Necesitamos articular la política, la institución de gobierno y las organizaciones sociales
Publicado el 14/03/10 a las 9:23 pm
Por Eduardo Bonomi.
Mensaje de APERTURA DE LA 6ª CONFERENCIA NACIONAL DEL PVP, 6 de febrero de 2010
Alcanzar el gobierno estaba en el centro de la estrategia de la izquierda y cuando se alcanzó y comenzamos a gobernar se mantuvo, por inercia, la estrategia anterior, no se elaboró una nueva. Una estrategia de la fuerza política en el gobierno, una estrategia del gobierno en la perspectiva histórica de izquierda. El gobierno era el gran objetivo para llevar adelante un programa de cambio, ahora el gobierno es el punto de partida.
Nosotros en 2006 planteábamos que producción, trabajo y empleo son prioridades nacionales. Esta debe ser la consigna y se debe trabajar para lograr, primero, un modelo económico basado en la producción y en el trabajo nacional que estimule la reactivación económica, dar apoyo a la producción y al trabajo nacionales. Segundo, considerar patrimonio nacional el aparato productivo y la capacidad ociosa instalada en el país. Tercero, desarrollar cadenas productivas que relacionen la producción industrial con la agropecuaria. Cuarto, desarrollar conocimiento, técnica y tecnología y establecer un modelo educacional acorde con la concepción de país productivo. Quinto, una política activa de inserción internacional y en la región para a partir de allí establecer relaciones comerciales con todo el mundo. Sexto, un sistema financiero capaz de canalizar el ahorro interno hacia la inversión productiva. Séptimo, la producción no deberá estar al servicio del sistema financiero, sino el sistema financiero al servicio del país productivo; la banca estatal debe cumplir un rol de fomento alentando la innovación y el empleo, el Banco de la República es la herramienta con que cuenta el Estado para canalizar el ahorro nacional hacia la inversión productiva. Octavo, un Estado activo y dinámico que invierta y estimule la inversión productiva. Noveno, empresas públicas que sean instrumento del desarrollo económico. Décimo, una política tributaria acorde con el principio de que el que tiene más pague más. Decimoprimero, declarar la tierra patrimonio nacional y desarrollar políticas que frenen la compra por parte de extranjeros; esto lo decíamos en 2006, y este fue el período en que hubo más ventas de tierra a extranjeros.
Estos eran los objetivos planteados, muchos se cumplieron y muchos no, muchos siguen absolutamente vigentes y a algunos hay que profundizarlos.
La izquierda tuvo durante mucho tiempo una discusión sobre la importancia del gobierno, si era una herramienta fundamental o no, si era importante o no. Hoy está claro que si se pierde el gobierno en algún momento habrá que dedicarse a elaborar nuevamente la estrategia de la izquierda, o al menos la táctica de la izquierda. Porque lo que nos hemos planteado y nos estamos planteando sin el gobierno no funciona, funciona con el gobierno. El eje, el centro, el objetivo histórico de la nueva estrategia es resolver la contradicción imperio-nación, y la elaboración, el desarrollo y la puesta en práctica del nuevo proyecto nacional. Hay que construir un modelo de país integrado en la región y en el mundo a partir del desarrollo del país productivo, con una nueva forma de distribución y con el objetivo de crear trabajo nacional.
Hay una discusión de fondo sobre socialismo que existe desde el comienzo, antes de que existieran países […]: si el socialismo es la distribución de lo que existe o es un nuevo modo de producción que contiene en sí la forma de distribución. En nuestra izquierda hay compañeros que entienden que es la distribución apoyada en un sistema productivo, y eso […] absolutamente terminante, y si no se profundiza después tenemos resultados que no nos sabemos explicar, y hace poco tuvimos uno que no nos sabemos explicar o que algunos no saben explicar, […].
