miércoles 19 de febrero, 2025

Tormenta en Nicaragua (Dossier)

Publicado el 19/05/18 a las 2:45 am

La polémica sobre la actual situación nicaraguense parece imprescindible para el amplio abaníco que suele llamarse izquierda. Este debate implica considerar la geopólítica imperial particularmente desde la aprobación del NICA ACT (The Nicaraguan Investment Conditionality Act 2017) y la aplicación del libreto destituyente actual. También supone el análisis serio de las acusaciones a las desviaciones patrimonialistas y  nepotistas del gobierno. La coyuntura exige la necesidad  de recuperación del trabajo teórico y estratégico. La vieja práctica de la autrocrítica incitará la  recuperación del rumbo en beneficio de los pueblos y en defensa de la soberanía popular. Por eso este pequeño dossier con tres enfoques contrapuestos escritos en distintas fechas sobre la marcha de los acontecimientos. Nos referimos a Germán Gorraiz López, Ruben Montedónico y Carlos Fonseca Terán.  Orlando Núñez Soto escribía en un ensayo reciente: «poner en agenda la revolución, bajo cualquier método o circunstancia, implica, en primer lugar, un acertado diagnóstico de lo que ha pasado y de lo que está pasando». 

¿Prepara EEUU una Revolución Multicolor en Nicaragua?

Por Germán Gorraiz López (Telesur, 24/4/2018)

Asistiremos en el Trienio 2018-2020 a la irrupción en el escenario geopolítico de América Latina de una nueva ola negra involucionista que consistirá en la implementación de “golpes de mano blandos“ con el objetivo inequívoco de sustituir a los regímenes insensibles a los dictados de Washington (Nicaragua, Ecuador, Venezuela y Bolivia) por regímenes militares autocráticos tutelados por EEUU.

EEUU, Nicaragua y las “guerras no convencionales”

Petrocaribe fue creado en 2005 por iniciativa de Venezuela con el objetivo de suministrar combustibles a los países miembros en condiciones ventajosas de pago, como créditos blandos y bajas tasas de interés y estaría integrado por 18 países (incluidos Honduras, Guatemala, Cuba, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Belice y una decena de islas del Caribe) y según las autoridades venezolanas, el país exporta 100.000 barriles diarios a los países del bloque que generaban una factura de 4.000 millones de dólares, de la cual una parte se paga en «efectivo» y el resto estaría subsidiado.

La nueva estrategia de EEUU sería estrechar lazos comerciales y militares con los países de Petrocaribe ante el peligro de contagio mimético de los ideales revolucionarios chavistas al depender en exclusiva de la venezolana Petrocaribe para su abastecimiento energético, empezando por el presidente dominicano Danilo Medina.

China habría asumido el reto de construir un nuevo canal en Nicaragua (Gran Canal Interoceánico) similar al canal del istmo de Kra que tiene proyectado entre Tailandia y Birmania para sortear el estrecho de Malaca, convertido “de facto” en una vía marítima saturada y afectada por ataques de piratas e inauguró en el 2010 el gasoducto que une a China con Turkmenistán y que rodea a Rusia para evitar su total rusodependencia energética al tiempo que diversifica sus compras, por lo EEUU procederá a desestabilizar el gobierno de Daniel Ortega dentro de su estrategia geopolítica global de secar las fuentes energéticas chinas.

Por otra parte, la instalación el pasado abril de una estación satelital rusa en Managua (laguna de Nejapa) para “controlar el narcotráfico y estudiar los fenómenos naturales” habría provocado el nerviosismo del Pentágono que acusa a Rusia de “estar usando Nicaragua para crear una esfera de espionaje militar” mediante el Sistema Global de Navegación por Satélites (Glonass), el equivalente al GPS de EEUU. Así, hemos asistido a la aprobación por el Congreso y el Senado de EE.UU del proyecto de ley conocido como Nica Act (Nicaraguan Investment Conditionality Act of 2017), que siguiendo la estrategia kentiana busca congelar los préstamos internacionales de instituciones satélites de EEUU (Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo), a Nicaragua con el objetivo confeso de provocar su inanición financiera y posterior asfixia económica.

