La crisis de la Educación como pretexto fundacional de un mercado pedagógico
Publicado el 16/05/17 a las 4:15 pm
Entrevista a Pablo Martinis| 1
por Álvaro Berro
“La Educación pública está en situación de catástrofe”; “los profesores no enseñan y los alumnos no solo desaprenden, sino que además se transforman en idiotas informáticos”. Expresiones de este tipo, juntas o separadas se han convertido en latiguillos frecuentes de muchos medios de prensa, como así también de diversos actores políticos. Desde unos años a esta parte, asistimos a intentos machacones para convencernos de que los Centros de nuestra enseñanza pública, más se asemejan al Noveno Círculo del Dante, que a espacios para el desarrollo de procesos educativos. Preguntándonos por estas afirmaciones, resolvimos entrevistar a Pablo Martinis. Con él analizamos la génesis de estos discursos y el estado actual de la educación.
¿Hacés acuerdo con los discursos de crisis/catástrofe, referidos a la situación de la Educación pública?
La verdad que no coincido. Me parece que esos discursos son expresión de una ofensiva que hay contra la Educación pública, desde actores interesados en instalar esta idea. Hay una intencionalidad de desprestigiar a la Educación pública. El tema probablemente tenga muchas aristas, se puede hacer una lectura de crítica a las políticas que se llevan adelante y mostrar la situación de catástrofe como consecuencia de esas políticas. Pero a mí me parece que hay un tema más de fondo, que tiene que ver con el intento de producir un mercado de la educación, donde el peso de la Educación pública en términos poli-clasistas se vaya restringiendo a la de una Educación que brinde el Estado para ciertos sectores que no pueden comprarla, y una educación privada que podría ser subvencionada por el Estado para dirigirse a otros sectores que no tengan tanta capacidad de compra. Esto sobre el supuesto de que la gestión privada sería más eficiente, lo que termina encubriendo la progresiva construcción de un mercado educativo, con la propuesta de la gestión privada de las instituciones públicas. Se introduce así la idea de redireccionar los fondos públicos de la educación hacia actores privados. A mí por lo tanto me cuesta separar el discurso crítico sobre la Educación pública, de esta realidad de intentar demostrar que habría formas de gestión privada más eficientes, con mejores resultados y que el Estado debería patrocinarlas, renunciando a financiar sus propios institutos. Hay algunos emprendimientos que son puntas de lanza en esto, los llamados centros públicos de gestión privada. Los mismos son sostenidos por fundaciones que en base a la legislación existente dirigen fondos públicos vía renuncia fiscal, hacia esos centros. La presencia que estos centros tienen en los medios de comunicación para presentar su trabajo, va introduciendo con cada vez más fuerza esa idea, de que la gestión privada es mejor. Hay que tener claro que aquí también hay un fenómeno económico y un fenómeno político, de concepción acerca del derecho a la Educación y como se garantiza ese derecho. Estos planteamientos son además profundamente ideológicos en el sentido de que pretenden establecer una idea como verdadera, que en realidad no lo es. Esto hay que decirlo con todas las letras: la gestión privada no es por naturaleza mejor que la gestión pública. Esto no está empíricamente corroborado en ningún lugar. De hecho si uno mira los resultados de las evaluaciones estandarizadas en Educación, (con todas las reservas que nos merezcan) va a encontrar que estos están muy vinculados a la realidad socio-económica del estudiante, como así también del medio en la que el centro está ubicado. Es por ello que puede observarse que a niveles socio-económicos y culturales similares, instituciones públicas y privadas obtienen resultados similares. Entonces no está demostrado este principio, que sin embargo en una construcción retórica se quiere presentar como algo en lo que estaríamos todos de acuerdo.
Sin embargo se habla de que los centros públicos de gestión privada en zonas carenciadas, han dado mejores resultados que los liceos públicos de la misma zona.
