SEMÁNTICA. Adjetivos y sustantivos.
Publicado el 30/11/12 a las 10:44 pm
Mientras se sustenta una frágil tregua en Gaza (violada en las primeras horas por Israel) sigue en el candelero la polémica acerca de si resultó adecuada la caracterización de “exterminio” y “genocidio” referida a la conducta asumida por Israel entre el 14 y el 21 de noviembre. Ya citamos a Eduardo Galeano, quien calificó dicha conducta como: terrorismo de Estado, carnicería, guerra agresiva, matanza, descuartizamiento humano, limpieza étnica.
El profesor Emilio Caffasi, cuyas opiniones están siempre sólidamente fundamentadas, habla en su nota “El ghetto de Gaza” de “bestialidad y barbarie”, de que Israel es “un bloqueador serial”, que “continúa la limpieza étnica su marcha paulatina combinando diversas metodologías de humillación y sojuzgamiento”, que las resoluciones de Naciones Unidas son “ignoradas por los genocidas” y que “Israel cumple a la perfección los requerimientos necesarios para acreditar la poco honrosa calificación de Estado terrorista imperial”. Vuelve más adelante a la calificación de “agresión genocida”, “genocidio” y “exterminio”.
Según un artículo publicado en la revista de medicina británica The Lancet, las fuerzas armadas israelíes han matado a más de 6 mil palestinos desde el año 2000. Como consecuencia del sitio y del bloqueo ilegales, señala, la población palestina es maltratada en los puestos de control, encarcelada arbitrariamente, privada de agua potable y de saneamiento y sufre de desnutrición crónica.
Noam Chomsky define a la Franja de Gaza como “la prisión al aire libre más grande del mundo, donde alrededor de 1,5 millones de personas en un territorio de unos 360 kilómetros cuadrados están sometidos al terror y al castigo arbitrario, sin más propósito que humillar y degradar”. Recuerda la operación “Plomo Fundido” como “uno de los más cobardes y viciosos ejercicios de fuerza militar en la historia reciente” y señala que los crímenes continúan en la actualidad, aportando el testimonio personal de su reciente visita.
Un corresponsal de IPS ofrece la siguiente visión de la situación imperante en horas previas a la tregua: “Cuando entró en vigor el cese al fuego, el territorio palestino de Gaza se mostraba arrasado y sangriento luego de uno de los más intensos bombardeos nocturnos de Israel. El territorio parecía un lugar fantasma en la mañana del miércoles 21. Repetidos estallidos podían escucharse en torno al puesto fronterizo de Rafah. Un convoy de ambulancias egipcias ingresaba al territorio palestino para rescatar heridos. La operación iniciada el día 14 atacó edificios y vehículos de medios de prensa, matando a varios periodistas y dejando a otros heridos. Los comercios estaban cerrados. La atmósfera de incertidumbre y temor eran papables. Los periodistas tomaban fotos de la infraestructura dañada, incluyendo instituciones de gobierno, puestos policiales y viviendas”.
Decretada la tregua, la misma fue violada por las fuerzas israelíes, que mataron a un campesino palestino e hirieron a otros 19 que retornaban a trabajar a sus campos cerca de la zona fronteriza. Se presentó la denuncia formal ante el mediador egipcio. En Cisjordania, o sea territorio palestino, el ejército israelí arrestó a 28 personas, entre ellos cinco diputados de Hamas, que participaban en manifestaciones solidarias con la población de Gaza.
Frente a este cúmulo de hechos, preguntamos (como en la canción infantil): ¿Y qué nombre le pondremos? Aunque algunos, como un legislador uruguayo, en su obsesión por defender al gobierno israelí, dice que los muertos palestinos en esta instancia son pocos y que (sin recordar la masacre de la operación “Plomo Fundido”) podrían haber sido más…
El gobierno israelí, a través de sus máximos representantes (Netanyahu, Lieberman, Barak) ha declarado que se reserva el derecho de volver a intervenir en Gaza cuando lo estime necesario. El ministro de Defensa mencionó incluso la posibilidad de reocupar la Franja. Y mueve cielo y tierra para impedir que el jueves 29 la Asamblea General de la ONU otorgue el status de Estado observador a Palestina, una decisión reclamada de largo tiempo atrás por la comunidad internacional.
Publicado en LA REPÚBLICA, 29 de noviembre 2012, pág. 11