Un congreso para el conjunto del pueblo
Publicado el 23/05/18 a las 7:30 pm
Por Gabriel Portillo1
XIII Congreso del PIT-CNT
En este mes de mayo el PIT-CNT (Plenario-Convención) se apresta a realizar su XIII Congreso. Como siempre, un Congreso es la oportunidad propicia para analizar si lo que planteábamos hace tres años se fue cumpliendo (balance) y si las tácticas para llevar adelante estos objetivos fueron las correctas. Luego ver la perspectiva que está planteada en el escenario de la lucha de clases nacional y a nivel regional, como forma de no pensar que estamos solos en este mundo y lo que sucede a otros trabajadores en la región y el mundo no nos puede ser ajeno, por solidaridad de clase. Además también nos vamos a ver afectados por esa ofensiva del capital sobre el trabajo a nivel mundial. A partir de un mundo donde el capitalismo globalizado está en crisis, y la división internacional del trabajo a través del imperialismo nos tiene asignada una tarea, debemos también dar respuesta de largo aliento. Siempre es bueno abrir una discusión sobre los caminos para la resistencia y una salida nacional, soberana, colocando una perspectiva de construcción social de largo plazo como se establece en los estatutos de la Convención con una consigna, que expresa una idea política, estratégica e histórica, luchar por una sociedad sin explotados ni explotadores.
Es importante que el conjunto de la sociedad, además de los trabajadores que forman parte del PIT-CNT, debata y participe de alguna manera de los documentos para la discusión en el Congreso, que serán debatidos en las distintas comisiones y el plenario de la Convención. La mayoría del pueblo es trabajador y no siempre se tiene ocasión de participación orgánica en su sindicato, ya sea por debilidad de la organización sindical, porque aún está en proceso de construcción, por la represión sindical que existe y es muy acentuada en algunos lugares. Leer y debatir un documento que encierra el balance y la perspectiva de acción de los trabajadores organizados ayuda a la formación política de los militantes y, a su vez, enriquece la propia discusión y elaboración escrita. Esa ida y vuelta permite sentirse parte en la construcción de acciones y diagnósticos de la realidad actual, para poder actuar sobre ella.
Sin duda, las acciones políticas del PIT-CNT abarcan de hecho al conjunto de la sociedad, no solo en cuestiones económicas sino como un proyecto más amplio de construcción de una sociedad. En todo este tiempo el PIT-CNT ha sabido colocar frente a los distintos temas propuestas y respuestas de cara a la sociedad (en derechos humanos, sobre presupuesto, respuestas a las crisis, solidaridad internacional, mejora de los servicios públicos, rebaja de tarifas, defensa de la democracia, etc.), que se podrán compartir o no (de hecho hemos discrepado en algunos temas), pero es un esfuerzo de los trabajadores que muchas veces no hemos visto en los distintos partidos políticos.
Las circunstancias económico-políticas que hicieron posible “los progresismos” no existen más y, por lo tanto, no se puede seguir “jugando” de la misma manera, ni se deben seguir alentando falsas expectativas al respecto. Una de esas expectativas es creer que todavía puede haber otro tipo de desarrollo capitalista (“con justicia social”) porque para que eso fuese posible se precisarían otras condiciones (económicas, políticas, ideológicas) y eso es justamente lo que falta o dejó de haber. Lo que está planteado es una integración al nuevo escenario de dependencia diseñado por el imperio. Es un proceso liderado fundamentalmente por la reducción de las cotizaciones de los productos primarios de exportación. Pero también a la dependencia tecnológica y la dominación del capital industrial transnacional en el aparato productivo local.
Por esto es que consideramos no habría que especular con la posibilidad de que “nuestro país se encamine hacia un proceso de cambios profundos…” o “se pueden generar las condiciones de una regresión de derecha”. Desde nuestra perspectiva no existe posibilidad a corto plazo de que el país se encamine hacia un proceso de cambios profundos en la medida que las fuerzas que integran el gobierno no están dispuestas a realizarlo y el movimiento obrero deberá desarrollar una correlación de fuerzas tal que pueda imponerlo y además la disposición de los dirigentes para dicha tarea, más allá de la retórica. Como ejemplo de esta actitud de los dirigentes y a modo de balance, mencionaremos un hecho que para nosotros marca un antes y un después en el registro de la lucha de clases en Uruguay. Por un lado, el Ministro de Trabajo cierra el XII Congreso de la Convención (decisión que no compartimos en su momento), en ese mismo año 2015, meses después, en el marco de la lucha por presupuesto para la enseñanza los gremios comienzan una huelga, a través del MTSS se prohíbe el derecho a huelga en la educación, ya que eso es lo que implica el decreto de esencialidad que se aplicó en la educación. Y cómo a partir de esto se activó una reserva moral existente que tuvo como síntesis una de las movilizaciones más grandes en este período, en contra del decreto de esencialidad. Con esto queremos decir que con una dirección dispuesta a dar las batallas en determinados temas creemos que hay capacidad de resistencia. Otro ejemplo de esta capacidad, algo más reciente, se da cuando contra viento y marea se sale a juntar firmas contra la Ley de Riego.
