EE.UU,Haiti. La jugada del Caribe
Publicado el 01/03/10 a las 10:18 pm
Ana Esther Ceceña, Humberto Miranda y equipo de investigación del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica (www.geopolitica.ws). Además colaboraron estrechamente en este trabajo, David Barrios y Rodrigo Yedra.
Ay! Haití la negra, llorando está
Pablo Milanés
El 12 de enero de 2010 fue un día de mucha incertidumbre, pero también de muchas confirmaciones. Puerto Príncipe, lo más cercano a un centro urbano moderno en el país más pobre del hemisferio occidental, amaneció con un terremoto de 7 grados de intensidad que dejó al pueblo, al Presidente y al propio Dios sin casa, al derrumbarse incluso el Palacio Presidencial y la Catedral.
Ese pequeño pedazo de La Española, pionero en la sublevación independentista, se debate hoy entre una catástrofe económica que lo ha sumido en la pobreza y le ha cancelado la autosuficiencia alimentaria[1], una catástrofe natural comparable a un bombardeo nuclear aunque sin efectos radioactivos, y una nueva ocupación que refuerza su condición de colonia.
La inmediata respuesta solidaria de la comunidad mundial enviando alimentos, medicinas y cobijas, se combinó con la presencia de médicos cubanos que desde hace 11 años trabajan apoyando al pueblo de Haití y que en estos momentos jugaron un papel central en la atención a las víctimas. Las difíciles condiciones del país, no obstante, no facilitaron la distribución rápida de la ayuda humanitaria, y los medios de comunicación, en cierta medida liderados por la CNN, fueron colocando como sentido común la idea de una situación de creciente caos e ingobernabilidad, que justificaba la presencia militar no sólo de los integrantes de la MINUSTAH[2], sobre terreno desde 2004, sino de nuevos contingentes de ¡tropas de asalto!
Si bien al inicio se había autorizado a la MINUSTAH colocar hasta 6700 efectivos militares en Haití, ese tope fue incrementándose hasta alcanzar el 30 de noviembre de 2009 una cifra de 9065 efectivos uniformados, incluidos 7031 soldados[3] y 2034 policías[4], apoyados por 488 funcionarios internacionales, 1212 funcionarios nacionales y 214 voluntarios de la ONU. Esta Misión, con un presupuesto anual promedio de 600 millones de dólares, ha sido denunciada por la organización inglesa Save the Children (No one to turn on to, 2008) por las sistemáticas violaciones sexuales, maltrato o incitación a la prostitución de niñas y niños haitianos, además de ser denunciada por organizaciones de derechos humanos y misiones de observación de la sociedad civil por los atropellos que con toda impunidad se cometen en nombre del restablecimiento de la paz.
Fuerza supuestamente de paz compuesta por uniformados de muchos países, notoriamente latinoamericanos, la MINUSTAH ha sido repudiada desde un inicio por la población haitiana por tratarse de una imposición que conculca las facultades de autodeterminación y el ejercicio de una democracia plena en Haití, además de estar autorizada para reprimir a los haitianos hasta en caso de sospecha.[5]
Hoy, en una jugada muy audaz, es directamente el Comando Conjunto de Estados Unidos, a través del Comando Sur, quien se erige como autoridad suprema controlando movimientos aéreos, marinos y terrestres. La MINUSTAH y sus efectivos quedan bajo las órdenes de las divisiones del Comando Sur en virtud de la atención al desastre.
Nadie objeta estos movimientos del ajedrez del poder hegemónico que en muy pocas horas transformaron la geopolítica continental. La comunidad internacional parece haberse hecho cargo de Haití como si fuera un desierto sin capacidad de organización propia desde 2004, y mucho más ahora después del terremoto. La comunidad internacional parece aceptar que las disposiciones de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos son universales y que las tropas son necesarias para apaciguar a ese pueblo indómito.
