El Frente Amplio, ¿quiere a las mujeres?
Publicado el 12/05/12 a las 7:00 am
Estamos distribuyendo el nuevo número de Cuadernos de Compañero dedicado enteramente a las elecciones del FA. Esta es otra muestra de su sustancioso contenido.
La igualdad de derechos y la equidad de género ¿Qué lugar ocupan en un proyecto de cambio y de justicia social?
El propósito de este artículo es aportar al debate sobre un proyecto de país justo, próspero e igualitario. Un país que se construye con la participación de múltiples fuerzas sociales que a partir de sus vivencias se han organizado y han complejizado el análisis de la realidad desarrollando acciones que contribuyen a la transformación que el Uruguay registra, particularmente desde que recuperó la democracia en 1985. El cometido es promover el debate sobre: ¿qué lugar ocupan las mujeres en el Frente Amplio y cuál es la prioridad que tienen sus demandas en el proyecto transformador que sustenta la fuerza política?…
Los llamados “temas de mujeres” y las propuestas impulsadas por “ellas”, si bien han ido ganando espacio en el discurso del Frente Amplio y de sus propuestas electorales y de gobierno, han tenido que superar múltiples barreras para lograrlo. Muchas de las cuales no están del todo abatidas y amenazan con reinstalarse permanentemente.
La relación de las mujeres con el Frente Amplio tiene una larga historia que, hasta la fecha, no ha sido suficientemente analizada ni incluida en el debate político con la preocupación y responsabilidad que debería dársele. Sería de desear que el Frente Amplio y sus distintos sectores se preocuparan por recuperarla e incluirla en el proceso de potenciar su desarrollo. La coalición de izquierdas que procura mejorar sucapacidad de conquistar más seguidores y llevar adelante un proyecto de país solidario, justo, pacífico, seguro, tiene en la participación y en el reconocimiento de las mujeres como sujetos políticos activos y con iguales derechos, un talón de Aquiles que le interpela con crudeza.
El Frente Amplio, ¿quiere mujeres?
La distribución de la presencia de las mujeres en la estructura interna del Frente, el bajo número en las bancas parlamentarias por su reducida presencia en los lugares más altos de las listas electorales tanto nacionales como departamentales, la sub-representación en cargos de designación política y en los lugares de definiciones políticas de envergadura, son algunos de los datos que dan cuenta del tamaño del problema al que nos enfrentamos. Ante estos hechos podría decirse que, a pesar de los discursos y las buenas intenciones expresadas por alguno de sus representantes, el Frente Amplio no quiere tanto a las mujeres.
No quiere mucho a aquellas que, desde hace tantos años, sustentan su estructura desde la base pero no tienen lugar -salvo escasísimas y honrosas excepciones- en las franjas más cercanas al polo con poder de decisión. No las promueve, no valora sus aportes, no incentiva su participación.
Tampoco le interesa vincularse demasiado y dialogar con las que están en distintos movimientos sociales y, en particular, el de mujeres y feministas cuyo proyecto libertario debería ser más reconocido, respetado e integrado a las propuestas de la izquierda.
A las que representan el 52% del electorado tampoco parecerían tenerlas demasiado en cuenta porque la fuerza política no expone un discurso explícito y de fuerte compromiso con la defensa de sus derechos. No da señales de cambio ni presenta alternativas a los modelos tradicionales y conservadores del ser mujer. No se diferencia de los otros partidos políticos para los cuales el principal destino de toda mujer es el de ser madre, aunque se le reconozca que en los tiempos libres esté habilitada para hacer otras tareas útiles para la sociedad.
