HUGO CORES Y EL LEGADO DE SU ACCIÓN
Publicado el 29/07/14 a las 8:42 pm
Antes que nada queremos agradecer a José Díaz, a la Fundación Vivían Trias y a Luis Vignolo por habernos invitado y a Roberto Saban por su valiosa colaboración, al PIT/CNT por recibirnos en nuestra casa. A Ivonne Trías por el invalorable aporte en su libro: “Hugo Cores, Pasión y rebeldía en la izquierda uruguaya” que siempre es una gran ayuda cuando hay que referirse a la trayectoria de Hugo.
Nos parece que es interesante la propuesta de la Fundación Vivían Trias de reflexionar sobre las figuras de nuestra izq1uierda uruguaya, porque esto nos permitirá sin duda, ver, comprender y valorar mejor nuestro tiempo.
Hugo Cores fue para la izquierda uruguaya y latinoamericana una figura gravitante, con una trayectoria tan basta que nos permite abordarla desde múltiples líneas de análisis. Dos de ellas, creemos que no se pueden obviar. Una, es la que transita por la relación entre la vida de Hugo y su tiempo. Nos referimos a las distintas etapas históricas en que desarrolló sus facetas de militante libertario, su evolución hacia el marxismo, su temprana militancia estudiantil, su rol como docente de historia, sus responsabilidades en el movimiento sindical y la de su pertenencia a una vertiente política a la que contribuyo en su formación y desarrollo, me refiero al Partido por la Victoria del Pueblo.
En ese sentido, quiero recordar lo que Constanza escribió en el prólogo de nuestro libro: Hugo Cores La memoria Combatiente. Ella dice allí que Hugo había reflexionado sobre distintas etapas históricas desde su propia práctica política y que esas reflexiones estaban “enmarcadas en un análisis más estructural y de más largo aliento sobre la sociedad uruguaya”. Esa actitud, será una constante en toda su trayectoria.
Otra línea de análisis es muy necesaria para el “qué hacer” de hoy, ya que debe transitar por los problemas y desafíos políticos a los que Cores, les prestó especial atención para poder actuar sobre ellos. Dicho de otra manera; decir que fueron objeto de su preocupación política, en el caso de una personalidad como la de él-, debe entenderse que sobre ellos reflexionó intelectualmente y actuó.
Sin embargo sobre ese aspecto referido a sus aportes teóricos, hay una dificultad que debemos tener en cuenta. Como Hugo era un hombre de acción, no encontraremos un desarrollo teórico que no esté estrechamente vinculado a una acción política concreta. No encontraremos un desarrollo teórico en estado puro. Ambos, reflexión teórica y acción política, siempre están imbricados. Por esa razón analizar ese aspecto, realizar con tiempo un trabajo de análisis que nos permita desentrañar aquellas líneas de pensamiento que dieron motivo y razón a sus acciones, resulta complejo.
Para esa tarea, hay una buena materia prima en razón de lo que el propio Hugo consignaba en algunos de sus testimonios: una práctica que se había hecho muy intensa a partir de abril de 1973, consistente en escribir los argumentos de lo que se hacía. Ese estilo de trabajo quienes compartimos responsabilidades políticas con él, de alguna manera, lo seguimos practicando.
En torno a algunos de esos desafíos a los que Hugo le puso alma y carne, han ocurrido en estos últimos años, algunas cosas importantes, que son – en nuestra opinión-, la prueba del nueve para su pensamiento y su acción.
A modo de ejemplo: Una lectura comparada y atenta de las resoluciones de los distintos Congresos, de las plataformas y medidas de gobierno del Frente Amplio, nos permite advertir que la importancia de los derechos humanos articulados sobre los desafíos democráticos y como seña de identidad de la izquierda, recién últimamente han adquirido un papel preponderante. Eso, salvo en los primeros años de la finalización de la dictadura, era un trabajoso y muchas veces infructuoso esfuerzo en los que Hugo batalló.
Mientras que la línea de análisis sobre Hugo y su tiempo, es fundamental para entender y explicar el desarrollo y la evolución de su pensamiento y su acción, esta otra vertiente que intentaremos desarrollar nosotros, es importante para evaluar lo hecho por los dos gobiernos de la izquierda y tener una agenda de lo más rigurosa posible sobre los desafíos que quedan aún pendientes.