Ahí habría que cotejar resultados, pero son experiencias muy protegidas y que tienen niveles de selección del estudiantado, ya sea directa o indirectamente. En algunos casos hay una selección muy directa de los estudiantes, mediante entrevistas. En otros casos hay algunas pautas selectivas que se establecen para poder inscribirse, que tienen que ver por ejemplo: con no haber repetido más de un año en Enseñanza Primaria. Ese mecanismo no está presente en la educación pública, entonces estamos comparando situaciones que son diferentes. Estos centros son además Instituciones que por la vía del financiamiento privado, que en realidad es público a través de la renuncia fiscal, se les provee de toda una serie de elementos de infraestructura, que no necesariamente están presentes en las instituciones públicas. Lo cual supone una crítica a la política educativa estatal, en tanto uno podría decir sobre todo en el nivel medio, que no se están priorizando los recursos en relación a los estudiantes que viven en mayores niveles de dificultad. Esa tiene que ser una crítica, pero que uno sostenga esta crítica no quiere decir que la solución a esos problemas, vaya por la vía de otorgar la gestión a una institución privada, porque esto supone poner en juego, en un ámbito que debe ser de acceso para todos, lógicas de carácter corporativo empresarial que sostienen los grupos que financian estas instituciones. Es un lujo que no nos podemos dar en términos democráticos. Ahora también falta investigación independiente sobre las formas de trabajo de estas instituciones de gestión privada. Falta producción de conocimiento por investigadores que analicen los procesos que se desarrollan allí, que ayude a comprender mejor esos resultados. A priori lo que claramente uno puede apreciar, es que hay formas de selección que operan no permitiendo el acceso a estas instituciones, de los estudiantes que llegan con mayores dificultades. En todo caso si se quiere demostrar la validez de una perspectiva educativa, que se haga en las mismas condiciones en que se hacen las otras. Esto no significa una defensa a ultranza ni de la política educativa, ni de la forma en que estamos gestionando las instituciones públicas, que hay que ponerlas en discusión, porque estamos teniendo dificultades y estamos haciendo cosas mal. Lo mejor que podemos hacer por la educación pública, es someterla a crítica para mejorar todo aquello que no se está haciendo bien.
¿Qué rol juegan en la conformación de estos discursos los medios masivos de comunicación y ciertos actores políticos?
Uno ahí se tiene que guiar por la evidencia de los mensajes que se difunden por esos medios de comunicación. Lo que uno encuentra en general, es que en muchísimos medios ya se toma como un dato a priori esta idea de crisis y ahí uno se encuentra con muchos elementos que habría que analizar desde la retórica. Cuando se dice: “Bueno como ya todo el mundo sabe la Educación está en crisis…” En realidad lo que se está haciendo es sostener un argumento, con la intención de validar porque “ya todos sabemos”, pero en realidad: ¿qué es lo que sabemos? No sabemos mucho y en verdad uno encuentra esto como reiterado y muy presente en los discursos que circulan por los medios. En algunos casos lo que se tiene son medios que están muy identificados en términos partidarios. Entonces uno puede entender que hay una cierta lógica que no es compatible con la independencia de la prensa. Hay otros, que no están tan alineados pero que parecen asumir en forma muy acrítica ese discurso y no logran discernir, entre lo que son dificultades objetivas de otra serie de elementos que no darían cuenta de una crisis. En todo caso le hacen un flaco favor a la sociedad, cuando simplifican el mensaje y entonces lo condensan en un concepto “crisis”. Sería muy interesante que los medios colaboraran en permitir que la ciudadanía acceda a mayor información, que muestre la complejidad de la situación, que muestre que hay elementos problemáticos que son manifestaciones de fenómenos estructurales en la Educación uruguaya. Estos problemas actualmente se expresan no ya en los niveles de acceso que es universal, sino en los niveles de permanencia, calidad y egreso de la Educación Media. Entonces por supuesto que hay dificultades, pero pretender que ese es un problema que se ha producido en los últimos tiempos, es desconocer la lectura histórica de un problema que es estructural. Hacer equivalente esto con una idea de catástrofe, me parece que es una evidente exageración.
¿Cómo se paran frente a este discurso los sindicatos?
