LA PROMOCIÓN DE INVERSIONES PARA UN PAÍS EFICIENTE, INDEPENDIENTE Y CON JUSTICIA SOCIAL.
Publicado el 20/09/11 a las 3:34 am
Por Jorge Notaro.
La promoción de inversiones debe tener objetivos políticos, como el fortalecimiento de los grupos sociales que participan de un proyecto nacional porque sus ingresos son el resultado de su trabajo. A partir de 2005 se procesó una reforma laboral que contribuyó al fortalecimiento de las organizaciones sindicales, y por lo tanto, a un país mas democrático.
Pero también aumentó la concentración y extranjerización de la tierra, como lo analiza en este mismo número de Noticiero el Ing. Agr. Diego Piñeiro. Este problema, que ya ocurrió con los bancos, se observa también en la industria, el comercio y los servicios.
Para construir un país mas justo y mas independiente es imprescindible fortalecer con políticas de apoyo la iniciativa privada de los empresarios que son también trabajadores, como los pequeños y medianos productores agropecuarios; las pequeñas y medianas empresas, las cooperativas y otras formas de gestión asociativa.
La principal y tal vez la única defensa contra la concentración y la extranjerización de la economía del país, es que la iniciativa privada nacional, de empresarios que son también trabajadores, con el apoyo del Estado ocupe los espacios económicos. Entre los instrumentos que se pueden utilizar está en primer lugar el BROU, que gestiona la mitad de la actividad bancaria y debería dejar de actuar como un banco privado.
Los pequeños y medianos productores agropecuarios
En primer lugar a los productores agropecuarios que precisan tierras para mejorar su productividad. Si el gobierno no cumple el compromiso electoral de entregarles 250.000 hectáreas sería una grave falta ética, un gran error político y un paso atrás en la construcción del Uruguay Productivo autónomo y democrático, ya que estos productores son el principal actor para detener la concentración y la extranjerización de la tierra.
De acuerdo a los datos utilizados por el Ing. Agr. Piñeiro, el precio promedio de la hectárea vendida en 2010 fue de 2.519 dólares, de modo que se precisarían 630 millones de dólares. Representan el 1.5% del Producto Bruto Interno y se financiarían fácilmente con una emisión de deuda pública.
Además de tierra para alcanzar el tamaño óptimo, los pequeños y medianos productores precisan apoyo para mejorar su productividad y sus ingresos, como por ejemplo asesoramiento técnico, capacitación, créditos baratos y apoyo en la comercialización para tener acceso a la demanda y a buenos precios.
El Presidente de la República afirmó con razón que el principal capital del país en el campo es la gente, con vocación y conocimientos para trabajar en la producción agrícola-ganadera. Sin apoyo estatal terminarán vendiendo sus predios a las compañías sojeras o forestales.
En esta perspectiva de mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los productores ganaderos en particular, cabe analizar otro de los puntos del programa del gobierno, la creación de un frigorífico
como ente testigo. Un antecedente a tener en cuenta es la exitosa experiencia de Conaprole.
Se podría establecer un frigorífico de propiedad estatal y gestión privada. El Directorio estaría integrado con representantes de los productores que venden ganado al frigorífico, de los trabajadores y del Estado. Se le otorgaría como a Conaprole, el monopolio del abastecimiento a Montevideo durante algunos años. Con precios regulados, asegurando buen precio al pequeño productor, vendiendo a las carnicerías a un precio que cubriera los costos y fijando los precios al consumo de algunos cortes. La propiedad de los bienes de la empresa sería del Estado, de modo que no se puede vender y al mismo tiempo, tiene un fácil acceso al crédito.
El papel del sistema tributario
El aumento de la inversión es muy importante. Pero ¿Qué relación tiene con las exoneraciones de impuestos? ¿se puede demostrar que un aumento de impuestos tendría como consecuencia una reducción de la inversión?
El informe de la Dirección General Impositiva sobre la recaudación durante al año 2010 muestra que el 63.1% fueron impuestos al consumo, el 17.7% impuestos a la renta, el 6.6% impuestos a la propiedad y
el resto, varios de menor importancia. Los impuestos a la riqueza son el 6.6% del total, el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE) que grava las ganancias de las empresas el 14%, a las actividades agropecuarias 0.6% y a los ingresos del capital el 1.6%. En total, el 22.8% de los impuestos se cobran a las ganancias y a la riqueza y el 67.2% al consumo o a los ingresos del trabajo (Ver Recaudación del año 2010 en www.dgi.gub.uy).
El Senador Alberto Couriel (Diario La República, 25 de agosto de 2010) propuso «un aumento de los ingresos fiscales, por ejemplo, a través de bajar las desmesuradas exenciones fiscales que se están otorgando a la inversión productiva. Se podría, sin grandes dificultades, recortar una parte de las exenciones impositivas que en la actualidad superan el 4% del PBI y, por lo tanto, están por encima de los 1.200 millones de dólares anuales. Las exoneraciones al IRAE (Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas) son una muestra del nivel exagerado de las mismas, alcanzando en 2008 al 60% de su recaudación. De esta manera se contemplarían los objetivos financieros con la redistribución del ingreso y podrían surgir algunos aumentos, por ejemplo para vivienda, que es una de las prioridades del futuro presupuesto.»
