¿Competencia o consenso?

Publicado el 06/10/08 a las 5:25 am

LAS INTERNAS DEL FRENTE AMPLIO

Escriben: Constanza Moreira y Verónica Pérez

A medida que se acerca el fin de 2008 arranca el llamado «ciclo electoral», aunque este comienza formalmente en junio de 2009. De hecho, las elecciones internas, que en 1999 se celebraron en abril, fueron trasladadas a junio, con el objetivo de reducir el ciclo. Sin embargo, la contienda electoral comienza ahora con mucha anticipación, y en ello influye la proliferación de encuestas de opinión en estos últimos tres meses.
En este momento, y más allá de la intención de voto de cada partido, es la definición de la fórmula presidencial lo que concita la atención de los medios y de la ciudadanía en general. Ello se vincula al hecho de que en los dos principales partidos del sistema en la actualidad -el Partido Nacional (PN) y el Frente Amplio (FA)- la elección de la fórmula no parece sencilla. En el PN dista de haber «ganadores» claros (como en el período anterior), y en el FA el pronunciamiento de Tabaré Vázquez no parece haber zanjado la cuestión. Además, luego de cuatro períodos en los cuales el FA no debió dilucidar su candidato presidencial (Vázquez era el candidato «natural»), ahora se encuentra con que debe hacerlo. Para ello, cuenta con al menos tres mecanismos: el acuerdo «de cúpulas», la decisión del Congreso y las internas abiertas.
La intención de voto del FA está un poco por debajo de la que presentaba en igual período cinco años atrás (tenía 46 por ciento de intención de voto al tracio del ciclo 2004-05). Esto hace que la elección de la fórmula presidencial pese y mucho entre la diligencia frenteamplista (y no tanto entre su electorado más firme, que oscila entre el 38 y el 40 por ciento). ¿Quién asegura mejor la victoria del FA en las próximas elecciones? ¿Hay algún candidato que lo haría perder? Esto es lo que parecen preguntarse todos los días los dirigentes frenteamplistas, acicateados muchas veces por los medios. Repasemos un poco la «histeria reciente» de las candidaturas del FA.

UNA INTERNA POCO CLARA.

Desde que Vázquez anunció en junio de 2007 que no se presentaría a su reelección (lo que implicaba, entre otras cosas, emprender una compleja reforma electoral, de dudoso resultado), el escenario del FA se abrió a la competencia de eventuales candidatos o candidatas a ocupar el sillón presidencial. Desde ese momento, la eventualidad de que el entonces ministro de Economía, Danilo Astori, se presentase como precandidato parecía muy probable, en la medida en que ésta podría ser «su» chance luego de haber perdido la interna con Vázquez en 1999 y haber desistido de su precandidatura en 2004, nuevamente frente a la figura del actual presidente. A esto se suma su alta popularidad, así como el hecho de contar con el «aval del presidente. Pero mientras la posibilidad de que Astori fuera precandidato asomaba, también se fortalecía la idea de que la otra figura popular del gobierno, el ex ministro de Ganadería José Mujica, hiciera lo mismo. Paralelamente, surgieron algunas voces respecto a terceras figuras, así como la posibilidad de que una mujer integrara la fórmula, hecho calificado como deseable por e174 por ciento de la opinión pública según una encuesta del Instituto de Ciencia Política. Sin embargo, no pareció abrirse un espacio para la renovación general y de género, como sucedió con la izquierda en otros países (los ejemplos más claros son España, Francia y, más cerca de la región, Chile).
Las últimas encuestas de opinión pública, por su lado, parecen -en parte- registrar este escenario binario en las preferencias de los y las frenteamplistas. Dependiendo de la forma de preguntar y del tipo de encuesta, los últimos datos muestran que las opiniones se encuentran divididas entre el apoyo a Astori y a Mujica, en algunos casos con escenarios de empate y en otros con la balanza inclinada hacia Mujica. Por su parte, una proporción que oscila entre e18 y el 15 por ciento se inclina por Vázquez, pese a que ésta ya no es una opción posible. Asimismo, una proporción no desdeñable, que varía entre e110 y el 20 por ciento, dice no haber definido su opción por ningún candidato del FA. Por otro lado, la idea de que la fórmula presidencial esté integrada por Astori y Mujica (sin tener en cuenta el orden) parece reunir la simpatía de la mayoría del electorado frenteamplista.

