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Partido por la Victoria del Pueblo ANULAR LA LEY DE IMPUNIDAD

 

 

Bloqueo sensorial en materia de leyes que protejan al trabajador'
Patronales contra ley de fuero sindical

Escribe: Hugo Cores

 

“Esta iniciativa no es un hecho aislado. Forma parte de una estrategia que apunta al desplazamiento del empresario en la gestión de su propia empresa, determinando un nuevo orden en nuestra sociedad”.

Punto 7 del documento firmado por todas las cámaras patronales. 13-12-05

La aprobación en el Senado del proyecto de ley de libertad sindical impulsado por el gobierno suscitó una reacción inesperada por parte de las patronales.

El punto de vista de los empresarios fue ampliamente amplificado por algunos sectores de la prensa que  presentan toda acción del gobierno como un avance hacia la victoria final de una sociedad bolchevique. Resulta sorprendente no sólo la unanimidad inmediata de las entidades patronales sino también la dureza de los argumentos esgrimidos.

El espíritu evidenciado por la nota firmada por unas 19 entidades empresariales arroja luz sobre el porqué no se llegó a un acuerdo, pese a la buena voluntad del gobierno.

Los empresarios se sienten bien, demasiado bien, sin sindicatos o con sindicatos débiles.

Esta actitud no es nueva. En realidad es casi tan vieja como la crisis del modelo de capitalismo que floreció en el país hasta mediados de la década del 50, cuando era viable una industria de sustitución de importaciones, el fortalecimiento del mercado interno y un Estado paternalista que era muy buen padre, sobre todo para los industriales amigos de los gobernantes…

* ‘Armonía social’  pero con obrero débil.

A los empresarios que impulsaron la campaña contra la ley y contra el gobierno no los desvela el “bien común”, ni los intereses generales del país.

Les place una ficticia armonía social, con el obrero desorganizado y débil.

Ve el fantasma del colectivismo revolucionario apenas aparece una entidad independiente (un sindicato) que defiende la dignidad y los intereses de sus asociados.

Como sucede con muchos sectores en nuestro país, estos capitalistas son fervientes partidarios de la globalización, la apertura al exterior y el ajustar todos los relojes, las vidrieras y las modas a lo que ocurre en el mundo.

Padecen, eso sí, de un bloqueo sensorial en materia de leyes que protejan al trabajador. Para ese capítulo de los convenios internacionales se declaran sordos: al bolchevismo lo rechazan aunque provenga de la OIT y llegue envasado de la pudibunda Suiza. 

También blancos y colorados padecen esa forma de sordera selectiva con relación a los tratados internacionales que fijan las pautas para el tratamiento de los delitos contra la humanidad.

* En pos de mejoras para el pueblo trabajador

El proyecto de ley, impulsado por la Comisión de Legislación de la Cámara de Diputados, con el apoyo del pleno de la bancada del  Frente Amplio, se propone solventar una deuda social en materia de derechos, que tiene más de 35 años, cuando se inició el largo ciclo de represión al movimiento gremial independiente.

Aun teniendo las mayorías exigidas por la Constitución, la bancada del gobierno aceptó suspender el proceso legislativo para abrir instancias en las cuales las entidades empresariales pudieran expresar sus puntos de vista. No faltó contemplación ni paciencia.

Pero la oposición de los capitalistas ha sido irreductible.

En realidad en este episodio se condensa una contradicción fuerte y es hora de la verdad práctica ante ciertas previsiones “científicas” y algunas propuestas de acción política que tenían como base unos sectores del empresariado que actuarían “como la gente”.

* Enriqueceos, enriqueceos.

Hasta hace poco tiempo, no escaseaban los politólogos y los cientistas sociales que, siendo muy apreciadas por la patronal de los medios de comunicación, pronosticaban el fin definitivo del sindicalismo clasista.

Para los impulsores de la ley se trata no solo de un acto de justicia y de ajuste del país a las normas a las que está obligado por los tratados internacionales.

Se trata también de una propuesta que reconoce el derecho obrero a luchar por mejoras en sus salarios y en sus condiciones de vida y de trabajo.

