martes 14 de enero, 2025

LAS IDEAS Y LOS VOTOS

Publicado el 20/06/10 a las 8:00 pm


Por Constanza Moreira

Al inicio de la conferencia «El desafío de la construcción política: el debate de la izquierda» organizada en Argentina por la Red de Fundaciones Progresistas, Marco Aurelio García, asesor en asuntos internacionales del gobierno de Lula sentenció: «Antes teníamos pocos votos, pero muchas ideas. Ahora tenemos muchos votos, pero pocas ideas».

Antes de Marco Aurelio García, Chacho Alvarez (ex vicepresidente de Argentina durante el gobierno de De la Rua y ex presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur) hizo un recuento de las buenas cosas que habían pasado, en la afirmación de la izquierda en la región. El Frente Amplio volvía a ganar una segunda vez en Uruguay, de la mano de Mujica, que iniciaba un nuevo relacionamiento con la región. En Argentina se había verificado un cambio en el clima político y se abría un escenario de continuidad para las políticas de transformación iniciadas durante el gobierno de Néstor Kirchner. En Brasil, Dilma ya le pisaba los talones a Serra y se podía aventurar una posible ventaja de la primera sobre la segunda en la ronda presidencial de octubre de 2010. En Bolivia se institucionalizaban las modificaciones propuestas por Evo Morales y su proceso constituyente. En Ecuador también se consolidaban los cambios introducidos por Correa. Por si fuera poco la región mostraba un panorama distinto al que se observaba en buena parte del mundo, donde la crisis golpeaba con dureza. Las conclusiones apuntaban al éxito que habían obtenido los gobiernos de izquierda en reducir la vulnerabilidad de las economías, impulsando modificaciones a la ortodoxia económica (con políticas de reducción de la deuda, cancelación de compromisos con el FMI, revalorización de la moneda local, impulso al mercado interno, y control de capitales externos).

Sí, todas esas eran buenas noticias. Por si faltaba más la política externa de Brasil y Venezuela, y su apuesta a la Unasur resaltaban la relevancia que iba tomando la región en el concierto mundial. En el Grupo de los 20, o G­20, un grupo de países formado en 1999 por los siete países más industrializados, Rusia y once países recientemente industrializados de todas las regiones del mundo y se contaban dos países en Sudamérica: Brasil y Argentina. La existencia de este grupo, que desde 2009 fue desplazando al G8 (los siete más ricos y Rusia) como foro de discusión de la economía mundial, pone de manifiesto la relevancia de la región en el mundo. Pero ¿cuánto acompañan las ideas este proceso de transformación?

Marco Aurelio García llamo la atención para el hecho de que la transformación que se había producido de la mano del gobierno de Lula en Brasil (con su reducción de la desigualdad, con su incorporación de treinta millones de brasileños a los sectores medios, con su instalación de Brasil en el centro del escenario mundial) es solo comparable a las transformaciones que vivió Brasil en los treinta y entres los cincuenta y los sesenta. En los años treinta, señaló el asesor de Lula, se inauguró la era del Estado Novo y el proyecto varguista de modernización «conservadora». Fue la época en que floreció el pensamiento crítico, Sérgio Buarque de Holanda escribió «Raíces del Brasil» y Gilberto Freyre, «Casa grande y sin sala». Los años cincuenta y sesenta fueron los del desarrollismo brasilero. Kubitschek construyó Brasilia y Celso Furtado escribió la mayor parte de su obra. Fernando Henrique Cardoso y la escuela de San Pablo reflexionaron largamente sobre la posibilidad de un desarrollo nacional, asumiendo la teoría de la dependencia, y la dinámica centro­periferia. ¿Y ahora? No hay un equivalente de creación intelectual y despliegue de la reflexión creativa que pueda acompañar los procesos de transformación que estamos viviendo. Tenemos que hacer una reflexión profunda sobre lo que pasa, señaló. Y esto no es una exigencia intelectual sino política, para garantizar la continuidad y la profundidad del proceso.

Es de urgencia reestablecer el pensamiento crítico. En muchos casos las reflexiones van atrás de la experiencia, a menudo con ideas que tienen veinte o treinta años de atraso, señaló.

