viernes 19 de abril, 2024

La inflación gana por goleada

Publicado el 18/04/16 a las 6:30 am

IMFlacionPor Jorge Notaro

En BRECHA de hoy (14/4/16) se publicó un artículo que escribí sobre inflación y en la edición se escaparon algunos errores, por lo que a continuación trasncribo la versión original (1) y anexo otro artículo sobre el tema publicado en el semanario en noviembre de 2012 .

La inflación gana por goleada

El Índice de Precios al Consumo (IPC) presentó durante los últimos diez años una tendencia ascendente con fluctuaciones, en el año móvil marzo 2015 – febrero 2016 superó los dos dígitos por primera vez desde 2004 y alcanzó un máximo en el año móvil abril 2015 – marzo 2016 con un 10.6%. Los mayores aumentos se observan en los precios de los alimentos y las bebidas sin alcohol y afectan en mayor medida a las familias de menores ingresos. La política de reducción de la inflación fracasó, los cambios que se anuncian no lograrán mejores resultados y deteriorarán los niveles de empleo y de salarios.

La evolución de los indicadores

En junio de 2005 el gobierno se comprometió con el FMI a bajar la inflación medida por el IPC que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Ese año la variación del IPC promedio anual fue 4.7%, presentaba una tendencia descendente y se fijó como objetivo una reducción de un 1% durante los dos años siguientes. Posteriormente se fijó un rango objetivo para la tasa de inflación de 4% a 6% y desde julio de 2013 se amplió al 3% a 7%. Desde 2006 el IPC presentó una tendencia ascendente con fluctuaciones, hasta 2010 se ubicó dentro del rango meta pero desde diciembre de 2011 superó el límite máximo del rango y durante casi todo el período se situó por encima del centro del rango, que era la proyección de inflación que debían tomar los Consejos de Salarios en sus negociaciones.

Los “Alimentos y bebidas sin alcohol” son el principal componente entre los bienes y servicios que el INE tiene en cuenta para medir el IPC, una familia uruguaya promedio gasta el 26% de sus ingresos en comprar esos bienes, las familias de mayores ingresos el 11% y las de menores ingresos el 32%. Este grupo de bienes aumentó al 10% promedio anual desde 2006 hasta 2015 generando el principal impacto en el aumento del IPC.

La política de estabilización de precios

En los comunicados del Comité de Política Monetaria (COPOM) del BCU, desde diciembre de 2007 se considera que las presiones inflacionarias se originan en los precios internacionales, la demanda doméstica y las restricciones de oferta en algunos productos; en abril de 2016 se señaló que se redujeron las presiones de la demanda doméstica, pero la caída de los precios de exportaciones se compensó en buena parte por la depreciación cambiaria.

El instrumento utilizado para reducir la inflación desde septiembre de 2007 hasta junio de 2013 fue fijar una tasa de interés de referencia, la Tasa de Política Monetaria (TPM), que aumentó hasta llegar en enero de 2013 a 9.25%. Se esperaba que como consecuencia de estos aumentos se encarece el crédito, por lo que se utilizaría menos, bajarían el consumo y la inflación.

Los aumentos de la TPM no lograron el objetivo y en el comunicado de 27/06/13 se informó un cambio “el Banco Central del Uruguay ha definido como referencia de la Política Monetaria, la evolución del agregado de medios de pago M1 ampliado, que se compone por la suma de la emisión de dinero en poder del público, los depósitos a la vista y las cajas de ahorro del público en el sistema bancario, en el entendido que es el agregado que mejor se asocia a las necesidades transaccionales de la población.”

Se esperaba que la contracción del M1 “actuará – por diversas vías – restringiendo el gasto privado en los mercados de bienes y servicios, lo que debería mitigar presiones sobre la suba generalizada de precios.” Se fijó como rango de referencia indicativo de 12,5% a 13% para el crecimiento del M1 en la medición interanual para el trimestre julio – setiembre 2013. En los meses siguientes el aumento del M1 se mantuvo dentro del rango, el comunicado del 7 de abril señaló que el M1 creció 2.7% interanual, “notoriamente por debajo de la pauta” y anunció que se profundizaría la política monetaria contractiva bajando el rango a 4% a 6%.

El 28 de marzo de 2016, el ministro Astori informó que continuarán los mecanismos de contracción monetaria y los lineamientos salariales, las medidas de restricción del gasto pueden ser profundizadas, se mantendrá la defensa del poder adquisitivo de ingresos y salarios, de las fuentes de trabajo y la defensa de los consumidores ante posibles abusos de los poderes del mercado con información más precisa sobre precios (www.presidenciagub.uy).