Esa estrategia de construcción de un modelo nacional no puede ser patrimonio de una de las organizaciones que integran el Frente Amplio (FA); en ese momento hablábamos del Movimiento de Participación Popular (MPP), pero estaba hablando del Espacio 609, de que no hay estrategia del FA si no profundizamos la discusión en el FA. La experiencia de estos cinco años demuestra que no profundizamos esa discusión, que la fuerza política, al contrario, fue absorbida por el gobierno, y ese es un debe que tenemos para este período, porque no hay proyecto, no hay camino de largo plazo que no sea dirigido por una fuerza política, cuando el proyecto que propuso el gobierno se queda en el día a día, se queda en el corto plazo. El FA tiene aprobado un documento de relacionamiento de la fuerza política, su gobierno y las organizaciones sociales que establece que la dueña de la estrategia, la dueña del proyecto, la dueña de la utopía es la fuerza política, y que el gobierno en todo caso es responsable del día a día, de la táctica, pero que si no se lleva adelante el gobierno con la visión estratégica de la fuerza política, se queda. La construcción que sale de ese documento, que es la Agrupación Nacional de Gobierno para articular la fuerza política, el gobierno, el Parlamento y las organizaciones sociales, es responsabilidad de la fuerza política, no es responsabilidad del gobierno, pero en este período ese papel lo atendió el gobierno, y el responsable de la agrupación de gobierno fue un ministro.
Cuando discutimos este tema tuvimos que hacer un cuarto intermedio en el congreso, porque la discusión más importante no era solo la agrupación de gobierno, sino la mesa de la agrupación de gobierno, porque era la cotidiana, la que tenía continuidad semanal, mensual y hasta en el día a día según los temas. Hubo que pasar a un plenario y lo resolvimos allí, fue una discusión prolongada. La Agrupación Nacional de Gobierno en este período se reunió dos veces, con 200 o 300 personas, con dos informes, terminó el informe y no se creó la mesa de la agrupación, que era la que iba a tener la conducción de la relación del gobierno con la fuerza política. Este es otro tema que tiene que estar en el debate, hay que reivindicar que es una agrupación de la fuerza política; si bien la integran figuras del gobierno, la preside el vicepresidente y la manejan los organismos de la fuerza política, y tiene que ponerle fuerza para que funcione la fuerza política.
Un proyecto nacional tiene que abarcar por lo menos tres dimensiones: la política, la institucional del gobierno y las fuerzas sociales. Si no hay interacción entre las tres cosas no dibujamos un proyecto de largo plazo.
Ayer tuve una reunión con un hombre de Brasil que vino pura y exclusivamente a reunirse para hablar de estas cosas. Yo le comentaba que en Uruguay habíamos tenido una discusión bastante fuerte sobre la ley de tercerizaciones y que casi al mismo tiempo me tocó ir a una reunión en Chile de ministros de Trabajo iberoamericanos, en Iquique, y en el medio de la reunión hubo una movilización de los trabajadores de Iquique hacia la reunión de ministros, aunque no llegaron. Cuando terminó la reunión y la comida, todos se trasladaban al hotel en ómnibus y yo pedí para ir caminando por la rambla, por la orilla del mar. No me querían dejar, pero al final me dejaron ir, me ofrecieron seguridad y me llevaron ellos. Y fui conversando con trabajadores chilenos que me explicaron la movilización. Me explicaron que ellos tenían una ley de tercerizaciones que ni siquiera los dejaba sindicalizarse a los trabajadores tercerizados, y que les daba ciertas garantías pero que una tienda podía ser de una empresa que vendía las corbatas y otra empresa vendía las camisas, porque estaban tercerizadas.
En una sociedad que está estructurada así, podrá haber ideas políticas avanzadas, pero si no hay una organización de trabajadores, una organización industrial fuerte que las lleve adelante, no desde la reflexión política sino desde otro tipo de organizaciones, no vamos a avanzar. Hay que establecer la relación entre lo político, lo institucional y las fuerzas sociales. Y en este período, creo que articuló mejor esto la organización de los trabajadores que la organización política. Es una carencia de la organización política, no solo una virtud de los trabajadores.
