Narcotráfico y campaña electoral
Publicado el 26/09/09 a las 6:19 pm
Por Milton Romani Gerner, Secretario general de la Junta Nacional de Drogas, Dirigente del PVP
Si tiene un mérito este gobierno es haber instalado el tema drogas en términos de agenda pública. Haciendo, gestionando y poniéndole cabeza y corazón al sufrimiento que provocan las drogas y a las secuelas en la convivencia que generan el tráfico, las bocas y el delito organizado. No es un tema de partidos pero sí de concepciones y actitudes que aportan o no. Presencia del Estado y responsabilidad compartida con la sociedad.
Desde la JND hemos sido claros: el narcotráfico hay que atacarlo en todas las líneas, pero fundamentalmente para los grupos y personas que lo financian y contra el lavado de dinero, que es la columna vertebral de su supervivencia. Represión necesaria, pero no suficiente para abordar un fenómeno social complejísimo. Tan importante es la prevención, educación y tratamiento. Redes comunitarias de contención. No tienen éxito de titulares ni de noticieros. Pero son fundamentales. El tema se incorporó definitivamente a los programas de Primaria, Secundaria, Educación Técnica e institutos de formación docente. No es poca cosa. En un trabajo de equipo coordinado entre la JND y los docentes de las cuatro ramas, que necesitó una larga elaboración. Pero allí está. Con una concepción didáctica de educar y prevenir desde la formación de habilidades para la vida. Se necesita integralidad y equilibrio en la estrategia de drogas. Difícil, pero necesaria.
La victimización de los jóvenes en este tema intenta hacer invisible que hay grupos de «empresarios» que financian el tráfico y hay otros que en actividades al margen de la ley lavan dinero de la forma más novedosa. Acá hay una responsabilidad empresarial compartida. Los golpes a varios grupos criminales que hemos desbaratado demuestran que el «negocio» empezó como un esquema de lavado y luego se extendió al tráfico ilegal.
Porque ocurre que en este plano es donde los intereses se confunden.
Donde hay gente que salta y dice «ah no, pero este tipo de negocios no me lo toquen». Actitud que se compadece, a otro nivel, del comerciante que vende alcohol a los muchachos y luego se queja de los «menores delincuentes».
«Si puedo hacer un mango más no me toquen el negocio», parece ser la divisa.
Eso sí, luego ¡a meter pibes presos por muchos años y bien jóvenes!
Hay mensajes electorales que los narcos están festejando calurosamente.
Pedro Bordaberry, en un audio de «No toquen nada» de Océano FM, hablándole a comerciantes de Colón: «Pero además usted tiene que trabajar para la Junta Nacional de Droga y la DEA. Si usted tiene inmobiliaria y vende una casa, tiene que preguntarle al comprador: ‘¿De dónde sacó la plata?’ ‘¿Esta plata proviene del narcotráfico? ¡El de la inmobiliaria tiene que preguntar! Yo me pregunto, si esa persona dice ‘sí, soy narcotraficante’, ¿qué hace el de la inmobiliaria, lo denuncia? ¿Lo tiene que denunciar? Y entonces resulta que ponemos en la situación a un comerciante honesto de tener que enemistarse con un narcotraficante, si no incurre en una omisión legal.»
Algunos empresarios inmobiliarios han protestado mal, por la obligación legal que los obliga a reportar inversiones «inusuales». Aun cuando la Ley los obliga desde 2004 en virtud de una ley del gobierno colorado. Sólo se pide que las reporten al Banco Central. No es una denuncia. No se enemista con ningún cliente honrado. Pero una cosa es la protesta empresarial comprensible aunque no compartible) y otra son los conceptos de un dirigente político que está haciendo una propuesta ética y de desarrollo del país. Sería importante aclarar esto. Si no es un mensaje muy poderoso contra los que se organizan para lavar dinero y financiar el tráfico de cocaína.
Hay quienes añoran las sociedades anónimas financieras de inversión que fabricaban a miles en sus estudios privados y defendían como «proyecto de país» desde el Ministerio de Economía. Sí, me refiero a Ignacio de Posadas que, al igual que Lacalle usa y abusa de la imagen del «herrero que fabrica cuchillos». El noble artesano no puede ser responsable de lo que haga el cuchillero asesino. Esa fue la respuesta a la denuncia que hizo Abel Reynoso, de la DEA Buenos Aires, en 1998.
Esto no es pasado, es presente.
El diario «Ultimas Noticias» (11/9/09): «El candidato del Partido Nacional prometió ayer a unos 300 empresarios (…) que de ser presidente permitirá la formación de sociedades anónimas «para lo que sea». Consideró que «el capitalismo y las S.A. son de los grandes inventos de la humanidad». Ante una sala repleta de empresarios del sector supermercados, ayer de mañana, en un seminario en el hotel Radisson Victoria Plaza, el candidato del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle, prometió que, de ser presidente, va a permitir la formación de sociedades anónimas «para lo que sea», porque esa es la manera «más democrática» de incorporar capital».
El énfasis en aclarar «para lo que sea» no parece necesario. Al menos para empresarios honestos. Se parece más a un mensaje poderoso para otro tipo de «empresarios». Si esa no fuera la intención (para ser benevolentes en el juicio) se convierte en un resultado inevitable de una operativa que ya sabemos cómo funcionó, que desprestigió al país y que con mucho esfuerzo (luego de prohibir las SAFI) estamos remontando. No es sólo el «prestigio» del país, sino la constelación de delitos e inseguridad que esas «sociedades» han generado. Esto también forma parte del principio de autoridad para ejercer el derecho a la seguridad ciudadana.
El país, sea cual sea el programa, debe mantener una credibilidad para que las inversiones sean para un desarrollo humano armónico, justo, creíble y sustentable. Aquellos negocios raros han traído estos lodos.
La Republica – Editorial – 17 de septiembre, 2009 – AÑO 10 – Nro.3391