Es cierto, que realizar una reflexión profunda sobre cualquiera de esas dos líneas de análisis, supera las posibilidades de este conversatorio.
Antes de realizar una sucinta aproximación a esa reflexión que deberá tener sus tiempos y la profundidad que se merece, permítanme decirles que intentar rescatar las claves de su pensamiento y de su acción política, es para nosotros en primera instancia, sentir la profundidad de su ausencia. Ya lo dijimos otras veces, que esa reflexión no puede ser para nosotros que compartimos décadas de militancia juntos, un inofensivo e incontaminado ejercicio puramente intelectual. Nace siempre de nuestras perplejidades, de nuestros transitorios desalientos y la necesidad de encontrar los caminos más eficaces que nos permitan transformar las perplejidades en certezas, los desalientos en voluntad, para darle continuidad a la lucha por las utopías.
Su libro “El 68 uruguayo”, Hugo lo inicia con una advertencia de Lissagaray el autor de “Historia de la Comuna de Paris”que dice: “Quién entrega al pueblo falsas leyendas revolucionarias, quién lo entretiene con historias melodiosas, es tan criminal como el geógrafo que levantara mapas mendaces para los navegantes”.
En ese libro, Cores analiza los cambios producidos en el Uruguay a partir del gobierno semi-dictatorial de Pacheco, y dice que ellos habían constituido un corte profundo en la historia del Estado y de la sociedad uruguaya, que marcó definitivamente el fin de una época caracterizada por determinados equilibrios y contradicciones.
Es sobre ese corte profundo y aquel otro instalado a partir del golpe de estado y el terrorismo como política del Estado que Hugo desarrolló una línea de acción con algunas características que nos importa destacar. Sobre esa encrucijada de los años 60, dice algo que es válido para cualquier análisis: que como todo acontecimiento histórico, aquel era irrepetible en su contingencia, en su singularidad, pero que sin embargo, las acciones desarrolladas por sus protagonistas, deben ser valorados en sus aciertos y errores porque atrás de ellas existen puntos de referencia teóricos, de concepción política, que es interesante examinar.
Es en razón de eso que el preguntarnos hoy ¿qué pensaría, cuáles serían sus acciones políticas en los desafíos actuales?, puede ser un ejercicio interesante que no suplanta de ninguna manera que somos nosotros quienes debemos pensar y resolver desde su contingencia y su singularidad, las dilemas actuales.
Para la reflexión siempre provocador de Cores, la izquierda había empobrecido su pensamiento al caer muchas veces en la tentación fácil que ofrecen ciertos moldes teóricos intocables, fuera de todo cuestionamiento. Ese tipo de práctica, para él, conduce indefectiblemente, a que cuando la realidad no entra en ellos, en vez de cuestionar esas estructuras de pensamiento, se imagine la realidad política que más le convenía a esos moldes teóricos.
Cores, además de ser un hombre de partido y de un partido que había pagado muy caro algunos de sus errores, sentía la imperiosa necesidad de captar la individualidad de cada uno de los desafíos. Hablar de él, es entonces rescatar esa preocupación y ese accionar en el marco de una herramienta política como lo es un partido que en su caso era el que contribuyo a fundar y darle continuidad durante muchos años hasta el mismo día de su muerte.
A riesgo de ser esquemáticos y con la intención de no ser muy extenso, nos referiremos solo a algunas de sus preocupaciones políticas, intentando mirarlas a partir de su pensamiento.
En ese marco, Hugo no solo se preguntaba, obsesivamente, cuáles eran los objetivos de la izquierda en la lucha contra la dictadura, cuáles a partir de su derrota, cuáles luego de la conquista del gobierno. En torno a esas preocupaciones, estuvo siempre la importancia de la lucha por los derechos humanos y contra la impunidad. En ese campo desarrolló una intensa actividad, la mayoría de las veces, confrontando con otros pensamientos dominantes en la izquierda y por supuesto en la derecha.