Descartando la hipótesis de que el propio Estados Unidos haya provocado el terremoto,[6] lo cierto es que unas horas después del desastre ya estaba en suelo haitiano la dramáticamente célebre 82 División Aerotransportada del ejército de Estados Unidos, responsable de las invasiones a Dominicana (1965), Granada (1983) y Panamá (1989), y, para el 26 de enero, el número de soldados que e movió hacia Haití, sumando los que hay en tierra y mar, asciende a 12500.[7] Nadie sabe a ciencia cierta qué función puedan estar cumpliendo los integrantes de una brigada netamente ofensiva, equipada con armamento sofisticado que incluye misiles, y con capacidad de neutralización y aniquilamiento de fuerzas vivas y la toma de territorios en muy breve plazo. Es decir, una fuerza de asalto de respuesta rápida. Habría sólo que recordar que en Granada y Panamá se trataba de operativos de invasión y ahora de uno, en principio, humanitario.
Dadas las circunstancias podría en verdad hablarse de una invasión limpia, al no necesitar despliegue de fuerza aérea y artillería para el bombardeo previo. El terremoto hizo el trabajo sucio, sin bajas para el invasor.
No hay mejor teatro de operaciones
Estados Unidos desplegó eficientemente todo un operativo de guerra y se ha ocupado mucho más de controlar que de apoyar. Se hizo cargo de las comunicaciones controlando no sólo el aeropuerto sino todos los movimientos en las costas, al punto que el Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, sostiene que Estados Unidos“…está aprovechando una desgracia terrible de un pueblo hermano para asentar presencia militar permanente, en una estrategia de militarización, de control en el continente”[8], y el presidente Evo Morales está llamando a una reunión de las Naciones Unidas para detener la escalada. Pero ni la ONU está en condiciones de interpelar las decisiones interventoras de Estados Unidos, ni los halcones están en disposición de soltar la presa. El imperio ha tomado muy en serio la pérdida estratégica que han significado los procesos revolucionarios recientes en Latinoamérica.
Además del buque hospital USNS Comfort, con cerca de mil elementos de personal médico que curiosamente atienden sólo alrededor de 100 pacientes diarios, se colocó en las costas de Haití, que por la cercanía (74 km.) son también las costas de Cuba, un portaviones nuclear (USS Carl Vinson) y dos buques de asalto anfibio (USS Bataan, USS Nassau).Todas estas naves, en realidad, son bases militares itinerantes que complementan las posiciones en tierra y que otorgan una mayor versatilidad y flexibilidad a las redes de control militarizado.
De acuerdo con información oficial, se han creado oportunamente dos nuevas Fuerzas de Tarea:
El Comando Sur de Estados Unidos ha establecido la Fuerza de Tarea Conjunta- Haití (JTF-H) para observar los esfuerzos de ayuda de los militares de Estados Unidos en Haití y ha nombrado al Teniente General del Ejército de Estados Unidos Ken Keen[9] como su comandante. Más de 20000 militares norteamericanos, 23 navíos y más de 120 aviones están apoyando las operaciones para proveer ayuda y cuidado a más de tres millones de haitianos afectados por el terremoto del 12 de enero.[10]
La otra Fuerza de Tarea, la 48, tiene sede ni más ni menos que en Cuba, en la base de Guantánamo, y por ahora se ocupa de coordinar “…los activos de tierra y aire para entregar oportunamente la ayuda humanitaria a Haití” según Patricia Wolfe, comandante de la Fuerza, quien recuerda que:
El suministro oportuno de esta ayuda es sólo posible por la estrecha proximidad de la Base Naval de la Bahía de Guantánamo (GTMO) con el área afectada. GTMO es obviamente una posición clave para atender los requerimientos estratégicos en esta región. (http://www.navy.mil/search/display.asp?story_id=50733)
De manera que si esto no es una ofensiva de guerra contra Haití tal vez sí lo sea para sus vecinos. Las nuevas posiciones ocupadas no sólo rodean el Caribe sino que cortan el paso entre Cuba y Venezuela y, mediante triangulaciones con las bases de la zona crean condiciones de aislamiento para cada una de las islas caribeñas.
Cuba, por lo pronto, queda cubierta por todos los flancos.
Con estas dos nuevas Fuerzas de Tarea a partir del desastre, una con sede en Haití y otra ubicada en Guantánamo, se puede pensar que estamos en el inicio de una reorganización completa de la estrategia militar en esta región o, por lo menos, de una reorganización operativa con miras más ambiciosas que en el pasado, y preparando condiciones de intervención inmediata en cualquier situación y lugar que así lo requiera, desde su perspectiva, en el área.
