FRATERNALMENTE. POR LA AFIRMATIVA
Publicado el 07/06/11 a las 3:35 am
Por Walter Cortazzo
“Al prójimo ecuánime y entrañable, que también los hay, no le seduce la retórica del olvido sino las cuentas claras, esas que conservan enemistades. No ignora que tras esa mímica de generosidad, tras ese despilfarro de perdones, tras ese simulacro de justicia, el pasado de veras sigue intacto: con sus principios y sus riesgos, sus frustraciones y sus laureles, sus violetas y sus pavos reales, sus almas en pena y sus almas en gloria. Ocurre que el pasado es siempre una morada y no hay olvido capaz de demolerla”. Mario Benedetti
En estos días de tanta confusión, de tanta renunciación, de tanta noticia y contranoticia, de tantos dimes y diretes, en este mundo al revés donde da lo mismo acatar una resolución de la mesa política, que no acatarla, donde da lo mismo cumplir con resoluciones del congreso que no cumplirlas.
Que además esa conducta no sea mal vista por la mayoría de los dirigentes pues “bueno” “habrá que ver qué consecuencias trae, que no es tan grave, que alguna salida le vamos a encontrar”.
Que lo importante es “ganar las próximas elecciones”, “mantener a toda costa la unidad del FA”, “que no podemos perder ningún diputado” y que “bla bla bla”. Que además en las últimas horas he escuchado atónito al señor Presidente, que la naturaleza en Cabo Polonio es para “lagartear y atorreantar” y no “produce nada, por lo que esta bien privatizarla, que Aratirí es un asunto complejo pero que tenemos que pensar en la gente de ahora, aunque es probable que se comprometa el medio ambiente para las generaciones futuras.
Que los militares salen un día sí y otro también a dar sus opiniones políticas sin que a nadie del gobierno se les mueva un pelo. Que además ahora los que marchamos en silencio por verdad y justicia somos los terroristas, ¡vaya por dios! ¡Vamos muy mal!
Que en medio de todas esas marchas y contramarchas, los medios de comunicación masivos ya convertidos en analistas políticos marcan la agenda de lo que debemos discutir o de qué cosas debemos hablar los frenteamplistas, los uruguayos.
Es momento de decir, basta, estoy harto de tanta mediocridad y desmán.
Y basta por algunas razones desordenadas que voy a expresar. Más que nunca tengo como muchos, derecho a hacerlo como un acto de libertad. Soy uno de los miles de “militantes” del Frente Amplio. Y lo soy de manera ininterrumpida desde su fundación.
Es un dato, no un mérito. Por ende tengo los deberes y derechos éticos y políticos de cualquier militante, esté en lugar que esté. Sea presidente de la república, sea trabajador o jubilado, ocupado o desocupado sea dirigente político, gremial o social. Los deberes y derechos que nos da el estatuto y el compromiso político, ni más ni menos. Deberes que además hemos contraído voluntariamente con las mujeres y hombres de este pueblo, sobre todo con las trabajadoras y trabajadores, los estudiantes, los excluidos por la causa que fueren. Soy del Frente Amplio que “es una fuerza política de cambio y justicia social; de concepción progresista; democrática, popular, antioligárquica y antiimperialista; y conforma una organización para la acción política permanente con el carácter de coalición y movimiento sobre bases de respeto recíproco de la diversidad ideológica, funcionamiento democrático y unidad de acción” (sic) Página oficial del FA.
No me como la pastilla de que desde el gobierno “no hemos hecho nada”.
Mucho sí hicimos. Hicimos lo que teníamos que hacer, cumpliendo con “nuestro” programa de gobierno. Hicimos mucho, y lo proclamo sin dudarlo. Pero tenemos que ir a más. Profundizar los cambios (sic). Lo que dice el “programa de gobierno”.
La tierra cada vez está más enajenada al capital extranjero y multinacional. ¿O no es así?
¿O es que no sabíamos que los militares iban a actuar corporativamente como lo han hecho hasta ahora? ¿O no sabíamos que los terratenientes, los exportadores e importadores se iban a negar a pagar “más el que tiene más y menos el que tiene menos”?
Y sí, sabíamos que los trabajadores como siempre seguirán peleando por sus derechos, por tener más y mejores salarios, más y mejores empleos. Por que la generación de la riqueza que acumula cada vez más el capital, sigue siendo generada por el trabajo. Esto no ha cambiado. La lucha de clases sigue siendo entre el capital y el trabajo, entre los explotadores y los explotados.
Y sabíamos que la verdad y la justicia nos son consignas huecas. Son un bandera muy sentida por todas y todos los frenteamplistas.
Esto pude y debí haberlo escrito antes y lo hago después de haber participado con dolor y convicción de la marcha del 20 de mayo. Impresionante por su silencio, por su inocultable evidencia, por su decisión por su juventud por la alegría esperanzadora que ella representa. Verdad y justicia: derecho de todos, responsabilidad del Estado. Sin ambages.