Muchos de quienes estaban presentes en la conferencia aplaudieron esta afirmación, y se sintieron consustanciados con ella. En un escenario de tantas y tan importantes transformaciones, señalaron, no parece sentirse el bullicio de las ideas chisporroteando en la atmósfera de los partidos, ni la audacia de los intelectuales despertando conciencias. Antes bien (y si uno mira acá nomás, a las propuestas de renovación del Frente Amplio tendrá un ejemplo de ello), las ideas parecen ir detrás de voluntades políticas que, gestadas con enorme esfuerzos y despliegue de energía, a menudo no encuentran otro lugar en el que anclarse, que las ya clásicas recetas de una socialdemocracia aggiornada.

El gran problema, dijeron muchos, es que no hemos sabido aprovechar cinco años de crecimiento ininterrumpido para impulsar una transformación estructural de nuestras sociedades. Hemos introducido paliativos a las situaciones mas graves, hemos tratado de reducir la pobreza, mantuvimos la «casa en orden», pero no hemos logrado transformar la sociedad. No tuvimos estrategia que fuera más allá de administrar el orden heredado, asegurando un poco más de bienestar (material) para algunos. Las transformaciones que se produjeron en los países de America Latina en los cincuenta son impensables para la izquierda del siglo XXI. Ni siquiera somos mas conscientes o felices!, decían.

Algunos le buscaron explicación. Cuando las izquierdas llegaron al gobierno en América Latina, el colapso del socialismo real ya había dejado una resaca de ideas y pensamientos con las que hubo que lidiar. Al desaparecer aquellas ideas legadas por la vieja Europa (al menos la segunda horneada de ideas emancipatorias, luego de las de la Revolución Francesa) no encontramos las nuestras y perdimos el rumbo. Es hora de tener nuestra propia visión del mundo para encontrar nuestro lugar en él, afirmaron.

Los ánimos variaron según fuera el país que tomara la voz cantante en la discusión. Los chilenos, particularmente dolidos en estos días, mostraban un flanco mas crítico que de costumbre. Nosotros tuvimos que administrar la transición desde una dictadura que alteró profundamente la sociedad y la política chilena. Hicimos lo que pudimos. La Concertación nunca fue de izquierda: siempre tuvimos en nuestro seno que convivir con las fuerzas conservadoras. Pero el propio Carlos Ominami (padre del reciente candidato a la presidencia por Chile y ex Senador) se preguntó: ¿Son las izquierdas las que van a generar el pensamiento crítico? ¿O debe el siglo de las izquierdas dar paso a construcciones más amplias, tanto sociales como políticas, y que junten pensamiento crítico de pelajes diversos? Una parte de nuestras izquierdas, señaló, no son transformadoras, sino conservadoras y han trabajado exclusivamente para la administración de los problemas, y no para su solución. Son izquierdas que se han acomodado a los hiperpresidencialismos de América Latina y se han servido de ellos para afirmarse en el poder. Son tan conservadoras como machistas, homofóbicas, y su materialismo básico y primitivo no deja lugar a ningún pensamiento crítico sobre el productivismo desarrollista que no sólo no compite contra el capitalismo sino que lo reproduce. Es esa izquierda conservadora, la administradora del poder, la que perdió en Chile, no sólo ideas, sino votos, sentenció. Y agregó: quien piense que el futuro de América Latina será la socialdemocracia, se equivoca. Acá está pasando otra cosa. El futuro de América Latina no podrá ser nunca el pasado de Europa.

Las Jornadas de Reflexión: «El desafío de la construcción política: el debate de la izquierda» culminó el 10 de junio de 2010 en la ciudad de Buenos Aires, con la frase de Marco Aurelio sobrevolando entre nosotros, a modo de sentencia que obliga a introspección. Antes teníamos pocos votos y muchas ideas. Ahora tenemos muchos votos, pero pocas ideas. Y si una mira Uruguay: ¿No será la falta de votos lo que nos está impulsando a una reflexión en el terreno de las ideas?

http://www.larepublica.com.uy/contratapa/413622-las-ideas-y-los-votos
La República, 14/6/10.

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