El Partido por la Victoria del Pueblo, cuarenta años en el ojo de la tormenta.
Publicado el 09/09/15 a las 7:54 pm
Homenaje al Congreso Fundacional del Partido por la Victoria del Pueblo del 26 de julio de 1975. Palabras del diputado Luis Puig en la Cámara de Representantes.
SEÑOR PUIG (Luis).- Señor presidente: permítame saludar a quienes hoy nos acompañan desde las barras, compañeros del PVP, algunos de ellos fundadores de nuestra organización, y a familiares de compañeros desaparecidos. Es para nosotros una profunda emoción que hoy, entre tantos compañeros y tantas compañeras, estén presentes familiares de Gerardo Gatti -hacemos nuestro reconocimiento a Marta Casal y a Daniel Gatti-, de Humberto Bellizzi y de León Duarte. También están presentes compañeros de organizaciones políticas y sociales.
Queremos reconocer a las distintas bancadas de este Cuerpo la posibilidad de hacer realidad esta conmemoración. Nuestro reconocimiento a nuestra bancada, la del Frente Amplio, y a las bancadas del Partido Nacional, del Partido Colorado, del Partido Independiente y de la Unidad Popular. Pretender abarcar en una intervención de algunos minutos cuarenta años de lucha, los antecedentes históricos y la situación nacional e internacional, sin duda resultaría un objetivo inalcanzable. De todas formas, creemos que hay aspectos relevantes a destacar. En primer lugar, me voy a referir a los orígenes políticos e ideológicos de quienes dieron paso a la conformación de nuestra organización. Se trata de orígenes libertarios de corrientes anarquistas, de compañeros y de compañeras que se plantearon una búsqueda en un mundo, la década del sesenta y del setenta, que aparentemente estaba explicado; un mundo en bloques. Por un lado, estaba el bloque capitalista, liderado por Estados Unidos de América, con su práctica imperialista a lo largo y ancho de todo el mundo y, por otro, el bloque socialista, liderado por la Unión Soviética. Sin embargo, los compañeros entendieron que no todo estaba explicado, y que era necesario plantearse alternativas para luchar y construir lo que ellos denominaron el socialismo y la libertad. En realidad, la FAU, antecedente del PVP, siempre se consideró a sí mismo un vector. Se desechó tajantemente la posibilidad de llamarse vanguardia, de definirse partido de la clase obrera. Nos definimos como un vector que iba a construir, con otros, un camino de transformaciones y de liberación. La firmeza de las convicciones ideológicas no imposibilitó sino que, por el contrario, generó la posibilidad de aprender de otros y construir juntos. En 1959, la irrupción de la revolución cubana, con todo lo que implicó para nuestro continente y para la liberación en el mundo, no pasó desapercibida para estos compañeros. Sin duda, en la corriente anarquista internacional se tenía enormes reparos y no se compartían los postulados de la revolución cubana. Sin embargo, nuestros compañeros en Uruguay decidieron dar un apoyo crítico pero decidido a ese proceso que venía a generar mejores condiciones y una mejor correlación de fuerzas en nuestro continente para luchar por el socialismo. Al mismo tiempo, esa búsqueda se hacía participando activamente en la construcción de herramientas populares. La construcción de esas herramientas necesitaba la participación de varios actores pero, muchas veces, producto de la situación internacional, esos actores tenían con fuertes enfrentamientos. Las consecuencias de la guerra civil española, el enfrentamiento con el fascismo y la lucha fratricida entre comunistas y anarquistas había dejado hondas heridas en todo el mundo y también en nuestro continente. Sin embargo, dirigentes anarquistas, comunistas, socialistas, gente sin partido, militantes de origen cristiano, entendieron que más importante que las diferencias entre los dirigentes era la unidad de los trabajadores uruguayos, y juntos trataron de construir esa unidad imprescindible. Estoy hablando de una unidad que tenía que vencer largas décadas de atomización en diferentes centrales; largas décadas de sectarismo y enfrentamientos. Podemos decir que hubo actores que se jugaron firmemente a esto. Sin duda, Gerardo Gatti, León Duarte, Hugo Cores, y también Gerardo Cuesta y Wladimir Turiansky, por el lado de los militantes comunistas, Héctor Rodríguez y gente que venía de diferentes vertientes entendieron la unidad como