La táctica del “palo y la zanahora” fue expuesta por Sherman Kent en su libro “Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana” (1949) y los fines de estos tipos de guerra fueron descritos por este autor de la siguiente manera: “en estas guerras no convencionales se trata de hacer dos cosasebilitar la voluntad y la capacidad de resistencia del enemigo y fortalecer la propia voluntad y capacidad para vencer” y más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica “consisten en la zanahoria y el garrote”: “el bloqueo, la congelación de fondos,el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro”.

¿Prepara EEUU una Revolución Multicolor en Nicaragua?

El Gobierno de Daniel Ortega aceptó dialogar y llegar a un acuerdo con empresarios privados tras cinco días de protestas que habrían dejado varias decenas de muertos en protesta por el anuncio del Gobierno nicaragüense de reformar La Ley de Seguridad Social, reformas que implicarían la reducción del 5% de las pensiones de los jubilados, el incremento de la cuota patronal y de los trabajadores así como una reducción del 10% del monto de la jubilación actual, protestas que se habrían iniciado a las puertas de la Universidad Centroamericana de Nicaragua (UCA) por un pequeño grupo de estudiantes.

Los jóvenes participantes en las protestas serían en su mayoría universitarios de Managua y León, tradicionalmente refractarios a los mensajes de los partidos políticos y que habrían tenido su bautismo de fuego en las protestas llevadas a a cabo contra la deficiente gestión del Gobierno sandinista en el incendio que afectó a 2 de los 8 Ha. protegidas de la Reserva de la Biosfera Río San Juan.

Gracias a la interactividad que proporcionan las redes sociales de Internet (el llamado Quinto Poder que enlaza y ayuda a la formación de las identidades modernas), dichos jóvenes habrían conseguido romper el endémico aislamiento y pasividad de los estudiantes nicaragüenses devenidos en individuos sumisos, acríticos y esclavos del consumismo compulsivo, no siendo descartable que teledirigidos por EEUU dicho movimiento desemboque en una “revolución patriótica o multicolor” que fuerce a las élites dominantes a la celebración de nuevas elecciones generales y que podrían significar el finiquito de la herencia sandinista y el comienzo de una etapa post-ortegiana que gravitará bajo la tutela de EEUU.

¿Adónde quedaron los “cachorros de Sandino”?

Por Ruben Montedónico (Semanario Voces, 03-05-18)

En el pasado se cantaba con entusiasmo el Himno Sandinista afirmando “es nuestro el porvenir”, según lo escribió el músico-poeta Carlos Mejía Godoy, al aludir a su patria libre del heredero yugo dictatorial, augurando al pueblo que transitarían “ríos de leche y miel”. Eran años de creatividad popular, sacrificados sandinistas y seres de todas latitudes que llegaban para acompañar la acción de los que habían emprendido la lucha armada en 1961, la resistencia y como insurgentes triunfantes empezaban con la alfabetización a recorrer una vía revolucionaria. Se ensayaban cosas en ese rumbo que a veces resultaban bien y otras no tanto, pero se intentaba. Recuerdo a mi hermano de la vida Danilo Aguirre en El Nuevo Diario exponiendo que los cambios radicales en las sociedades eran atacados por los desplazados y debieron confirmarse militarmente: hablaba de las revoluciones Francesa, Rusa y Cubana, acechada entonces y ahora. La vida transcurría en una tierra de poetas herederos de Darío y de sacrificados héroes, del coraje de un Rigoberto López Pérez, defendida por “los cachorros de Sandino”, sin ocultar a traidores del tipo Edén Pastora.

Los años 80 estaban repletos de manos amigas y brazos solidarios de quienes arribaban armados con deseos de contribuir, aunque no faltaban oportunistas que ilusionaban con resultados prodigiosos, que proponían secar el lago de Managua para plantar algodón u otros que con esfuerzos y cemento adecuaban Punta Huete para una fuerza aérea con Mig-21, supuestos a llegar casi de regalo.