En un seminario organizado en enero en Santiago de Chile por la Comisión Económica para
América Latina (CEPAL – _XXIII Seminario Regional de Política Fiscal_) algunos documentos presentados aportan información de interés para sobre la ubicación de Uruguay en la región en el cobro de impuestos y sobre los lineamientos propuestos para que los sistemas tributarios contribuyan a la redistribución.
En el documento Indicadores Tributarios presentado por María Victoria Espada se informa que en 2009 los ingresos del Estado fueron el 34% del PBI en Brasil, el 32% en Argentina y el 25% en Uruguay. La menor recaudación de Uruguay es resultado de cobrar menos impuestos a la propiedad que los países vecinos, mientras que el impuesto a la renta en Uruguay representa el mismo porcentaje del PBI que en Argentina y es menor que en Brasil.
Esta información muestra que en el Uruguay hay posibilidad cobrar más impuestos por el uso de los recursos naturales y por las ganancias extraordinarias que resultan de los altos precios internacionales, sin perder una ventaja competitiva con Argentina y Brasil.
Impuesto al movimiento internacional de capital
Poner un impuesto al movimiento internacional de capital, como toda medida de política económica, el tiene cierto grado de incertidumbre sobre el resultado final. La alternativa es mantener los niveles de rentabilidad sin precedentes del capital extranjero o asumir el riesgo de que su ingreso se pueda enlentecer.
El segundo camino se apoya en dos argumentos. El primero son la señales de los mercados internacionales que muestran una abundancia de capital que busca oportunidades de inversión; el economista chileno Claudio Lara en su trabajo «Crisis mundial, recomposición de la clase trabajadora y desafíos del sindicalismo en América Latina» utiliza la información de «The Institute of Internacional Finance» que estimó que durante 2010 y 2011 ingresarán a América Latina más de 200.000 millones de dólares por año. El segundo son las tendencias de los flujos de capital que en la década de los ochenta buscaron mano de obra barata en Asia, en los noventa los servicios públicos y al comienzo del siglo veintiuno los recursos naturales.
Como resultado de la crisis financiera internacional de 2008 aumentaron los flujos de capital hacia los países dependientes, y sobre todo, hacia los que tienen recursos naturales como tierra apta para el cultivo o minerales. Esta tendencia se agudiza con la reducción de la tasa de interés en los Estados Unidos, una tasa menor que la inflación que por lo tanto tiene rendimientos negativos y los capitales en dólares pierden valor.
Se suma al objetivo del gobierno norteamericano de devaluar el dólar para aumentar la competitividad de sus exportaciones. Estos dos aspectos, agregado a la inestabilidad del euro, llevan a los inversionistas a buscar bienes materiales y a especular con productos primarios.
El ingreso de capital que no es para inversiones productivas se convierte en una base para la
expansión del crédito y contribuye a la apreciación de la moneda nacional (Hausman, R., Rodríguez – Clare, A., & Rodrik, D. 2005 Towards a strategy for economic growth in Uruguay IADB Washington)
Para promover la transformación de la estructura productiva y las exportaciones, orientando la inversión, es necesario el mantenimiento de un tipo de cambio real estable y competitivo, y para lograrlo es necesario desestimular el ingreso de capitales especulativos.
El aumento de la oferta de moneda extranjera contribuye a que baje la cotización de dólar, lo que a su vez tiene efectos en que los productos importados son más baratos y en un aumento de su demanda desplazando a productos nacionales. Este proceso de entrada de capitales a corto plazo, expansión del crédito, atraso cambiario y aumento del consumo de bienes importados, fue uno de los componentes principales de la crisis del período 1999 – 2003.
En este momento tiene otro impacto negativo en el aumento del costo de la deuda pública. Una parte del ingreso de capital del exterior se convierte en moneda nacional y se coloca en Unidades Indexadas al IPC a un plazo de un año. Al cabo del mismo recibirá un ajuste por inflación de 7 a 8% según los pronósticos de los analistas privados y un interés en torno al 3%. Podrá volver a comprar los dólares a un precio muy parecido al de la venta original y como resultado obtendrá una rentabilidad entre 10 y 12% en dólares, niveles que no se logran en casi ningún lugar del mundo (un 1% menos descontando el impuesto a la renta).
En América Latina la mayor parte de los países se defienden del movimiento de los capitales
especulativos con distintas medidas que restringen o desestimulan su ingreso. Stiglitz señala que «Si la prematura y mal manejada liberalización comercial fue perjudicial para los países subdesarrollados, en muchos sentidos la liberalización del mercado de capitales fue incluso peor» (2002 El malestar de la globalización Madrid). Las medidas más difundidas en los países latinoamericanos para desestimular el ingreso de capitales especulativos han sido poner impuestos a la entrada y salida, gravar las operaciones de cambio, aumentar los encajes sobre depósitos de no residentes o exigir un plazo mínimo de permanencia de seis a doce meses.
Los mercados financieros internacionales evidencian que hay más recursos disponibles que
oportunidades de inversión, que los capitales se dirigen hacia los países con recursos naturales y que los gobiernos no tienen que correr atrás del capital. Cada emisión de deuda que hace el gobierno uruguayo tiene compradores por montos muy superiores. Es el momento de emitir deuda para comprar tierra para los pequeños y medianos productores, la principal barrera contra la concentración y extranjerización.
5 de julio de 2011.
Jorge Notaro es Economista, Investigador del Sistema Nacional de Investigadores y colaborador de la UERM de la FCEA de la UR.
Este artículo fue publicado en Noticiero CNFR Agosto 2011