un artículo de primera necesidad para la izquierda uruguaya. Para nosotros, esto refleja aspectos no menores; refleja que, a pesar de las diferencias y de la diversidad, se es consciente de que las herramientas comunes son fundamentales para el conjunto de nuestro pueblo. Reivindicamos esa decisión de unidad en la diversidad, que permitió constituir una seña de identidad del Uruguay, de su movimiento obrero, y que es reconocida en el mundo. Saludamos ese proceso de unidad que tuvo diferentes actores. Durante la década del sesenta y principios de la del setenta, hubo un avance del autoritarismo, de la represión. El Uruguay, como país capitalista dependiente, venía generando un ajuste económico, político y social, que era resistido por los sectores populares, a través de diferentes formas de lucha. Se llega en nuestro país a un golpe en cámara lenta, y si bien la disolución de las Cámaras sucedió en junio de 1973, ya estaba presidida de un largo proceso vinculado con el recorte de libertades y demás. A veces, en los debates actuales, se plantea que la dictadura fue consecuencia de la acción de la guerrilla, y que después los militares cometieron excesos. Sin embargo, en setiembre de 1972, las Fuerzas Armadas decían que no había ninguna columna guerrillera operando en el país. ¿Contra quién se dio el golpe de Estado? Contra las organizaciones populares, contra la CNT, contra el movimiento estudiantil, contra las organizaciones sociales que luchaban para enfrentar el autoritarismo. En medio de esa situación, en 1975, y producto de definiciones anteriores, este colectivo de compañeros se plantea procesar una discusión hacia la constitución de una organización política. Era fundamental la lucha en las organizaciones sociales, pero era insuficiente. En ese marco se planteó un proceso de discusión, de análisis, de actualización, de incorporar nuevas herramientas para posibilitar mejor esa lucha. En 1975, miles de militantes populares estaban presos, víctimas de la represión; estaban presos compañeros del MLN-Tupamaros, comunistas, socialistas, independientes, y también muchos de nuestros compañeros que habían participado en la decisión de construir un partido político, como Mechoso, Cariboni, Coitiño, Anzalone, Olivera. A continuación, invitamos a escuchar la reflexión de Raúl Olivera, dirigente histórico del Partido por la Victoria del Pueblo sobre lo que representó la decisión política de constituir esta organización.
SEÑOR PRESIDENTE (Alejandro Sánchez).- Así se procede.
—Puede continuar el señor diputado Puig.
SEÑOR PUIG (Luis).- La constitución del congreso fundacional en el año 1975 no fue en calma chicha. En abril de 1975, Hugo Cores, que venía participando activamente de las discusiones del congreso, es secuestrado en Argentina. Perseguido por integrantes de la dictadura uruguaya, Hugo logra escapar en un momento, tomar un ómnibus, entrar corriendo en un bar y gritar, mostrando su cédula, que era Hugo Cores, uruguayo, y que estaba siendo secuestrado por la dictadura uruguaya. En todo ese proceso, la región vivía el desarrollo extremo de la represión, que golpeaba a todos aquellos que se propusieron luchar contra la dictadura, no solo al PVP. Golpeaba a las organizaciones de izquierda y a sectores de los partidos tradicionales que se opusieron a la dictadura. El secuestro y asesinato de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw, conjuntamente con el secuestro del médico y militante comunista Manuel Liberoff, forman parte de una decisión no solo de la dictadura uruguaya, sino de las dictaduras de la región de proceder al exterminio de los opositores. Sin duda, la persecución a Wilson Ferreira Aldunate, con la cual se intenta cerrar esa trampa en Argentina, forma parte del proceso, como formó parte en todos esos años el asesinato del general Prats, que encaraba una parte de la resistencia chilena, y del general Torres; tiene que ver también con el secuestro de nuestros compañeros Telba Juárez, secuestrada y asesinada el 19 de abril, y Ari Cabrera, militante bancario, fundador del PVP, que enfrenta solo en un local a una nutrida partida militar y después de horas de enfrentamiento es secuestrado. El secuestro de Gerardo Gatti y de León Duarte marca la decisión de la dictadura de ir a fondo para anular la resistencia del pueblo uruguayo en una de sus formas de organización en los