Sostener la independencia de clase
La actual conducción del movimiento sindical está atravesando una etapa de crisis en lo referido al planteo de una alternativa propia como clase. Nos parece pertinente hacer explícito y trasparentar la intencionalidad del PIT-CNT de proteger y apoyar al gobierno, lo cual se manifestó en varios oportunidades, por ejemplo, cuando la mayoría del Secretariado intentó colocar un documento el año pasado sobre balance y perspectiva. Y se repite en la última Mesa Representativa incluyendo en un informe, no solo la definición aprobada para la acción en política de alianzas que hace referencia al “bloque social y político de los cambios” en la cual nunca se clarificó quienes integran ese bloque, sino que se incorpora una nueva interpretación política de la coyuntura que plantea que “hay dos proyectos de país…”, y de esta manera los trabajadores organizados se están omitiendo de tener un proyecto propio que represente a la clase. No parece claro que los trabajadores estemos contenidos en alguno, al menos en la perspectiva de mediano y largo plazo.
Para nuestra corriente política es imprescindible tener una mirada crítica y autocrítica sobre el accionar del movimiento sindical, ya que el desarrollo de una línea de acción surge del diagnóstico y análisis de la situación política, de ahí las resoluciones y conclusiones, y de ello el plan de acción que ponga al movimiento obrero a la vanguardia de la lucha. Debemos evitar la distancia entre lo que se dice y lo que se propone hacer para ser creíbles y sumar trabajadores a las acciones de lucha. Es muy importante lo que se propone para superar el estado de situación que se integra al diagnóstico.
Por otro lado, el elemento central en la unidad del movimiento sindical se construyó sobre la base de incorporar a todas las corrientes de opinión y por la vía de sumarse al proyecto electoral del FA hoy se puede lesionar dicha unidad. No se trata de jugar a la desestabilización, pero tampoco de so pretexto de “no hacerle el juego a la derecha” o apostar al mal menor, no ser claros y encolumnar a los trabajadores detrás del gobierno.
En un editorial de mayo del año pasado “Urge sostener la independencia de clase” decíamos: “Consideramos que hay un discurso para la tribuna que puede ser muy combativo pero que exonera las políticas que se están aplicando por parte del gobierno”. Insistir en la independencia de clase es clave para que la clase trabajadora mantenga una perspectiva de superación del capitalismo. Hay un pensamiento de readecuación fruto de la acción del gobierno progresista, la sensación de algunos compañeros de que es el mejor de los mundos que podemos alcanzar y, en la búsqueda de una nueva identidad se colocan paradojalmente en las viejas ideas socialdemócratas o socialcristianas, que tienen desde hace tiempo patrocinadores. Los ejes están centrados en que la situación no se puede cambiar, que va a ver alternancia en el gobierno por lo tanto “convivamos lo mejor posible con el sistema”.
Profundizar a favor de los trabajadores y el pueblo
Nosotros debemos evitar ser cogestores del proceso global de reproducción del capital. Por supuesto que hay corrientes que mantienen un discurso distinto pero son sin duda aliados en este proceso que venimos describiendo. Cómo profundizar los temas e incorporar otros para poner en jaque al capitalismo realmente existente a favor de los trabajadores y el pueblo, debe ser nuestra preocupación. Por supuesto que esto no nos impide ver que los avances en las libertades sindicales ayudan a la organización como clase, también abren un desafío y es la entrada en disputa con el proyecto de cooptación descripto.
Los aspectos metodológicos no son menores. Por ejemplo, el tener varios gremios peleando por lo mismo y no tener una política de globalización o por lo menos de coordinación de esas luchas, hace que la idea de que el PIT-CNT es un aglutinador sufra un descreimiento importante y debilita la confianza en nuestras propias fuerzas como clase. El fortalecimiento del movimiento sindical va de la mano de un imprescindible crecimiento en organización a la vez de un profundo rescate de los valores propios de la clase obrera: solidaridad, participación democrática, compromiso y unidad, forjada desde cada lugar de trabajo.