Por algún lado lo que era “la revolución en vivo” para generaciones posteriores al 45, situadas en medio de la guerra fría, tomó rutas que apartaron las intenciones iniciales de los deseos prometidos a las mayorías ancestralmente postergadas. No deben considerarse sólo los hostigamientos y las agresiones de la Casa Blanca y los gobiernos regionales “ad-hoc”; sin negar su impacto negativo, no se trataba únicamente de la “contra”. Tampoco la socavó la oposición interna de la derecha encabezada por la jerarquía católica o la desconfianza de la Costa Atlántica. De seguro influyó la provocación desde Costa Rica en marzo del 83; la “contra” a sus anchas en Palmerola, sostenida por la derecha y los militares hondureños, con armas surtidas por israelíes, distribuidas por los gusanos de Miami y la CIA, organizados por el 601 de contrainteligencia argentina. Por supuesto que la oposición aprovechó las embestidas regionales y los designios imperiales de Ronald Reagan, secundado por los Oliver North, John Poindexter, Richard Singlaub, Richard Secord y John Dimitri Negroponte, embajador en Tegucigalpa. La gran prensa y las agencias que la surten contribuyeron, sin cuestionar quién mandaba las armas o las minas que se “plantaban” en aguas nicas.

Pero en la interna sandinista, ¿cuándo, en qué momento hicieron a un lado los cambios: fue al escoger a Daniel; en momentos que Arnaldo Ochoa aconsejaba a Humberto y “bypasseaba” a sus propios diplomáticos; con la “Piñata”; en el gobierno de Violeta Chamorro; después…?

Es evidente que la presión ejercida por algunos miembros de la Internacional Socialista de Latinoamérica -como Carlos Andrés Pérez y el prosionista Luis Alberto Monge Álvarez-, de la que se hicieron eco algunos integrantes de los grupos de Contadora y de Apoyo, derivaron en los Acuerdos de Esquipulas: cuatro países de Centroamérica se mantuvieron en lo que estaban -varios fingiendo acatamientos a voluntades populares- y uno, Nicaragua, abjurando de pretensiones a un destino nuevo, con espacios reivindicados para el pueblo, haciendo la revolución proclamada y reclamada, con otra institucionalidad.

En la actual presidencia de Ortega, de sucesivas reelecciones e incontenible y desbordante ascenso de Rosario Murillo, el camino a la revolución está extraviado: atrás quedaron girones de masividad poética y heroísmo. Figuran, sí, unos premiados y hasta algún extranjero se lo nombró diplomático, representante del país, pero esperanzas y sueños de mudanza -incluidos los intercambiados y cultivados en la Bolsa de Noticias, en lo de Mireya o una noche en la Yerbabuena- están muertos.

Desde la segunda mitad de abril las decenas de caídos por la represión en Nicaragua ocuparon los espacios informativos. El intento de imponer una reforma al sistema de seguridad social -incrementando los aportes de trabajadores y empleadores, cada uno en 5%, y la rebaja de los pagos a jubilados y pensionistas en 10%- concitó el inicial rechazo de un puñado de estudiantes universitarios de Managua, seguido por sectores de clase media y animando a un aliado de Ortega-Murillo de los últimos 11 años, el conjunto patronal cupular del Cosep, a sumarse. Junto a la capital, otras ciudades consideradas bases de apoyo del gobierno –como Matagalpa, León, Estelí, Masaya y Chinandega- se unieron y en ellas también aparecieron movimientos de rechazo, manifestaciones, saqueos a comercios, represión y detenciones.

A la ruptura con el Cosep por la determinación aprobada el 16 de abril y la reacción masiva de sectores populares, se agregó la jerarquía católica –tradicional aliado del binomio de gobierno–, obligando a Ortega a desplegar, primero, al Ejército en algunos sitios; considerar que la protesta de la gente era comparable a las “maras”, que pululan en Centroamérica, y al final derogar la medida e instalar el diálogo.

En verdad, el estallido por la reforma del sistema previsional -en aplicación de lo más recibido de la doctrina del FMI- es un efecto de la crisis prolongada que afecta al país desde hace alrededor de tres décadas. Las esperanzas que se abrieron a partir del 79 naufragaron consecutivamente. El desborde fue y es, asimismo, consecuencia -tardía, tal vez- de los pactos de Ortega con presidentes de la derecha, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños -alianzas denunciadas por corruptas- en la que proliferó la crítica acerva de los revolucionarios al capitalismo, su secuela de privatizaciones y al TLC regional con Estados Unidos (CAFTA). Estas posiciones se mantienen actualmente contra el gobierno Ortega-Murillo, al que se acusa de aplicar recetas neoliberales, recortar el papel de las instituciones, ambientar los favores de una nueva burocracia, al tiempo de mantener posiciones de dominio en los mayores medios de comunicación, conculcando en gran medida la libertad de expresión.