avances organizativos que se planteaban. Siguen numerosas situaciones, como el secuestro de Elena Quinteros, su detención y posterior secuestro en la embajada de Venezuela. Queremos reivindicar en esta actitud de Elena Quinteros, que había desarrollado un plan de fuga para cuando se diera la circunstancia, esa voluntad de lucha, de resistencia para plantearse, en definitiva, que la voluntad de pelear, de enfrentar a la dictadura es un componente de todos los que lucharon para enfrentarla; todo un proceso de represión que genera una derrota muy fuerte en nuestra organización. Los secuestros masivos del 13 de julio de 1976 pueden tener varias explicaciones. Estamos tratando de saber por qué los compañeros secuestrados en Argentina fueron trasladados clandestinamente a Uruguay y los hicieron aparecer en un chalet en Shangrilá o en detenciones fraguadas en hoteles de Montevideo. Y puede haber varias respuestas para ello. Algunos dicen que con esa decisión tiene que ver el Parlamento estadounidense de no dar préstamos salvo a aquellos países que estaban amenazados de invasión, pero tal vez lo más cercano a esto sea que las denuncias generaron una situación de alerta a nivel internacional. Washington Pérez, que había sido secuestrado para iniciar un intercambio, primero por Gerardo Gatti y después por León Duarte, entre sus captores y la dirección del PVP, se había exiliado en Europa y estaba denunciando. Wilson Ferreira Aldunate realizaba denuncias contra la dictadura. Enrique Erro realizaba denuncias. Tota Quinteros se integrará a ese periplo denunciando el terrorismo de Estado, en el Uruguay y en la región. Tal vez esa situación, que dio como resultado que se conociera la existencia de campos de concentración en este rincón del mundo, fue lo que posibilitó que sus compañeros fueran trasladados, no para salvarlos como dijeron los represores, sino como parte de una estrategia. La derrota que vivimos en 1976 forma parte de la larga cadena de derrotas populares, de la larga cadena de represión en la cual las diferentes organizaciones de izquierda fueron atacadas y tuvieron presos o desaparecidos y miles de torturados. En 1977, Hugo Cores, que había logrado zafar de ese secuestro por la solidaridad internacional y por la fuerte presión que se hizo, lidera en Europa un proceso de reencuentro de los militantes que venían de la represión en Argentina y Uruguay, y desarrollan una conferencia que tiene como resultado una profunda autocrítica: habíamos sido derrotados no solo por la fuerza de la represión; habíamos sido derrotados por nuestras propias carencias y errores. Y a nosotros nos parece que la incorporación de la autocrítica, como un aspecto fundamental, forma parte de las organizaciones de izquierda pretendidamente revolucionarias. Allí se autocriticaron muchas cosas, entre ellas, el error político, fundamental, autocriticado por la organización de no haber comprendido en 1971 la importancia cardinal para el pueblo uruguayo que fue la constitución del Frente Amplio. Nosotros no estuvimos en esa conformación en 1971. Sin embargo, eso no obstó para la coordinación, para la solidaridad, pero esa es una autocrítica que realizamos y, en base a ella, el acercamiento con el Frente Amplio, el intercambio, el luchar juntos en la resistencia a la dictadura, fue un aspecto para nosotros relevante. En 1977, al influjo de varios compañeros y juristas, en Europa se constituye el Sijau -Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía en el Uruguay- y esto generó todo un debate dentro de la izquierda. En aquel momento, se dijo que cuando el PVP impulsaba la amnistía para los presos políticos era como una forma de pedir perdón, como una forma de arrepentimiento. Sin embargo, esa fuerte convicción de la lucha por las libertades se convirtió en un aspecto fundamental en la lucha contra la dictadura. Seregni preso, dirigentes comunistas presos, Sendic preso, hacían necesario que en el mundo se conociera que la lucha en Uruguay pasaba también por la reivindicación de todas esas libertades. A partir del acercamiento de Hugo y otros compañeros a la región, participamos en debates más próximos, en intercambios, y pudimos desarrollar y procesar esa materia prima que venía de los compañeros que estaban en el ojo de la tormenta. Participamos convocando a votar «No» en 1980; esa fue una derrota para la dictadura