Para el gobierno de izquierda es un camino para lograr mejoras sociales…Los empresarios más cultos deberían recordar, aunque se remotamente, esa expresión. Menos frecuente y con sentido antagónico a la de ‘enriqueceos, enriqueceos’ con los azuzan los devotos del capitalismo salvaje.

* El crecimiento de la sindicalización como desafío

Para la izquierda y el movimiento sindical, las nuevas condiciones legales constituyen un desafío. En el último año se ha producido un gran aumento de los trabajadores afiliados a las organizaciones del PIT-CNT. A partir de la entrada en vigencia de la nueva norma la tendencia al fortalecimiento sindical se acentuará. Es probable que algunos sean personas con experiencia gremial, pero lo esperable es que la inmensa mayoría sean trabajadores jóvenes, sin experiencia sindical anterior.

El desafío será trasmitir a esa nueva generación los logros culturales e ideológicos de los sindicatos más fogueados en la lucha.

Esa cultura podrá contar el apoyo, excepcional, de algunos técnicos e intelectuales, pero el tramo fundamental transcurrirá dentro de las empresas y en la vida cotidiana de cada sindicato. La experiencia propia es, en este terreno, absolutamente primordial e intransferible.

* Ese contingente nuevo a organizar, esa renovación generacional puede no ser un proceso idílico. Estaremos frente a una nueva promoción de activistas que llegará a los sindicatos con la ideas prevalecientes en los ámbitos de donde provienen y con la cultura que hoy predomina en los jóvenes, muchas veces poco familiarizados con los trabajos colectivos y con la acción de muchos llevada adelante con disciplina y visión de conjunto.

Un desafío para los sindicalistas ya experimentados del PIT-CNT y también para los frenteamplistas que, como organización de masas tendremos que hacer nuestro aporte para el desarrollo de un sindicalismo clasista, independiente y, a la vez, con un gran compromiso con los destinos de todas y todos los uruguayos que viven de su trabajo.

Junto al Frente Amplio, el sindicalismo uruguayo ha escrito páginas de una gran importancia para la historia del país, como ha sido la constante de defensa de patrimonio nacional.

Para entender por qué el sindicalismo uruguayo dedicó tantas energías a defender las empresas públicas, como ANTEL, ANCAP, UTE y demás hay que describir con detalles la acción de las trasnacionales que codiciaban a nuestros Entes para apropiarse de sus buenos negocios y captar el ahorro acumulado por decenas de generaciones de uruguayos. Hay que trasmitir todo lo que se sabe acerca de las relaciones de dependencia que hacen que los países ricos (y poderosos) levanten murallas y agregan a otros pueblos en buscan material primas o enclaves estratégicos. En una palabra, hablar del imperialismo norteamericano y su insaciable expansión hacia nuestra América.

*La experiencia que hay que trasmitir a los nuevos sindicalistas

Habrá que explicar cómo los intereses de un gremio no terminan en los portones de la fábrica. Y no puede haber sindicalismo sin solidaridad con otros gremios y con todos los excluidos por el modelo neoliberal. No puede haber sindicalismo clasista si no hay una visión de clase de lo que se proponen los grandes capitalistas y las empresas transnacionales. Y se está dispuesto a participar en todas iniciativas del área social del Estado, como la salud y la educación.

Finalmente la reacción conservadora de las patronales y los partidos que las representan, mostró hasta que punto resultan una simplificación y una falsedad algunas acusaciones que, desde la izquierda, se han realizado al gobierno del FA.

Que la gestión ha mostrado errores, ya lo hemos comentado más de una vez aquí. En varios campos y, a veces como en el caso del envío de tropas a Haití y la firma del tratado con los EEUU, esos errores no hacen sino debilitarnos. Como fuerza política y como gobierno.

Pero eso no puede hacernos perder de vista que el aliado político más firme que tienen hoy los trabajadores es la fuerza política llamada Frente Amplio. Cierto tipo de crítica sin matices ni modulaciones puede llegar a confundir a los militantes de izquierda, que hoy más que nunca necesitan de la unidad, de la reflexión y de la crítica. Pero no la crítica que fragmenta y debilita.

Tomado de La República, 19/12/05

PVP - Partido por la Victoria del Pueblo - Frente Amplio - Uruguay