sábado 23 de septiembre, 2023

Geopolítica y relaciones de fuerza en Venezuela (Dossier)

Publicado el 14/08/17 a las 12:58 am

La Asamblea Constituyente y el llamado a elecciones regionales provocó cierto recule y fractura de la reacción venezolana. La amenazas militares de Trump fueron rechazadas hasta por los gobiernos neoliberales de América Latina. Reproducimos tres enfoques sobre la situación de Venezuela. En el primero Oscar Ugarteche y Armando Negrete repasan los intereses y los agentes geopolíticos que juegan en territorio venezolano. En segundo lugar, Eduardo Paz Rada plantea el escenario de la disputa latinoamericana. Por último, Aram Aharonian desnuda las tácticas y las contradicciones actuales de la MUD. Estas miradas  muestran la compleja y delicada situación actual y la necesidad de definiciones claras sobre la gestación de las condiciones para el diálogo y la paz.  Si la batalla por Venezuela se juega a escala mundial, nuestro silencio y nuestra inacción nos haría cómplices de los crímenes presentes y futuros.

 

Intereses y agentes extranjeros en Venezuela

Por Oscar Ugarteche y Armando Negrete

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Venezuela: La parte de OPEP en las reservas de crudo

Existe un riesgo alto que un problema de política nacional se resuelva con una intervención militar y que esta pueda gatillar un problema internacional en Sudamérica. Venezuela está en el centro del tablero, con un problema político de representación y legitimidad, una crisis económica y un intervencionismo encubierto. Está sometida, al mismo tiempo, a los intereses económicos y planes geopolíticos de las tres potencias globales: EEUU, China y Rusia. El geográficamente extraño ingreso de Colombia a la OTAN fue concluido el 18 de mayo del 2017 tras acordar el desarrollo de un programa individual de cooperación y establecer áreas prioritarias de trabajo. El escenario de conflicto no podría ser peor, ni para Venezuela ni para Sudamérica.

Después de la elección de la Asamblea Constituyente realizada el pasado domingo 30 de julio, el contaminado ambiente político de Venezuela y la difusa imagen de lo que está pasando en aquel país, frente al infinito número de artículos, opiniones, análisis y propaganda que se publica sobre el tema, impiden una comprensión precisa sobre las causas económicas de la actual crisis, sus causas y verdaderos riesgos. Venezuela es, por mucho, una de las naciones geopolíticamente más importantes del continente. Es la cabeza de la Cuenca del Caribe, y posee reservas estratégicas de petróleo, agua, cobre, cobertura forestal y metales raros. Tiene una importancia política y económica superior a su peso en la producción regional que fue de 7.1% del PIB de América Latina, en el 2015. Tiene la principal reserva de petróleo del mundo y es además el principal exportador de petróleo del hemisferio occidental. (Ver gráfico).

La producción de petróleo está nacionalizada a través de la paraestatal PDVSA que posee la empresa petrolera CITGO, en EEUU. Esta representa una de las 8 empresas refinadoras más grandes en el mercado norteamericano y la sexta empresa distribuidora de gasolina.

Desde 2005, PDVSA es impulsora de importantes proyectos e infraestructura de Petrocaribe en la cuenca caribeña. La empresa exporta petróleo a los países caribeños a un precio que se paga en efectivo y en crédito a largo plazo siguiendo el molde del Tratado de San José.

PDVESA y ROSNEFT

El pasado mes de abril, PDVESA adquirió un préstamo de 2,000 mdd de la empresa petrolera estatal rusa ROSNEFT, con una hipoteca del 49.9% de la empresa CITGO. En caso de incumplimiento, ROSNEFT tendría un control casi mayoritario de CITGO. Esto coloca a Rusia dentro del tablero del juego venezolano y del Caribe.

Según el congresista republicano Duncan, “Rusia se podría convertir en el segundo mayor propietario extranjero de la capacidad de refinación estadounidense”. El exiliado venezolano Roger Santodomingo, del Centro para el Desarrollo y la Democracia de las Américas (https://elpais.com/elpais/2017/07/31/opinion/1501502778_110766.html), sostiene que “los rusos no quieren quedarse colgados con CITGO y buscan sustituir ese colateral por control sobre campos petroleros venezolanos”. Ambos son escenarios complicados que colocan a Rusia o dentro de EEUU o dentro de la Cuenca del Caribe.