¿Cómo se explica este fracaso?

Los instrumentos utilizados, el aumento de la TPM inicialmente y la reducción del aumento de los medios de pago posteriormente, no lograron mantener la inflación dentro del rango objetivo y muestran el fracaso de la política.

La contención de la inflación en los últimos meses de 2015 se implementó postergando los aumentos de tarifas y enlenteciendo la devaluación con ventas del BCU de una parte importante de sus reservas. Como consecuencia se redujo el porcentaje de corrección de los salarios al 1º de enero acordado en los Consejos de Salarios por la diferencia entre la inflación proyectada y la observada. Desde enero se aceleró la devaluación y el dólar, que en diciembre de 2014 se compraba a 24 pesos, en abril de 2015 fluctúa en torno a los treinta y tres pesos, una devaluación del 37%. También se aumentaron las tarifas de los servicios públicos (energía, combustibles, telefonía, agua) y del transporte de pasajeros.

Teniendo en cuenta que el IPC se ubicaba permanentemente por encima del límite superior de la banda, se justifica su aumento de 6% a 7%, para que el BCU gane credibilidad, pero el fundamento no es válido para bajar el límite inferior de 4% a 3%. El medio de la banda sigue siendo 5% y por lo tanto las negociaciones de salarios en los Consejos siguieron tomando esta cifra como inflación proyectada, sabiendo que el aumento del IPC sería mayor y por lo tanto, el aumento del salario real sería menor.

En un contexto de caída de las exportaciones, la política monetaria contractiva, la restricción del gasto público y los lineamientos salariales tendrán como consecuencia un menor ritmo de crecimiento, una caída del empleo y del poder adquisitivo de los ingresos.

Los salarios reales aumentaron desde 2004 hasta 2014 a una tasa media acumulativa anual del 4.2% y en 2015 el aumento fue 1.6%. Desde 2004 hasta 2014 el número de personas ocupadas en todo el país tuvo un aumento permanente, alcanzó un máximo de un millón seiscientas sesenta y ocho mil personas y en 2015 se redujo en veintiocho mil personas.

Un enfoque alternativo

En los tres primeros meses de 2016 el IPC aumentó 5.6% superando el centro de la banda que los Consejos tuvieron que tomar como inflación proyectada lo que implica una transferencia de ingresos que se profundizará en los próximos meses, desde los trabajadores asalariados y los pasivos hacia el capital, principalmente el localizado en la cadena agroexportadora, incluyendo a los terratenientes y a las transnacionales que exportan la mayor parte de la producción del país.

El problema principal es el aumento de los precios de los alimentos y las bebidas sin alcohol, tanto como impulso de la inflación como por sus consecuencias sobre los hogares de menores ingresos. Empezó por la tendencia ascendente de los precios internacionales y cuando estos precios empezaron a bajar, por la aceleración de la devaluación. En todo el período se agregaron otras dos condicionantes, la política económica que permite la transmisión de los aumentos a los precios al consumo sin adoptar medidas compensatorias y los mercados oligopólicos que permiten que cuando los precios internacionales o el tipo de cambio bajan no se transmita a los precios internos.

No se precisa información más precisa para detectar “abusos de los poderes del mercado”, se conocen las actividades de oligopolios como el de los frigoríficos y el de los grandes supermercados, que deprimen los precios a los productores y los aumentan a las carnicerías o a los consumidores.

Durante 2015 se congeló la demanda de consumo, se impuso la desindexación de los salarios y la reducción del ritmo los medios de pago superó al objetivo, lo que debería reducir la inflación; el resultado fue el opuesto y permite enterrar el enfoque monetario. No habrá medidas contra los oligopolios ni subsidios a los bienes de consumo básicos, la ideología opera como un balde que no permite ver ni escuchar, se mantendrá el discurso estructurado por la teoría neoclásica y transformado en recomendaciones de política por el FMI, las calificadoras de riesgo y las consultoras al servicio del capital.

