Como sobreviviente, ante los compañeros desaparecidos siento la responsabilidad de hablar y de sentir y de continuar sus luchas y quiero recorrer juntos el camino que hemos recorrido.
Publicado el 05/12/15 a las 8:37 am
La Junta Departamental de Montevideo realizó una Sesión Extraordinaria el pasado martes 1º de diciembre, en la sede de la Institución Nacional de Derechos Humanos Y Defensoría del Pueblo (INDDHH).
Este evento se llevó a cabo en el marco del cumplimiento de los 40 años de la reunión y acta constitutiva que dio inicio a la Operación Cóndor. El edificio de la INDDHH fue durante la última dictadura cívico-militar, sede del Servicio de Inteligencia de Defensa (SID), un centro operativo utilizado para la detención clandestina de ciudadanos uruguayos y argentinos en el marco del “Plan Cóndor”.
En dicha ocasión hizo uso de la palabra nuestra compañera sobreviviente de Automotores Orletti: Ana Quadros.
Saludo fraternalmente a todos y todas las presentes….y un agradecimiento a la Junta Departamental por invitarnos a participar de este acontecimiento en memoria de los 40 años de constitución del Plan Cóndor.
Soy parte de un grupo de sobrevivientes que fueron detenidos desaparecidos cerca de seis meses y la mayor parte del tiempo estuvo en este lugar, ex SID, ex CALEM y hoy Instituto Nacional de DDHH y Defensoría del Pueblo.
Sobrevivientes de un estado terrorista que aplicó toda tipo de torturas, violaciones y vejámenes pero que necesitó y decidió que sobreviviéramos.
Fuimos secuestrados en Buenos Aires en Julio de 1976, militantes de la resistencia a la dictadura Cívico Militar en Uruguay. El plan Cóndor en todo su esplendor nos llevo primero a Orletti en Buenos Aires para después trasladarnos a Uruguay en avión y estar unos días en una casa en Punta Gorda para después traernos a este lugar donde pasaríamos la mayor parte del tiempo. El traslado de un centro clandestino de tortura a otro, inclusive de un país al otro es muy ilustrativo de como operaba el Cóndor. Los represores que estuvieron en un centro u otro eran siempre los mismos. Reconocíamos las mismas voces con nuestros ojos vendados.
Cuando nos trajeron acá, nos llevaron a un subsuelo, un cuarto grande sin ventanas que tenía una apertura en forma de arcada, ahí pasábamos los días sentados en bancos de madera y vendados esperando que nos llevaran a interrogar. Por setiembre empezamos a sentir unos pasos en el piso de arriba, por la conversación de la guardia nos enteramos que era una mujer y que estaba embarazada. Un día escuchamos que pedían una ambulancia y todo el ambiente era de cierto nerviosismo, se llevaron a la mujer y la trajeron al día siguiente pero no vino sola había dado a luz escuchamos el llorisqueo de la niña, supimos con el tiempo que era Macarena Gelman y su madre Maria Claudia Garcia de Gelman, hoy desaparecida.
Otro día escuchamos pasitos, sonaba como niños correteando, era difícil creer que hubiesen traído niños secuestrados de Buenos Aires, el horror se acrecentaba. Al tiempo nos enteramos que esos niños eran Julien, secuestrados con sus padres en Buenos Aires, trasladados al Uruguay, y al poco tiempo aparecieron en una Pza. Publica en Santiago de Chile. Todo muy ilustrativo del Cóndor.
Sin embargo por octubre la situación política para el terrorismo de Estado empezaba a no serles tan favorable. Las denuncias de los secuestros y desapariciones habían empezado a molestar sobre todo porque estaba en juego la ayuda militar de Estados Unidos, a Uruguay por violación a los DDHH.
En Octubre, Gavazo, que siempre parecía estar al mando de todos los operativos, irrumpió en plena noche, nos despertó y nos anunció que estaba confeccionando actas para que firmáramos y de esa forma blanquearnos ante la justicia militar. Las actas desmentían totalmente las denuncias internacionales que hablaban de nuestra desaparición. Nos catalogaban como un grupo terrorista que pensaba invadir al Uruguay y ejecutar una cantidad de acciones armadas.
De entrada nos opusimos, no podíamos desmentir las denuncias internacionales las mismas que nos ayudaban y dificultaban al terrorismo de Estado. Nos resistimos, pero rápidamente se sintió sus consecuencias y fuimos reprimidos.
Éramos conscientes que teníamos que optar entre la vida o la muerte, aceptar y firmar las actas o ser asesinados y desaparecidos.
Apostamos a la vida y al aceptar y firmar las actas asumimos un compromiso de decir la verdad, reconstruir los hechos, ejercer la memoria, no poder, no deber olvidar, bajo esta promesa firmamos.
Nos comprometimos a una vida de lucha por memoria, verdad y justicia. El sobreviviente debe testimoniar todo lo que sabe, asumir que se debe a una vivencia, a un conocimiento, a una verdad que permanentemente hay que dar a conocer.
Es un deber con aquellos que no sobrevivieron que fueron asesinados o murieron en la tortura o están desaparecidos y que quizás al firmar las actas estábamos también definiendo el destino de algunos de ellos.
Como sobreviviente, ante los compañeros desaparecidos siento la responsabilidad de hablar y de sentir y de continuar sus luchas y quiero recorrer juntos el camino que hemos recorrido.
Empezamos declarando, testimoniando la verdad en 1983 en la Argentina en una causa abierta por un compañero del grupo de sobrevivientes. Causo mucha sorpresa, tuvo repercusiones acá en el Uruguay que todavía estaba en dictadura, y los que declaramos al regresar al Uruguay fuimos detenidos. Esto dio una pauta de la fuerza que tenía la verdad.
La lucha por verdad y justicia ante los crímenes del estado terrorista no ha sido fácil, ha tenido avances y retrocesos. El reconocimiento del Estado terrorista llevo años y muchas discusiones y enfrentamientos.
Con el correr del tiempo se ha avanzado en el campo internacional en la definición de los delitos de lesa humanidad.
Los terroristas de Estado han sido enjuiciados, fundamentalmente en la Argentina, aunque acá hay algunos presos, pero la justicia esta un poco estancada. Esto ha sido importante como preparatorio para las victimas y la reconstrucción de las instituciones. ¿De qué sirve la verdad sino busca hacer justicia?
Hemos tenido avances y retrocesos en la construcción del camino hacia la justicia y como opera esta lucha en lo que hace a todo el campo jurídico e institucional.
La lucha por revisión de los hechos ocurridos durante el terrorismo de estado, operando como motor de construcción democrática es fundamental porque tiende a confrontar con la visión de saldar “hechos del pasado y la convierte en una lucha por un sistema de justicia social.
Este es uno de los tantos relatos de un grupo de victimas y sobrevivientes del Plan Cóndor, están hoy aquí dando su testimonio Alicia, Ariel, Sara, Elba, Eduardo……..pero hay muchos que están desaparecidos como Gerardo y Leon que no lograron sobrevivir, que dieron su vida luchando por un mundo mejor, es a ellos que debemos rendir homenaje. Es por ellos y muchos más que clamamos Verdad y Justicia. Clamamos voluntad política para llevar adelante los juicios y las reparaciones a las victimas.
Ana
Dic 10th, 2015
» ..los derechos no son abstracciones …… como puede tener existencia un derecho, si no son respetados…»-Jose Saramago en Elogio de la lucidez.