El ajuste y la lucha de clases
Publicado el 23/06/16 a las 6:30 am
Es necesario bajar el déficit fiscal porqué de lo contrario aumenta la deuda externa y el gasto público para pagar los intereses, aumenta la dependencia del capital financiero y compromete el futuro. La alternativa es aumentar los impuestos al capital y sus ingresos o reducir los gastos.
Los costos del ajuste
La contención de los aumentos de salarios, la reducción de la inversión pública y el aumento del pago de intereses son indicadores de una política de ajuste; como consecuencia se contrae la demanda interna, se desacelera el crecimiento y baja el número de personas que trabajan.
En 2015 cayeron las exportaciones a Brasil (500 millones de dólares) y a Venezuela (200 millones de dólares), se estancó el nivel de la actividad económica que mide el Producto Interno Bruto (PIB) y trabajaron casi 30.000 personas menos que durante el año anterior.
Para compensar la caída de la demanda externa hay que aumentar la demanda interna con mayores salarios y más inversión pública, para que aumente el PIB, el empleo y los salarios. Pero las medidas adoptadas desde 2015 fueron otras, se priorizó bajar la inflación y bajar el déficit fiscal con medidas que se pueden caracterizar como un ajuste fiscal. Se impuso la desindexación de los aumentos de salarios al movimiento sindical, lo que llevará a una caída de los salarios reales, bajará la demanda de bienes y servicios de consumo popular desde los alimentos hasta los viajes en ómnibus, bajará la producción y como consecuencia también el empleo. Se debilitarán las luchas del movimiento sindical por aumento de salarios como resultado del aumento del desempleo que obligará a muchos trabajadores a aceptar salarios más bajos, peor es nada. Cambió la composición del gasto público, fueron casi 500 millones de dólares menos en inversiones y el pago de intereses de deuda pública aumentó en una cifra similar. En el presupuesto para 2016 – 2017 se negaron aumentos a la educación y de los aprobados, una parte de lo que correspondía a 2016 se “postergó” para 2017.
La contención de la inflación en los últimos meses de 2015 postergando los aumentos de tarifas y enlenteciendo la devaluación con importantes ventas de reservas, redujo el porcentaje de corrección de los salarios al 1º de enero acordada en los consejos por la diferencia entre la inflación proyectada y la observada.
Desde enero se aceleró la devaluación y el dólar, que en diciembre de 2014 se compraba a 24 pesos, en junio de 2015 fluctúa en torno a los treinta y dos pesos, una devaluación del 33%. Se aumentaron las tarifas. En los cinco primeros meses de 2016 el IPC aumentó 6,66% y en los últimos 12 meses 11,0%, lo que implica una transferencia de ingresos desde los trabajadores asalariados y los pasivos hacia el capital, principalmente el localizado en la cadena agroexportadora, desde los terratenientes hasta las transnacionales que exportan la mayor parte de la producción del país, pasando por los frigoríficos y los molinos.
Durante 2015 la caída de los precios internacionales de los alimentos que el Uruguay produce, exporta y consume no se trasladó a los precios internos, los mercados no son de competencia sino que son oligopólicos, no existen controles de precios ni entes testigos y la inflación muestra una tendencia ascendente.
El FMI, con una larga trayectoria expresando los intereses de las clases dominantes y en particular del capital financiero, apoya los nuevos lineamientos salariales y promueve nuevos pasos para eliminar totalmente la indexación; también apoya la prudencia y el compromiso con la consolidación fiscal, la bancarización y las PPP (IMF Country Report No. 16/62, PressRelease No. 16/59; February 16, 2016).
La propuesta original del equipo económico (Astori, Ferreri, Masoller, Vallcorba, Papa, Polgar) tuvo algunas modificaciones como no aumentar los impuestos a los trabajadores con ingresos menores a $50.000 mensuales. La propuesta ¿era una brutalidad tecnocrática de gente que no expresa los intereses populares o fue una forma de promover la negociación, con un par de medidas para dar marcha atrás y permitir a los discrepantes, mostrar logros?
El resultado final mantuvo sin cambios los impuestos sobre el capital y sus ingresos y se complementó con la negativa a modificar los lineamientos salariales, que implicarán la caída de los salarios reales y también de las jubilaciones, que por exigencia de la Constitución aumentan en enero de cada año en el mismo porcentaje que aumentó el Índice Medio de Salarios durante el año anterior.