Las posibles represalias de Washington contra Venezuela por haber efectuado elecciones para una asamblea constituyente sin el voto mayoritario de la población, podría tener un “impacto potencial en los envíos de petróleo a los EEUU, del que Venezuela es el tercer mayor proveedor después de Canadá y Arabia Saudita” (http://uk.reuters.com/article/uk-venezuela-politics-usa-idUKKBN1A22EL?il=0).

El Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Julio Borges, con el general Herbert Raymond McMaster, actual Asistente del Presidente en Asuntos de Seguridad Nacional. Este militar actuó en la Guerra del Golfo, la Operación Libertad Duradera en Afganistán y en la Guerra de Irak.

El escenario militar

Existen negociaciones entre Rusia y Nicaragua, Cuba y Venezuela, para establecer bases navales, según el ministro ruso de defensa Shoigu (http://www.infodefensa.com/latam/2014/03/01/noticia-rusia-negocia-apertura-bases-militares-caribe.html). Del otro lado el comité de asuntos extranjeros del Capitolio propuso la ley Nicaragua (https://www.congress.gov/bill/114th-congress/house-bill/5708/all-info) para presionar al país centroamericano por su apoyo a Venezuela y Cuba. Es una manera de “limpiar la casa” de regímenes adversos. Antes fueron Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil. Ahora se coloca a Venezuela al medio de intereses contrapuestos de EEUU con Rusia al igual que en Siria, Irak, Libia, y Qatar.

China es un nuevo jugador que aumentó su participación en el mercado de Venezuela entre el año 2000 y 2015, cuando pasó del 0.98% del total de sus importaciones y el 0.069% de sus exportaciones, al 14.1% y 14.5%. Es un gran socio comercial petrolero aunque su mirada de largo aliento está en sus metales raros estratégicos -como el cerio (Ce), dysprosio (Dy), erbio (Er), europio (Eu), gadolinio (Gd), holmio (Ho), lanthano (La), entre otros- sobre los cuales tiene un quasi monopolio mundial, utilizados en equipos de alta tecnología.

Finalmente el peligro más grande es la sustitución estadounidense de la política exterior por la fuerza militar que se aprecia en las prioridades del presupuesto nacional presentado y la fuerte presencia militar en su administración. Es inaceptable que los problemas políticos internos de un país se definan por la pugna entre los tres poderes mundiales. Debe rescatarse el principio de la no intervención.

El imperialismo divide América Latina

Por Eduardo Paz Rada

La realización paralela de dos cumbres ministeriales, una en Lima, Perú, y otra en Caracas, Venezuela, con finalidades distintas –una respaldando al gobierno democrático de Nicolás Maduro que sufre en embate del imperialismo y los sectores conservadores y oligárquicos de su país y otra intentando desestabilizar las acciones de la revolución bolivariana desconociendo la recientemente elegida Asamblea Constituyente—es la demostración de la división que sufre América Latina y el Caribe en los últimos años.

La campaña y el asedio al gobierno de Caracas se iniciaron en el momento mismo en que el comandante Hugo Chavez impulsó el proyecto de liberación nacional en conjunción imprescindible con la unidad de América Latina y el Caribe. Fue víctima de un Golpe de Estado, luego frustrado, en 2002 y, después de su muerte en 2013, la presión fue creciendo aceleradamente hasta que el gobierno de Barack Obama declaró a Venezuela “un peligro para su seguridad nacional”.

El uruguayo Luis Almagro, Secretario de la OEA, en una de sus habituales coordinaciones con representantes de la derecha liberal terrorista venezolana.

El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, se convirtió en la punta de lanza de la desestabilización, al que se fueron sumando los gobiernos de Peña Nieto de México –humillado por el presidente de Estados Unidos Donald Trump–, Macri de Argentina –que traicionó a Malvinas Argentinas y aplica una política ultraneoliberal–, Temer de Brasil –presidente surgido del Golpe de Estado a Dilma Rousseff– y algunos otros que hacen eco de las posiciones de los sectores conservadores y paramilitares (las guarimbas) de Venezuela.

Este frente de gobiernos de la restauración neoliberal se lanzó de manera acelerada a debilitar y desmontar los procesos de integración regional y de unidad continental emancipadora que habían surgido bajo la inspiración de Hugo Chavez, paralizando el funcionamiento de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y distorsionando el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y salvando de la muerte a la OEA como instrumento de la injerencia del imperialismo.