En cuanto a los desafíos son muchos. Si bien hemos tenido avances todos estos años a nivel organizativo, salariales y de libertades que inciden de forma positiva en el conjunto de la sociedad, aún falta mucho por hacer. Como ejemplo pensamos en las dificultades en el comercio en cuanto a movilización y construcción de la organización sindical. Otro de los desafíos que se ve más claramente a partir de las movilizaciones de los llamados “autoconvocados”, es en el sector del agro, donde vemos trabajadores rurales agredidos por sus patrones o personeros, pésimas condiciones de trabajo y bajos salarios, con una potencialidad de 70.000 trabajadores no hemos podido superar poco más de 3.000 afiliados. Sin duda la conquista de las 8 horas para el sector rural es un avance importantísimo. Esto refleja lo mucho que hay por hacer, y durante este periodo se han abierto canales democráticos muy importantes pero aún insuficientes para lograr una correlación de fuerzas capaz de disputar con los patrones objetivos más ambiciosos que los aspectos salariales y condiciones de trabajo.
Movilización por derechos y profundización de la democracia
Una de las dificultades del progresismo, no es solo no haber afectado las relaciones de propiedad de los medios de producción, sino el no haber transformado la superestructura jurídico-política. El freno auto impuesto en lo relativo a la profundización de la democracia y la ausencia de movilización para la conquista de los derechos deja al pueblo inmovilizado, y habilita una reconstrucción de la derecha que se expresa con mayor virulencia.
Con los gobiernos progresistas en la región se iniciaba una nueva situación política donde todo hacía parecer que las condiciones estaban para un cambio de rumbo al interior de cada país y en una articulación a nivel regional, sin cuestionar los beneficios de los capitales más concentrados que actúan en la región: combustibles, alimentos y automóviles. Pero la realidad fue otra y los Estados mantuvieron su funcionalidad a la demanda de seguridad jurídica y rentabilidad e inversión del capital extranjero (alternativa sobrevalorada para la creación de empleo).
Ha quedado pendiente una profunda transformación del Estado que permita avanzar en la participación de la ciudadanía en la construcción y aplicación de las políticas públicas, y cambiar las estructuras injustas matrizadas para mantener los privilegios (ejemplo las tarifas públicas) de las clases dominantes. Esta transformación no puede concebirse únicamente desde el plano institucional ya que no podrá operarse sin la activa participación de los sectores sociales y en particular de los trabajadores.
La participación social que ha costado tantas batallas conquistar debemos de llenarla de contenido, fortaleciendo la participación directa de la población, creando vinculación entre lo institucional y lo territorial. Hay que lograr una política de alianzas que logre aglutinar al conjunto del pueblo detrás de un programa de cambios profundos. Estamos frente a una nueva ofensiva del gran capital, nos parece que en esta etapa hay que discutir programas: mínimo, de transición, o sea el desafío estará en disputar la salida, en proponer algo alternativo, en decir qué queremos y qué haríamos nosotros para tratar de que esta vez la salida no sea progresista y vaya mucho más allá.
Volver a instalar el imaginario por el socialismo en el movimiento popular
A partir de observar rápidamente la coyuntura de la región, nos preguntamos ¿por qué a los gobiernos progresistas los suceden las derechas más reaccionarias? ¿Cómo es que hay una recomposición de las fuerzas de derecha, de las patronales, de las fuerzas armadas? La respuesta creemos no puede ser que no se cuidó la unidad, o que las críticas favorece a la derecha, cuando hay acciones concretas de los gobiernos que van en una dirección contraria a la acumulación de un proyecto popular.
Nos surgen otras preguntas que nos parece importante hacernos, ¿se puede ir contra la recreación recurrente del capitalismo? ¿Es posible pensar y actuar en términos alternativos, incluso socialistas? Pensar en forma alternativa no es solamente discutir dónde se instala una fábrica o dónde se radica una inversión, sino pensar articuladamente con otra lógica de organización de las relaciones sociales para la producción y la distribución. Eso responde a una lógica anticapitalista y es repensar el socialismo en la región. Volver a instalar el imaginario por el socialismo en el movimiento popular es un desafío imprescindible.
A nuestro juicio estas son algunas de las preguntas que deberíamos hacernos todos a quienes nos importa transformar y superar el actual estado de situación social y política, teniendo en esta ocasión los trabajadores organizados el proceso de discusión de cara al Congreso, es una oportunidad donde se presenta la mayor expresión democrática.
La clase trabajadora es una fuerza de cambio a partir de la defensa de un proyecto de país, un proyecto de cambio para la construcción de una sociedad sin explotados ni explotadores, que hoy resiste.
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