¿Para qué la candidatura de Constanza Moreira?
Publicado el 14/11/13 a las 10:24 pm
Por Mauricio Langón.
Casi siempre voté al Frente Amplio. Diría que, desde la finalización de la dictadura lo hice siempre. Siempre como ciudadano independiente. Afiliado, militante o presidente de algún comité de base, integrante de alguna comision o unidad. Generalmente desde mi casa o mi trabajo u otro tipo de compromisos traté de sumar mis débiles fuerzas a las de otros muchos trabajadores por un país y un mundo mejores, no capitalista, opuesto a todo imperialismo y privilegio, donde todos pudiéramos convivir -con conflictos, confrontaciones y disensos, en debate- en una sociedad justa, sin explotadores ni explotados; es decir, ese tipo de cosas que seguimos llamando izquierda. Como tantos otros que, o somos mayoría entre quienes votamos alternativamente a éste o al otro grupo dentro del FA por razones circunstanciales y de equilibrio interno, o nos animamos a votar al lema… Como tantos otros que nunca votaron al FA o que dejaron de hacerlo, por opciones tan respetables y tan acertadas o desacertadas como las de quienes, en el momento de votar, generalmente votamos al FA. A todos esos y a todos los que siempre votaron al FA o militan en esta fuerza política o en los diversos grupos que la integran, así como otros otros que no se preocupan en absoluto por su “voto” o que votan a otros partidos (pues lo fundamental de la acción ciudadana no es, por cierto, el voto en las elecciones), los considero y seguiré considerando compañeros, más allá de diferencias en otros planos.
En esta ocasión voy a apoyar la candidatura de por muchas razones dichas en este artículo que comento (1) y en otros. Quisiera subrayar algunos matices (que incluyen disidencias de fondo con el autor de este artículo): No veo la pre-candidatura de Constanza Moreira como un asunto de corto plazo referido a las próximas elecciones nacionales: a) la veo como la apertura de la posibilidad de debates de fondo dentro de nuestra fuerza política; b) la veo como la apertura a una participación real y amplia de toda la ciudadanía en la vida política y el gobierno del país; c) la veo como la posibilidad de un nuevo modelo de liderazgo encarnado en Constanza Moreira, más abierto a la participación y la escucha con la gente, más dispuesta a la discusión franca y pública que atada a “razones de Estado”; d) la veo como una posibilidad de nuclear a muchos que ya no nos sentimos representados en muchas de las formas de tomar decisiones del Frente y de su gobierno, ni en muchos de los contenidos de esas decisiones; e) la veo como una posibilidad de enmendar rumbos que me parecen profundamente errados.
Por supuesto, Constanza Moreira podría llegar a ser la candidata del Frente en estas elecciones. Podría ganar la Presidencia de la República. En ambos casos podría ganar o no; en ambos casos yo desearía lo primero. Es probable que esas cosas no se den. Entre otras razones porque pesa mucho la apuesta a favoritos.
No hay por qué tomar en cuenta ninguna de las dos posibilidades. El trabajo y el tiempo dirán cuáles de ellas se dan. Y, según cual sea entonces la situación, cada uno habrá de decidir qué camino seguir, según el sentido que le dé a esta candidatura. Como yo la veo –como dije- como un asunto de importancia a mediano y largo plazo (importancia que justifica la opción actual por Constanza Moreira en tanto precandidata del FA, a corto plazo), no puedo aceptar algunos de los conceptos que maneja el artículo que estoy comentando. Si tiene sentido la candidatura de Constanza Moreira será por las posibilidades que abre a mediano o largo plazo, resulte o no electa.
Por estas razones rechazo terminantemente la argumentación (un poco terrorista, bastante agresiva y extremadamente cortoplacista y electoralista) del articulista cuando afirma (entre otras cosas más violentas) que “el deber ético exige apoyar incondicionalmente a quien gane” la candidatura a la presidencia del FA, pues podría “comprometer las mayorías parlamentarias” lo que “llevaría a negociar el programa de gobierno con la derecha”. Más bien, porque efectivamente el FA tuvo (como dice el autor) “limitaciones y preocupantes declinaciones”, y porque hay que tratar de revertir ese rumbo, es que tiene sentido la candidatura de Constanza Moreira. Si el FA se hubiera dado una estructura más abierta, si hubiera gobernado promoviendo la participación popular en pro de un programa de cambios entusiasmante, si –al menos- hubiera llevado a cabo íntegramente sus propuestas programáticas ¿para qué la candidatura de Constanza Moreira? Si tiene sentido comprometerse con ella es por la decisión ética de trabajar por mayor y más franco debate, por más participación, por un nuevo tipo de liderazgo, nucleando a quienes estamos insatisfechos, desilusionados o frustrados con la gestión del FA y sus gobiernos, a quienes esperamos todavía un cambio de rumbos.
No tiene sentido, entonces, ponerse en posición de derrota en el corto plazo para insistir, otra vez, con que cualquier gobierno del FA sería mejor que una vuelta de la derecha o su reforzamiento representativo, como si esas posibilidades no se hubieran empollado en la “tibieza” de los gobiernos frentistas, como si el apoyo “incondicional” a un nuevo período de gobierno frenteamplista más “centrista” todavía, no fuera camino poco menos que seguro para el regreso de la derecha al gobierno.
Justamente porque: “Es fundamental retomar el debate sobre los grandes temas de las izquierdas sin condicionamientos y convocar con ellos a la más amplia movilización y participación”, es que la forma “ética” de acompañar la candidatura de Constanza Moreira es seguir luchando por eso a mediano y largo plazo, incluyendo esos aspectos como “condición” a cualquier otro gobierno que se pretenda de izquierda.
Un abrazo
Mauricio
NOTA
(1) El autor se refiere a «El vuelo de Constanza» de Emilio Cafassi.