que, desde nuestro punto de vista, abrió el camino hacia el proceso que comenzó a derrotarla. En la instancia del voto en blanco en 1982, el Frente Amplio, proscrito, marcó decenas de miles de votos. También hay que recordar el 1º de mayo de 1983, con la irrupción del PIT-CNT, recogiendo las mejores tradiciones democráticas de nuestro pueblo y nuestro movimiento sindical, las mejores tradiciones clasistas. La lucha contra la impunidad se convierte en un aspecto fundamental, no solo por solidaridad con nuestros compañeros desaparecidos, con nuestros compañeros muertos; se vuelve un aspecto fundamental en la lucha por la democracia. No hay ningún país que pueda consagrar su democracia sobre la base de la mentira y la impunidad. La verdad y la justicia, la lucha contra la impunidad, la lucha por el voto verde constituyen aspectos fundamentales. Estos son algunos de los aspectos del PVP y de la lucha del pueblo uruguayo, del cual apenas somos una ínfima parte. Al mismo tiempo, nuevos desafíos estaban instalados: la necesidad de incorporar nuevas generaciones, nuevas problemáticas, nuevos aspectos fundamentales en la lucha por la democracia. En ese marco, nos parece importante ver cómo lo están analizando compañeras y compañeros que se integraron en los últimos períodos al PVP y escuchar las reflexiones -sobre todo de la década del noventa y las luchas posteriores- de la compañera Virginia Cardozo, integrante de la dirección de nuestro partido.
—Sin duda, se demostró que aquellas respuestas que decían que el capitalismo iba a resolver los problemas de la humanidad eran absolutamente falaces. El capitalismo no solo no resuelve los problemas de la humanidad, sino que va generando situaciones de mayor exclusión, con millones de seres humanos que quedan al margen. Podríamos decir que son situaciones de barbarie. Estamos convencidos de que la humanidad necesita desarrollarse, superar el capitalismo y avanzar hacia el socialismo y la libertad. Y las propias lecciones de la historia, nos llevaron a incorporar al socialismo aspectos para nosotros fundamentales. Se deben desechar algunas recetas que demostraron ser absolutamente incorrectas e incorporar el valor de la participación democrática, el valor del protagonismo de la gente, el valor de procesos revolucionarios vivos, en los que seamos capaces de incorporar a las luchas permanentes, las luchas de los trabajadores por la emancipación, las luchas culturales, las luchas que propongan otras contradicciones, el tema de la diversidad de género y aspectos medioambientales y, fundamentalmente, que incorporen la participación de la gente. No hay procesos de cambio si no hacen carne en la gente, si esa democracia no se acentúa en todos los aspectos. Y luchar por un mundo mejor, por una sociedad distinta implica, entre otras cosas, el fuerte compromiso con los que luchan en el mundo por esas transformaciones. Ese componente internacionalista que aportaban nuestros compañeros, hoy nos lleva a ser profundamente solidarios con el pueblo bolivariano de Venezuela, con el pueblo cubano, con el pueblo ecuatoriano y con los que luchan contra los intentos regresivos que se están dando en esos países. Nuestro saludo y nuestra reivindicación a la enorme lección democrática que hoy nos da el pueblo griego, enfrentando las imposiciones de la Unión Europea, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo. ¿Reivindicando qué? Reivindicando la democracia, reivindicando la participación, reivindicando, en definitiva, que no se pueden aceptar las imposiciones. Y esas son bocanadas de aire fresco en la lucha de todo el mundo. Al mismo tiempo, expresamos nuestra solidaridad con el pueblo haitiano al conmemorarse cien años de la ocupación estadounidense. Una serie de situaciones llevaron a que ese pueblo hoy no pueda ser soberano ni tener autodeterminación. Sinceramente, como Partido por la Victoria del Pueblo, queremos agradecer la posibilidad que hoy se nos ha brindado y reafirmar una vez más nuestro firme compromiso de unidad, nuestra compenetración con la lucha de nuestro pueblo, nuestra pertenencia al Frente Amplio y expresar que seguiremos adelante en un proceso de transformaciones que haga posible una sociedad más justa y más fraterna. Muchas gracias, señor Presidente. (Aplausos en la sala y en la barra)
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