Este es un tema sin duda complejo. Yo veía con mucha satisfacción hace algún tiempo algunas de las declaraciones, particularmente de la Federación Nacional de Profesores, donde había una suerte de autocrítica con respecto a que su perspectiva había estado muy anclada en la discusión de aspectos salariales, en la oposición a ciertas políticas y veían la necesidad de ubicar un discurso también desde una propuesta pedagógica. Algo que no es que no haya existido, pero que en los últimos años o en la última década han estado muy asociados a la postura de puesta en tela de juicio de las políticas y a la reivindicación salarial. Eso lo veo como una señal esperanzadora, porque uno entendería que el lugar de los sindicatos es también el de la propuesta con respecto a las políticas educativas y a la organización del trabajo pedagógico. A mí me parece que ese es un lugar importante con el que está un poco en deuda el movimiento sindical uruguayo. Aquí me hago cargo desde mi pertenencia al sindicato de la Universidad, cuyas propuestas también han sido absolutamente inexistentes.
Hay algunas cosas con las que yo particularmente he sido muy crítico, porque me parece que han aportado poco para poner en discusión esta visión catastrófica de la educación. Por ejemplo, las reacciones frente a las situaciones de violencia en los centros educativos. Se hace necesario contextualizar y comprender, esas situaciones particulares de violencia y darles un abordaje educativo. Cuando hace unos meses atrás se produjo una situación de agresión de un estudiante a una profesora y el sindicato docente inmediatamente resolvió hacer un paro por 24 horas. Fui crítico con esta medida –que por supuesto es totalmente legítima–, porque el mensaje coloca en un lugar central a estos jóvenes que pueden asumir conductas ciertamente inapropiadas. Por esta acción que hizo un determinado joven, se produjo un paro de toda la enseñanza, cientos de miles de estudiantes estuvieron sin clase sin que esto transforme ninguna situación. Sin lugar a dudas que el miedo está presente, pero cabe preguntarse sobre cómo se avanza para intentar superar esas situaciones, ubicándolas como problemas educativos, que hay que buscar tramitar y re significar. ¿Qué pasaría si estos cientos de miles de estudiantes hubieran tenido la chance de interactuar con sus docentes, de reflexionar con ellos? Como medida gremial decir: “hoy no vamos a dar clase, hoy vamos a conversar de todos estos problemas”. Creo que eso sería un muy buen aporte para redimensionar estas dificultades y señalarle el camino a la política educativa. Decirle: “podríamos ir por acá y nosotros que somos los trabajadores de la Educación podríamos mostrarles el camino”. Hay aprendizaje acumulado como para hacer eso y sería muy interesante ver ese proceso, donde los trabajadores de la Educación sean los que encabecen medidas de transformación de la misma. Desde un proyecto que es pedagógico y siempre va a ser político porque involucra una serie de medidas de justicia, de igualdad.
¿Cómo diagnosticarías a la coyuntura por la que está atravesando la Educación pública?
La Educación pública desde un punto de vista histórico y de sus fenómenos estructurales, presenta un aumento en la matrícula y en los niveles de cobertura de la Educación Inicial. Para cinco años está prácticamente universalizada, se ha avanzado en cuatro y se está avanzando para los tres años. Ahí el problema que aparece es el de la asistencia intermitente de los niños a la Educación Inicial, que es algo sobre lo que hay que trabajar. Es una buena noticia en términos de la expansión democrática del sistema. Nosotros tenemos una Enseñanza Primaria que está consolidada históricamente como nivel educativo, que está presente en todo el país con una red de escuelas rurales magnífica, donde realmente se llega al interior más profundo. Ahí tenemos algunas dificultades para que todos los niños puedan cumplir el período de la Educación Primaria en el tiempo previsto. Entonces el fenómeno de la repetición particularmente en primer año, me parece que es un tema complejo que hay que atacar porque ya está demostrado empíricamente, que en el acceso a la Enseñanza Media los niños que traen niveles de repetición son los que más rápidamente quedan fuera del sistema. Esto en todo caso es un problema que se arrastra desde el nivel primario. No estoy de acuerdo con que el problema de la Educación es la Enseñanza Media. Allí es, particularmente en la Básica, donde algunas de las dificultades se muestran más candentemente, pero se arrastran de antes.