Por supuesto que es innegable que sobre la situación se han montado desde la oposición de derecha, el clero reaccionario y Estados Unidos. No puede negarse, en el caso de la potencia imperial, que de todas maneras impulsa y está detrás de las movilizaciones facilitadas por los errores y horrores del gobierno; que aquella espera su caída y el cambio por un régimen acorde con sus designios. Tampoco que desde Washington y a través de ciertas ONG se operan por la AID parte de los 31 millones de dólares de que dispone para un programa de adiestramiento y nombre largo que resulta un eufemismo que mal encubre prácticas desequilibrantes contra gobiernos que se desea sustituir.

Pero no puede ocultarse que se ha sometido a Nicaragua a la terrible dictadura del capital, que explota las riquezas nativas comunes aprovechándose de una mano de obra con escasa remuneración y no sindicalizada.

Al retomar a Augusto C. Sandino (*) -el revolucionario de Niquinohomo, asesinado en 1934- se lee que convencido afirmaba: “Sólo los obreros y campesinos llegarán hasta el fin”.

(*) Diego Córdoba lo llamó “General de hombres libres” en la revista bonaerense Eurindia, en 1930. El maestro Gregorio Selser escribió sobre él en Buenos Aires dos obras fundamentales: “El pequeño ejército loco “ (1958) y “Sandino, general de hombres libres” (1959, versión de su obra de 1955).

NICARAGUA ¿QUÉ DEFIENDEN Y PARA QUÉ?

Por Carlos Fonseca Terán (werkenrojo.cl, 13/5/18)

Aparte del discurso político de democracia (porque no son ellos los que tienen el poder) y de elecciones libres (porque no las ganan ellos), ¿qué reivindicaciones levanta la derecha y todos aquellos que participan conscientemente o no en esto que ya es difícil seguir llamando protesta? Porque yo a los burgueses los entiendo, ya que este no es su gobierno y quieren derrocarlo a como sea o reducir su período, porque saben que en elecciones normales no nos vencerán. Igualmente, antes de la derogación de la reforma al INSS también tenían su piedra en el zapato, ya que eran los más afectados (con toda justicia) por el aumento de las cuotas y por la eliminación del techo para definir el monto de las cotizaciones, o sea que se eliminaba la exoneración a los que perciben más de cierta cantidad de ingresos en concepto de salario, beneficio que además, por si fuera poco, los grandes empresarios han usado fraudulentamente, inventándose cargos y salarios inexistentes para después recibir jugosos beneficios, y eso sí es saquear el INSS y sacarle el dinero de la bolsa a los mismos trabajadores a los que ellos explotan para enriquecerse.

Vuelvo a preguntar entonces, ¿qué reivindicaciones se están levantando en esta revuelta, aparte del derrocamiento de un gobierno democráticamente electo o la interrupción de su período constitucional? ¿Las pensiones reducidas de los viejitos? Ellos no tenían pensión reducida ni de ningún tipo hasta que ésta fue decidida e instaurada por este gobierno, o sea que cuando mandaban sus actuales supuestos defensores, no les daban nada a los adultos mayores, cuya pensión reducida existe pues, gracias al gobierno sandinista. ¿Los ingresos de los trabajadores? En diez años que lleva el sandinismo en el poder, el salario mínimo ha aumentado tres veces más que en los diecisiete años que gobernaron quienes ahora se presentan como defensores de los trabajadores. Pero bueno, todo esto está relacionado con la reforma del INSS, y ésta ya fue derogada, así que pasemos a otros temas.

Por tercera vez: ¿Qué reivindicaciones sociales levantan los que protestan entonces? Sencillamente, ninguna; pero por lo insólito que es esto para algo que se pretende vender como una protesta social o un levantamiento popular, comencemos a especular con algunas:

¿Acaso salud y educación gratuita? Éstas existen gracias a las políticas del actual gobierno sandinista, cuyo primer decreto fue la eliminación de la autonomía escolar, que era el disfraz de la privatización de la educación cuando gobernaban los que ahora quieren aprovechar políticamente la actual asonada; y pregunto una vez más: ¿en contra de qué y a favor de qué?