Frente a esta arremetida se presenta la respuesta de otro grupo de países de Centro y Sudamérica y del Caribe (Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Jamaica, Granada, Sin Vicente, Surinam, Dominica, Granada y Antigua) que, con dignidad y decisión, respaldan al gobierno de Caracas y al legado integracionista y solidario de la Revolución Bolivariana que desarrollo acciones de apoyo energético, social y político en los últimos quince años.

En este contexto turbulento de la política regional y mundial, sobre todo si tomamos en cuenta la tensión nuclear EEUU-Corea del Norte, las intervenciones militares de Estados Unidos en Medio Oriente, la potencia económica de China y política y militar de Rusia y la crisis del capitalismo europeo, el llamado del presidente Nicolás Maduro al diálogo interno y a debatir en América Latina y el Caribe el futuro de la región, su integración, destino y rol en el contexto mundial bajo el principio de que no existe otro camino para Nuestra América que la presencia unitaria para no ser fagocitados por las potencias mundiales.

Los pueblos organizados y movilizados tienen en sus manos la definición futura de la región en torno al dilema de América Latina que se expresa en términos de: unidad y liberación o división y dominación. “El siglo XXI nos encontrará unidos o dominados”, como dijo un viejo caudillo del siglo veinte.

Venezuela: Terroristas travestidos en demócratas

Por Aram Aharonian

Los principales partidos de la variopinta oposición venezolana vienen anunciado su eventual participación en los procesos electorales regionales previstos para diciembre de este año, luego de participar activamente en violentos actos desestabilizadores y terroristas por cuatro meses, una vez se produjeran discretas conversaciones de su dirigencia y representantes del gobierno.

La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Tibisay Lucena, continúa su trabajo a pesar de las agresiones de la oposición y del gobierno de los Estados Unidos.

El anuncio más llamativo vino de la mano de Freddy Guevara, dirigente del partido Voluntad Popular, integrante de la cúpula que activamente ha promovido la violencia en los meses recientes. Ha señalado al «camino electoral» como la alternativa para consagrar los objetivos del antichavismo en Venezuela. No obstante, hay que revisar estos anuncios desde una perspectiva más amplia, pero no por eso menos detallada.

Es evidente la incrongruencia de la narrativa de la oposición. Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Avanzada Progresista , Acción Democrática e incluso Voluntad Popular transitarán ahora los caminos electorales, después de desconocer el gobierno de Nicolás Maduro, lo que no garantiza que abandonen los caminos de la violencia. El partido Vente Venezuela de María Corina Machado y Alianza Bravo Pueblo de Antonio Ledezma, han sido tajantes en no participar.

Pero el pragmatismo es evidente: la posibilidad de conquistar gobernaciones y alcadías le daría a la oposición no solo presencia y poder territorial sino acceso a presupuestos. Y hoy no hay forma de predecir cuáles –o cuántas- gobernaciones o alcaldías quedarán en manos de la oposición.

Los dirigentes de la oposición –quizá por estar sobreexpuestos a la información de la prensa internacional- sobrestimaron su propia fuerza y credibilidad, subestimaron la conciencia del pueblo chavista y leyeron en inglés qué significa ser combativo (o sea el estado de ánimo de la gente). Y eso trae primero pase de facturas, cambios, huídas y cambios de posiciones, dentro de una dirigencia de clase alta lejana (siempre) a la realidad y con directivas emanadas desde el exterior.

Y quedaron atrapados en sus propias redes (las sociales), confundiendo la posverdad (las mentiras que ellos lanzaban sobre la radicalización de la población) con la realidad y la verdad, y en la especulación del derrame de los cuadros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, pero héte aquí que ésta se mantuvo firme.