Me consta de que se están tratando de implementar algunas políticas, para que se produzcan los aprendizaje en los tiempos oportunos y respetando los ritmos de los niños. No se trata de discutir la repetición en términos administrativos, de eliminar la repetición, si no de alterar los procesos y de favorecer que los tiempos de aprendizajes de los niños realmente se produzcan. Si uno va a tener a un niño 8 años dentro del sistema de Inicial y Primaria, tiene la responsabilidad de que en esos 8 años aprenda esos conocimientos fundamentales. Ocho años es mucho tiempo. Entonces ciertamente lo que hay que lograr son las transformaciones en las formas de trabajo, en los dispositivos que hagan esto viable. Eso supone también poner en discusión la estructura de grados escolares. Tendiendo a una estructura que sea un poco más flexible y que más que estar centrada en dispositivos administrativos, se centre en los procesos de aprendizaje. Existen particularmente en Argentina experiencias de escuelas públicas, que no son graduadas. Creo que hay que mirar esas experiencias. Hay que recuperar la tradición pedagógica uruguaya de las escuelas experimentales. Hay que confiar en la capacidad de los docentes para desarrollar experiencias pedagógicas que sean fructíferas y en la batería de elementos que podamos tener, para lograr que los aprendizajes de los niños se den en los tiempos oportunos.
¿Cómo ves a la Enseñanza Media?
La Enseñanza Media está en el candelero, porque es el lugar donde se condensan todas estas dificultades que se vienen arrastrando. Se presentan dificultades, para que todos los estudiantes que accedan a ese nivel educativo, puedan avanzar en el mismo y aprender realmente. En este caso, como en cualquier caso educativo, lo peor que uno puede hacer desde la política es descargar las responsabilidades en otros, en el medio, en la familia, en la sociedad. Es cierto que hay toda una serie de elementos que inciden, porque sabemos que los estudiantes que tienen más dificultades, son los estudiantes más pobres. Entonces desde el punto de vista de un proyecto pedagógico que sea de izquierda, es ahí donde se tiene que poner el énfasis. Es cumplir con la máxima artiguista de que los más infelices sean, los más privilegiados, sin cargarles las tintas a los más infelices por su fracaso. A veces tenemos una tendencia en la Educación, de creer que por venir de determinadas situaciones, los alumnos difícilmente van a aprender. Tampoco cargarle la responsabilidad exclusivamente a los docentes. Hay que entender, que en algunas situaciones los docentes tienen dificultades para desarrollar su tarea. Hay que entender, que en términos de infraestructura a veces las carencias son importantes. Hay que entender, que a veces las políticas no son las más adecuadas. Entonces hay que distribuir las responsabilidades. Hay que tener una mirada de mediano plazo sobre el problema. Los problemas educativos no se solucionan de un año para el otro, pero lo que uno puede tener son sus planes para trabajar en la solución de esos problemas. Creo que lamentablemente en este país, al iniciarse cada período de gobierno aparece un nuevo plan o una nueva propuesta, que no necesariamente tiene continuidad con la anterior y que vuelve a plantear una serie de objetivos, metas y formas de hacer que no permite acumular.
¿El cambio del ADN de la educación?
Es un buen ejemplo. Después de 10 años de gobierno del Frente Amplio, resulta que venimos a plantear que tenemos que cambiar el ADN. Entonces uno diría ¿Y qué estuvimos haciendo los 10 años anteriores? Lo anterior, tiene que ver con 10 años de gobierno de la misma fuerza política. Entonces, ¿cómo se hace síntesis? ¿Cómo se articula? ¿Cómo se avanza? Si no podemos siquiera establecer un discurso articulado dentro del mismo espacio político. Ese tipo de iniciativas mediáticas, por lo general están destinadas al fracaso, porque simplifican el problema y creen desde una pretensión tecnocrática, que es absolutamente reprochable, que van a introducir un cambio por el trabajo de un conjunto de mentes iluminadas.
