Una bandera: de la Colcha de Retazos al MIDES
Publicado el 29/09/09 a las 11:22 pm
Por Daniel Nacelle.
En esta oportunidad mi propósito es compartir con Uds. una reflexión a partir de un ejercicio con la memoria y además, contribuir en lo político a renovar un sentimiento de esperanza.
Abandonemos por unos instantes lo que estamos haciendo y viajemos con nuestra memoria al año 1971.
Por aquella época a poco de fundado el Frente Amplio, seguramente Uds. recordarán que la derecha conservadora y retardataria que vestía de “poncho blanco” y de “sobretodo” acuñó una expresión para denostar al nuevo adversario político; fue así que nos bautizaron peyorativamente “la colcha de retazos”.
Sin embargo, ellos venían desde hacia mucho tiempo ventajeando al pueblo con la Ley de Lemas; rastrillando mediante una ficción de candidaturas múltiples, votos de todo el espectro político posible. A tal punto las cosas eran así, que desde la propia derecha en un lapsus de honestidad intelectual, uno de sus representantes más connotados dijo con ingenio, en broma pero en serio: “el voto en el Uruguay es tan secreto, que uno sabe a quien vota pero no, a quien elige”.
Contemporáneamente a este contexto político, pero a nivel del movimiento de Canto Popular, entre muchas figuras, todas del mejor nivel y comprometidas con la causa del Pueblo, marcó un hito a los efectos de nuestra reflexión, la presencia de un trovador: Gastón Ciarlo “Dino”. Su Milonga de pelo largo venía acompañando en la lucha desde algunos años atrás a todos los compañeros obreros y estudiantes, en eventos y circunstancias, tales como: movilizaciones, huelgas, marchas y ocupaciones. De su letra seleccionamos y transcribimos en función de nuestro propósito la última estrofa:
“Milonga, mi compañera que me comprende,
que me protege, que me abriga.
Frazada del pobre hombre que siente frío
y no se queja, ya no se queja.”
A partir de aquellos comienzos, incansablemente, el pueblo continuó tejiendo a toda hora y sin detenerse nunca, desde cualquier lugar en el Uruguay o en el mundo la trama de su humilde “colcha de retazos”, incluso desde la cárcel, la resistencia o el exilio durante la larga noche de la dictadura cívico-militar.
Más de treinta y cuatro años debieron transcurrir para que aquella modesta y humilde ”colcha de retazos”, incorporando también “recortes de poncho y sobretodo”, llegara a ser gobierno, creara el MIDES y mediante la implantación del PANES como proyecto de acción social, se transformara en “la frazada del pobre hombre”, donde fueron cobijados de inmediato aquellos compatriotas “que sienten frío y no se quejan”.
Una vez más históricamente la política y el arte popular demostraron que se encuentran en una intersección ineludible.
Volvamos ahora al presente teniendo en cuenta que las casualidades no existen. La semana pasada la gente espontáneamente más allá de convocatorias orgánicas retomó esta mística, y se autoconvocó para zurcir la bandera más grande nunca vista en la historia de nuestra patria; hecha de retazos como despectivamente señalaban los dueños del “poncho” y el “sobretodo”.
Hace flor de rato que somos la primera fuerza política en este país pero todavía no hemos podido desarrollar esa conciencia. La emergencia social, las tareas pendientes, el trabajo por venir, en suma la tarea de gobierno nos une. El triunfo electoral fue en realidad el comienzo y no la etapa final de un proceso de cambio que hoy necesitamos renovar.
Tengamos en cuenta que hay deudas de honor. A los “tejedores” vivos les debemos respeto y a los muertos y desaparecidos, la verdad. Por eso están en marcha entre muchas otras cosas, la Ley 18.033 de Reparación y la iniciativa popular de anulación de la Ley de Caducidad y el Voto Epistolar.
En este primer gobierno se recompuso parte del diálogo social convocando a los Consejos de Salarios, incorporando por primera vez a los trabajadores rurales y al servicio doméstico, promoviendo el blanqueo de miles de situaciones laborales irregulares, hecho que ha facilitado el comienzo de un proceso de reconstrucción del aparato sindical.
Mediante la coordinación interinstitucional, la capacitación de recursos humanos y la asignación de los recursos correspondientes, se lleva a cabo un combate real contra la evasión fiscal, el contrabando y el narcotráfico.
En materia de derechos humanos queda mucho por hacer pero, no se pueden desconocer los avances significativos que han habido a tal punto que, las Fuerzas Armadas terminaron confesando, sin apremios físicos y por escrito, parte de los delitos económicos y las violaciones a los derechos humanos cometidos, abriéndose paso entonces a los allanamientos en los predios militares en busca de desaparecidos.
Se ha respetado y respaldado la independencia y autonomía del Poder Judicial restableciéndose la confianza, a tal punto que hay militares y civiles presos, cosa que hasta hace muy poco evaluábamos como algo posible, pero muy lejano en el tiempo.
Nada de lo consignado hubiera sido posible sin un excelente manejo económico que permitiera no solo generar los recursos necesarios para todos estos fines sociales sino que además nos colocó a salvo de la crisis capitalista más grande de la historia y nos hizo, para sorpresa de muchos, merecedores de las felicitaciones de las más importantes instituciones financieras del mundo.
Todo esto hecho dentro del más estricto orden constitucional y legal vigente en el país.
Entendemos también que nada de lo mencionado es una obra perfecta o terminada; no hay iluminados. Seguramente hemos cometido errores, errores que cometen humanamente nuestros compañeros de carne y hueso al trabajar en una nueva, agotadora y compleja labor de gobierno. Necesitamos por lo tanto permanecer en el gobierno, capitalizando lo aprendido, para continuar con el proyecto popular.
Este momento que estamos viviendo, es una buena oportunidad para reflexionar y reafirmarnos en nuestro pasado, en nuestro origen y pasar a tener presente en toda las instancias aquellos principios contenidos en el Documento Fundacional y en las Bases Programáticas, para no desviarnos del cerno primigenio y seguir pensando como siempre hemos pensado: no se trata de qué nos pueden dar, sino más bien de qué podemos dar nosotros para contribuir a la tarea nacional. Esta es una de las principales diferencias que tenemos los militantes de izquierda con los votantes de los partidos tradicionales. Y tenemos claro además, que para esto no se necesita ocupar ningún cargo.
Desde esta página, humildemente, los convoco a todos, en este tramo final de la campaña electoral, a salir a buscar los pocos votos que nos están faltando, para que el 25 de octubre próximo ganemos 3 a cero.