Ser militante no es sinónimo de ser adherente o votante del frente amplio.
Los militantes a cualquier título «Fuimos, somos y seremos una fuerza constructora, obreros de la construcción de la patria del futuro que soñamos” Liber Seregni
Desde el pie como dice El Flaco. Antes, durante y después de la dictadura. Y entiéndase bien. Por la razón de los hechos (los porfiados hechos) no tengo que dar cuentas de mi confianza en el triunfo de nuestras ideas, ideas del pueblo, de los trabajadores mujeres y hombres del pueblo. No tengo que dar cuentas de nuestra mística. Mística que construimos desde el momento que nos constituimos en fuerza del cambio. Mística que se expresa en ser definidamente de “izquierda”, en la Bandera de Otorgues, en la identidad con la lucha Artiguista, en la solidaridad con los compañeros, con el pueblo, en la disputa fraterna, en la bronca por la injusticia reinante en el mundo y en el país, en pararse de punta de pié para avistar la utopía que a veces parece esconderse tras el horizonte, en la perseverancia en la defensa de los derechos humanos (todos). No tengo que dar cuentas a nadie de mi ética. Ética que entre todos fuimos aprendiendo y construyendo desde el pie, con luces y sombras y siempre a favor del pueblo y su lucha, en la calle que fue siempre nuestro lugar preferido de expresión. Como dice le compañero Chifflet «Las decisiones en el Frente Amplio siempre han sido sabiamente manejadas desde las bases. Creo que la participación popular más amplia de los militantes es lo que permite tener una organización democrática y adherentes realmente informados”.
El frente amplio llegó al gobierno de Montevideo primero y al Gobierno Nacional después porque la mayoría de los uruguayos lo votamos. Los que principalmente trabajamos para que eso sucediera somos los militantes frenteamplistas. Los más jóvenes y los más viejos.
Desde los comités de base de todo el país, desde los sectores que lo integran, desde las redes sociales, desde muchos lugares acá y en el exterior, desde el trabajo, el barrio, la familia, los amigos, solidariamente, fraternalmente.
Los “militantes” no fuimos, no somos los únicos, pero sí los más importantes. Hablamos con el pueblo casa por casa, convencimos porque estábamos convencidos, propagandeamos las propuestas y el programa cada vez que hubo elecciones y cuando no la hubo también, defendimos al Frente en la cárcel y en el exilio, viajamos desde los lugares más lejanos a votar al Frente, persuadimos, discutimos nuestras diferencias, pero nunca ofendimos a los que piensan o pensaron diferentes. En los días o meses previos a las elecciones donde el frente participó repartimos las diferentes listas del frente sin ningún tipo de sectarismo. Lo hicimos con alegría y con la esperanza y la confianza en “nuestro programa”. Programa que resolvimos en los diferentes congresos. Dichos congresos que todos sabemos son el organismo que nos hemos dado hasta ahora para entre otras cosas definir dicho programa. Nuestro programa va acompañado además por una actitud ética inseparable de los objetivos que nos fijamos de un mundo mejor, de mayor justicia, “de que los más infelices sean los más privilegiados”, de que la verdad sobre los hechos llevados bajo el período de terrorismo de estado sea una bandera, sino la única, sí la principal, para expresarlo mejor cito a Mario Benedetti tan comprometido siempre: “…La memoria individual solo acaba con la muerte, esa inquerida meta del futuro, casi un negativo de la última Thule, pero mientras tanto, mientras el tiempo nos va llevando de la mano, y a veces de los cabellos, por la vida, el futuro se va empequeñeciendo y en esa reducción nos reserva deterioros, decadencias, pérdidas varias y sucesivas, en tanto que el pasado, por el contrario, aumenta el espacio, se va convirtiendo en nuestra única riqueza inexpropiable”.
No dejaremos nuestras banderas, las que aprobamos, las que resolvimos, hasta que otras resoluciones sean acordadas. Lo que no vamos a negociar, es el derecho a la libertad de pensar, de luchar por la justicia, de pelear por mantener en un alto rango nuestra ética política, social y personal. Donde estemos y mientras estemos.
Es la única posta que pasaremos a las generaciones que sin duda alguna seguirán buscando a su manera los ideales de libertad y justicia.
Algunos dirigentes expresan que la “estructura” actual no representa a los frenteamplistas. Vayamos por partes. No pueden desconocer que “hoy” es la que nos representa. Por ende esos compañeros dirigentes debieran salir de sus lugares y andar entre la gente para escuchar sus dudas, su voz, que para esto los hemos votado. Sobre todo para escuchar esas voces. Voces que acordarán o discreparán con ellos. Esa manera de actuar es la esencial a la historia del FA, es la que hacemos los militantes todos los días.