Lo que creo es que hay que pensar a mediano plazo. Eso supone una estrategia concreta. Por ejemplo hay estudios hechos acerca de la desigualdad en términos territoriales, con respecto al acceso que tienen los adolescentes a los centros educativos, según el barrio en que vivan. Esto claramente se constituye en un tema de política educativa. Lo cual creo que está presente en el plan de obras de la ANEP, pero que amerita un mayor esfuerzo presupuestal del Estado uruguayo, para efectivamente garantizar la existencia de centros educativos en aquellos lugares donde tenemos déficit. Ello supone no solo los ladrillos, si no los docentes, la infraestructura, los materiales. Si uno consigue proyectar estas cuestiones en términos de democratización y de igualdad, se encuentra con la posibilidad de graficar claramente para qué se quiere el 6% del PBI para la Educación. Esto es algo sobre lo que hay muchas dificultades para establecerlo. Pongámosle nombres concretos a ese 6%: “Construir tantos centros educativos, en tantos lugares, que supongan una inversión de tantos millones, para que allí haya docentes, personal de servicio, infraestructura, materiales”. Seguramente vamos a encontrar que el 6% es insuficiente, que debiéramos reclamar más.
Sobre esta idea se ha vuelto a trabajar, con la propuesta de un Plan Nacional de Educación, por parte del Grupo de Reflexión en Educación, que integran destacadísimos docentes de nuestro país. No se cambia la Educación en 5 años, pero en la medida que se establece un rumbo y se empieza a caminar en función de ciertas metas y objetivos, esto tiene mejores condiciones de realizarse. Esto no pasa por un consenso técnico, sino que pasa por una construcción política. Porque está circulando en distintos ámbitos la idea de que los técnicos tienen que ponerse de acuerdo en cómo cambiar la Educación. Los técnicos tienen que hacer propuestas, para que se puedan construir decisiones que son de carácter político, que tienen que estar respaldadas en fuertes mayorías sociales. Difícilmente sea posible plantear una reforma sustantiva de la Educación sobre la base de un proyecto, que vaya a tener el beneplácito de todos los sectores políticos. Los acuerdos pueden ser sobre temas muy generales, pero si después uno quiere desarrollar un proceso específico y real de transformación necesita un proyecto político y mayorías sociales que lo respalden. Un tema clave de discusión en una próxima elección, va a ser el de la educación. Entonces me parece una buena ocasión para poner sobre la mesa un proyecto político que piense la Educación a mediano plazo, desde una perspectiva de izquierda que articule con la mayor cantidad de sectores sociales, culturales y económicos posibles, para llevar esto adelante con una amplia base de respaldo social.
¿Desde el gobierno te podrían responder, que esto ya se pretende lograr con los Congresos de la Educación establecidos en la presente ley?
El problema es que los Congresos de Educación se han constituido en ámbitos donde se debate mucho pero luego no se tiene muy clara idea, de cuánto de esos debates es tomado en las definiciones de políticas. Quizás también habría que discutir, si estamos logrando que los Congresos de Educación expresen la pluralidad de perspectivas de la gente de a pie, o si estas en algunas ocasiones quedan obturadas por la participación de los grupos organizados. Probablemente nos está faltando creatividad, para implementar mecanismos que permitan una participación amplia de los distintos sectores y ciudadanos.
¿Qué opinás de las políticas gubernamentales?
Hay una tensión instalada en las políticas gubernamentales, entre distintas concepciones de la política educativa que no terminan de zanjarse. En algunas ocasiones tenemos construcciones de políticas educativas que terminan siendo contradictorias. Por ejemplo hay una discusión claramente instalada que tiene que ver con el Derecho Universal a la Educación. ¿Cómo se transforma en una realidad? Están quienes sostienen que tiene que hacerse a través de políticas universales y entonces transformar las condiciones del sistema educativo, para que todos los estudiantes accedan en igualdad de condiciones a una prestación educativa. Pero hay quienes sostienen que para ciertos estudiantes que presentan dificultades, deben desarrollarse proyectos específicos que se ponen en paralelo al sistema universal. Lo que algunos llaman prótesis del sistema. Estos programas conducen a prácticas pedagógicas muy interesantes a escala muy micro, pero que luego cuando los estudiantes pretenden insertarse en el dispositivo universal, vuelven a tener las mismas dificultades que tenían antes, porque el dispositivo universal no ha cambiado. En nuestra realidad está el discurso de la universalización, pero luego se establecen políticas focalizadas que van en paralelo con el dispositivo universal y que a veces se constituyen en circuitos casi independientes. Qué hacer con esto, no es algo que esté claro.