De igual manera, antes a quien llegaba al hospital sólo le daban recetas de medicamentos caros, y hasta el hilo para las operaciones le cobraban a la gente, cuando gobernaban los que ahora levantan sus delicadas manos empuñadas con el pulgar por dentro, con “El pueblo unido” de fondo, pero sin poder cantarla, porque no se la saben. El problema es que ni para hacer música propia sirve la derecha, ni para hacer consignas, teniendo que recurrir al grito de guerra del héroe sandinista Leonel Rugama, “¡que se rinda tu madre!”
¿Reivindican acaso el 6% para las universidades? El actual gobierno es el único que lo ha garantizado, contrario a los gobiernos neoliberales, bajo los cuales cada año los estudiantes universitarios sin apoyo de la empresa privada ni de la iglesia, debían salir a protestar para que no se les arrebatara el presupuesto al que tienen derecho nuestras universidades públicas y algunas subvencionadas.

¿Qué reivindican? ¿El derecho a la propiedad privada? Ningún gobierno ha respetado ni respaldado más la propiedad privada que el nuestro, porque ninguno en la historia de Nicaragua ha entregado más títulos de propiedad, como los que se entregan en esta segunda etapa de la Revolución, ni ha hecho una reforma agraria, como la que hicimos en los ochenta, convirtiendo en propietarios a centenares de miles de nicaragüenses. Por el contrario, lo primero que hizo la derecha en el poder fue querer confiscar esas propiedades, ante lo cual el pueblo se rebeló inmediatamente, logrando impedirlo en ese momento.

¿Acaso reivindican el acceso al crédito para los pequeños productores? Nunca los pequeños productores han tenido más apoyo que durante los gobiernos sandinistas, el de los ochenta y el de ahora, contrario lo que sucedía cuando gobernaban los que quieren echar del poder al sandinismo, que fue la época en la cual más campesinos perdieron su derecho a la propiedad y al crédito para producir.
¿Qué reivindican? ¿El derecho a la recreación, al esparcimiento? Ningún gobierno se ha preocupado tanto por ese derecho como nuestro actual gobierno, y sobran ejemplos al respecto: puertos, parques, centros de recreación, todo accesible a las familias nicaragüenses.
Baste poner el ejemplo del Puerto Salvador Allende, donde antes estaba ubicado el basurero más grande de Centroamérica, adonde llegaban las familias en extrema miseria a recoger desperdicios para no morir de hambre; las mismas que hoy llegan a ese mismo lugar a disfrutar; o el parque Luis Alfonso Velázquez, un verdadero paraíso de diversión para los niños de todos los estratos sociales; parque que ya había sido construido por el sandinismo en los ochenta y que fue luego abandonado y destruido por los gobiernos de derecha, convirtiéndose en refugio demalhechores.

¿Será que reivindican entonces el derecho de los pobres a salir de la pobreza? Ningún gobierno ha sacado más gente de la pobreza que el gobierno sandinista en esta segunda etapa de la Revolución, según datos de esas mismas Naciones Unidas a las que invocan quienes empobrecieron este país en los años del neoliberalismo.
¿Reivindican acaso el derecho al trabajo? Ningún gobierno ha reducido más el desempleo que los dos gobiernos sandinistas (el de los ochenta y el actual), no sólo creando plazas de trabajo asalariado, como se hizo sobre todo en los ochenta, sino (en ambos casos) otorgando financiamiento a las familias empobrecidas, creando y capitalizando la economía popular a través de la reforma agraria en aquel entonces, y ahora con programas como el Bono Productivo Alimentario o Usura Cero, mientras por el contrario, ningún gobierno (ni siquiera en el somocismo) mandó al desempleo a tantos nicaragüenses como los tres gobiernos neoliberales que hubo en nuestro país entre 1990 y 2017.

