¿Nos cuesta la diversidad? Entrevista a Diego Sempol.
Publicado el 11/11/12 a las 1:25 am
Politización de la sexualidad; Contribución de la izquierda uruguaya a la oportunidad política de avanzar en materia de diversidad sexual; Un debe en el Frente Amplio; Estigmatización y discriminación hacia la población LGBT; Cambio de normativas; El proceso hacia la construcción de igualdades.
A paso lento
En nuestra sociedad se viene dando un proceso interesante que tiene que ver con la politización de determinadas temáticas. La sexualidad, entendida desde la diversidad que ésta implica, es una de ellas. “Desde hace más o menos quince años a la fecha”, opina Diego Sempol, integrante del Colectivo Ovejas Negras, “gays, lesbianas, trans, bisexuales y heterosexuales se politizan en esa dimensión”. Para el activista, dicho fenómeno es parte de un cambio cultural donde los individuos toman cada vez más conciencia de los diferentes niveles de su vida, los politizan y los introducen al terreno de la toma de decisiones. Por otro lado, para Sempol esto también es parte de la “fortísima subordinación social” en la que la población LGBT vivía. “Arrancó el siglo XXI y no teníamos absolutamente ninguno de nuestros derechos más elementales reconocidos. Se generó un marco de oportunidad política con la llegada de la izquierda al gobierno, lo cual contribuyó significativamente a la politización”, argumentó.
Si bien esa politización ha permitido obtener avances concretos en lo que respecta a garantizar derechos para todos los individuos en igualdad de condiciones, para Sempol dentro del Frente Amplio, esta es aún una cuestión que flaquea.
“Sigue sin ser un tema central en la mesa política del Frente Amplio, además, la fuerza política está como muy separada de los movimientos sociales y tiene enorme dificultad de integrar los temas de diversidad sexual en general. Y a nivel parlamentario encontrás que hay algunos políticos más sensibles con el tema, quizá esto tiene que ver con una cuestión más generacional, Tati Sabini es claramente un ejemplo de eso, pero en la generalidad sigue siendo un tema más entre miles”, opinó.
Todo esto parece formar parte de un proceso que “suena prometedor”, porque “por fin estamos introduciendo otras dimensiones que problematizan lo que es la desigualdad”, sostuvo el integrante de Ovejas Negras. “Durante años la izquierda ha pensado que la desigualdad se construye en base a la variable de clase social, y en realidad hoy sabemos que este fenómeno es muchísimo más complejo, y que aquello que en algún momento se decía en los años 80 que era una cuestión meramente de pequeña burguesa, una especie de desviacionismo ideológico relacionado con lo que tenía que ver con género hoy sabemos que no, que hay diferentes tipos de desigualdad y que estos diferentes tipos de desigualdad interactúan la consolidación de un orden social. Entonces no es casualidad que a los homosexuales en un asentamiento nos llamen putos, que en la clase media nos digan gays, y que en la clase alta nos digan excéntricos. Entonces esta complejidad de las desigualdades es lo que se empieza a pensar por primera vez, y me parece que es imprescindible para construir un proyecto de emancipación entender las diferentes variables que están implicadas en un proceso de dominación social”.
Estigma y discriminación
La exclusión de espacios laborales, la coartación de libertades cotidianas, el impedimento al acceso de derechos jurídicos que sí tiene el resto de la sociedad, son algunas de las cuestiones que Sempol caracteriza como productos del estigma y la discriminación. “Esto consagra a la población LGBT como un grupo de segunda categoría”, expresó.
Uno de los ejemplos que el activista expuso en este sentido es el matrimonio. “Solo los heterosexuales» se pueden casar; gay y lesbianas no”.
Otra cuestión que plantea es la existencia de violencia.
“En nuestro país sigue habiendo mucha violencia homofóbica, lesbofóbica, y ni que hablar transfóbica. En lo que va del año mataron a cinco mujeres trans, las posibilidades de empleabilidad de la población trans es cero. Los niveles de exclusión son tan significativos que no existe la más mínima posibilidad de una integración social desde otro lugar que no sea en el comercio sexual”.
