Gustavo Inzaurralde, el Ñato, maestro de maestros / Revista Compañero 5
Publicado el 25/08/17 a las 6:30 am
Por Raúl Olivera Alfaro
Gustavo Inzaurralde contribuyó a la creación de una nueva conciencia en varias generaciones de maestros acerca de lo que debe ser la labor magisterial en Uruguay. Maestros y maestras testimonian sobre el ejemplo y la influencia de las ideas desarrolladas por Gustavo, que en los sesenta lo convirtieron en el animador de una transformación en la mentalidad de los estudiantes del Instituto Normal.
Nació el 4 de agosto de 1942, en la ciudad de Minas. Mientras cursaba sus estudios de Magisterio fue un activo integrante de la Asociación de Estudiantes de Magisterio (AEM). Posteriormente desarrolló la actividad gremial desde la Federación Uruguaya de Magisterio (CNT). Realizó su militancia política en la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE), la OPR 33 y fue fundador del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).
Las generaciones que comprendieron que la realidad del Uruguay les reclamaba un compromiso con los sectores del pueblo, amenazados por un oscuro futuro, darán por esos años continuidad a la labor iniciada por Gustavo. A partir de ello, se instaló entre los estudiantes de magisterio y de los nuevos maestros, una idea que orientaría su acción —esa idea que también encarnaría la labor magisterial de Elena Quinteros, Telba Juárez, María Emilia Islas, Yamandú González, Miriam Zeballos, Lilián Celiberti, Sara Méndez, Jorge Zaffaroni, Cecilia Trías, Washington Cram y tantos otros—, consistía en no ser maestros al servicio del privilegio, ser maestros al servicio del pueblo.
Ese desafío de estudiantes y maestros, rebelándose contra el statu quo existente, fue un crisol en el que se forjó una generación de luchadores sociales. El compromiso asumido por Gustavo, le significó terminar varias veces en la cárcel y el apaleamiento en las calles montevideanas por marchar al frente de las movilizaciones de la AEM, reclamando presupuesto digno para atender las necesidades de una auténtica formación de los maestros.
En las movilizaciones del 68 uruguayo, Gustavo fue torturado en la seccional décima de la policía de Montevideo, donde debieron dejarlo en libertad al no poder probarle ningún delito. En 1970, fue nuevamente detenido y esta vez fue procesado y encarcelado durante cuatro meses en el Penal de Punta Carretas. Cuando debían otorgarle la libertad judicial, fue retenido por Medidas de Seguridad en una instalación militar y entonces realizó la “opción constitucional” para salir del país.
La experiencia chilena
Expulsado de su país, fue recibido por el Chile de Salvador Allende. Allí se emplea en un programa del gobierno de educación de adultos. Desde ese estrecho vínculo con la sociedad chilena vivió la agitación política desatada a partir del triunfo de la Unidad Popular (UP) y se vinculó al sindicato y las organizaciones de base de la UP. Esa experiencia lo llevó a replantearse muchos aspectos importantes de la línea política de la corriente libertaria a la que por tantos años integraba. Esos replanteos giraban fundamentalmente en torno a la experiencia de la unidad de la izquierda en Uruguay a partir de la creación del Frente Amplio. Sacó como conclusión que había sido un error el haberse marginado en 1971 de la experiencia unitaria de la izquierda que diera origen al Frente Amplio. Esa conclusión la defendió en el Congreso fundacional del PVP en 1975. Poco antes del golpe de Estado contra la Unidad Popular, Gustavo se traslada a la Argentina donde se radica legalmente.
En Argentina
Una vez en Argentina, Gustavo participa del proceso de reorganización política de la ROE-FAU-OPR33 y también del FER-FRT. Una parte del activo militante —pese a la dictadura—, se mantenía en Uruguay, y otra parte importante en Buenos Aires, donde fundamentalmente se dedicaba a la producción de documentos políticos —en la perspectiva de la realización del Congresos fundacional del PVP— y también de acciones de denuncia contra la dictadura.
En 1975 participó en el Congreso de fundación del PVP. Cuando se iniciaban los trabajos previos, Gustavo elabora y entrega para discutir un trabajo titulado «El cuadro táctico», con este acápite de Antonio Gramsci: «Crear una nueva cultura no significa solo hacer individualmente descubrimientos ‘originales’, significa, también y especialmente, difundir críticamente verdades ya descubiertas, ‘socializarlas’ por así decirlo, y convertirlas en base de acciones vitales, en elemento de coordinación y del orden intelectual y moral. El que una masa de hombres sea llevada a pensar coherentemente y de modo unitario el presente real es un hecho ‘filosófico’ mucho más importante y ‘original’ que el descubrimiento, por parte de algún ‘genio’ filosófico, de una nueva verdad que se mantenga dentro del patrimonio de pequeños grupos intelectuales».
El Cóndor
En momentos en que el PVP se aprestaba a poner en práctica las definiciones de su Congreso y se incorporaban a sus filas exiliados uruguayos en Argentina así como residentes en Uruguay, el 25 de noviembre de 1975, se realiza en Chile una reunión de los servicios de seguridad de los países del Cono Sur, en la que participan integrantes de la dictadura uruguaya, donde nace el Plan Cóndor.
Cuando en 1976 se desata en Buenos Aires la feroz persecución contra los militantes del PVP y otros sectores opositores a la dictadura uruguaya, Gustavo logra escapar de los primeros asesinatos y secuestros. En Argentina, los militares uruguayos con la estrecha colaboración de la dictadura argentina, orquestaron una operación de aniquilamiento del PVP. Gustavo y otros compañeros, empiezan a movilizarse para salir hacia Europa por sus propios medios. La situación en Argentina se hace insostenible, la presencia de numerosos efectivos policiales y militares uruguayos augura la continuidad de la acción del Plan Cóndor.
Paraguay, el esfuerzo final
Gustavo y Nelson Santana se dirigen a Paraguay con el objeto de proveerse de documentación que permita el traslado a Europa de militantes del PVP que permanecían en la región. Luego de las desapariciones de setiembre y octubre de 1976, Gustavo era el único sobreviviente de la dirección de emergencia del PVP. Como principal dirigente en la región se negó a refugiarse en algún país europeo. Se puso sobre sus espaldas la tarea de avanzar en el relevamiento de las posibilidades de instalar bases de trabajo político en la región, y junto con otros sobrevivientes, enviar a Uruguay materiales de propaganda denunciando el secuestro de los compañeros y convocar a mantener la resistencia.
Los días 5 y 6 de abril de 1977 en la Dirección de Investigaciones de la Policía de Asunción se realiza una reunión en la que participa la Dirección de Investigaciones de la Policía, de Inteligencia del Ejército y personal del Servicio de Inteligencia del Uruguay. Según el testimonio de otro detenido en las mismas dependencias de la policía paraguaya, Inzaurralde y Santana fueron torturados y trasladados el 16 de mayo de 1977 en un avión de la Armada argentina con destino a la Argentina.
La hora de la justicia en Uruguay
El 16 de setiembre de 2010, a raíz de una denuncia radicada por sus hermanos y el PIT-CNT, el Mayor Carlos Calcagno es procesado por la jueza penal de 7mo Turno, Dra. Mariana Mota, quien dispuso el enjuiciamiento con prisión del militar, como coautor de dos delitos de desaparición forzada en reiteración real. Sin embargo, Calcagno fallece sin que la justicia lo condenara. Gustavo y Nelson siguen desaparecidos.