Y así podríamos seguir, aunque en verdad esta gente ni siquiera en su discurso reivindicanada de esto, porque es tan evidente que no lo defienden, que ni siquiera por demagogia lo hacen, porque harían el ridículo. Esto nos debe servir a los militantes sandinistas para hacer que las personas perturbadas por la guerra psicológica despierten y vean la realidad a tiempo, antes de que los hechos se encarguen de hacérselo ver.Lo dicho es tan evidente como el hecho de que la empresa privada jamás va a defender los intereses de los trabajadores a los que explota, ni los derechos del pueblo al que esos trabajadores pertenecen y al que oprimen los gobiernos que responden a los intereses de la empresa privada.

El único partido que ha defendido todos los derechos aquí mencionados, es el FSLN, que por eso cuando se ponía al frente de las protestas populares cuando fue oposición, era bien claro en las reivindicaciones sociales que defendía.

El único gobernante en este país que ha hecho uso del poder para eso, es el Comandante Daniel Ortega Saavedra. Los muchachos que andan todavía en las actividades antigubernamentales y que no pertenecen a las clases pudientes (como sí pertenecen a ellas muchos de los que participan en dichas actividades, aunque el trabajo duro se lo dejen a los otros), deberían preguntarse: Si el sandinismo dejara el poder, ¿el gobierno que vendría a continuación seguiría garantizando sus derechos, cuando los que aspiran a asumir ese gobierno ni siquiera por manejo político se han atrevido a hacer esa promesa y cuando sólo el sandinismo ha garantizado esos derechos? Lo fácil de la respuesta se debe a que quienes gobernarían en caso de que dejara de hacerlo el sandinismo, ya lo hicieron antes. Pero para saber eso y saber cómo gobernaron, hay que conocer la historia, esa que se les oculta a tantos jóvenes atrapados por cuanta tontería ven en las redes, que ya no se instruyen aunque vayan a la universidad, y con los que deberíamos hacer mayores esfuerzos para que conozcan esa historia que no por casualidad, un día de estos un periodista sembrador de odio pedía que la olvidáramos, que no nos servía para nada.

El único partido que ha defendido los derechos del pueblo y los intereses de los trabajadores, que es el FSLN, lo hará ahora en el Diálogo Nacional, donde quedará en evidencia qué es lo que reivindica y defiende cada quien en esta confrontación que debe dejar de serlo, y en la que no pocos andan en el lado equivocado, de lo cual podrán percatarse precisamente, cuando el Diálogo Nacional y su contenido nos traigan de vuelta una paz por la que ya entregaron su vida, no veinte ni cuarenta, ni sesenta, sino más de cincuenta mil nicaragüenses, que solamente han sido reivindicados por la única fuerza política que puede sentirse orgullosa de que en sus filas hayan militado esos héroes y mártires cuyos nombres llevan nuestras calles, nuestros barrios, nuestros edificios, nuestros mercados, el aire que respiramos, y cuyas placas y monumentos rojo y negros como el corazón de nuestro pueblo, han sido profanados por los sembradores del odio, que cada vez serán menos y tendrán menos fuerza, porque cada vez serán más quienes tomen conciencia de cuáles son sus verdaderos intereses y en cuál de los dos bandos está la defensa de sus derechos.

¿Qué es esto? (RT, 18/5/18)

https://youtu.be/9KfdPITYR1k

El cineasta guatemalteco Eduardo Spiegler murió el miércoles 16 de mayo por la noche, tras haber sido impactado por una estructura del «Arbol de la Vida» de 9 toneladas y entre 15 y 20 metros de altura, en Managua, capital de Nicaragua. Derribar este mobiliario urbano ha sido una práctica común que requiere soldadoras, sierras y cuerdas. Se han derribado 19 de los 120 existentes.   El profesional intentaba documentar la protesta contra el Gobierno del presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.  Luego de la caída pocos se percataron que el periodista  se hallaba debajo de los hierros. Por lo tanto los opositories siguieron su celebración saltando y gritando encima de la estructura agravando la situación de Spliegler. Recién una hora después pudo retirarse el cuerpo. Spliegler fue trasladado a un centro asistencial. Las graves fracturas terminaron con su vda. Tenía 30 años.  Las imágenes  grabadas por los manifestantes son más que elocuentes. Más allá de estos aconteciminetos la mesa para el diálogo está servida.

https://youtu.be/oy5ws5wwzi4

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