Nueva ética para Montevideo
Publicado el 29/03/15 a las 11:48 pm
Por Virginia Cardozo.
Esta semana tuve el privilegio de poder compartir espacios de trabajo e intercambio con Leonardo Boff, referente de la izquierda latinoamericana, quien fue uno de nuestros invitados en el 4° Congreso Iberoamericano de Medicina Familiar y Comunitaria. Conversamos sobre la ética del cuidado, tema en el que ha estado trabajando fuertemente. Boff plantea que el cuidado es la alternativa posible a este mundo posmoderno donde todo está descuidado, y dice sobre esto:
«La ética del cuidado protege, potencia, preserva, cura y previene. Cuidado y responsabilidad andan siempre juntos. (…) El cuidado es una relación amorosa con la realidad, pues por el cuidado nos involucramos con ella y mostramos nuestro interés y nuestra preocupación por ella. (…) La política imbuida de ética significa cuidar del bienestar del pueblo más que administrar la economía y gerenciar las instituciones. Donde hay cuidado se preserva la naturaleza y se respetan todo los seres, pues todo lo que existe y vive merece seguir existiendo y viviendo. Sólo el cuidado, trasformado en paradigma de comprensión y de actuación, y articulado con la solidaridad y la responsabilidad podrá salvar la vida, la especie humana y el planeta Tierra. Sin él no hay paz ni alegría de vivir.»
¿Qué significa esto para la política? ¿Qué significa esto para Montevideo? Implica principalmente la capacidad de poner el cuidado como eje central de la política. Asumir que el bienestar de todas las personas, los recursos naturales y los seres vivos están interconectados y que el riesgo de cualquiera de esos componentes pone en riesgo a los demás. El desarrollo sustentable de Montevideo nos exige incorporar con mucha fuerza el concepto de cuidado.
Lo que es bueno sólo para algunos, no es bueno para la sociedad en su conjunto. Desde una ética que entiende a la política como la búsqueda de la felicidad común, fácilmente podemos comprender que no es posible alcanzarla si es priorizando el bienestar de algunos y que, por lo tanto, quienes viven alguna de situación de vulnerabilidad, precisan más cuidado y más atención colectiva.
La ética de la felicidad común y el cuidado refiere no solo al quehacer político en su concepción más restrictiva, sino que implica una actitud cotidiana, una forma de relacionamiento con el otro. Involucra la responsabilidad hacia y con el otro y potencia la convivencia. Abarca un nuevo concepto de ciudadanía, que va mucho más lejos que votar y pagar impuestos. Es una ciudadanía que se ejerce cada día, cuidando al otro y al entorno, en cada actitud cotidiana. Implica por lo tanto una participación activa de los ciudadanos y ciudadanas en los asuntos que los afectan y en el proyecto global para el departamento. Promover esta nueva ciudadanía es una tarea que debe hacerse desde el Estado en sus tres niveles de gobierno.
Como ciudadanos y ciudadanas de Montevideo, de esta forma, desde nuestras acciones y actitudes reparamos daños y además prevenimos posibles daños futuros. Implica cuidarnos a nosotros mismos, cuidar con igual afán lo público, lo que es de todos y cuidar al otro.
Debemos desarrollar una eco-conciencia, asumir que somos parte del planeta, del ambiente, y estamos obligados a repensar nuestra relación con él. No podemos desarrollarnos como sociedad a costa de los recursos naturales de los que no somos propietarios, sino que los compartimos con todas las otras especies y formas de vida que habitan el plantea y de las que interdependemos en formas que aún no hemos llegado a comprender y respetar plenamente. Desde esta ética, cuidar Montevideo implica preservar la ruralidad, la agroecología, los cursos de agua y el aire. Requiere también cuestionar nuestro vínculo con los animales, pensar en cómo los cuidamos en lugar de exponerlos al maltrato, abandono y abuso. Pensar Montevideo desde la ética del cuidado implica avanzar en un cambio de la matriz energética de Montevideo, transformar el sistema de transporte buscando soluciones más amigables con el ambiente y la salud humana, proponernos el cierre de los zoológicos y cambiar el sistema de procesamiento de residuos. Promover el cuidado de ríos, arroyos y sus entornos e integrar su cuidado a nuestras vidas, es construir un modelo de sociedad que sea responsable en el consumo y solidaria en el conjunto de sus relaciones. Necesitamos cambiar la lógica, necesitamos aprender a respetar la vida en todas sus formas y asumir nuestra responsabilidad ante el otro y también ante otros seres vivos.
Centrar y reducir la política a principios administrativos basados únicamente en la eficacia y la eficiencia es erróneo y peligroso, porque desvirtúa el verdadero objetivo de la política, que es garantizar el pleno ejercicio de sus derechos a todas las personas, brindando óptimos servicios y creando condiciones para el desarrollo sustentable del departamento en todas sus dimensiones. Es una lógica que puede funcionar para una empresa que busca el lucro de unos pocos, pero no debe ser nunca la lógica sobre la que funcione un gobierno que busca el bienestar de todos y todas. La nueva ética para Montevideo implica invertir el orden de prioridades, anteponiendo a la sociedad en su conjunto por sobre cualquier interés y rentabilidad egoísta; requiere pensar en términos de mediano y largo plazo, y no en beneficios cortoplacistas que pueden producir daños irreparables al medio ambiente y comprometer la vida y el bienestar de las futuras generaciones.
El diálogo y la escucha son herramientas centrales para impulsar Montevideo desde una ética del cuidado. Debemos generar, diversificar y potenciar los mecanismos para fomentar los espacios de diálogo y escucha entre los montevideanos y las montevideanas, partiendo desde el reconocimiento del otro como portador de un saber diferente al nuestro. Dice Boff que cuando amamos, cuidamos; y cuando cuidamos, amamos. A esto apostamos y para eso los invitamos, desde la experiencia y las condiciones desarrolladas en los últimos 25 años, a dar un nuevo impulso a Montevideo, entre todos y todas, basada en una nueva ética para Montevideo.
Tomado de http://columnistas.montevideo.com.uy/uc_301369_1.html