Otra vez la inflación

Jorge Notaro (BRECHA, 09/11/12)

Cuando en junio de 2005 el Ministro de Economía y Finanzas Cr. Danilo Astori firmó el acuerdo con el FMI, se fijó como meta la reducción de la inflación, que en ese momento era del 6% anual, al 3.5% en 2008. El comunicado de prensa del Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó que “La política monetaria continuará centrada en `base money targeting¨ en el contexto de un régimen de tipo de cambio flexible hasta que las condiciones permitan cambiar a un `inflation targeting framework´¨. Para preparar este cambio, el programa prevé un fortalecimiento de la autonomía y la posición financiera del Banco Central” (IMF Press Release No. 05/136 June 8, 2005).
El programa para el período 2005 – 2008 proyectaba también un crecimiento del PBI al 4% anual, un aumento de las exportaciones al 9% anual y de las reservas en U$S 1.500 millones al fin del período. La meta de superávit fiscal era del 4% del PBI para reducir la relación deuda pública – producto del 60% en 2008 al 50% en 2012.
El correr del tiempo demostró que reducir la inflación no era tan fácil ni tan importante. Los probables errores de diagnóstico que generaron una política de estabilización de precios ineficaz se señalaron hace un año y medio y parecen confirmados (Brecha, 08/04/11, p.6).

Transcurrido algo más de siete años del acuerdo la inflación es más del doble de la meta y al mismo tiempo aumentaron por encima de lo proyectado el producto, las exportaciones, las reservas y el empleo. La Argentina es otro ejemplo de la irrelevancia de la estabilización de precios, ya que las cifras oficiales no son creíbles, los ajustes de salarios durante el año en curso se ubicaron entre 20 y 25% lo que indica que la inflación debe ser muy similar, y a pesar de esta incertidumbre sobre la evolución de los precios, crecieron el producto, el empleo y las exportaciones; en particular, en la industria manufacturera destruida por las políticas de Cavallo.

El Banco Central del Uruguay (BCU) fija una banda preanunciando entre que mínimo y que máximo se ubicaría el valor el Índice de Precios al Consumo (IPC) un año después, pero los resultados durante casi todo el período estuvieron por encima del máximo, lo que tuvo impactos opuestos sobre el capital y sobre el trabajo. Para el capital, el permanente aumento de la tasa de interés de referencia que también fija el BCU combinado con la colocación de valores públicos en unidades indexadas al IPC, permitió lograr una rentabilidad muy alta, en torno al 10% en dólares. Para el trabajo, obligado a negociar aumentos de salarios en función de una inflación futura que debía ser el centro de la banda el resultado fue un aumento del salario real menor al pactado. Al cabo de un año los salarios se ajustan por la diferencia entre la inflación estimada y la observada, pero sin efecto retroactivo de modo que lo que se perdió durante el año, aumentó la rentabilidad del capital.

Puede ser obvio decir que la economía es una ciencia social, su objeto de estudio está en permanente cambio, obliga a una cuidadosa observación, a la evaluación periódica de las políticas y a su ajuste. Para decirlo de una forma más agradable a los economistas neoclásicos, hay que leer con atención las señales de los mercados. Es imprescindible para no aplicar recetas viejas a problemas nuevos y tratar de entender los cambios que trae el XXI. Puede ser obvio también decir que ya no vivimos en un mundo de precios de commodities estables y escasez de capital, sino que por el contrario se espera una tendencia al alza de los precios y la oferta de capital es abundante y sin oportunidades de colocación.

Los precios de los alimentos que el Uruguay produce, exporta y también consume fueron relativamente estables hasta el 2006 y desde ese momento iniciaron una tendencia ascendente que sólo se interrumpió durante algunos meses del año 2009. Tomando como base el valor promedio de 2006, hasta octubre de 2012 el IPC aumentó un 54.4% y de las doce divisiones que comprende, los Alimentos y Bebidas No alcohólicas aumentaron 79.7%, sólo fueron superados por los de Educación con 83.3% y le sigue Vivienda con 68.3%. La Educación tiene una baja importancia relativa en la canasta familiar y por lo tanto sus aumentos tienen bajo impacto y en Vivienda hay dos componentes importantes, los alquileres indexados a la URA que aumenta por el menor de los índices de salarios y del IPC, y la electricidad; este último podría contribuir a la reducción del IPC si se vuelve al plan “dos por uno”, a un “tres por uno” o se reduce el IVA que pagan los hogares.

Si los precios internacionales de la carne vacuna, los lácteos y el trigo aumentan, la política macroeconómica permite que se transmitan a los precios al consumo. Este impacto se amplifica si aumenta el tipo de cambio, de modo que cuando la cotización del dólar pasó de 20 a 22 pesos se trasladó a los bienes de consumo nacional como importado. Pero cuando la cotización del dólar bajó a 20 pesos, los precios no bajaron dando una señal clara de que los mercados no son de competencia y que ningún vendedor, ya sea el industrial al mayorista, este al minorista o el minorista al consumidor, precisan bajar sus precios cuando bajan sus costos y pueden aumentar sus ganancias sin perder compradores.

