conflicto, es lo que les dio la fortaleza y mayor fuerza para continuar.
Las medidas de lucha (no solo las huelgas de hambre) siempre creativas desafiaron al PE y pusieron en jaque a la empresa. Un ejemplo de ello fue la medida de control obrero que disparó una serie de acciones tan fuertes de represión por parte de la empresa que terminaron fortaleciendo la interna y dejaron al desnudo sus intenciones frente a la población. Los compañeros resaltan que el control obrero significó un fortalecimiento interno, y simultáneamente sostener hacia el conjunto de los trabajadores el mensaje de que lo que se dice se hace. Esta actitud de alto contenido ético generó un mayor respeto y reconocimiento, en la medida que no se resignó la movilización a un dictamen judicial, es decir, los conflictos no se resuelven yendo a la justicia.
La consigna que el “sindicato no deja a ningún compañero tirado” fue clave para unificar la interna y consolidar un espíritu de resistencia y lucha que al final terminó en un contundente triunfo de David contra Goliat. Los compañeros del sindicato de gas (UAOEGAS) son recurrentes en insistir que fue un triunfo de todo el pueblo, esto los enaltece y los coloca como referentes en la historia de resistencia de los oprimidos contra la explotación de los patrones.
Termino con la frase que coreaban en la carpa y en la asamblea general que levantó la huelga y marcó un rumbo hacia delante, donde se vienen otras luchas, unidos, reconfortados y con el ánimo que surge de la victoria, una vez conocida la exitosa gestión del Presidente de la República. Nunca tanta justeza el grito de “se escucha, se escucha ¡¡ Arriba los que Luchan!!”