Ese aspecto no es menor en la trayectoria de Cores, es un aporte conceptual muy interesante sobre el que se deberá profundizar. Para ello, en algún momento habrá que detenerse en el desarrollo, la trayectoria, el perfil histórico que estos temas adquirieron en el PVP y para las distintas vertientes de la izquierda uruguaya. Sobre ese aspecto es muy interesante tener en cuenta un trabajo de Vania Markarian al respecto, me refiero a “Los exiliados uruguayos y los derechos humanos. ¿un lenguaje de denuncia o un programa emancipatorio.
En una entrevista del 2005 en la que Hugo relata su llegada a Francia y su denuncia ante el Tribunal Russel en enero de 1976, da cuenta de un aspecto importante relativo a la evolución que tuvo su pensamiento en relación a los derechos humanos. Hugo reconoce que en su denuncia ante el Tribunal Russel, la tortura era la principal preocupación. Que aún no se había tomado conciencia de que se estaba empezando a emplear la desaparición sistemática de personas.
Relata que posteriormente reconoce que fue muy importante, la estrecha relación con juristas franceses, italianos, holandeses, belgas y españoles, que habían reflexionado sobre los fundamentos humanistas, ideológicos y jurídicos de la lucha contra el terrorismo de Estado. Cores pone un acento especial en dos de ellos: El magistrado Lois Joinet, Presidente de la asociación de magistrados de Francia y Jean Luis Weill un abogado del sindicalismo franceses. Esos juristas, reconoce Hugo, lo ayudaron a entender la esencia de lo que eran los terrorismos de Estado, como operaban, su logica. Dice Cores que esa relación les había permitido,_ al mismo tiempo que empezaban un ciclo de denuncias que contribuyó a el aislamiento de la dictadura_, a reflexionar acerca de cómo compatibilizar lo que eran sus visiones socialistas, libertarias y marxistas con una formulación humanitaria. Era una línea de pensamiento de otra inspiración, otra vertiente de pensamiento. Ese pensamiento que influyó fuertemente en Cores y los compañeros del PVP refugiados en Europa, venía de un pensamiento de izquierda. Esos juristas no eran, abogados inspirados en la ideología del pensamiento burgués, no era un humanismo burgués. Era otro humanismo que tenía una raíz libertaria y sindical. Ellos habían desarrollado un pensamiento que tenía mucho que ver con el sindicalismo combativo francés de aquellos años, que le permitió a Hugo y al exilio del PVP en Europa ir elaborando un discurso que fue desarrollándose después, logrando una coherencia mayor incorporando un lenguaje político que los alejó del leguaje tradicional de la izquierda propio de las confrontaciones ideológicas de la guerra fría.
Denunciar todo lo que implicaba el terrorismo de Estado en el Uruguay, a partir de las primeras denuncias de Enrique Rodríguez Larreta y Washington Pérez, permitió desnudar como la dictadura había puesto todos los mecanismos del Estado para cometer el secuestro de decenas de personas y vincular esas denuncias con ese desarrollo de aquel pensamiento. Eso sin duda, contribuyo al aislamiento de la dictadura e ir construyendo, una línea de razonamiento que desde posiciones de izquierda vinculara la lucha por los derechos humanos con los desafíos de la lucha democrática.
Esa batalla de ideas ha ido avanzando desde aquellos días, pero con dificultades en el terreno político y en el terreno jurídico en el Uruguay.
Muchos aspectos de aquella operación criminal del estado terrorista, aun esperan un verdadero proceso de justicia, en razón de que aún continua enquistado en el sistema jurídico y político una visión que ignora que en aquellos hechos criminales estaba la marina, el ejército, la aviación, los funcionarios de los aeropuertos, la justicia militar y los servicios de prensa y todo el aparato del Estado, movilizados para darle cobertura a los secuestros, a las desapariciones, los traslados clandestino y la tortura. Los debates del Congreso Alfredo Zitarrosa entre él y Fernández Huidobro, son una muestra de otra faceta de la tensión sobre esa problemática.