No debiéramos pasar por esa vergüenza que sentimos ante otros frenteamplistas cuando nos preguntan y no podemos explicar lo que no conocemos, lo que no sabemos. No nos interesa estar en la cocina. Queremos estar “informados” a tiempo y de manera clara. Para seguir actuando en lo que mejor sabemos. Promover el cambio. No es nuestra tarea explicar los errores. Militamos por un mundo mejor, más justo y solidario. Hubo un tiempo en que la mayoría de lo dirigentes eran militantes. Hoy esto no es así. Muy pocos dirigentes tienen la actitud y el espíritu del militante. La inmensa mayoría son dirigentes y punto. Un status vaya a saber por quien decretado.
Pese a nuestra debilidad actual, los militantes iremos a más. Estudiaremos, nos formaremos para esta nueva etapa, nos complementaremos con las nuevas formas de vínculos que la sociedad hoy, sobre todo los jóvenes adoptan. Es un deber del Frente Amplio insumir los recursos que sean necesarios para esta tarea. Seguir con la rutina enfermiza de los “informes” interminables es seguir cavándonos la fosa.
Los más de nuestros dirigentes usan términos que malintencionadamente amplifican los medios: “los tiempos modernos”, el “pragmatismo”, el necesario “aggiornamiento”, la “necesaria” actualización ideológica, “renovación profunda” “mirar pa delante” y otras tantas recetas mágicas que dicen tener bajo de la manga. Dicen tener.
Sabemos muy bien cuán violenta y seductora es la “oferta” y la ideología neoliberal, la atracción del poder, la promesa de las multinacionales de villas y castillos, innumerables fuentes de trabajo que en poco tiempo quedan en los discursos, como las forestales, las sojeras, las industrias extractivas, el consumismo y el individualismos. Esta seducción produce ceguera y sordera política, falta de confianza en el pueblo, una inexplicable resistencia de algunos compañeros que están en el gobierno de asumir que en este país hubo “terrorismo de estado” y que es deber del estado hacerse cargo.
“El poder marea, seduce, embriaga. Si aquellos que lo ocupan no se rodean de antídotos, corren fácilmente el peligro de criar alas y echar a volar hacia los pináculos de sus egos hinchados. Pierden el contacto con las bases, no soportan las críticas, se rodean de tiralevitas, que siempre tratan de endulzar la realidad amarga” Frei Betto
No nos sumaremos “al coro de histeria de la reacción”.
No tenemos odio. Queremos que la justicia y la ley sean iguales para todos.
Queremos que la riqueza que brota del trabajo y de la tierra sea más y mejor repartida
El Frente Amplio no es propiedad de nadie más que del pueblo.
Ni sector, ni dirigente por más encumbrados que hoy sean, tienen derecho a hablar de manera inconsulta por el Frente. El FA es la mujer y el hombre de la calle “no me hablen más de él, no me hablen más por él”. Hablen con él.
“La palabra es probablemente la mayor dificultad con que se enfrentan los olvidadores profesionales, porque la vocación congénita de la palabra no es omitir, sino nombrar, así como la justicia esta para juzgar y no para complicarla en el olvido. Pese a todo, para la injusticia solo hay un remedio y este no es el olvido, sino la justicia”. Mario Benedetti
No somos tontos ni advenedizos. Hemos demostrado de manera incontrastable, nuestra capacidad militante y autocrítica. Por eso el FA está donde está. Es un grave error político e histórico, prescindir de la militancia, desoír las voces que tenemos puntos de vista diferentes sobre temas trascendentes de la acción del FA, tanto en el gobierno como en la interna. No arrearemos ninguna bandera.
No es tratándonos con menosprecio que bajaremos los brazos. Ni con medidas políticas tomadas de manera inconsulta y que violan los acuerdos, las resoluciones democráticamente adoptadas. La soberbia de muchos compañeros que accidentalmente están en lugares de privilegio es una enfermedad de muy difícil tratamiento. La historia porfiadamente nos pone muchos ejemplos de fracasos terribles a los que han llevado a los pueblos dirigentes que así han actuado.
No se por qué piensan los nuestros que aquí será la excepción.
El Frente nació para trabajar en el seno del pueblo. Si nuestros dirigentes no lo hacen, es claro que desde la base solamente, poco, muy poco haremos. Recuperaremos los caminos juntos o nos perderemos en la historia. Que somos pocos, ¡no importa! Hubo épocas en que fuimos menos. El Frente no es el gobierno. El Frente es “construcción permanente” o será como algunos dirigentes auguran, “un partido más” o “un sello”.
Y entonces sí, el pueblo se quedará sin esta causa. Otras vendrán.
Walter Cortazzo
militante del Comité Venceremos
Coordinadora C
Mayo/junio de 2011