Con las viejas y nuevas bases en Colombia, las potenciales bases en Panamá, Palmerola, Guantánamo, Aruba y Curaçao, Estados Unidos tiene una situación de total control de movimientos en la región caribeña, o amazónico-caribeña. México queda cercado en el Golfo y sometido por la Iniciativa Mérida, y en coordinación con Colombia como parte del corredor de contención que Estados Unidos ha ido propiciando para detener los procesos de transformación en el continente.
Buena jugada! Haití queda ocupado, Cuba rodeada, la IV flota ondeando sus banderas en todo el Caribe y Venezuela acosada.
Pero en el Caribe no hay guerra. El Caribe es una zona de paz… y catástrofes.
[1] Hasta los años 70 del siglo XX Haití fue autosuficiente en arroz, que es la base de la alimentación. A partir de entonces y como producto de una combinación de políticas neoliberales, se perdió la suficiencia al punto que hoy se importa más del 80 % del arroz que se consume. Pero en general de una dieta alimenticia que se producía en un 90 % dentro del país, hoy se importa el 55 % (Rodríguez, José Luis, citado en Sánchez, José Tomás, ¿Qué hacemos en Haití?, www.ea.com.py).
[2] Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití.
[3] Los países que aportan personal militar, con Brasil a la cabeza, son: Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Jordania, Nepal, Paraguay, Perú, República de Corea, Sri Lanka y Uruguay.
[4] Países que aportan personal policiaco: Argentina, Benin, Bangladesh, Brasil, Burkina Faso, Camerún, Canadá, Chad, Chile, China, Colombia, Côte d’Ivoire, Croacia, Egipto, El Salvador, España, Estados Unidos, Federación de Rusia, Filipinas, Francia, Guinea, Jordania, India, Jamaica, Madagascar, Malí, Nepal, Níger, Nigeria, Pakistán, República Centroafricana, Rwanda, Rumanía, Senegal, Serbia, Sri Lanka, Suiza, Togo, Turquía, Uruguay y Yemen.
[5] La sospecha se ha ido instalando como elemento de justificación para acciones punitivas de parte de las fuerzas públicas, negando así las atribuciones de las instancias de justicia. En el caso de las misiones humanitarias o de paz, cuyo propósito debería ser restablecer y/o garantizar las condiciones para un funcionamiento regular de las instituciones democráticas, no debería permitirse tal grado de impunidad a las tropas que están autorizadas a disparar si creen que alguien parece sospechoso.
[6] Lo mismo ocurrió con el ataque a las torres gemelas. Algunos investigadores y periodistas han sostenido que se trató de un autoatentado para justificar los cambios drásticos de política militar que le sucedieron. Y en este caso ya circulan escritos basados en informaciones sobre el Proyecto HAARP con base en Alaska, sosteniendo la hipótesis de la capacidad de generar cambios climáticos y catástrofes como el terremoto en Haití.
[7] http://www.abn.info.ve/noticia.php?articulo=217451&lee=16
[8] “Bolivia teme que Haití se convierta en otra base militar estadounidense”. En DiarioCoLatino.com, San Salvador, enero 28, 2010. http://www.diariocolatino.com/es/20100119/internacionales/75895/
[9] Ken Keen es el Military Deputy Commander (Comandante suplente o adjunto) del Comando Sur y tiene amplia experiencia en la región, además de haber comandado la Fuerza de Tarea Ranger en la Operación Tormenta en el Desierto y de haber formado parte del Comando Conjunto del EUCOM en 2007-2009. Se trata de un militar de la más alta categoría y experiencia en zonas de guerra y conflicto, en plenas funciones, con trabajo reciente en áreas de alto riesgo estratégico. En América Latina fungió como Oficial de las Fuerzas Especiales en Panamá (1977-1980); Oficial del Grupo de Entrenamiento Militar en Honduras (1980); Comandante del Grupo Militar de Estados Unidos en Colombia (2001-2003); Comandante del Ejército del Sur de Estados Unidos (2005-2007) y estudiante en el Comando Brasileño y el Colegio del Comando General en Brasil (Brazilian Command and General Staff College) (1987-1988). (http://www.southcom.mil/AppsSC/pages/dcdrBio.php). No hay que descuidar este último dato y los vínculos que implica, sobre todo teniendo en cuenta el papel de las Fuerzas Armadas brasileñas como comandantes de la MINUSTAH.