Hay un ejemplo muy interesante que es el del Programa de Maestros Comunitarios, que es de los pocos que tienen continuidad desde el año 2005. Este programa ha efectivamente logrado restablecer el vínculo de la escuela con las familias de los niños. Ha logrado que los adultos referentes, en situaciones de mucha dificultad social, puedan ser un respaldo para el aprendizaje de los niños. Ha logrado una serie de procesos interesantes, que se resumieron en una consigna presente en los comienzos del programa: “otra forma de hacer escuela”. Entonces si uno encuentra que hay un programa que logra otra forma de hacer escuela y que produce resultados interesantes, por qué no lleva ese programa a todas las escuelas y transforma los modelos en base a esto que está funcionado bien. En la Enseñanza Media se podría mencionar al Programa Aulas Comunitaria. Este programa si bien tuvo sus dificultades logró que en torno a un centro educativo, trabajaran en forma conjunta docentes con otros técnicos, distribuyendo tareas y logrando un clima que resultó ser potenciador para el aprendizaje. Ahora fue una acción focalizada, pero si encontramos elementos que ayuden a la transformación del aprendizaje, ¿cuál es la dificultad para llevar eso al conjunto de las instituciones? Sin embargo se ha discontinuado ese programa y ha sido sustituido por otro que se llama Propuesta 2016, que en realidad no apunta a transforma el centro educativo, sino a transformar a un grupo de alumnos a los cuales se les hace una propuesta especial. Serían los que estaban en Aulas Comunitarias y ahora están dentro del liceo. Eso no transforma el liceo, sino que coloca allí un espacio diferente.
¿El grupo de los burros?
Así le llaman en algunos lugares, porque deja esa vía instalada: esos que son diferentes y los chiquilines son muy claros para definir. Estos son dos ejemplos que testimonian lo que ha faltado, que es la decisión de realizar una transformación a fondo, aprovechando los aprendizajes producidos. No es inventar de la nada, es potenciar aprendizajes que ya hay. En este sentido, lo que estoy viendo en los lineamientos políticos de la ANEP para este quinquenio, es un esfuerzo interesante de abordar este problema desde la lógica de los territorios. Es lo que se ha llamado como la estrategia de los territorios socioeducativos y de la protección a las trayectorias. A partir de lo cual se han definido acciones de política educativa desde la articulación de esfuerzos en territorio: un barrio, una zona de la ciudad. Tiene que ver con hacer converger todos estos programas, que a veces van por distintos carriles en un esfuerzo común y articulado. A mí me parece que hay ahí una apuesta interesante, muy ligada a una reconfiguración de las viejas comisiones departamentales de la ANEP, que han sido re-significadas como comisiones descentralizadas. Se intenta que esas comisiones dinamicen las propuestas de la política educativa, en los espacios que les toca coordinar y en los territorios socioeducativos donde se presentan las mayores dificultades. Esto requiere de continuidad en el tiempo y de acuerdos políticos para avanzar y que no se trate de una nueva iniciativa que es discontinuada. Porque esto produce una profunda desazón en los actores. Todo esto es además insostenible sin una profunda revalorización del trabajo de los docentes. Hay que reconocer, valorar y apostar a la profesionalización de los docentes, que son los que cotidianamente sostienen los esfuerzos educativos, como así también de otros educadores que puedan sumarse a ese esfuerzo desde otras posiciones. Hay que apostar a la profesionalización de esos colectivos y a los proyectos que ellos puedan elaborar. Si no se entiende que los protagonistas son los que cotidianamente hacen la educación, y que todo el resto de la estructura está para facilitar su trabajo, difícilmente se cambie la educación.
¿Qué aprendizajes se han logrado hacer?