El Ministro de Economía y Finanzas Fernando Lorenzo (PhD) reconoció en forma implícita este funcionamiento cuando estableció que para que los consumidores recibieran la reducción del 2% de la tasa máxima del IVA debían utilizar tarjeta de crédito o débito, tener una caja de ahorro y el sueldo en un banco, que es lo mismo que decir que no se transmitiría a los consumidores. Sería más sencillo emitir una “Tarjeta DGI” con el número de cédula de identidad, en cada compra acreditar la devolución del impuesto y al fin de un año si la persona tiene saldo a favor, se le devuelve. Al mismo tiempo se estimula el ahorro, se contrae el circulante y se reduce la demanda futura de crédito.

Aumentar el tipo de cambio es muy sencillo, sólo depende de una decisión del Presidente del BCU Cr. Mario Bergara (PhD) y ya que si el BCU compra dólares a 23 pesos, esa va a ser la cotización. Como se sabe, un tipo de cambio más alto estimula las exportaciones, la producción y el empleo industrial, desestimula las importaciones, favorece el ingreso de turistas, mejora el saldo en cuenta corriente y ayuda a reducir la deuda externa. Pero se requiere cambiar la política macroeconómica de modo que los aumentos no se trasladen a los precios al consumo. El Cr. Juan Eduardo Azzini en Uruguay y Roberto Lavagna en Argentina lo hicieron con impuestos a las exportaciones y subsidios a bienes de consumo popular.

Un paso más con un enfoque de tránsito hacia el socialismo sería la creación de empresas que operen en el centro de las cadenas con un esquema similar al que se proyecta para PLUNA, propiedad estatal de los medios de producción y gestión participativa. Se lograría con un frigorífico, un molino de trigo y una planta para envasar frutas y vegetales; la gestión estaría a cargo de un directorio integrado por representantes de los proveedores de la materia prima, los trabajadores, el comercio minorista y el Estado. Regularían los precios articulando intereses contradictorios y deberían tener prioridad en las compras públicas, desde los hospitales de ASSE hasta las cárceles.

El Ministro Lorenzo tuvo que recurrir a un procedimiento considerado heterodoxo como negociar la reducción de los precios de algunos bienes y la congelación de otros. Como el pequeño y mediano comercio afiliado a CAMBADU anunció que no puede acompañar la rebaja, el gobierno estaría promoviendo un desplazamiento de la demanda hacia los supermercados.

Es imposible saber el tono de la exposición del Ministro ¿rogó, pidió, sugirió, recomendó, exigió, amenazó? Es más fácil hipotetizar sobre su argumentación tan convincente como exitosa, los precios aumentaron con la cotización del dólar lo que no fue sucedido por el descenso de los primeros cuando lo hizo la segunda. Tuvo más éxito que el instrumental monetario como el aumento de la tasa de interés o el control de la oferta monetaria. Persevere.

NOTAS

(1) Aprovecho para contar que hay algunos errores:

a) El aumento del IPC de 5.16 en los tres primeros meses no superó el rango meta previsto por el Poder Ejecutivo para 2016
b) Nunca se fijó una meta de inflación de 5%, sólo se fijaron rangos ; son dos errores, el desconocimiento de la política monetaria y la incoherencia ya que si se fija una meta no se precisa un rango
c) Es impreciso decir que el aumento del 10% por año entre 2006 y 2015 de los precios al consumo de Alimentos y Bebidas son “los que más explican el incremento del IPC” sin tener en cuenta la ponderación en la canasta de consumo.
d) El COPOM no es el organismo encargado de la política monetaria del Uruguay, es sólo un órgano asesor del directorio del BCU, que es el organismo encargado de la política monetaria del Uruguay.
e) Es impreciso decir que “El 1 de enero de 2016 se redujo el porcentaje de corrección de los salarios por la diferencia entre la inflación proyectada y la observada” ; era mejor explicar que fue la consecuencia de postergar los aumentos de precios hasta enero;
f) Decir a continuación “Sin embargo, aumentaron las tarifas…”, el “sin embargo” no corresponde, sugiere una relación con la frase anterior que agrega confusión
Cambia el sentido y la perspectiva de clase decir que “la política económica permite trasladar los aumentos salariales a precios”; lo importante es que permite trasladar los aumentos de los precios internacionales y de la devaluación.

Tomado de la página de Facebook del autor.

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