[10]Consultado en la página de internet del Comando Sur el día viernes 29 de enero de 2009 http://www.southcom.mil/AppsSC/factFiles.php?id=138
http://alainet.org/active/36101
arlette
Mar 2nd, 2010
Cómo olvidar que el 2 de diciembre de 2005, el diputado socialista Guillermo Chifflet provocó una conmoción política al renunciar a su banca, en desacuerdo con el envío de nuevas tropas uruguayas a Haití y ante la imposibilidad de votar favorablemente de acuerdo al mandato imperativo resuelto por la bancada frenteamplista:
“Yo no puedo votar contra lo que son las convicciones más hondas de mi conciencia”.
QUIERO ESTAR TRANQUILO CON MI CONCIENCIA
http://www.terrorfileonline.com/es/index.php/Intervenci%C3%B3n_del_Diputado_Guillermo_Chifflet_donde_renuncia_a_su_cargo
GUILLERMO CHIFFLET
(2/12/05.- Intervención del Diputado Guillermo Chifflet, en el Parlamento, donde renuncia a su cargo)
«Sra. Presidenta no es la primera vez que analizamos la tragedia de Haití en esta Sala cuando tratamos el envío de tropas para respaldar al denominado ejército de Paz. Hemos tratado el tema con seriedad, por lo menos con particular y especial atención. Nos hemos preocupado por tomar posición a partir de principios e informaciones probadas hoy por el derrocado presidente Jean Bertrand Aristide.
Acá el tema es concreto; A mi modo de verlo, un pequeño país ha sido sometido a una intervención externa, absolutamente ajena a las normas del derecho internacional, que luego la potencia interviniente ha intentado legitimar con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
. En realidad, esa es mi íntima convicción, desde Naciones Unidas se siguió la voluntad del gobierno de EEUU, los hechos fueron a mi modo de ver claros. Un país pequeño, saqueado, empobrecido, explotado ha sido víctima una vez más, de una intervención externa, absolutamente fuera de normas del derecho internacional -repito- acción que luego intentó legitimar esta misma potencia mundial por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Ya en junio y en diciembre de 2004 hubo afirmaciones categóricas al respecto. Un legislador estudioso de estos temas que había sido además militar, el Diputado Brum Canet, hoy lamentablemente fallecido y a quien recordamos por su serena capacidad de aportar razones y altura a los debates, comenzó en aquellos días su intervención diciendo que «consideraba que en el país -acá, en el Uruguay- se ha ido perdiendo sensibilidad respecto a la soberanía nacional».
¿Por qué afirmó esto? Porque a su juicio el envío de tropas comprometía en esa oportunidad la soberanía nacional y explicó por qué. El envío de tropas se realizaba dé acuerdo al Capítulo 7° y no al Capítulo 6° de la Carta de Naciones Unidas. La diferencia no es menor, en ambos casos la situación es muy distinta porque el capítulo 7° no refiere al mantenimiento de la paz, sino a la imposición de la paz. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué Naciones Unidas optó por la imposición y no por el mantenimiento de la paz? Porque para que se aplique el capítulo 6° tiene que haber un acuerdo de los sectores en pugna que soliciten la mediación de Naciones Unidas con el fin de lograr un entendimiento.
En otras palabras el Capítulo 6° de la Carta de Naciones Unidas plantea: «Que los bandos en pugna en el lugar, donde se produce el conflicto, donde se terminó la paz entiendan necesario la terminación de la guerra y acuerde -reitero- para buscar la paz solicitar la intervención de una fuerza de Naciones Unidas que apunte a ese objetivo». En el caso de Haití eso no ocurrió. Este antecedente de la participación con tropas de acuerdo al Capítulo 7° para la imposición -repito- y no para el mantenimiento de la Paz, implica acompañar una decisión del Consejo de Seguridad en Naciones Unidas que no se ajusta, a nuestro modo de ver, al interés nacional uruguayo y resulta además un pésimo precedente.
