11 años de la Minustah: mecanismo de dominación no permite autonomía de Haití
Publicado el 28/09/15 a las 3:06 pm
Enviada a Haití en 2004, con el propósito de reconstruir el país, la tropa de la Minustah, Misión de Estabilización de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), comandada por el ejército brasilero, es hoy considerada como una de las responsables de la crisis vivida por el pueblo haitiano.
Violaciones de derechos humanos y abusos sexuales contra jóvenes y mujeres por parte de soldados de la misión ya fueron denunciadas en esferas internacionales. La Minustah es, inclusive, acusada de diseminar el virus del cólera en la región, que ya mató a más de 8 mil personas desde 2010.
Incluso contra el posicionamiento de movimientos populares, que piden el retiro inmediato de las tropas, la misión de la ONU ha sido prorrogada por 11 años, desde su primera ocupación en Haití. De acuerdo con el ministro de defensa de Brasil, Jaques Wagner, en declaraciones a la prensa, el fin de la intervención va a ocurrir en 2016. En octubre de este año, la ONU discutirá otra vez si mantiene o no la presencia militar en suelo haitiano.
Sobre los efectos de la permanencia de la Minustah en el país caribeño, Adital entrevistó al historiador, miembro del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) y coordinador de la Cooperación entre el MST/Vía Campesina Brasil y entidades haitianas, José Luis Patrola.
Patrona vivió en Haití por tres años y medio, en una Brigada de Solidaridad del Movimiento al Pueblo Haitiano, y tuvo la oportunidad de conocer la realidad del país caribeño. Según él, Brasil cumple un papel «mediocre” al conducir la Misión de Paz de la ONU en Haití.
Adital: ¿Qué representa hoy la presencia de la Minustah para el pueblo haitiano?
José Luis Patrola: Toda fuerza de paz y ocupación militar representa algún tipo de violación. En el caso haitiano, la fuerza de paz que llamamos Minustah fue impuesta por las Naciones Unidas, de acuerdo con los intereses del país coordinador de esa institución, Estados Unidos. En este sentido, el pueblo haitiano, que dígase de paso, su estado es bastante crítico, siempre se dio cuenta de la violación de la autonomía de un país soberano, desde la época de Dessaline [Jean-Jacques Dessaline, líder de la independencia de Haití] en 1804, con la revolución esclava victoriosa. Según el sentido común haitiano, los militares no agradan, al mismo tiempo que no hay fuerzas populares organizadas capaces de imponer su fuerza para que los militares se retiren.
La población haitiana vive un proceso de dominación extranjera, que se extiende desde la caída del primer mandado del presidente Aristide [Jean-Bertrand Aristide], en 1991 hasta la actualidad. La Minustah está siendo el mecanismo militar de una dominación política y económica que no permite la autonomía del país y lo sumerge en tasas de pobreza cada vez más extremas.
Adital: Las tropas están desde hace 11 años en Haití. ¿Hace cuánto tiempo los movimientos populares buscan el fin de la intervención militar en el país?
JSP: Los movimientos populares haitianos siempre se posicionaron en contra de la ocupación militar, desde comienzos de 2004. Al mismo tiempo, los movimientos sociales de América Latina también siempre se posicionaron en contra de la ocupación. Ocurre que ni en Haití, ni en otro lugar, conseguimos fuerzas suficientes que alcanzaran condiciones suficientes como para forzar la salida de los militares de esa acción totalmente inmerecida, innecesaria y arbitraria, impuesta al pueblo haitiano.
Adital: ¿Cuáles son los efectos de la Misión sobre el país? ¿Había necesidad en mandar las tropas a Haití?
JSP: Tenemos que ser justos con los hechos ocurridos. En 2004, hubo un período de bastante turbulencia política en Haití. El segundo gobierno del Aristide estaba bastante debilitado y grupos armados con financiamiento de procedencia desconocida se levantaron contra el gobierno. El entonces presidente Aristide pidió ayuda a las Naciones Unidas y no fue atendido. En seguida, ocurrió el golpe militar contra el gobierno, democráticamente electo, y la posterior ocupación militar.
En los primeros dos años, las fuerzas de la Minustah enfrentaron, en cierta medida, a algunos grupos armados. Después de eso, ningún tiro más fue disparado y la presencia militar se volvió obsoleta. De ese período en adelante, los militares no hicieron nada significativo para la sociedad haitiana, pues no estaban presentes las fuerzas y batallones de ingeniería, para construir caminos y puentes, entre otras mejoras sociales. No era ésta la función de los militares, por eso, se convirtió en obsoleta, ya que no había inestabilidad política ni violencia que justificaran la presencia militar.