En todo esto también hay una discusión que todas las organizaciones de izquierda de los sesenta en adelante hemos tenido, que es la discusión sobre la relación entre gobierno y poder. Muchas veces discutimos si llegar al gobierno era llegar al poder, y había compañeros que decían que cuando llegáramos al gobierno llegaríamos al poder, pero acá tenemos otro problema, porque como no accedíamos al poder despreciábamos el gobierno. Hoy son absolutamente diferentes las condiciones nacionales e internacionales, y en la lucha por el socialismo las condiciones internacionales son mucho más importantes, son lo que uno a veces descuida porque le va bien en su casa, aunque no le vaya tan bien alrededor. Recuerdo que Mao decía que China tenía una vocación revolucionaria pero le faltaba un elemento, que era la situación internacional, y que estaban en condiciones de acceder al poder pero que hasta que no tuvieran una situación internacional favorable no lo iban a hacer. Le daba la importancia que hay que darle. Por eso en estas condiciones el gobierno también es un instrumento para acumular poder.
Entonces, cómo se miden los éxitos del gobierno, esa es una cosa que deberíamos instalar en la discusión, si tomamos en cuenta que creció el producto bruto interno (PBI), que disminuyó o aumentó la deuda o que la deuda bruta es menor o que disminuimos el desempleo. Todo está bien, todos son índices que hay que tener en cuenta, pero si cumplimos todos los objetivos económicos y sociales aumentando una burocracia que aleja a la gente del gobierno, no estamos avanzando en términos de que el gobierno se aproxime a otra cosa. Este es otro elemento para poner arriba de la mesa: cómo se participa en esa relación con el gobierno, hay un debe. En este período se planteó que la madre de todas las reformas era la reforma del Estado; fue bien planteado pero no resuelto. Como no está bien resuelto tenemos que seguir resolviéndolo. Y estoy absolutamente convencido de que no resolvemos este tema sin la participación de los trabajadores. La reforma del Estado no es solamente reformar estructuras de gobierno, es, sí, reformar estructuras de gobierno, pero hay que plantear la participación de los trabajadores en un acercamiento a esta estructura de gobierno. Es un tema que tenemos pendiente, es uno de los desafíos.
Para el período que se inicia está planteado que exista un consejo social, una comisión social con trabajadores del PIT-CNT, con empresarios y usuarios que se ubique en el nuevo Ministerio de Gobierno, que discuta, aporte y elabore. Es uno de los temas que hay que discutir como izquierda, cómo se va a encarar, cómo vamos a discutir como trabajadores y con los trabajadores, cuáles son los ejes, ¿son cuestiones corporativas inmediatas?, ¿son cuestiones políticas de largo plazo?, ¿se relacionan? Es uno de los temas que tienen que estar en la agenda.
Quiero profundizar un poquito más. En aquella discusión sobre gobierno y poder, casi todos —por no decir todos— considerábamos que el poder se tomaba, está ahí y se toma, y después de que se toma, olvidate, no te lo sacan más. Pero la experiencia histórica demuestra que te lo sacan, y te lo sacan después de muchos años de proceso. Entonces el concepto es que el poder se construye, no que el poder se toma. Se construye. Incluso cuando se toma después se sigue construyendo, uno empieza desde un estadio o desde el otro. En este momento estamos en el gobierno.
En este proceso se necesitan cuatro o cinco grandes consolidaciones. Una es la consolidación de cada una de las organizaciones; hay que ir con condiciones sólidas y en condiciones de discutir, no para aprovechar la existencia de una organización más amplia que la de uno sino para llevar posiciones para hacer crecer una organización más amplia, por tanto tiene que consolidarse. Esa es una primera consolidación, sobre todo partiendo de la base de que no se trata de ausencia de documentos, de ausencia de compañeros capaces; se trata de fortalecer una estrategia que tenga en el centro el fortalecimiento de la organización política y la organización social. Podemos decir que estaba en la estrategia fortalecer la organización política, pero ¿cómo dejamos pasar cinco años durante los cuales el gobierno se tragó a la organización política? Y no me refiero a que fue con intencionalidad, sino que a partir de que se ganó el gobierno pasó a estar en el eje, muchos compañeros fueron al gobierno, salieron de la fuerza política. El gobierno pasó a ser el centro de las cosas y la fuerza política quedó de lado, la fuerza política discutió el día a día del gobierno, salvo en algunos casos contados, en que además fue fundamental, por ejemplo en el Tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos. Ahí hubo discusión de los intelectuales por fuera de la institución de gobierno, por fuera de la fuerza política; también lo discutió la fuerza política, y lo que venía con una fuerza bárbara se frenó. La interacción entre la fuerza política, las fuerzas sociales y la acción de los intelectuales creó un ambiente que frenó una situación que venía difícil. Tiene que ver con esto, con la necesidad de consolidar la fuerza política.