La oposición desconoció el resultado, la realidad-real, pero igual debió asumir el golpe, lo que obligó a un cambio de táctica –incuso poner en duda el tan cacareado “empate” entre oficialistas y opositores- y de estrategias sobre la marcha: ahora participarán en las elecciones regionales comandadas por el mismo Consejo Electoral al que acusaron de ilegítimo, ilegal, fraudulento, manipulador…

Travestidos de demócratas

Acuden a elecciones tras el fracaso estrepitoso de su estrategia abierta del desplazamiento violento del gobierno, a través de movilizaciones, trancas, paros, plantones, guarimbas y violencia articulada y paramilitarizada, que dejaron más de un centenar de muertos y más de 1.500 heridos en cuatro meses, que tratarán de barrer debajo de la alfombra ante el electorado. Tampoco puede descartarse que la violencia –reducida- continúe, pero ya sin responsables políticos visibles…

Las inscripciones de candidaturas a gobernaciones expirará el 17 de agosto. No se sabe si las candidaturas de la oposición serán unitarias o si los partidos de la MUD irán separados desmembrándose electoralmente. Las pugnas internas son entre los partidos que promovieron activamente la violencia (Voluntad Popular y Primero Justicia) y los que no (Acción Democrática, Avanzada Progresista y Un Nuevo Tiempo), considerados como ala moderada de la oposición.

Henry Ramos Allup, dirigente de Acción Democrática (AD), criticó a aquellos sectores que pretenden salir del gobierno, pero “obstaculizan los mecanismos de participación” o los que se escudan en los “caídos durante las manifestaciones”, para no participar en el proceso electoral. “Si no inscribimos un candidato, más rápido que inmediatamente, el gobierno hace esas elecciones y se llevan las 23 gobernaciones y nos quedamos sin oposición”.

AD es el agrupamiento socialdemócrata histórico, que acompañó la escalada de violencia, pero que apuesta al desgaste del gobierno, sobre todo por el efecto de los ataques económicos. Tiene representatividad en casi todos los estados y intenta ganar gobernaciones y alcaldías acumulando en votos el descontento popular.

En el otro extremo están los grupos alineados en la “resistencia” que rechaza la traición de los dirigentes que aceptaron ir a las elecciones, junto a la reivindicación de las acciones de violencia, Se mueve a través de redes sociales, muchas de ellas manejadas desde Miami. Algunos analistas señalan que no es más que otro nombre de partidos como Primero Justicia y Voluntad Popular, que los habilita a transitar por ambos caminos: el del terror y el de la democracia a la vez.

Episodios similares al ataque al fuerte Paramacay y/o el bombardeo del helicóptero robado a instituciones públicas, pueden repetiré, pero ya estaríamos hablando de hechos más profesionales y paramilitarizados. Incluso en este escenario electoral, la violencia beneficia a la MUD, pero sobre todo a aquellos que financian la desestabilización que lleve a una intervención extranjera en busca de las riquezas nacionales.

Y quedaron descolocados al consolidarse la Asamblea Nacional Constituyente sin participación de la oposición, por decisión propia. Es más, la MUD ya había anunciado que no participaría de las elecciones regionales y la revocatoria de esa decisión que pone nuevamente en el camino civilizado a una masa opositora que fue convencida de que la aventura violenta sería exitosa.

La narrativa sigue siendo incoherente y difícil de rearmar. Gastaron tiempo, esfuerzo, presiones, desestabilización para deslegitimar a nivel nacional –pero sobre internacional- tanto al Consejo Nacional Electoral como al proceso electoral constituyente, sin lograrlo. Es más, legitimando a ambos, algo bastante difícil de explicar a la masa opositora, que no entiende tanta consigna contradictoria. Los medios han sobrepasado ampliamente la canalización de la información, para extenderse a la misma producción de acontecimientos políticos, hasta convertirse en los principales movilizadores y operadores políticos.

Ataques económicos e internacionales

De todas formas, este análisis quedaría cojo si no se tienen en cuenta otras dos “fuerzas” de la derecha, la desestabilización económica y el frente internacional-diplomático. Pero la desestabilización sigue y desde el exterior el primer frente de ataque sigue siendo el económico, inflando desproporcionadamente el valor del dólar, tratando de recrudecer el ciclo de malestar popular. Junto al frente económico, el internacional -con Donald Trump como comandante en jefe- no logra sumar triunfos, pese a la ferviente coordinación de México y Colombia de los gobiernos subordinados de la región.

La nueva ofensiva del Dolar Today, precedida por un acoso particularmente agresivo por el establishment estadounidense y sus repetidores locales, piensa cosechar en diciembre los resultados de una hiperinflación en puertas, de no producirse un cambio en la política financiera, en medio de un creciente intento de aislamiento internacional, comandado por Donald Trump desde Washington y Juan Manuel Santos desde Bogotá, y bloqueo financiero que afectan las fuentes de abastecimiento. En estas circunstancias, en Caracas sorprende el cambio de canciller, pese a los buenos resultados de Samuel Moncada.