Adital: ¿Hay algún posicionamiento de la ONU frente a los movimientos que piden el retiro inmediato de las tropas? ¿Qué se ha hecho para presionar a la ONU para retirar las tropas de Haití?
JSP: Los movimientos sociales haitianos y latinoamericanos tienen posiciones contrarias a la ocupación militar, y se han tomado innumerables iniciativas de denuncias para hacer valer ese posicionamiento. Varias fueron las misiones y entidades sociales enviadas a Haití para hacer la denuncia sobre la situación que ahora destacamos. Al mismo tiempo, varias misiones coordinadas por organizaciones sociales haitianas circularon en el continente, en una verdadera campaña por el retiro de las tropas. Lamentablemente, las Naciones Unidas nunca escucharon esas manifestaciones, al mismo tiempo en que muchos países colaboradores de la ocupación, entre ellos Brasil, mantienen la misma postura.
Adital: ¿Por qué continúa la ocupación?
JSP: Continúa por dos razones: en primer lugar, por la imposición de la ocupación por parte de las Naciones Unidas; y, segundo, porque hay una elite política y económica local que demanda la ocupación militar, independientemente de la voluntad del pueblo.
Adital: ¿Cómo evalúa usted que Brasil se haya permitido conducir una ocupación militar como la Minustah?
JSP: El gobierno brasilero debería haber tenido coraje y haberse retirado de Haití inmediatamente al segundo año de la ocupación, o haber adoptado una postura de verdadera ayuda para el país, a través de la construcción de carreteras, puentes, escuelas, sistema de transporte público eficiente, apoyo a la producción de energía. El Ejército brasilero y nuestro gobierno no hicieron nada de eso. O sea, cumplió un papel mediocre, perdiendo la oportunidad histórica de haber colaborado con la reconstrucción de un país despedazado.
Adital: ¿Cuál sería la solución para que el pueblo haitiano salga de la situación de miseria?
JSP: Haití atraviesa varias crisis estructurales. Muchas de ellas no dependen de la ayuda extranjera, otras, sin embargo, no se solucionan sin la ayuda internacional. La primera crisis es de origen político, en la cual Estados Unidos ejerce un papel de dominación desde hace mucho tiempo. Sin resolver este impasse político, el país no tendrá autonomía.
La segunda crisis es de origen económico; los índices de pobreza y vulnerabilidad sociales aumentaron en el país en los últimos 10 años, debido a la adopción de políticas neoliberales y a la desvalorización de la moneda local, al tiempo en que el mercado nacional fue copado por productos de Estados Unidos o de República Dominicana. Esto debilitó la economía local y la agricultura. La tercera crisis que vive el país es la infraestructura. Haití tiene poquísimas fuentes de energía, poca oferta de agua potable, pocas escuelas y pocas carreteras.
El país, en mi opinión, no saldrá de las crisis a las que me referí sin comenzar a atacarlas de manera estructural. Y esto depende bastante de las iniciativas de la población haitiana, de sus organizaciones sociales y de la postura del Estado haitiano.
La «ayuda” internacional es, en gran medida, responsable de la situación de crisis que atraviesa el país. Ante todo, para que Haití comience a solucionar sus crisis, deberá rever el estilo de la «colaboración internacional”, independientemente de la esfera en la que se da.
Adital: Hay registros de violaciones cometidas por soldados de la Minustah contra jóvenes y mujeres. ¿Tomó alguna medida la ONU sobre esos casos?
JSP: La Minustah está constituida por más de 30 países. La gran mayoría está allí sólo para atender al pedido de Estados Unidos, y tratan a la población y al territorio como «tierra de nadie”. No les importa nada. Por eso, varios casos de violación de derechos humanos fueron denunciados en las esferas internacionales. El más grave fue la contaminación de un río con el virus del cólera por parte de militares nepaleses, que ocasionó miles de muertes hasta el momento. La ONU debería disculparse internacionalmente por éstos y otros hechos, pero me parece que no se hizo nada.
Adital: En octubre de 2015, la ONU discutirá la permanencia de las tropas en el país caribeño. Si decide no implementar el retiro inmediato y esperar hasta el próximo año para terminar la misión, ¿qué puede ocurrir?
JSP: Va a continuar ocurriendo lo que ocurre desde hace años. ¡Nada! La causa de la inestabilidad de Haití es generada justamente por el exceso de la presencia internacional en el país, en complacencia con una pequeña elite local. Si esta causa es generada de acuerdo con intereses particulares, entonces no es estructural. Por lo tanto, la presencia militar atiende a esos intereses o es obsoleta.
«Batay la pa fasil!” (¡La batalla no es fácil!)