sábado 19 de abril, 2025

No compre robado.

Publicado el 08/04/12 a las 6:00 pm


Por Jorge Notaro.*

La campaña que promovió el gobierno con esta consigna en el reciente Carnaval no va a tener efectos en la reducción de los delitos, en todo caso inducirá un cambio: más carteras de mujer y menos radios de autos. Lo más importante es el mensaje a la población, comprar robado no es de vivos, es una forma de complicidad. Se debería tener en cuenta en las relaciones con Argentina.

UN TRANVÍA LLAMADO MORENO. Cristina Fernández de Kirchner, como todos los presidentes que se destacan en esa función, no pierde tiempo estudiando economía. Delegan estas tareas menores en sus colaboradores que, a veces, les venden un tranvía. El gobierno argentino desde que asumió como presidente Néstor Kirchner hasta la fecha tomó algunas decisiones admirables y otras lamentables.

Entre las primeras cabe destacar el juicio y castigo a los culpables de crímenes durante la dictadura, la posición antimperialista consecuente enfrentando a los especuladores y al FMI, la lucha contra la oligarquía dueña de la tierra y contra el monopolio de los medios de comunicación, la reasignación de los fondos de las AFAP argentinas y la redefinición de las funciones del Banco Central, que dejará de ser un instrumento del capital.

Son batallas que el Frente Amplio no ha dado, renunciando a su origen antimperialista y antioligárquico, perdiendo identidad, renunciando a construir socialismo en el capitalismo, acortando el plazo de su gobierno probablemente a un solo período más y creando condiciones para un futuro triunfo de la derecha.

Entre las medidas K que calificamos de lamentables podemos destacar dos. La primera, la manipulación de los datos sobre la inflación y la represión a las consultoras que difunden sus propias estimaciones; son desbordes autoritarios que hacen perder credibilidad al gobierno. La segunda, dejar en manos del señor Guillermo Moreno el control de los precios primero y luego de las importaciones.

Si bien el requisito de autorización previa a las importaciones es un procedimiento aceptado por la Organización Internacional de Comercio, el señor Moreno le agrega su impronta personal y pretende controlar algunos aspectos de la economía «de pesado». Debería recordar que con el mismo espíritu autoritario, aunque con procedimientos más sofisticados, lo intentó en su país Domingo Cavallo con los resultados catastróficos conocidos. También podría aprender algo de la historia de nuestro país, de la dictadura que creía que el monopolio de las armas le permitía fijar la cotización del dólar.

La medida argentina contra las exportaciones uruguayas es comprensible pero no compartible. Comprensible, porque si el gobierno uruguayo se puede sentir defraudado por las promesas incumplidas de flexibilización durante más de dos meses, el gobierno argentino también tiene motivos para estar con bronca.

URUGUAY Y SUS DEUDAS ÉTICAS.
Cabe recordar que durante más de dos años tampoco hubo avances que permitieran firmar un convenio de intercambio de información que permita al gobierno argentino identificar los capitales que fugaron de su país y se refugiaron en Uruguay (a veces sólo como puente hacia otros destinos). Son capitales surgidos en algunos casos de las coimas a políticos corruptos, del tráfico de personas, del tráfico de drogas, del tráfico de armas y de la defraudación de impuestos, para citar sólo algunos de los orígenes más frecuentes de estos fondos.

Uruguay fue el primer afectado por la ausencia de un convenio de intercambio de información. Cuando las gigantescas estafas de los hermanos Peirano, se hubieran podido conocer sus actividades y bienes en Argentina, embargarlos y restituir una parte de sus depósitos a los estafados.

La contradicción entre el mensaje ético a la población de no comprar robado y la práctica del Poder Ejecutivo de proteger con sus omisiones a los delincuentes residentes en Argentina se acentúa cuando se recuerda una estimación del cineasta Mario Handler que decía que todos los presos de Uruguay por hurtos, rapiñas y copamientos robaron menos que los hermanos Peirano.

La referencia al Poder Ejecutivo es una primera aproximación, pero se puede precisar mejor señalando la responsabilidad del equipo económico, que desde el ex ministro Álvaro García hasta el actual ministro Lorenzo han asumido la responsabilidad y la tarea de resolver este problema. No sorprende que los funcionarios del gobierno que aspiraban a un tratado de libre comercio con Estados Unidos no tengan una valoración política positiva de la importancia de la integración en el Mercosur, en la Unasur y en la Celac.

Uruguay también se presta como trampolín para las exportaciones de China al Mercosur. Algunos empresarios radicados en el país pretenden importar tela, cortarla y coserle los bordes para exportarla como frazadas de producción nacional. Lo mismo ocurre con los kits de bicicletas o automóviles, que no cumplen con los requisitos de las normas de origen.

EL COSTO DE LOS ERRORES.
La peor de las consecuencias de la actitud del gobierno argentino es que le da una puñalada por la espalda al promisorio proceso de integración puesto en marcha en las reuniones de la Unasur, en las que los diez presidentes con independencia de sus diferencias políticas coincidieron en que la crisis mundial obligaba a los países de la región a desarrollar el comercio intrarregional mediante la complementación productiva tratando de compensar la caída de la demanda de Estados Unidos y la Unión Europea. Lo que se complementaba con proyectos de instituciones financieras para resolver problemas de corto plazo como alternativa al FMI y de largo plazo para financiar inversiones como alternativa al Banco Mundial.

Estas consecuencias se podían haber evitado con tres sencillos agregados. En primer lugar, excluir del requisito de autorización previa a las importaciones provenientes de Paraguay y Uruguay. Segundo, negociar con Brasil la flexibilización de la medida. Tercero, negociar con el resto de los países de la Unasur.

El deterioro de las relaciones multiplica las dificultades del imprescindible proyecto político de integración, implica un retroceso y mayores dificultades para el futuro. Finalmente, tiene un efecto bumerán.

Para Argentina, el efecto sobre el saldo de su balance comercial de impedir o postergar algunos millones de dólares de importaciones desde Uruguay es irrelevante. Pero la pérdida de credibilidad genera un alto costo dado que tendría mejores resultados en su balance comercial si el proceso de integración regional se profundizara con la complementación productiva y se consolidara con los nuevos organismos financieros. La mezquindad y la miopía no le darán buenos resultados.

Para Uruguay, porque un gobierno de izquierda no puede desarrollar la economía «comprando robado». Ni siquiera se puede utilizar como fundamento los empleos que se pierden en un momento en que la tasa de desempleo está en niveles tan bajos que se estudian medidas para que los jubilados y los menores de 18 años puedan trabajar.

Las decisiones del gobierno argentino fortalecen al frente antikirchnerista en nuestro país, alimentan las protestas de la oligarquía y los partidos de oposición, que utilizan los argumentos de los economistas colonizados y se expresan en la mayoría de los medios de comunicación

Los que fugan sus capitales de Argentina y que son «jodedores» pondrán cara de «yo no fui» cuando se instalan en Uruguay, pero siguen siendo los mismos inescrupulosos dispuestos a nuevas operaciones delictivas, financiarán campañas políticas y presionarán a las autoridades.

* Investigador del Sistema Nacional de Investigadores.

Tomado de Semanario BRECHA, viernes 30 de marzo de 2012.

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