Tras declarar que la convocatoria constituyente agravaría el cuadro de crisis política en Venezuela, varios gobiernos optaron por medidas unilaterales, concertadas o no con otros países. Declaraciones, congelación de haberes y prohibición comercial para altos funcionarios (como hizo Estados Unidos), retiro de embajadores y anuncios de preocupación o de condena por la realización de la constituyente. Brasil, Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, México, Panamá, Paraguay, Perú y un nutrido grupo de naciones europeas condenaron el proceso y anunciaron que no reconocen esa asamblea constituyente. Perú convocó a una nueva reunión de gobiernos americanos sobre el tema Venezuela, y fue un nuevo fracaso.

La mayoría de las críticas del exterior se centraron en el “carácter corporativista” de la elección, pues los nuevos asambleístas fueron electos sobre una base territorial (364 asambleístas), con un representante por municipio, lo que implicó una sobrerrepresentación de zonas poco pobladas donde el oficialismo es fuerte, y sobre la base de listas de grupos sociales escogidos en la convocatoria (181): trabajadores, pensionados, campesinos, estudiantes, consejos comunales, empresarios, personas con discapacidad e indígenas.

El proceso regional

Los partidos autorizados para participar en los próximos comicios son Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Independientes Por el Progreso (IPP), Unidad Política Popular 89 (UPP 89), Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Partido Unión y Entendimiento (Puente), Nueva Visión para mi País (Nuvipa), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Tendencias Unificadas para Alcanzar el Movimiento de Acción Revolucionaria Organizada (Tupamaros), Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo Contigo (UNTC) y Movimiento Primero Justicia (MPJ).

A ellos hay que sumar Avanzada Progresista (AP), Voluntad Popular (VP), Movimiento Al Socialismo (MAS), Por la Democracia Social (Podemos), Organización Renovadora Auténtica (ORA), Patria Para Todos (PPT), Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), Nuevo Camino Revolucionario (NCR), Copei, Movimiento Político Alianza Para el Cambio (MPAPC) y Unidad Popular Venezolana (UPV).

En las elecciones del 10 de diciembre están convocados a participar un total de 18 millones 094.065 venezolanos. En estos comicios no estarán incluidos los votantes de Distrito Capital, por poseer un régimen especial de gobierno que no prevé la elección de gobernador o de consejo legislativo, ni los venezolanos residenciados en el exterior. Por ello, la data de votantes es menor al total de inscritos en el Registro Electoral, que son 19 millones 854.437 personas.

Rehacer la cultura democrática

Hoy, con una votación de 8 millones, el chavismo es nuevamente la mayoría electoral del país, pero los resultados del 30 de julio derrotaron la violencia y la lógica de confrontación permanente. Desde el mismo días siguiente se abrieron las compuertas del diálogo, tímido aún, entre gobierno y oposición, para atender los problemas urgentes de la sociedad. Hoy por hoy no hay convicción –me atrevería a decir en ninguno de los lados- de la necesidad del entendimiento político.

Antes se debiera avanzar en el respeto mutuo y en la construcción de consensos mínimos y de una agenda común; que reencauce una cultura política para el fortalecimiento de la democracia. Difícil lograrlo mientras desde Washington se insiste en derrocar al gobierno (ya sin preguntarle a los opositores) e imponer sanciones a funcionarios, ahora por el delito de apoyar la Constituyente.

Detrás de esa desesperación están los fondos de inversión, la banca trasnacional, y las corporaciones trasnacionales mineras y petroleras como ExxonMobil, representada por el secretario de Estado estadounidense. Los intereses en el suelo y subsuelo venezolanos están plenamente expresados en la política del senador Marco Rubio y del presidente Trump contra Venezuela. Ellos siguen apostando por la continuidad de la violencia para desestabilizar el panorama político venezolano.

Notas

  • El artículo de Ugarteche y Negrete fue tomado de http://www.alainet.org/es/articulo/187343
  • El artículo de Paz Rada fue tomado de http://www.alainet.org/es/articulo/187379
  • El artículo de Aharonian fue tomado de http://www.alainet.org/es/articulo/187364

 

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