Para mí hay dos aprendizajes, uno es la importancia de la relación educativa que se establece cotidianamente entre docentes y alumnos. En esa relación que supone el manejo de subjetividades, se juega muchísimo la posibilidad de lo educativo. Esto supone concebir al otro como parte de esa relación. El problema que a veces tenemos, es cuando los docentes dejan de ver a los alumnos como su contraparte en la relación y los ven como un peligro, como una amenaza, porque ahí no hay posibilidad de educación. Qué vínculo vas a establecer, si para vos el otro es una amenaza, un peligro, o directamente es alguien que no debería estar ahí y entonces vos estás esperando que se vaya. Para aprender cosas uno necesita tener una referencia y un reconocimiento del otro. Reconocer quiere decir aceptar al otro, en su ser, su estar, su aquí, su ahora y sobre eso poder trabajar. Sus códigos, su forma de vestir son señales de diferencias que no lo hacen un enemigo, lo hacen otro. Eso puede ir contra códigos que tenemos profundamente asentados en el imaginario colectivo, por eso otro aprendizaje es que haya distintas profesiones en juego, distintos profesionales en la tarea educativa. El lugar central y primordial está en quien ejerce la función del conocimiento curricular, pero también se realizan en las instituciones otros aprendizajes, que tienen que ver con las relaciones humanas. Los cuales pueden ser favorecidos por otras figuras adultas, que otorguen sentido educativo a otros espacios institucionales. Cualquier espacio es educativo, no solo el aula. El patio, la cantina, la puerta, son espacios que pueden ser llenados de contenidos educativos, si hay un adulto con una intencionalidad de lograrlo. Esto tiene que ver con una presencia cotidiana, que supone una práctica a priori no planificable. Se puede planificar en la intencionalidad, pero luego se maneja con la situación que se produce y debe tener la flexibilidad para en distintas situaciones priorizar procesos educativos, especialmente sobre el convivir, sobre el estar juntos en un mismo espacio, valorando y respetando las diferencias. Eso es mucho más educativo que tener un policía en la puerta dictaminando quien entra y quién no, porque allí no hay una intervención educativa. Hay una intervención de carácter represivo. Si bien yo entiendo el reclamo de muchos colectivos que dicen: “precisamos el policía en la puerta, porque se dan situaciones de caos que no podemos manejar” y la necesidad de un protocolo sobre cómo se procede ante una situación de violencia. Tenemos que trabajar para que la convivencia en las instituciones educativas, llegue a un punto en el que esa presencia represiva no sea necesaria, porque estamos en condiciones de procesar educativamente lo que pasa en la institución. Alguien me dirá que es una utopía, pero mi experiencia de muchos años como educador en contextos de dificultad, me indica que si uno consigue establecer acuerdos y una acción educativa que está cotidianamente presente, obtiene una respuesta del otro lado, que lleva a que se minimicen las situaciones de conflicto extremo. No es que el conflicto no exista, sino que es posible que sea tramitado de forma educativa.
1 | Pablo Martinis es Profesor Agregado del Departamento de Pedagogía, Política y Sociedad, del Instituto de Educación (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República). Investigador en temas vinculados a educación, desigualdad social y alternativas pedagógicas. Dirige el Grupo de Estudios en políticas y prácticas educativas (GEPPrEd). Fue Director del Departamento de Pedagogía, Política y Sociedad (Instituto de Educación-FHCE, Udelar) y Director Sectorial de Planificación Educativa del CODICEN de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) (2007-2010). Es autor de numerosas publicaciones sobre educación.
Elena Rodríguez
May 22nd, 2017
Exclente como siempre Pablo con sus análisis. Quisiera saber qué opina de la posible Universidad de la Educación, tal y como se está gestando. Desde sus bases materiales. Saludos desde Trinidad.
Maria Gloria Etcheverry
May 22nd, 2017
Hola, soy Docente y estoy completamente de acuerdo con tu planteo. Las Instituciones educativas deben trascender lo curricular. Para lograrlo hay que construir espacios de confianza, la confianza se habilita con el reconocimiento…
José
May 23rd, 2017
Es un gran negocio y no se lo quieren perder de ninguna manera y hay gente de casi todos los partidos.
Auroa
May 23rd, 2017
Alguien quiere ganar algo y empiezan a decir mil veces. Las escuelas privadas pueden ser tan malas como cualquier otra sin decir que las otras sean malas. Tienen profesores que trabajan cansados de ir de una escuela a otra, tienen que «mejorar» las notas de los alumnos para conservar el trabajo, etc, etc.