MUJICA Y ASTORI: ¿DOS ELECTORADOS DISTINTOS?

Pero Mujica y Astori no captan exactamente el mismo electorado dentro del FA, de acuerdo con los datos que surgen de las encuestas de opinión pública. Mientras el primero recoge más votos entre los sectores con menor nivel educativo, en la franja más joven de votantes (17 a 29 años) y entre los que se ubican más a la izquierda del espectro ideológico, Astori obtiene más adhesiones entre los sectores más educados, en la franja etaria de 30 a 39 años y entre los que se posicionan más hacia el centro en el eje izquierda-derecha.
Ambos candidatos tienen también virtudes distintas para el electorado. En la comparación, los datos revelan que Mujica es más valorado «por conocer los problemas del país», por «ser más tolerante con los que piensan distinto», así como por su «mayor honestidad» y «sensibilidad» ante los problemas de la gente. Por su parte, de Astori se dice que «está mejor preparado para gobernar» y que «tiene mayor capacidad de negociación». Esto marca claramente perfiles distintos de uno y otro candidato. Algunas de las virtudes más valoradas en Mujica hacen referencia a una imagen más próxima a la gente, imagen que él mismo ha resaltadoen varias oportunidades como constitutiva de su liderazgo y como una virtud a promover. La imagen de Astori aparece en cambio más ligada a lo técnico, en lo que sin duda está influyendo su trayectoria académica así como haber ocupado «con éxito» la titularidad del Ministerio de Economía, cartera cuyo desempeño suele ser especialmente observada en los países latinoamericanos. Así, el FA parece reproducir una ecuación constitutiva de la historia política de Uruguay: la de los «caudillos» y la de los «doctores».

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE UNA INTERNA C0MPETITIVA.

Una vieja regla de la política indica que cuando la competencia es muy reñida entre dos candidatos, las decisiones «de cúpula» difícilmente contenten a unos y otros, ya que necesariamente inclinarán la balanza. En tales casos, una mayor participación de la ciudadanía en las decisiones, si bien no asegura la «virtud» del resultado (por ejemplo, que se elija a quien mayor probabilidad tiene de ganar la elección), asegura la virtud del procedimiento por el cual se arriba a este resultado. Así, unos y otros, a despecho de sus preferencias específicas, acatarán la voluntad mayoritaria. Es la llamada «regla republicana».
Al mismo tiempo, existe temor de que una interna competitiva entre los dos candidatos colabore a polarizar la ya compleja interna de un partido que, como el FA, está compuesto por muchos grupos de peso. El recuerdo de las internas del PN en 1999 está fresco en la memoria política del país. O incluso se menciona la interna del Partido Demócrata entre Obama y Hillary como un ejemplo en este sentido (aunque nada prueba que esa interna influya negativamente sobre las chances demócratas de triunfar en las elecciones).
La izquierda ha reivindicado históricamente la participación ampliada de la ciudadanía en la toma de decisiones. Es, de hecho, el partido político uruguayo con mayor mecanismo de consulta a sus bases militantes (como se evidencia en su propia estructura). Así, este partido está quizá en mejores condiciones que el resto de llevar adelante una elección interna que lo fortalezca, y no que lo debilite. También puede valerse del propio instrumento de las internas para movilizar a un electorado que, en general, ha tendido siempre a involucrarse políticamente, y que mira con expectativas una elección en la cual no quiere permanecer ajeno.

Tomado de Brecha, 3/10/2008.