Los ricos cada año más ricos
En un momento de dificultades económicas, las ganancias del capital local y extranjero aumentaron más que el PIB y que los salarios. Los indicadores del aumento de las ganancias durante 2015 son la recaudación del Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE) que se aplica sobre las ganancias de las empresas y aumentó 8.6% en términos reales (por encima de la inflación) y del IRPF Categoría I que grava los ingresos personales del capital y aumentó 10.4% en términos reales, en ambos casos con relación al año anterior. Teniendo en cuenta que la tasa no cambió, el aumento indica mayores ganancias (DGI La recaudación a diciembre de 2015 Montevideo, 2016 p.11).
Los indicadores del aumento de las ganancias del capital extranjero son los aumentos de los intereses de deuda externa (de 894 en 2014 a 962 millones de dólares en 2015) y de las utilidades de las inversiones extranjeras (de 1.308 en 2014 a 1.380 millones de dólares en 2015). Además, a la burguesía le sobró tanta plata que aumentaron sus depósitos en el exterior en 560 millones de dólares. (BCU Informe de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional. Enero – diciembre 2015 2016 p.14).
La propuesta del equipo económico no asegura que el que gana más pague más; los ingresos del capital pagan menos que los ingresos del trabajo. No se modifica el IRAE, después de nueve años de vigencia de la reforma tributaria sólo se corrigen errores que permitían a la burguesía encontrar la vuelta para pagar menos. Sus asesores, una lumpen burguesía de consultoras como CPA Ferrere y Deloitte, se llevan también su tajada.
Una propuesta alternativa
La contracción de las exportaciones se puede compensar con un aumento de la demanda interna. Para que aumente el consumo de los sectores populares es necesario que aumenten los salarios reales; para aumentar el empleo es necesario aumentar la inversión pública, por ejemplo con un plan de vivienda para los sectores populares así como nuevos locales para la educación y la salud, incluyendo la transformación del Hospital de Clínicas.
Para reducir el déficit fiscal aumentando los ingresos la mejor propuesta está en el documento del PIT – CNT de mayo de 2016, en la que los aumentos de “los impuestos al trabajo son el 20% mientras que los aportes del capital son el 80%”. Se estimó que aumentando la tasa de IRAE de 25 a 30% se podrían recaudar entre 175 y 250 millones de dólares, y se complementa con un aumento de las tasas de impuesto al patrimonio, reducción de su mínimo no imponible y análisis de los activos exentos.
Se podría agregar una detracción, es decir un impuesto a las exportaciones, de algunas materias primas, como por ejemplo a la soja. El Presidente de Argentina Mauricio Macri, implementando su proyecto anti nacional y antipopular, además del tarifazo y los despidos eliminó las detracciones a todas las exportaciones menos a la soja, a la que se redujo de 35% a 30%; de cada dólar de soja que se exporta, el gobierno se queda con 30 centavos y esta decisión de Macri muestra que a pesar de la caída del precio, hay margen para ponerle un impuesto. Se dice que la producción de soja por hectárea en Uruguay es la mitad que en Argentina y si lo aceptamos, la tasa de la detracción también debería ser la mitad, un 15%. En 2015 se exportó soja por un valor de 1.123 millones de dólares de modo que si se le hubiera aplicado esa detracción se habría recaudado 168 millones de dólares.
La reducción del IVA para los que pagan con tarjeta es una mejora para los sectores de ingresos medios. Reconfirma que no hay mercados de competencia ya que si no se utiliza este procedimiento, los precios al consumo no bajan. Gran parte de los comercios chicos no pueden financiar y la medida empuja hacia las grandes superficies acelerando la concentración del capital. Gran parte de las familias de bajos ingresos como los peones rurales, las trabajadoras del servicio doméstico y el 25% de los trabajadores no registrados no tienen esta posibilidad. Es una propuesta de tecnócratas que no conocen la sociedad uruguaya pero que están dispuestos a darle una mano a los bancos entregándole la administración de la mayor parte posible de la masa salarial.
La lucha del movimiento sindical no logró modificar las decisiones del Poder Ejecutivo y obliga a plantear interrogantes: ¿la acumulación de fuerzas del movimiento sindical es insuficiente para derrotar la presión de las clases dominantes en el gobierno? ¿es necesario cambiar algo en la movilización y las medidas de lucha durante 2016 para lograr mejores resultados?
El autor es Economista. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Frenteamplista militante por la coordinación de todos los que luchan por la superación del capitalismo.
TOMADO DEL BOLETÍN DEL FRENTE SINDICAL LEÓN DUARTE, NRO. 6, JUNIO/2016.