La línea de un país con las características de Uruguay debe ser -pienso- la de promover la paz y acompañar posiciones de estricto respecto a los principios de no-intervención y autodeterminación de los pueblos. Cuando esos principios se debilitan -y en esto puede haber amplio acuerdo entre todos los partidos- los que se perjudican son los países débiles, los países más pequeños. En Haití hubo una intervención extranjera cometida – – por tercera vez en violación de normas internacionales claras y luego se intentó y se sigue intentando enmascarar desde un Consejo de Seguridad que acompañó la voluntad del gobierno de Estados Unidos.
Cuando se trató este tema en junio de 2004 yo tuve oportunidad de leer en Cámara la opinión del Dr. Gros Espiel recogida en una entrevista de la periodista Sonia Breccia, está textualmente en el acta del 15 de junio de modo que solo reiteraré una síntesis apenas de algunos de sus conceptos fundamentales en opinión del Dr. Gros: «En Haití hubo un Golpe de Estado con intervención extranjera, sin embargo -dijo el Dr. Gros- la primera resolución del Consejo de Seguridad sobre Haití que fue del 29 de febrero no habla de golpe de Estado sino que expresa que Jean Bertrand Aristide renunció» y como indicó ya entonces el Dr. Gros Espiel y hoy está probado «el Presidente de Haití no renunció, sino que lo echaron mediante un golpe de Estado» incluso fue recibido en la República Sudafricana como jefe de Estado, república donde reside hoy.
Es decir que hay prácticamente un reconocimiento de un país sudafricano sumamente importante en cuanto a que continúa siendo el Presidente constitucional. Pero esos son detalles laterales sobre los que no me gustaría pronunciarme. El Dr. Gros se preguntaba entonces; «Si hubo un golpe de Estado y si hay un conflicto interno en Haití, ¿enviar tropas integradas por uruguayos para intervenir en un conflicto interno resultado de un golpe de Estado, no es una forma de intervención, dudosamente jurídica, en asuntos internos de ese país?» Y agregaba: «¿Uruguay va a enviar tropas para dirimir un conflicto interno resultado de un golpe de Estado?» Y reflexionaba por último, «esa es una pregunta que hay que hacerse porque no todo lo que salga de Naciones Unidas tiene la bendición divina ni es a priori correcta.»
Yo, sobre esto traía también algunos materiales, a propósito de un libro que se publicó recientemente de un diplomático de Inglaterra en los EEUU. Tema que no voy a desarrollar pero que en síntesis señalaba que si se demoraba un poco más y si Tony Blair hubiese actuado con otra actitud, sin ninguna duda que Naciones Unidas habría realizado el operativo en Irak que está realizando Estados Unidos directamente con tropas de otros países. Tropas que no podrán alegar que es antiimperialismo ir a sustituir a las tropas norteamericanas en Irak a colaborar con ellas.
Cuando se trató este tema, en junio de 2004 yo recogí esa opinión del Dr. Gros y que me parece a mi juicio muy convincente y de un hombre además que es un jurista destacado. «Naciones Unidas además al referirse al tema de Haití tergiversó los hechos, tomando nota -dice- «de la dimisión de Aristide y de la investidura de Boniface Alexandre como presidente interino, etc.». Esto dice Naciones Unidas y esto no es verdad. Es si algo grave, porque a partir de esa afirmación Naciones Unidas pasó a actuar legitimando o intentando legitimar la política del gobierno de EE.UU. Lo esencial ayer y hoy, a mi modo de ver, es a quien -como mínimo- con la presencia armada van a respaldar nuestras tropas y la de otros países.
El mensaje que consideramos reiterando el anterior lo dice claramente; «Van en apoyo al llamado gobierno de transición, van a prestarle asistencia», van en apoyo del régimen que como hemos dicho ha sido establecido por intervención extranjera. Personalmente creo debemos plantearnos ¿fueron o no soldados estadounidenses los que intervinieron para poner como presidente a un adversario de Aristide que estaba fuera de Haití? Ante la evidencia del golpe además, los quince países de la Comunidad del Caribe reclamaron una investigación de Naciones Unidas. El Canciller de Trinidad y Tobago destacó por esos días en conferencia de prensa que todos los intentos de la Comunidad del Caribe para que Naciones Unidas investigara, se vieron frustradas por la resistencia del Consejo de Seguridad; todos sabemos quien predomina allí. Lo que resulta obvio e importa subrayarlo porque los responsables de la destitución de Aristide son miembros relevantes del Consejo de Seguridad.