Para Sempol hay lugares en lo que se ha iniciado “una renegociación del orden sexual” y allí se percibe un cambio significativo y una crítica con respecto a la homofobia, mientras que en otros lugares “hay como un destiempo, y la gente se encuentra casi como en los años 80. Ahí vos ves que en realidad es legitimado profundamente discriminar y si no lo haces te volvés objeto de sospechas, porque el estigma es contagioso y entonces normalmente tendés a hacerte a un lado y a avalar la cultura discriminatoria”.
La discriminación hacia la población trans es la más arraigada, la más fuerte. Consultado acerca de esta realidad, el integrante de Ovejas Negras opinó que “las trans lo que hacen es desafiar claramente el orden de género, y entonces de alguna forma eso despierta muchísima más violencia social. Son personas consideradas degeneradas, peligrosas, sospechosas, y por lo tanto son totalmente desacreditables, y eso las vuelve como un grupo muy vulnerable, donde todo el mundo se mete con ellas, porque saben que después las posibilidades de que haya una protección es mínima”.
La atención específica
Esta situación hace imprescindible una atención direccionada a la tratativa de estos temas, especialmente desde las políticas públicas. En este sentido, Sempol, valora como positivo el trabajo del Ministerio de Desarrollo Social, de su dirección de Políticas Sociales y también la labor del INJU. “El INJU hace un año y medio integró la cuota para la población trans en todos sus programas; la semana pasada el ministro –Olesker- firmó el decreto ministerial que le concede la tarjeta de Uruguay Social a esta población, lo cual nos parece que es una política focalizada que apunta a la reparación social. También el MIDES durante todo este año participó en la capacitación de más de 300 funcionarios, introdujo dentro del formulario la T –transexual- lo cual nos puede dar información muy importante sobre la realidad de estas personas. Es imprescindible para hacer política pública tener información certera”.
Otros avances en materia de política pública se dieron “a nivel de salud”, dijo Sempol, y agregó que la inauguración de la primer Policlínica Libre de Homofobia constituye en este sentido un paso muy importante.
Por otra parte, en lo que refiere a la educación sexual, se percibe un intento de comenzar a tratar estos temas. “Falta mucho todavía, porque es un cambio muy difícil, los docentes somos muy complicados todos. Pero también hay hubo movimientos que son interesantes”, sostuvo.
Lo que hay que reconocer
Uruguay en el cambio de normativa supo ser pionero, según considera Sempol. “En lo que tiene que ver con la unión concubinaria, hoy estamos un poquito más atrasados con respecto a Argentina, pero en el contexto latinoamericano estamos como a la vanguardia, y todos estos cambios significativos tienen que ver con la llegada de la izquierda al poder, y eso es incuestionable”.
“En el 2007 se aprobó la unión concubinaria; en el 2009 la reforma del Sistema Integral de adopción,
lo que permite a las parejas del mismo sexo adoptar; y después la ley de Cambio de Nombre y Sexo Registral, que permite a la población trans tener un documento acorde con su identidad de género, más allá que haya tenido una operación de reasignación de sexo o no. Han sido realmente cambios y el reconocimiento jurídico ha sido importante”, agregó.
Si bien el reconocimiento jurídico es imprescindible, y es una etapa fundamental, Sempol sostiene que ello “no basta para transformar la realidad social”. “La cotidianeidad se construye desde otro lugar, y no desde lo que dice una ley en el parlamento. Es imprescindible tener ese marco jurídico para acción política, para tener garantías, pero después lo que se necesitan son políticas públicas posicionadas claramente en el tema y que trabajen en la construcción de una sociedad más equitativa”.
Educación afectivo – sexual
“La sexualidad no se puede desprender de la afectividad, y generalmente los abordajes de sexualidad que tratan de entender solo esa dimensión terminan impartiendo visiones biologisistas o genitalistas, cuando en realidad la sexualidad incluye claramente la dimensión de la afectividad a las relaciones, que tienen que ver con lo vincular y tienen que ver con una cantidad de dimensiones de la identidad”.
“Se necesitan protocolos, y propuestas de trabajo que eviten la violencia escolar. Los gays, las lesbianas y ni que hablar los y las trans, somos profundamente discriminados y excluidos de los sistemas educativos, y eso conspira contra nuestros niveles educativos, y contra nuestras futuras inserciones laborales”, enfatizó.
Tomado de Participando, octubre/2012.