El Frente Amplio hasta ahora no ha dado señales claras de que éste sea un asunto de prioridad política ni de que quiere más mujeres en sus filas porque, sin dudas, debe ser subsanado el déficit que significa su sub-representación. Personalmente, me sentiría más representada y reconfortada con el asunto si la fuerza política quisiera procesar cambios radicales en la forma de hacer política buscando en la teoría feminista insumos ideológicos para erradicar las formas autoritarias del ejercicio patriarcal del poder. También me seduciría más la discusión sobre la superación de viejas prácticas y la adopción de aquellas que enriquezcan la democracia haciéndola cada vez más participativa, deliberativa, inclusiva y paritaria.
La gestión del Frente Amplio en el gobierno de Montevideo desde 1990, a cargo de otros departamentos desde el 2000 y en el nacional desde el 2005, tuvo como constante la elaboración de planes de igualdad de derechos y oportunidades como marco para la orientación de políticas públicas que promuevan la equidad de género. Hecho muy positivo y gesto que demuestra el interés por la superación de esta forma de desigualdad. Estos planes han estado bajo la responsabilidad de instituciones de género como la Secretaría de la Mujer de la Intendencia de Montevideo y el Instituto Nacional de las Mujeres. Ambas instancias se caracterizan por tener bajo rango jerárquico dentro de la estructura del Estado y dificultades de diversa índole para cumplir con su cometido de transversalizar la equidad de género en las decisiones macropolíticas, en la asignación de recursos presupuestales y en la implementación efectiva de las medidas propuestas en los planes programáticos. Los planes se han convertido en un objetivo del quehacer político y no en la herramienta para orientar y evaluar la pertinencia de la política pública para la que fueron creados. En términos de políticas, programas y servicios para atender las problemáticas que afectan particularmente a las mujeres, hubo avances en relación a lo realizado por los partidos tradicionales en administraciones anteriores pero los resultados distan mucho de estar a la altura de la complejidad y dimensión del problema y de dar respuestas calificadas y efectivas a la población afectada.
El reconocimiento de las mujeres como sujetos éticos capaces de tomar decisiones responsables, fue puesto en cuestión con el veto a los capítulos de aborto en la ley del derecho a la salud sexual y reproductiva, promulgada en el 2008. Este acto cercenó la autonomía reproductiva imponiendo la conciencia personal del presidente por encima de toda otra conciencia personal. La decisión fue tomada por encima de la fuerza política que impulsó la iniciativa parlamentaria, sin tener en cuenta un amplio frente social de apoyo al cambio legal y desconociendo la mayoría de la opinión pública a favor de la aprobación de la ley. Un hecho que la fuerza política ha pretendido relativizar en tanto contradicción ideológica y subsanar en el actual periodo legislativo acelerando el tratamiento de un proyecto de ley que recompone los capítulos vetados en la anterior legislatura. Sin embargo, el FA sigue teniendo problemas para garantizar la aprobación del proyecto por el comportamiento de algunos legisladores que priorizan una forma particular de creencia ante asuntos que generan injusticias que afectan, particularmente, la vida de las mujeres.
El Frente Amplio tendría mucho para ganar si cambiara drásticamente su conducta en relación a las mujeres y se comprometiera profundamente con el proceso libertario que implica la transformación de la estructura social basada en estereotipos de género y en relaciones inequitativas de poder. Entre otros beneficios le permitiría actualizarse, tener más creatividad en sus propuestas, ser innovador en sus proyectos y pensar el futuro transformando toda forma de dominación que impide superar las condiciones de opresión y de exclusión que impactan sobre amplias mayorías de la población. Si esto sucediera no me quedan dudas de que las mujeres querríamos mucho más al Frente Amplio.
Este artículo apenas esboza la profundidad del problema y da algunas pistas sobre las potencialidades que brindan su reflexión y análisis. Esperamos que motive otros aportes que permitan enriquecer el debate.
*Activista feminista desde 1980, actual Directora de Mujer y Salud en Uruguay (MYSU).
Tomado de http://www.cuadernosdecompa.com.uy/cuadernos-de-companero/7-el-frente-que-vos-queres-es-posible/207-el-frente-amplio-iquiere-a-las-mujeres.html