Y me refiero a consolidarla más allá de la cultura de la confrontación desarrollada durante tantos años. Confrontación de la fuerza política y las fuerzas sociales con el gobierno y entre ellas. Pensábamos en la consolidación confrontando y uno siempre confronta ideas, pero hay que tener clara conciencia de construir una conducción colectiva. Esto está presente en los libros desde hace mucho tiempo, recuerdo un libro de Marta Harnecker en el que hablaba de la conducción colectiva, pero muchas veces está ahí y no funciona, hay que desarrollarla.
Otra cosa que poníamos arriba de la mesa en ese momento era la estrategia de la pinza, la acción del gobierno combinada con la acción de las masas. Esto no es contradictorio, sino que muchas veces se necesitan determinadas movilizaciones que empujen políticas de gobierno, que apoyen políticas de gobierno, que pidan políticas de gobierno, que apoyen el programa con el que se comprometió el gobierno. Esto funcionó en Brasil al principio, no siempre funciona, pero funcionó en algún momento.
Otra cosa que nos pasaba —no digo que les pasara a todos— en 2006 era que se podía creer que la discusión en la Mesa Política del FA sustituía o tenía mucha más fuerza que el trabajo en la base organizada del FA. Pero el avance en la Mesa Política, si no va acompañado del trabajo en la base del Frente y entre los votantes, no tiene demasiado significado. Desarrollábamos eso, pero a partir de ese desarrollo planteábamos la necesidad de fortalecer y consolidar el Espacio 609. Esto también estaba hecho no más de un año y medio, dos años después de haber construido el Espacio 609. Y no pudimos cumplir con lo que nos proponíamos, porque se fortaleció en cuanto a expresión electoral pero no se fortaleció en cuanto a esa expresión entre las clases sociales y las masas. Es un debe que tenemos todos.
La tercera consolidación que nos planteamos era el Frente, consolidar el Espacio 609 para ayudar a consolidar, a fortalecer el FA. La discusión sobre la candidatura a la Intendencia mostró que es algo en lo que hay seguir trabajando porque tuvo sus problemas. Es difícil consolidar un Frente que tiene 29 organizaciones. Uno lo cuenta en el exterior y no le creen. “¿Veintinueve organizaciones y funciona?” Funciona, pero puede funcionar mejor. El otro día en el comando político se planteaba que no estamos para crear una política de polos, dos polos, tres polos dentro del Frente, pero 29 tampoco. Entonces nos planteamos fortalecer el Espacio para tener algún tipo de acción en común.
Y por último nos planteábamos consolidar el gobierno; estamos hablando de 2006. Hoy que prácticamente terminó este gobierno y vemos que nos planteamos algunos objetivos, como mejorar la relación aparato productivo-deuda y la mejoramos; bajar el desempleo y lo bajamos a menos de la mitad; nos planteamos como objetivo comprometido con el PIT-CNT aumentar 20% el salario real promedio y aumentó mucho más; lo mismo con las jubilaciones; nos planteamos superar algunos problemas… Todo eso se hizo, pero no consolidó al gobierno como tal, eso sigue planteado.
Ayer el brasileño me decía que iba a haber una elección con Lula que sigue aumentando el apoyo, supera el 81% y si bien Dilma Rousseff cada vez se acerca más, sigue atrás. Entonces dice que se dio una discusión: si el prestigio del presidente arrastra, y cuando ganamos la elección dijeron “vieron que arrastra”, y después vino lo de Chile y Bachelet tenía un prestigio muy grande pero perdieron las elecciones, entonces “vieron que no arrastra”. Es así, uno puede mirar el gobierno, pero cuando vota, vota al presidente y vota a la organización que lleva adelante las elecciones.