¿Hoy tenemos claro o no como fueron los hechos? ¿Es exacto o no que el propio Aristide afirma sin vuelta, sin ambages que fue secuestrado por infantes de marina estadounidenses y que no renunció por su propia voluntad sino que fue obligado a firmar un documento? En Haití se produjo un golpe de Estado con intervención extranjera es una afirmación que reiteradamente desde junio y diciembre desde el año pasado hemos venido confirmando y tengo datos, algunos de los cuales brevemente voy a aportar. A las opiniones que hemos expuesto se puede sumar la de 54 países de África que han denunciado que en Haití se produjo un golpe de Estado. Por estos días, estamos a un año y nueve meses de la intervención del golpe de Estado en Haití ¿y qué ha pasado en todo ese tiempo? Acaso la presencia de tropas ha mejorado la situación. Hoy se vota sin la menor información sobre este punto que habría contemplado por lo menos la curiosidad de alguna gente como yo.
Algunos preferirán no creer la opinión de Aristide pero por lo menos hay que refutarla, contraponerle alguna otra opinión y no se podrá alegar que se la desconoce porque hasta en alguna prensa uruguaya que ha publicado la denuncia al mundo que Aristide a difundido desde Sudáfrica donde está hoy exilado y denuncia que en su país el sufrimiento humano continúa en aumento; que la resistencia pacífica a la opresión es respondida con la violencia; que la estabilidad en Haití se ha convertido en sinónimo de represión; que los pobres, despojados de su humanidad son sacrificados porque se han abrogado la autoridad en el país, bajo la mirada de las fuerzas de pacificación -vean en la obra que van a colaborar ahora nuestras tropas- Un pacífico encuentro deportivo fue transformado (en una masacre) padres, hijos, familias enteras y la vos de un importante sector del pueblo, el sector de Aristide, no tengo porque acompañarlo, pero es un sector político del país, la Organización LÁVALAS por cierto que no esta legalizada.
¿Esa es la paz que van a asegurar con el sentido de una autoridad que se pretexta a las tropas extranjeras? ¿Es cierto o no, que hay miles de miembros del partido de LÁVALAS que están encarcelados? ¿La represión es cierto o no que ha matado más de 10.000 personas? Debo terminar y antes debo hacer referencia a una situación política.
– Presidenta, Nora Castro: Redondee Señor Diputado. – Guillermo Chifflet: Permítame dos minutos voy a tratar de redondear y lo más redondo posible. Bien claro: la bancada de mi partido del Frente Amplio al que yo no renuncio por cierto, y la del Partido Socialista antes decidieron que es mandato imperativo de los legisladores votar esto. Yo no puedo votar contra lo que son las convicciones más hondas de mi conciencia, por lo que he dicho y por otros argumentos más que tienen que ver con la acción del imperio y de los poderes centrales del mundo en América Latina.
Yo sé perfectamente por qué se me plantea «vas a romper la unidad monolítica de la fuerza de gobierno creando un precedente que otros podrán seguir después en los temas que se les ocurra». Yo no creo, que en el tema que se le ocurra a cualquiera, vaya uno de los compañeros, a seguir lo que se le antoje, y yo tampoco. He votado cosas incluso que no comparto, que no acompaño, pero que acepto por disciplina.
– Presidenta Nora Castro: Vaya redondeando Señor. Diputado – Diputado Guillermo Chifflet: Si pero permítame un minuto porque es la última vez que hablo en Cámara. Yo acepto por cierto, y soy partidario del mandato imperativo, pero para cumplir con los compañeros me retiro ahora, no voto, pero renuncio a la Cámara. Renuncio.
– Presidenta Nora Castro: Se suspende por un momento la sesión de la Cámara – Diputado Guillermo Chifflet: Una última frase permítame. Quiero estar de acuerdo en respetar la voluntad de la mayoría, pero quiero estar también tranquilo con mi conciencia. Gracias»
Tomado de Espacio Solidario, Boletín Informativo – AÑO VI – No. 121, 12 de diciembre de 2005