Ahora quiero referirme a algo importante para nosotros y seguramente para muchos de los aquí presentes. Dentro de dos días, el 26 de julio, se cumplen 39 años de la fundación de la organización política a la que Hugo entrego sus mejores esfuerzos. En aquel 26 de julio de 1975 culminaba un trabajo político importante de un grupo de personas, algunos lejos del país, de sus familias, con decenas de sus compañeros en las cárceles de la dictadura. Se trataba de un esfuerzo pensando para derrotar a la dictadura y construir el socialismo.
A ese grupo de entrañables compañeros, Hugo muchas veces se refería diciendo que era un grupo humano donde existían influencias ideológicas matizadas y una importante solidaridad personal. Le incorporaba un aspecto que nunca debemos olvidar: era una comunidad de seres humanos con valores. Esa dimensión de lo humano estaba muy presente en el pensamiento de Hugo. Lo encontramos cuando se refería a la influencia determinante que a fines de los años 50 le produjo a él, a Gerardo y otros compañeros, la revolución cubana y la presencia en Uruguay de Fidel Castro. El primer calificativo para referirse al discurso de Fidel en la Explanada, es que al escucharlo sintieron “un impacto profundo, que había sido un acontecimiento impactante desde el punto de vista emocional.” Por supuesto que a ese juicio desde los sentimientos, no le faltaba nunca la reflexión política. Decía Cores que en el marxismo, de aquellos primeros tiempos de la revolución cubana, habían encontrado una visión distinta al stalinismo embotellado desde la Unión Soviética, o el marxismo pasteurizado de la socialdemocracia europea, sobre la que valía la pena seguir pensando.
Recordar hoy esa fecha, implica para nosotros recordar a los compañeros que no están porque la patota criminal de la dictadura, creyó que eliminando su presencia física tan cargada de significados, instalaba en aquellos momentos y los del futuro, el miedo y la derrota.
Sin embargo están presentes con ese ejemplo de vida y de muerte, tan necesario tener en cuenta en estas épocas, a veces, poco propicias para abordar en su justo término el pesado pasado de nuestra historia.
Evocar a los compañeros que cayeron en ese compromiso que no tuvo más límites que su entrega total, era para Hugo un deber que siempre le causaba un hondo dolor. Y porque no tuvo límites, Hugo siempre los tenía presente. Presentes en la renovación del compromiso que siempre mantuvo en cada una de los desafíos que debió enfrentar en su lucha por un mundo nuevo. Como presente debemos tener a Heber Nieto del que hoy se cumplen 43 años de su asesinato.
Hugo perdió muchas batallas, la de la asamblea constituyente y la ruptura democrática de la salida de la dictadura, la de la oposición al Pacto del Club Naval y otras.
Pero también gano otras muy importantes, entre ellas haber contribuido a que la operación para que no se revisara el pasado y no existiera ni un acto de justicia, fracasara.
Desde la organización política de la que fue durante muchos años, hasta su inesperada muerte, su secretario general, quiso seguir mirando el pasado, porque quería ver el presente y poder pensar el futuro de las generaciones que vendrán.
Esa es una dimensión de la victoria de las luchas y el pensamiento de Hugo que siguió levantando esas banderas con dignidad y con argumentos, aún en periodos- a veces más largos que los deseados y recomendados para la salud democrática del Uruguay.
Este modesto acto de habernos juntado hoy para reflexionar y recordar juntos, o simplemente para sentirnos cerca a la figura de Hugo Cores, debemos vivirlo como un acto de comunión con los que contribuyeron a forjar la izquierda uruguaya, que es imprescindible establecer con nuestra mejor historia.
El poder hablar sobre nuestro pasado mirándonos a la cara, el no renunciar a él, el mantener la mira en alto y el soñar con la utopía, siempre fue para Hugo y debe ser para nosotros el más íntimo y sentido homenaje que podemos brindarle a él y a todos los compañeros- que nos precedieron y nos dejaron una bandera bajo la cual ondear nuestras esperanzas.
Siempre, cual profunda e incontenible corriente subterránea, el ejemplo de Hugo será uno de los modestos cauces por donde irrumpirán los incontenibles anhelos más profundos de las tres R de las que hablaba Gerardo Gatti. Rebeldía, Resistencia y Revolución.
* Palabras pronunciadas en el homenaje realizado el 24/7/14 por la Fundación Vivián Trías en la sede del PIT-CNT.