Nosotros no consolidamos demasiado el gobierno. Tuvimos la suerte, a partir del trabajo, de ganar con mayoría; ganar con mayoría es un lujo que tenemos y no tienen otros, que muchas veces no nos damos cuenta de qué significa. Pero ¿cómo lleva adelante el PT su programa cuando en 500 diputados tiene 80 y en 80 senadores tiene 10? No lo lleva, lleva adelante el programa de la coalición. Nosotros no podemos llevar adelante todo nuestro programa, pero podemos mucho más. Entonces consolidar el gobierno es un lujo.
Decíamos que gobernar es hacer que el país funcione y discutimos con compañeros que decían que no es así, que el país siempre funciona. Sí, siempre funciona, el problema es hacer que funcione con los principios que uno tiene. En épocas de crisis el país funcionó con las recetas que nos plantearon, llegamos al 20% de desempleo pero el país funcionó, el salario cayó 23% pero el país funcionó, se fundieron empresas pero el país para determinadas concepciones funcionó. El día que se conocieron los datos del Banco Central del Uruguay (BCU) que indicaban que no había habido caída del PBI en el segundo trimestre del año habíamos tenido una discusión en el Senado a las doce en la que Alfie decía: “Discutan en chino, pero el país está en recesión porque el PBI cayó”; a las cuatro de la tarde salieron las cifras del BCU y Alfie dijo: “Sí, qué vivo, si el Estado invierte, pero si el Estado no hubiera invertido el país se habría caído”. Para él lo correcto era aplicar las políticas que promovía, que eran que el Estado se retirara, que disminuyera el gasto social, que disminuyeran los salarios, que disminuyera la inversión en obra pública, que bajara la capacidad de consumo para salir de la crisis, el país se hundía pero las políticas se salvaban, las de él. Como no se aplicaron las de él, dijo: “Qué vivo, como el Estado invirtió el país no cayó”.
La política tiene un papel, las concepciones tienen un papel, las ideas tienen un papel. Esto lo he contado en todos lados y lo voy a contar para ir cerrando. La discusión de la crisis en junio del año pasado es la demostración más clara de la existencia de dos grandes posiciones. Cuando aparecieron los ruidos de la crisis en el país en el Ministerio de Trabajo habíamos fijado las pautas salariales. Los primeros que empezaron a discutir las pautas fueron los empresarios: “Hay que bajar los salarios, estas pautas son muy altas”; después acordaron: “No bajemos los salarios, pero no los aumentemos, no demos aumentos”. Primero plantearon bajar y después dijeron eso. Después salieron Caumont y Talvi a decir lo mismo pero con otro fundamento: o bajábamos el gasto social, los salarios, la inversión en obra pública y la capacidad de consumo, o el país se hundía en la crisis, terminaríamos el gobierno con un desempleo más grande que el que teníamos cuando empezamos y habría que empezar 2010 con un ajuste fiscal de enormes dimensiones. Y después lo dijo la oposición. Nosotros no hicimos nada, mantuvimos las pautas salariales y el gasto social, aumentamos la inversión en obra pública y se mantuvo o aumentó la capacidad de consumo. A las pruebas hay que remitirse, hoy la Cámara de Comercio dice que la crisis no se sintió, a pesar de que Dolores Benavente, representante de esa cámara, pedía esa política y uno se encontraba con el contrasentido de que la Cámara de Comercio pidiera que se bajara la capacidad de consumo.
