La urticaria del Sr. Paolillo
Publicado el 01/02/11 a las 10:58 pm
En la edición de Búsqueda del 20 de enero una extensa columna del Sr. Paolillo retoma el tema de las declaraciones de Jorge Vázquez, subsecretario del Ministerio del Interior, en la revista Cuadernos de Compañero, sobre la posibilidad de que narcotraficantes utilicen Punta del Este para desarrollar sus actividades. Llama la atención la virulencia empleada por el periodista-columnista-operador ¿político? ¿económico? Y la falta de cualquier análisis serio o argumentación respecto a las razones esgrimidas por Vázquez. La descalificación lisa y llana es el tono del artículo del comienzo al final. El hipotético perjuicio económico al turismo es el único tópico, formulado en términos tan alarmistas y desorbitados, que parece una caricatura.
Tanto que se omite la obvia responsabilidad de Búsqueda, antes y ahora, al levantar esa única frase de una entrevista de 31 mil espacios que profundiza sobre las políticas de seguridad ciudadana del gobierno. Parafraseando a Paolillo uno podría decir: ¡Alguien que lo haga callar por favor antes que el país pierda cientos de millones de dólares y se hunda en el infierno tan temido!
Si alguien hubiera dicho que en los boliches de Punta del Este corre la droga, como pasa en las «bocas» de Montevideo, seguramente no hubiera levantado tanta polvareda. Pero en cambio afirmar que hay delitos de lavado de dinero y de funcionamiento de los altos niveles del narcotráfico que operan con bufetes de abogados y escribanos de renombre, que desarrollan sus actividades de planificación o evasión en Punta del Este o en barrios «distinguidos» de la capital, eso les molesta mucho. No es casualidad o impericia que durante las décadas anteriores a 2005 no hubiera detenciones y menos aún procesamientos en este tipo de delincuentes. Operó un entramado de complicidades de actores que detentaban el poder desde los ámbitos sociales, políticos, institucionales, económicos. Incluso periodísticos, todos recordamos episodios donde anteriores directores de Búsqueda fueron investigados en relación a sus vínculos con operaciones de lavado de dinero del narcotráfico. Remociones en las jerarquías policiales castigaron aquel atrevimiento aislado y filtraciones en los juzgados mostraron que también allí llegaban las redes del poder.
Por eso les molesta tanto que las políticas de los dos gobiernos del Frente Amplio hayan tenido logros impactantes en este tema.
Pero además de los vínculos particulares, o sectoriales que pueden estar en juego, hay una dura disputa ideológica. Es que la construcción simbólica del «enemigo» de la sociedad tiene una importancia sustantiva en este tema. Desde allí actúan los miedos y las fracturas sociales y culturales. Una cosa es que el «enemigo» sea joven y pobre, viva en Cerro Norte o en el Borro, y otra muy distinta si aparece en ese papel quién vive en Punta del Este. Si los que dirigen las grandes operaciones de narcotráfico empiezan a estar en el foco de luz esto puede alcanzar a quienes los protegen y por allí a quienes se benefician. La disparidad en montos económicos y en efectos sobre la trama social es enorme en un caso y en otro.
Hubieran preferido poder utilizar el tema drogas como hoy lo hacen con la inseguridad, convirtiendo un problema real que involucra a todo un modelo de sociedad, en una campaña mediática de estigmatización, de división social y de control.
En un tema como la inseguridad ciudadana que está en el centro del debate político, la revista Cuadernos de Compañero optó por recoger una variedad de enfoques para procurar enriquecer una reflexión de izquierda al respecto. En lugar de caricaturizar se pretende intervenir en un debate serio, con argumentos, precisamente porque las concepciones de derecha sólo han recurrido hasta ahora al sensacionalismo y la simplificación. Por eso no fue sólo la tapa de la Revista una foto de adolescentes con el título «Los sospechosos de siempre» sino una entrevista a fondo con Jorge Vázquez sobre las estrategias del Ministerio del Interior, un artículo de polémica elocuente de Milton Romani, otros de Rafael Sanseviero sobre la legitimación del discurso de la violencia y de Ignacio Martínez sobre realidad y prédica en la inseguridad ciudadana. Temas como la violencia doméstica, la inseguridad y los derechos humanos y la violencia en el deporte son abordados por Adriana Cabrera y Angeles Michelena. Los menores infractores, caballito de batalla de una gran campaña mediática fue encarado por los artículos de Milton Romani, de Guillermo Paysee, una entrevista a Gustavo Leal y una historia de vida escrita por Martha Alfonso. Experiencias de participación comunitaria en el tema seguridad y adicciones son relatadas por Fabiana Larrobla y una entrevista a Ema Guisande. La seguridad privada es analizada por Angel Amestoy dirigente sindical del sector y las políticas criminales por Elena Lagomarsino. Como se ve, un espectro de opiniones fundadas, compartibles o no, que va más allá de lo sectorial. Polémicas, claro, con enfoques como el de Paolillo o de El País porque representan una forma de manipulación del tema, ocultando su complejidad, y las implicaciones que tienen para el proyecto de sociedad.
Paolillo carga contra el PVP y el pasado político de Jorge Vázquez. Tal vez no se dio cuenta que, mal que les pese a algunos, en la Presidencia de la República fue electo un dirigente tupamaro, y que varios ministros también vienen de allí. Incluyendo los de Interior y Defensa. ¡Y hasta mujeres comunistas al frente de la Intendencia de Montevideo y el Ministerio de Desarrollo Social! El debate con argumentos es más interesante.
Esta respuesta no fue publicada en Búsqueda a pesar de haberlo solicitado a través de Cartas al Director.
Tomado de http://www.larepublica.com.uy/editorial/439901-la-urticaria-del-sr-paolillo