Fuimos al Consejo de Administración de OIT, el tema era empleo y crisis. Llegamos y nos repartieron un documentito chiquito, cortito, que decía estas cosas, bajar todo lo que acá se decía que había que bajar. Nos pusimos a hablar con los argentinos, los brasileños, los chilenos a ver si esto es así o no es tan así, y algunos decían: “Sí, no hay otro remedio”. Pero la conferencia empezó con un discurso de Rodríguez Zapatero que venía del G-20 y dijo que había llegado a la conclusión de que no había que bajar los salarios, no había que bajar el gasto social, no había que bajar la capacidad de consumo y que había que aumentar la inversión en obra pública. Después vino Ban Ki-moon y dijo lo mismo. Y al otro día nos pidieron que devolviéramos el documento y en una recepción previa al cierre nos repartieron otro que decía: “Hay que tratar de aumentar el salario, aumentar el gasto social, aumentar lo más posible la inversión en obra pública y tratar de que no caiga la capacidad de consumo”. Pero no lo podíamos votar, quién iba a votar eso si se lo daban a las diez de la noche y había que votar a las ocho de la mañana. Quedó como el documento de la risa.
Hay que explicar por qué es eso. Lo he dicho varias veces pero no me aburro de decirlo, esa receta de bajar todas esas cosas no es la receta para salir de la crisis, es la receta para que los países subdesarrollados paguemos la deuda aun en crisis. Es la receta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de los organismos internacionales para que sigamos pagando en la crisis, pero no ayuda a salir de la crisis, ayuda a aumentarla.
Y cuando la crisis fue a los países desarrollados no hicieron una receta para pagar la deuda, hicieron una receta para salir de la crisis e hicieron lo que nosotros antes de que nos lo plantearan el FMI, el Banco Mundial: tratar de aumentar el gasto social, el salario, la inversión, la capacidad de consumo. Las otras no eran recetas para que saliéramos de nuestra crisis sino para que pudiéramos pagar. Estos dos grandes conceptos estuvieron en juego en las elecciones después, es lo que muestran los dos grandes bloques de poder que hay acá.
En este momento no estamos —es obvio, pero lo tengo que decir— en la perspectiva de una construcción socialista, pero estamos en un proceso en que tenemos que trabajar para que no sea contradictorio con eso, que en el largo plazo no sea contradictorio con eso, que en el mediano plazo no sea contradictorio con eso. Por eso necesitamos articular la política, la institución de gobierno y las organizaciones sociales, hay que trabajar para eso, si hay una conferencia por delante hay tiempo para trabajar y creo que el debate sobre el socialismo se necesita, y si un documento contribuye a ese debate, bienvenido sea.
Alicia
Mar 20th, 2010
Me impactó el análisis, sin embargo, ubicó, en mi consideración, aspectos esenciales del desarrollo humano un tanto alejados. Coincido en el empleo y la producción nacionales como estrategias fundamentales, desde lo nacional, desde dentro de cada país, esto lo comprendo. No obstante, en mi criterio lo que el autor ubica como cuarto lugar sería en mi estrategia nacional, lo primero, ello se refiere, según palabras del autor a, «desarrollar conocimiento, técnica y tecnología y establecer un modelo educacional acorde con la concepción de país productivo», si ello no es el primer punto en la agenda de los Gobernantes, habrá que olvidar, o al menos dilatar el desarrollo de las capacidades productivas y/o materiales de un país. A pesar de esto, exhorto, desde la academia a continuar en estos tipos de debates para encontrar alternativas más «humanas» a nuestras vidas, presentes y futuras, Gracias.
juan antunez
Mar 20th, 2010
ESTIMADO COMPAÑERO, SON INPORTANTES LAS DECLARACIONES DE LOS COMPAÑEROS DESIGNADOS EN LOS PUESTOS DE DESICION, Y ESPERO QUE LA S ONG ENTIENDAN LO QUE ES RESPONSABILIDAD SOCIAL, QUE NO ES SOLO PROYECTOS PARA LOGRAR FINANZAS, SINO QUE ES PARTICIPAR JUNTO AL ESTADO O GOBIERNO PARA MEJORAR LAS SITUACIONES DE EMERGENCIA Y LAS NECESIDADES BASICAS. YO INTEGRO EMAUS ASOCIACION CIVIL HACE 27 AÑOS Y CONOCEMOS ALGO. SEGUIMOS APRENDIENDO.
UN ABRAZO PARA TODOS LOS QUE LUCHAN, JUAN ANTUNEZ.